1019  Dios ama a aquellos que hacen su deber con sinceridad

I

Cumplir con tu deber en la obra de gestión de Dios de seis mil años es un honor. Es un honor para todas las personas. No constituye una humillación; la clave está en el trato que le das a este honor que recibiste de Dios y la forma en que lo retribuyes. Él te ha elevado; no dejes de valorar Su amabilidad. Debes saber cómo retribuir la gracia de Dios. ¿Cómo deberías retribuirla? Dios no quiere tu dinero ni tu vida. Dios desea tu sinceridad y tu lealtad.

II

Diga lo que diga Dios, deberías hacer lo máximo posible para lograr un corazón sincero y actuar conforme a Sus palabras. Deberías practicar de acuerdo con los principios-verdad. Haz exactamente lo que Dios dice. No hables sobre practicar la verdad de la boca para afuera y luego actúes según tu propia voluntad cuando enfrentes ciertas situaciones, y después pongas excusas y digas palabras disfrazadas y engañosas; esto es carecer de sinceridad y lealtad y Dios no desea ver esto.

III

Lo más valioso en una persona es la sinceridad. Deberías hacer exactamente lo que Dios exige, y seguir Sus palabras incesantemente. Aunque exageres y actúes como si siguieras preceptos —otros te consideran algo tonto al ver que lo haces—, sigue sin importarte y continúas actuando según las palabras de Dios, esta es la sinceridad que Dios quiere por parte de las personas. Si en todo momento urdes intrigas y eres escurridizo, y no estás dispuesto a sufrir siquiera una mínima pérdida en tus intereses personales, no estás capacitado para practicar la verdad porque te falta sinceridad. La persona que carece de sinceridad y, aun así, se empeña en urdir engaños es extremadamente astuta, y a Dios no le agrada.

de La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (19)