318 El juicio de Dios hace más puro mi corazón que lo ama
I
¡Oh, Dios! Mi carne es rebelde y Tú me castigas y me juzgas. Me regocijo en Tu castigo y en Tu juicio, e incluso si no me quieres, en Tu juicio contemplo Tu justo y santo carácter. Cuando me juzgas para que los demás puedan contemplar Tu carácter justo en Tu juicio, me siento contento.
II
Basta con que Tu juicio pueda expresar Tu carácter y permitir que Tu carácter justo sea visto por todos los seres creados, y si puede hacer que mi amor por Ti sea más puro, que yo pueda lograr la semejanza de alguien que es justo. Este juicio Tuyo es bueno, porque así es Tu buena intención.
III
Sé que todavía hay mucha rebeldía en mí y que todavía no soy digno de venir ante Ti. Quiero que me juzgues aún más, ya sea a través de un ambiente hostil o de grandes tribulaciones; no importa qué hagas, para mí es precioso. Tu amor es tan profundo y estoy dispuesto a estar a merced de Tu instrumentación sin la más mínima queja.
de La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio