62. Lecciones aprendidas a partir de una cuestión menor

Por Jian Xi, China

Soy la responsable del trabajo evangélico en mi iglesia. En febrero de 2023, el líder me dijo que el diácono de riego, el hermano Wang Tao, había denunciado algunos problemas en el trabajo evangélico. Algunos predicadores evangélicos estaban siendo negligentes en su labor, entregando a los nuevos fieles a los regadores sin antes compartirles con claridad la verdad sobre la obra de Dios ni resolver sus nociones, lo que creaba muchas dificultades en el trabajo de riego. Además, los predicadores evangélicos no habían indicado con claridad los horarios en los que los nuevos fieles podían asistir a las reuniones, que dificultaba hacer disposiciones a tiempo y retrasaba sus reuniones. Después de oír al líder decir esto, reconocí que estos problemas existían, pero al ver que Wang Tao había denunciado los problemas directamente al líder, me costó aceptarlo. Aunque se trataba de problemas con los predicadores evangélicos, yo era la responsable del trabajo evangélico, así que, si surgían problemas de este tipo, ¿qué opinión tendría de mí el líder? Me di cuenta de que había sido negligente con las comprobaciones de mi trabajo y respecto a cómo compartían y daban testimonio los predicadores del evangelio o a cuánta verdad relativa a la obra de Dios entendían los nuevos fieles; no había indagado a fondo sobre estos detalles del trabajo. Pero si admitía estos problemas, ¿acaso el líder no diría que era incompetente, irresponsable y que no merecía confianza en mis deberes? No quería admitir que esto era mi problema, pero sabía que este estado era incorrecto y me resistía a aceptar esta situación dispuesta y planteada por Dios. Así que oré a Dios en silencio, le pedí que protegiera mi corazón para no discutir la indicación de mi hermano y aceptarla de manera adecuada. Después de orar, mi corazón se calmó un poco y me comuniqué con los predicadores evangélicos sobre cómo resolver estos problemas.

No mucho después, el líder me volvió a hablar: “Wang Tao ha denunciado otra vez problemas con los predicadores evangélicos y otros hermanos y hermanas también los están denunciando. ¿Cómo hacen ahora sus deberes los predicadores evangélicos? ¿Se han resuelto tales problemas?”. Las constantes preguntas del líder me hicieron sentir realmente alterada y pensé: “El líder debe creer que me falta sentido de carga y capacidad de trabajo, si no, ¿por qué no se habrían resuelto aún estos problemas? Todo el mundo debe tener una mala impresión de mí”. En vista de los problemas que Wang Tao había vuelto a señalar en su carta, no podía calmarme para hacer balance y reflexionar sobre ellos. No paraba de poner excusas en mi corazón, incluso culpaba a Wang Tao: “¿Por qué no me das directamente tu opinión? ¿Por qué tenías que hablar con el líder? Además, los nuevos fieles tienen nociones religiosas no resueltas, ¿acaso los regadores no pueden compartir también para resolverlas? Los horarios de reunión de algunos nuevos fieles no se han indicado con claridad, pero si los regadores tuvieran sentido de la carga, ¿no podrían simplemente contactarlos para entenderlos mejor? ¿Por qué no resuelves los problemas de los regadores en lugar de solo centrarte en los de los predicadores del evangelio?”. Cuanto más lo pensaba, más resentimiento y resistencia sentía, y me preguntaba por qué Wang Tao tenía esa fijación con nosotros. Me dieron muchas ganas de escribir una carta para señalar sus problemas y desahogar mis emociones, pero sabía que eso le haría daño. Así que reprimí mis emociones y no la escribí. Cuando revelé este estado, estaba un tanto temerosa, y sentía que mi actitud no era la correcta. Por tanto, reticente, admití mis carencias. Al hacerlo, quería proteger mi imagen a ojos del líder. Me sentía realmente deprimida todo el tiempo después de aquello. Sabía que no había aprendido nada de esto y que al hacerlo estaba tratando de engañar al líder. Sin embargo, todavía expresaba mis prejuicios contra Wang Tao delante de mis hermanas colaboradoras, desahogando todo lo que tenía en la cabeza. Esto llevó a que mis hermanas colaboradoras también desarrollaran prejuicios contra Wang Tao y dijeran que era impulsivo. Al oír a las hermanas hablar en mi apoyo, me sentía más motivada y seguí sacando a relucir los problemas de Wang Tao. Mi objetivo era demostrar que, si sucedían estas desviaciones y errores, no era solo por un problema con los predicadores del evangelio, sino también con Wang Tao, y que todos debían compartir la responsabilidad. Después de decir esto, me sentí realmente culpable, ¡estaba dándole demasiada relevancia a las personas y las cosas! Quería dejar de lado este comportamiento, pero no era capaz de superar tal obstáculo. Luego pensé en que Wang Tao había denunciado los problemas de los predicadores del evangelio a fin de mejorar el trabajo, pero yo me resistía y discutía, algo que contradecía la intención de Dios. Así que le oré: “Dios, era apropiado que el hermano Wang Tao señalara los problemas en su carta, pero me he mostrado reacia y no estaba dispuesta a aceptar estas cosas, e incluso me enfoqué en mi hermano. Dios, deseo cambiar este estado; guíame, por favor”. Después de orar, leí un pasaje de las palabras de Dios: “En lo que respecta a un asunto que, en apariencia, parece que sucede por casualidad, debes contemplarlo en tu corazón de la siguiente manera: Esto no ha ocurrido por casualidad: lo ha dispuesto Dios. Este asunto ha sucedido por una razón y tiene una causa raíz; no es algo que podría haber dispuesto la gente, proviene de Dios. Por tanto, ¿cómo deberías afrontarlo? ¿Basta con no quejarse, no justificarse al respecto y simplemente someterse? Deberías buscar la intención de Dios en este asunto, buscar la verdad que deberías practicar, así como lo que Dios requiere y cómo comportarse de una manera conforme a la intención de Dios(La comunión de Dios). A partir de las palabras de Dios, entendí que todo lo que sucede cada día está instrumentado y dispuesto por Él, y que Sus intenciones están detrás. Ya sea que alguien me dé sugerencias o que me poden, Dios arregla estas situaciones para ver si puedo tener una actitud de sumisión cuando me suceden cosas y puedo buscar la verdad. Si no acepto estas cosas de parte de Dios y sigo fijándome en las personas y circunstancias, no aprenderé ninguna lección y mi estado seguirá abatido y afectado. Cuando Wang Tao señaló mis problemas, rechacé y me resistí a lo que había dicho, argumenté en contra y me quejé de que tenía fijación con nosotros. La verdad era que no me estaba resistiendo a ninguna persona en particular, sino que en realidad estaba luchando contra Dios y siendo irracional, sin ninguna disposición a someterme a estas situaciones ni a aprender lecciones. Al darme cuenta de esto, me sentí un poco más calmada y dispuesta a reflexionar con sinceridad sobre mí misma y a buscar la verdad.

Luego leí otro pasaje de las palabras de Dios: “¿Cómo se manifiesta principalmente el carácter de sentir aversión por la verdad? En no aceptar que te poden. No aceptar que te poden es un tipo de estado manifestado por esta clase de carácter. En sus corazones, estas personas se resisten especialmente cuando las podan. Piensan: ¡No quiero oírlo! ¡No quiero oírlo! o: ¿Por qué no podan a otras personas? ¿Por qué se meten conmigo?. ¿Qué significa sentir aversión por la verdad? Sentir aversión por la verdad es cuando una persona no tiene el menor interés en nada relacionado con las cosas positivas, con la verdad, con lo que pide Dios o con Sus intenciones. En algunas ocasiones, siente repulsión por estas cosas; en otras, las ignora por completo; otras veces adopta una actitud de irreverencia e indiferencia, sin tomárselas en serio, tratándolas de forma superficial y desdeñosa; o lidian con ellas adoptando una actitud absolutamente carente de responsabilidad. La manifestación fundamental de sentir aversión por la verdad no es solo sentir repulsión cuando se oye la verdad. Incluye además la falta de voluntad para ponerla en práctica, huyendo cuando llega el momento de practicarla, como si la verdad no tuviera nada que ver con ellos. […] En sus corazones, estas personas saben perfectamente que las palabras de Dios son la verdad, que son positivas, y que la práctica de la verdad puede provocar cambios en las actitudes de las personas y llevarlas a satisfacer las intenciones de Dios, sin embargo no las aceptan ni las ponen en práctica. Esto es sentir aversión por la verdad. ¿En quién habéis visto el carácter de sentir aversión por la verdad? (En los incrédulos). Los incrédulos sienten aversión por la verdad, eso está muy claro. Dios no tiene forma de salvar a tales personas(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo conocer los seis tipos de actitudes corruptas es el auténtico autoconocimiento). Después de leer las palabras de Dios, entendí que, al margen de las situaciones a las que se enfrente una persona o los problemas que se le señalen, si siempre es reticente y se opone, sin voluntad de aceptarlos aunque tenga problemas, lo que esto revela es un carácter de aversión por la verdad. Esta es una manifestación de ser un incrédulo. No podía evitar preguntarme por qué Dios señalaría que sentir aversión por la verdad es una manifestación de ser incrédulo. Si alguien cree de verdad en Dios y lo lleva en su corazón, creerá que todo lo que ocurre es parte de la soberanía y las disposiciones de Dios, y puede someterse y aprender lecciones. Sin embargo, los incrédulos no creen en Dios ni en Su soberanía y arreglos; cuando les suceden cosas, o bien las discuten o buscan excusas, todo lo que revelan son las perspectivas de los no creyentes, y no buscan la verdad en absoluto. Al pensar en esto, me sentí bastante asustada. Aunque leía las palabras de Dios y oraba todos los días, cuando sucedían cosas, no las aceptaba de parte de Dios ni buscaba la verdad. ¿Acaso no solo decía que creía en Dios, pero actuaba sin Él? Esta clase de creencia no tiene nada que ver con Dios ni con Sus palabras. ¿No me estaba comportando como una incrédula? ¡Este estado era aterrador! Reflexioné sobre cómo, cuando me enfrenté a que Wang Tao señalara problemas, no empecé por aceptarlo para reflexionar sobre mí misma o analizar las desviaciones en mis deberes. En su lugar, no paraba de buscar excusas, de decir que además existían problemas en el trabajo de riego del que él era responsable. Incluso me quejé de que Wang Tao se estaba desviviendo por ponerme las cosas difíciles y denunciaba los problemas al líder para humillarme. En estas situaciones, no aceptaba estas cosas de parte de Dios y no paraba de buscar razones externas. Esta no era en absoluto la actitud que debería tener un creyente. Era la actitud que un incrédulo y un no creyente tienen cuando se enfrentan a las situaciones. Recordé que Wang Tao me había señalado estos problemas antes, pero fue mi falta de resolución a tiempo lo que lo llevó a informarlos al líder. Aun así, me resistí y no lo acepté, aseguré incluso que estaba intentando complicarme la vida. Me di cuenta de lo irracional que estaba siendo y supe que, de continuar así, Dios me acabaría desdeñando y descartando. Aterrorizada, oré en silencio a Dios, le pedí que me ayudara a enmendar enseguida este estado, a someterme y aceptar con sinceridad esta situación, y a aprender lecciones.

Más adelante, leí un pasaje de las palabras de Dios: “La actitud arquetípica de los anticristos hacia la poda consiste en negarse vehementemente a aceptarla o a admitirla. Por más maldades que cometan o por mucho daño que causen a la obra de la casa de Dios y a la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios, no sienten el menor remordimiento ni que deban nada. Desde este punto de vista, ¿tienen humanidad los anticristos? De ninguna manera. Causan toda clase de daños al pueblo escogido de Dios y perjudican la obra de la iglesia; el pueblo escogido de Dios lo ve claro como el agua y puede ver la sucesión de actos malvados de los anticristos. Y, sin embargo, los anticristos no aceptan ni reconocen este hecho; se niegan obstinadamente a reconocer que están equivocados o que son responsables. ¿Acaso no es esto un indicio de que sienten aversión por la verdad? Los anticristos sienten aversión por la verdad hasta ese punto; por muchas maldades que hagan, se niegan con tozudez a admitirlo y permanecen inflexibles hasta el final. Esto es demostración suficiente de que ellos jamás se toman en serio la obra de la casa de Dios ni aceptan la verdad. No han venido aquí a creer en Dios; son sirvientes de Satanás venidos a perturbar y trastornar la obra de la casa de Dios. En el corazón de los anticristos solo hay reputación y estatus. Creen que si llegaran a reconocer su error, tendrían que asumir su responsabilidad y su estatus y reputación se verían gravemente comprometidos. Como resultado, se resisten con la actitud de negarlo a muerte’. Por mucho que la gente los deje en evidencia o los diseccione, hacen todo lo posible por negarlo. En resumen, sea su negación intencional o no, estos comportamientos revelan, por un lado, la esencia-naturaleza de los anticristos de sentir aversión por la verdad y odiarla. Por el otro, muestran lo mucho que valoran los anticristos su propio estatus, su reputación y sus intereses. ¿Cuál es, entretanto, su actitud hacia la obra y los intereses de la iglesia? Es una actitud de desprecio e irresponsabilidad. Carecen de toda conciencia y razón. ¿Acaso el hecho de que los anticristos eludan su responsabilidad no demuestra estos problemas? Por una parte, eludir la responsabilidad prueba su esencia-naturaleza de sentir aversión por la verdad y odiarla, mientras que, por otra, muestra su falta de conciencia, razón y humanidad. Por mucho que su perturbación y actos malvados perjudiquen la entrada en la vida de los hermanos y hermanas, no se lo reprochan y nunca se molestarían por ello. ¿Qué clase de criaturas son? Incluso admitir parte de su error contaría como tener un poco de conciencia y razón, pero los anticristos ni siquiera tienen ese pequeño rastro de humanidad. Así pues, ¿qué os parece a vosotros que son? Los anticristos son diablos en esencia(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (III)). A partir de las palabras de Dios, vi que los anticristos solo llevan en el corazón su propia reputación y estatus, y que responden a la guía y exposición de los demás con resistencia y oposición. Incluso cuando saben que los problemas que les señalan los demás son reales, y que de hecho afectan y perjudican el trabajo de la iglesia y la entrada en la vida de los hermanos y hermanas, se niegan a aceptarlo. No se sienten culpables ni se plantean cambiar. ¡Dios dice que tales personas son siervas de Satanás y diablos! Reflexioné sobre lo que revelé durante este tiempo. Cuando vi que Wang Tao informaba al líder sobre mis desviaciones en el trabajo y las de los predicadores del evangelio, me pareció que se esforzaba en humillarme. A fin de proteger mi reputación y estatus, seguí discutiendo y tratando de justificarme, pero no reflexioné sobre mí misma ni resolví los problemas en el trabajo. Más adelante, cuando vi que el líder se tomó muy en serio los problemas y las desviaciones que señalaba Wang Tao, y sentí que mi reputación y mi estatus estaban siendo dañados, pensé en escribirle a Wang Tao para darle una lección y desahogar mis resentimientos, de modo que le diera miedo volver a señalar mis problemas. Además, culpé y juzgué a Wang Tao delante de mis hermanas colaboradoras, dije cosas engañosas para eludir mi responsabilidad y hacer que sintieran prejuicio contra él con la intención de ganármelas. Cuando el líder me escribió para recordármelo, dije unas palabras fingiendo reconocer mi error para engañar al líder y proteger mi reputación y estatus. ¡Me di cuenta de lo grave que era mi carácter adverso a la verdad! Cuando Wang Tao señaló mis desviaciones en el deber, esto significaba que estaba considerando las intenciones de Dios, era responsable y tenía sentido de la justicia. Pero como afectaba mi orgullo y mi estatus, no solo no acepté sus sugerencias, sino que también confundí el bien con el mal y lo juzgué y menosprecié delante de las hermanas colaboradoras. Me negaba a que alguien señalara mis desviaciones en el trabajo y, si alguien lo hacía y afectaba mis intereses personales, no solo no lo reconocería ni lo aceptaría, sino que además juzgaría que el otro era un enemigo, con lo que revelaba un carácter cruel y opuesto a la verdad. Dios deja en evidencia que, cuando los anticristos eluden la responsabilidad, no solo muestran falta de aceptación de la verdad, sino que además desprecian el trabajo de la iglesia y carecen de humanidad. Pensé en que solo había considerado mis intereses personales durante todo este tiempo y no el trabajo de la iglesia. No me había preocupado ni sentido culpable por afectar el trabajo de riego y demorar las reuniones de los nuevos fieles, y noté que, por mis propios intereses, me había vuelto realmente egoísta e indiferente, sin ninguna humanidad en absoluto. Como diácono del evangelio, debería haber aceptado la supervisión de los hermanos y hermanas para impulsar mejor el trabajo evangélico. Sin embargo, para proteger mi reputación y estatus, no solo no acepté guía ni ayuda, sino que además incité a mis hermanas colaboradoras a desarrollar prejuicios contra Wang Tao. ¡Estaba interpretando un papel negativo y no actuaba por el bien de la iglesia! Si no cambiaba esto, acabaría desdeñada por Dios. Al reflexionar sobre estas cosas, me sentí realmente angustiada y me di cuenta de que era bueno que los hermanos y hermanas me supervisaran en el deber, ya que esto servía para ayudarme a corregir con prontitud las desviaciones en este y a hacer bien el trabajo de la iglesia. Si hubiera aceptado antes las sugerencias de Wang Tao, sin duda esos problemas en el trabajo se habrían resuelto mucho antes.

Luego leí más palabras de Dios: “Cuando buscas la verdad, debes consultar con muchas personas. Si alguien tiene algo que decir, debes escucharlo y tratar todas sus palabras con seriedad. No lo ignores ni lo desaires, porque esto se relaciona con asuntos dentro del alcance de tu deber y debes tratarlo con seriedad. Esa es la actitud correcta y es el estado correcto. Cuando estás en el estado correcto y no revelas un carácter que siente aversión por la verdad y la odia, practicar de este modo suplantará tu carácter corrupto. Eso es practicar la verdad. Si practicas así la verdad, ¿qué frutos dará? (Nos guiará el Espíritu Santo). Recibir la guía del Espíritu Santo es un aspecto. A veces el asunto es muy sencillo y puede lograrse utilizando la mente; una vez que los demás terminen de darte sus sugerencias y tú entiendas, serás capaz de corregir las cosas y actuar de acuerdo con los principios. Tal vez la gente crea que se trata de un asunto menor, pero para Dios es muy importante. ¿Por qué lo digo? Porque, cuando practicas así, para Dios eres una persona que puede practicar la verdad, alguien que la ama y que no siente aversión por ella; cuando Dios ve dentro de tu corazón, también ve tu carácter, y eso es algo muy importante. En otras palabras, cuando cumples con el deber y actúas en presencia de Dios, todo lo que vives y manifiestas son las realidades-verdad que la gente debe poseer. Las actitudes, los pensamientos y los estados que posees en todo lo que haces son las cosas más importantes para Dios, y son lo que Él escruta(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo si se vive a menudo ante Dios es posible tener una relación normal con Él). Por medio de este pasaje de las palabras de Dios, entendí que cuando los hermanos y hermanas me ofrecen sugerencias o me podan, debería escuchar primero con una actitud de búsqueda, y que no puedo ignorarlos ni limitarme a discutir este punto o a justificarme. Si no entiendo algo, puedo buscar la guía de mis hermanos y hermanas con una actitud de aceptación de la verdad. Esto es lo que significa amar la verdad. Todo lo que sucede cada día tiene la intención de Dios, y Él no solo se fija en lo bueno o lo malo de lo que hago o en si hay desviaciones en mi deber, sino también en mi actitud hacia la verdad y mi deber. Estas son las cosas que Dios quiere ver. Al darme cuenta de esto, me dije a mí misma en silencio que, a partir de entonces, sin importar las situaciones que enfrentara o qué sugerencias me hicieran los demás, primero las aceptaría y buscaría la verdad. Ya no podía discutir ni vivir según un carácter opuesto a la verdad.

Durante los días siguientes, no paré de pensar en que, aun siendo directamente responsable del trabajo evangélico, nunca resolví los problemas que Wang Tao había señalado. Esto fue, sobre todo, porque había sido demasiado superficial e irresponsable en mis deberes. Leí algunas palabras de Dios: “Si la gente es descuidada al cumplir su deber, o si siempre está atolondrada, ¿de qué clase de actitud creéis que se trata? ¿No es solo ser superficial? ¿Es esa la actitud que vosotros tenéis hacia vuestro deber? ¿Se trata de un problema de aptitud o de carácter? Todos vosotros deberíais tenerlo claro. ¿Por qué la gente es superficial cuando cumple con el deber? ¿Por qué no es leal cuando hace cosas para Dios? ¿Posee siquiera razón o conciencia? Si de veras posees conciencia y razón, cuando hagas cosas, pondrás un poco más de corazón en ellas, así como un poco más de buena voluntad, responsabilidad y consideración, y podrás poner más esfuerzo. Cuando puedas poner más esfuerzo, mejorarán los resultados de los deberes que lleves a cabo. Tus resultados serán mejores y esto satisfará tanto a otras personas como a Dios. ¡Debes poner el corazón en ello! No puedes estar distraído, como si estuvieras trabajando en el mundo secular y solo ganaras dinero en función del tiempo dedicado. Si tienes esa clase de actitud, estás en problemas. No es posible que cumplas bien con el deber(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La entrada en la vida comienza con el cumplimiento del deber). Después de leer las palabras de Dios, entendí que, para hacer bien mi deber, lo más importante es tener sentido de responsabilidad y conciencia, lo que guarda relación con la propia humanidad. Cuando las personas con humanidad afrontan indicaciones y sugerencias, sin importar de quién provengan, si los intereses de la iglesia están en juego, los tratarán en serio y resolverán los problemas con eficiencia. Sin embargo, aquellos sin humanidad no tienen tal conciencia en su corazón, enfrentan las cosas con una actitud engreída, nunca se toman nada en serio ni piensan en resolver los problemas rápidamente. El líder y Wang Tao mencionaron varias veces problemas en el trabajo evangélico y querían resolverlos rápido para evitar demorar el trabajo de riego. Sin embargo, no le di mucha importancia. Era arrogante y engreída y me parecía que estos problemas eran fáciles de resolver y solo los discutía a la ligera con los predicadores evangélicos, sin dedicar esfuerzo a resolverlos con esmero. Esto hizo que los problemas persistieran y demoró el trabajo. Ahora veía que no solo era negligente en mi deber, sino que carecía de la actitud necesaria para abordar las desviaciones en él. ¡Carecía por completo de humanidad! A partir de entonces, por muchas sugerencias que plantearan los hermanos y hermanas, aprendería a aceptarlas y a buscar la verdad para abordarlas a tiempo. Empecé por escribirle a Wang Tao para hablarle del estado que había revelado y las lecciones que había aprendido durante este tiempo, y llegué a un consenso con él sobre cómo resolver el problema de cooperar con los regadores. Luego analicé estas desviaciones con los predicadores evangélicos y señalé los problemas de actitud que todos tenían en sus deberes. Después de esta especie de práctica, se resolvieron algunos problemas en el trabajo y, en comparación con antes, hubo una mejora importante en nuestra cooperación con los regadores.

En una ocasión, el líder señaló que yo no estaba priorizando el trabajo que estaba supervisando según su urgencia, y me dio un vuelco el corazón. Como el trabajo que estaba supervisando a menudo tenía problemas que debían señalarse, me sentía humillada y me pregunté qué pensaría el líder de mí. También estaba confusa, pues pensaba que, al supervisar todo el trabajo al mismo tiempo, evitaba demoras en este, así que, ¿por qué seguían señalando mi problema? En este momento, me di cuenta de que estaba a punto de volver a discutir, así que oré en silencio y le pedí a Dios que protegiera mi corazón para evitar que actuara según mi carácter corrupto. Después de orar, leí un pasaje de las palabras de Dios: “Si alguien te hace una sugerencia cuando no entiendes la verdad, y te dice cómo actuar de acuerdo con ella, primero debes aceptarla y permitir que todos compartan al respecto, y ver si esta senda es correcta o no, y si guarda conformidad con los principios-verdad o no. Si confirmas que es acorde a la verdad, practica de ese modo; si determinas que no lo es, no lo hagas. Es tan sencillo como eso(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo si se vive a menudo ante Dios es posible tener una relación normal con Él). Dios había dispuesto esta situación; tenía que aprender lecciones de ella y no podía actuar según mi carácter corrupto. El líder había señalado las desviaciones en mi deber, lo cual beneficiaba el trabajo, así que primero tenía que aceptarlo, reflexionar y buscar la verdad. Al considerar estos asuntos, vi que los problemas planteados por el líder eran apropiados. Además, hacer seguimiento de todo el trabajo de manera simultánea solo causaría que los hermanos y hermanas no diferenciaran las prioridades en su trabajo y, en su lugar, se retrasarían fácilmente las tareas clave. Si seguía las sugerencias del líder sobre priorizar, hacer un seguimiento razonable e implementar el trabajo, sería más beneficioso para el trabajo. Después seguí las sugerencias del líder para dar seguimiento al trabajo. Tras practicar así, me sentí mucho más tranquila y además se realizaron progresos en el trabajo, ¡y estuve realmente agradecida a Dios! Luego, cuando otros hermanos y hermanas señalaron problemas en mi deber, también fui capaz de tratarlos correctamente.

Por medio de esta experiencia, me di cuenta realmente de que, aunque la guía y exposición de mis hermanos y hermanas me hicieran quedar mal, era capaz de notar que todavía tenía muchas carencias y deficiencias en mi deber. Esta situación revelaba además mi carácter satánico de sentir aversión por la verdad y resistirme a las cosas positivas, y me permitió conocerme un poco más. Sentí que tener la guía y ayuda de mis hermanos y hermanas es algo realmente bueno, y me di cuenta de lo beneficioso que es esto para el trabajo y para mi entrada en la vida.

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