315 No puedo estar sin el castigo y el juicio de Dios en mi vida
I
Si no fuera por el juicio de Dios, nunca amaría a Dios; todavía viviría bajo el poder de Satanás y todavía me controlaría y me dominaría. Si ese fuera el caso, nunca me haría un verdadero ser humano, puesto que sería incapaz de satisfacer a Dios y no le habría dedicado mi todo a Dios. Aunque Dios no me bendijera, dejándome sin consuelo por dentro, como si un fuego me estuviera quemando por dentro, y me dejara sin paz ni alegría y aunque el castigo y la disciplina de Dios nunca se apartaran de mí, en el castigo y el juicio de Dios puedo contemplar Su justo carácter. Me deleito en esto; no hay cosa más valiosa o que tenga más sentido en la vida.
II
Aunque la protección y el cuidado de Dios se han vuelto despiadados castigos, juicios, maldiciones y azotes, todavía disfruto estas cosas porque me pueden purificar y cambiar mejor, me pueden acercar más a Dios, me pueden capacitar más para amar a Dios y pueden hacer que mi amor por Dios sea más puro. Esto me capacita para cumplir mi deber como ser creado y me lleva ante Dios y lejos de la influencia de Satanás, para que ya no lo sirva. Lo que me ha salvado es el castigo y el juicio de Dios, y mi vida es inseparable del castigo y del juicio de Dios.
III
Para mí, vivir en la tierra es lo mismo que vivir bajo el poder de Satanás y, si no fuera por el cuidado y la protección del castigo y el juicio de Dios, siempre habría vivido bajo el poder de Satanás y, todavía más, no hubiera tenido la oportunidad o los medios para vivir una vida que tuviera sentido. Solo si el castigo y el juicio de Dios nunca me dejan y me permiten que Él me purifique constantemente, y las palabras duras, el justo carácter de Dios y Su majestuoso juicio están conmigo, habré obtenido la protección suprema y llegado a vivir en la luz y habré obtenido las bendiciones de Dios. Poder ser purificado y librarme de Satanás y vivir bajo el dominio de Dios, esta es la mayor bendición de mi vida hoy.
de La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio