397  Cuando perdí a Dios

I

Cuando perdí a Dios, me sentí como una hoja a la deriva en la corriente,

sin nada a lo que aferrarme.

Sin Dios, la vida se volvió muy vacía.

No basta solo con confiar en palabras de súplica

para recuperar el corazón de Dios.

Me odio por aferrarme solo a los placeres carnales

y no perseguir la verdad.

Oh, Dios, te extraño. Mi corazón clama Tu nombre.

Vivo bajo el poder de Satanás, como un cadáver ambulante.

¿Cómo puedo seguir viviendo sin Tu guía y esclarecimiento?

Mi corazón te añorará hasta que pueda recuperarte con mi amor.


II

Cuando perdí a Dios, me sentí como una hoja a la deriva en la corriente,

sin nada a lo que aferrarme.

Sin Dios, la vida se volvió muy vacía.

Al ver que ya llegaron las grandes catástrofes,

me siento muy nerviosa.

¿Cómo puedo pedir profusamente la protección de Dios

cuando me he aferrado a la carne y me he alejado de Su palabra?

Oh, Dios, te extraño. Mi corazón clama Tu nombre.

No puedo seguir siendo cada vez más depravado;

quiero cumplir mi deber para satisfacerte.

No te pido que me perdones, sino que solo pueda dedicarte el resto de mi vida.

Mi corazón te añorará hasta que pueda recuperarte con mi amor.

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