Cómo perseguir la verdad (12)
¿Sobre qué tema hablamos en la ocasión anterior? Hablamos sobre algunas manifestaciones específicas de tres aspectos: las condiciones innatas, la humanidad y las actitudes corruptas. Tratamos estas manifestaciones específicas y, de esta manera, discernimos a cuál de los tres aspectos hacen referencia. Si en la vida diaria veis estas manifestaciones de las que hemos hablado, básicamente podéis calificarlas y categorizarlas, es decir, determinar si están relacionadas con las condiciones innatas, la humanidad o las actitudes corruptas. En cuanto a las manifestaciones sobre las que no se ha hablado, ¿sabéis ahora cómo categorizarlas de acuerdo con estos principios o conforme a la esencia que manifiestan? (Nos parece que se nos da algo mejor que antes; podemos reflexionar en este sentido, pero todavía no hemos llegado del todo al punto de ser capaces de discernir). Por lo general, podéis discernir las manifestaciones de las que hemos hablado, pero en cuanto a las que no se han tratado y no guardan ninguna relación en absoluto con las manifestaciones compartidas anteriormente, no sabéis si sois capaces de discernirlas. (Eso es). En los últimos sermones, hemos hablado sobre algunas manifestaciones de los intereses, las aficiones y los puntos fuertes como parte de las condiciones innatas, así como de los problemas relativos a estos aspectos que se manifiestan en las personas. También hemos hablado sobre la actitud y la senda de práctica que la gente debería tener respecto a estos problemas, así como de los requerimientos de Dios para las personas que poseen intereses, aficiones y puntos fuertes. Hablar de esto tiene como fin principal hacerles saber a las personas los pensamientos y puntos de vista que deberían tener —junto con la senda de práctica que deberían entender— respecto a los intereses, las aficiones y los puntos fuertes, así como las intenciones y los requerimientos de Dios que deberían comprender en relación con estos aspectos. En cuanto a los problemas de los intereses, las aficiones y los puntos fuertes, solo hemos hablado en sentido general y no hemos tratado en concreto qué pensamientos y puntos de vista equivocados tienen las personas a este respecto, qué sendas de práctica erróneas pueden tomar o qué entendimientos desacertados tienen sobre los requerimientos de Dios en este ámbito. Por tanto, hablemos ahora en detalle sobre los problemas específicos que las personas deberían entender respecto a los intereses, las aficiones y los puntos fuertes, a partir de estos problemas que tiene la gente.
¿Os habéis dado cuenta de qué entendimientos falaces o comprensiones distorsionadas tenéis respecto a los intereses, las aficiones y los puntos fuertes? En lo referente a la mayoría de los problemas, ¿acaso no entendéis solo hasta donde Yo hablo y, después, ni reflexionáis ni comparáis lo que se ha dicho con las cosas de vuestra vida, pero aun así os parece que lo entendéis todo y consideráis que los problemas son muy simples? Para empezar, pensad en esta pregunta: ¿existe alguna diferencia entre los intereses y aficiones y los puntos fuertes? (Sí). ¿Cuál es la diferencia? Si puedes ver que existe una diferencia, ¿en qué sentido son diferentes? (Tener un interés y una afición solo significa que a una persona le gusta mucho algo en concreto; no significa necesariamente que posea un punto fuerte en ese ámbito). Esa es básicamente una explicación de los puntos principales de la diferencia; se trata más o menos de eso. Desde la perspectiva de la humanidad, los intereses y las aficiones se refieren a que una persona está interesada en un tipo particular de actividad especializada o de cosa y está dispuesta a prestarle atención o a realizarla. Es decir, su preferencia personal se inclina relativamente hacia las cosas que le interesan y le apasionan. No es que simplemente le gusten un poco las habilidades profesionales a este respecto, sino que le interesan mucho, lo que sobrepasa el nivel de gusto o pasión que podría tener por las cosas corrientes. Esto es lo que son los intereses y las aficiones. Sin embargo, en cuanto al tipo de actividad especializada o de cosa que le interesa y le apasiona, en lo que respecta a su calibre, no es en absoluto seguro que sea diestra en ello, que pueda hacerlo bien ni a qué nivel puede hacerlo. Por tanto, los intereses y las aficiones se refieren a las cosas que interesan y gustan a las personas, aquellas con las que están dispuestas a relacionarse con frecuencia y a las que desean dedicar tiempo y energía prestándoles atención y haciéndolas en su vida diaria. En cuanto a lo bien que pueden hacer estas cosas, eso depende de su calibre y de si son diestras en ellas. Supongamos que tal cosa es algo que les interesa y apasiona especialmente y, al mismo tiempo, también son diestras en ello; es decir, además de interesarse y apasionarse por esa cosa, también pueden hacerla muy bien, obtener resultados significativos y alcanzar grandes logros. En otras palabras, su destreza en este interés y esta afición sobrepasa la de una persona promedio, y su perspicacia, su velocidad de aprendizaje y la rapidez con la que captan los principios en este ámbito exceden las de una persona promedio. Cuando se dan tales manifestaciones, a esto se le llama tener un punto fuerte. Puede que otras personas requieran someterse a formación profesional formal a largo plazo, capacitación, adquisición de conocimientos y práctica, así como recibir orientación, dirección, revisión, estandarización y asesoramiento por parte de profesionales relevantes, entre otras cosas, antes de poder hacer algo bien de manera independiente. Sin embargo, las personas con puntos fuertes generalmente tienen un cierto nivel de perspicacia en las habilidades profesionales en las que son diestras sin tener que someterse a formación profesional ni a un aprendizaje sistemático. Poseen cierto entendimiento práctico, experiencia directa o logros personales en ese ámbito. Y con formación profesional, su punto fuerte en ese ámbito puede alcanzar un nivel aún más alto. En resumen, tener un punto fuerte significa ser muy diestro en las cosas que a uno le interesan y le apasionan, por encima de una persona promedio. ¿Qué significa ser “diestro”? (Tener un punto fuerte en un ámbito determinado, estar relativamente bien informado sobre esas cosas y manejarlas con destreza y sin esfuerzo). Ser diestro en algo no es solo estar bien informado al respecto; más bien, significa tener una aptitud sobresaliente y un talento innato relativamente marcado en ese ámbito. Incluso sin las indicaciones de los demás, las personas diestras pueden captar cosas que otros no pueden comprender. Y en combinación con una formación formal o la instrucción de un maestro de renombre, su desempeño en ese ámbito puede ser aún mejor. Cuando se habla de tener un punto fuerte, significa que uno es particularmente bueno en un determinado interés o afición, con una aptitud excepcional en ese ámbito. Su capacidad de comprensión, su perspicacia y su capacidad de aprendizaje en ese ámbito son excepcionales, y capta las cosas relacionadas con esa área muy rápidamente. Es notablemente diestro en ese ámbito en comparación con una persona promedio. Eso es lo que significa tener un punto fuerte.
Ahora que ya entendéis qué son los puntos fuertes, hablemos de los intereses y las aficiones. ¿Qué diferencia hay entre los intereses y aficiones y los puntos fuertes? ¿Son lo mismo los intereses y las aficiones que los puntos fuertes? (No son lo mismo). ¿Por qué no son lo mismo? (Porque estar interesado en algo no significa necesariamente que puedas hacerlo bien ni que seas diestro en ello; es más, no significa necesariamente que puedas comprenderlo tan rápidamente). Tener intereses y aficiones significa que te gusta una cierta categoría de cosas, pero que sea o no tu punto fuerte depende de tu capacidad de comprensión, tu capacidad de aprendizaje y tu perspicacia en lo que respecta a ese ámbito, así como de tu aptitud natural en esa área y de si eres diestro en ella por naturaleza. Si eres diestro en ello, entonces es tu punto fuerte. Si no lo eres y se trata de una mera preferencia personal —un ámbito que te interesa—, pero tu calibre es escaso y careces de aptitud natural al respecto, lo que significa que tienes poca capacidad de comprensión en relación con ese interés y afición tuyos, no eres diestro en ello en absoluto, lo haces con torpeza, te falta eficiencia y no obtienes resultados en ese ámbito, entonces no es tu punto fuerte, sino que solo permanece en el nivel de interés y afición para ti. ¿Por qué es solo tu interés y afición y no tu punto fuerte? Porque no eres diestro en ello. Por ejemplo, hay quienes dicen: “Me encanta cantar”. ¿Cuánto les encanta? Desde el momento en que abren los ojos por la mañana, ponen música pop; escuchan todo tipo de canciones, incluidas canciones extranjeras y óperas occidentales y chinas; les encanta escuchar todo lo que se considere música. También quieren cantar, pero hay un gran problema: o no tienen oído musical por naturaleza o simplemente carecen de punto fuerte en ese ámbito. También hay personas que, incluso después de estudiar canto durante varios años, siguen sin encontrar las técnicas adecuadas. No saben cómo cantar de la manera más agradable, cómo hacer que su canto sea conmovedor ni cómo lograr buenos resultados al cantar. Aunque cantar les encanta desde la infancia y es uno de sus intereses y aficiones, debido a las limitaciones de sus condiciones innatas, su interés y afición solo pueden permanecer en el nivel de interés y afición; no es un punto fuerte. Por ejemplo, cuando una persona que es diestra en el canto aprende un himno, puede cantar la melodía principal después de cantarlo solo unas tres veces. Y después de cuatro o cinco veces, básicamente puede cantar la canción entera. Sin embargo, aquellos que disfrutan escuchando canciones, pero no son diestros en el canto, puede que sigan sin poder recordar la melodía general después de escucharla tres veces. Incluso después de cinco veces, es posible que todavía no puedan cantarla y necesiten mirar constantemente la letra o la partitura. Cuando llega el momento de cantar de verdad, no logran sentir la canción ni encontrar la posición vocal correcta. Tampoco recuerdan la letra y, a veces, incluso desafinan. Además, al cantar canciones relativamente emotivas, nunca logran controlar adecuadamente la expresión de las emociones. Los demás dicen que su canto es desagradable de escuchar y que no se disfruta, pero ellos no se desaniman ni se rinden, sino que persisten en aprender y cantar. Por supuesto, cantar es una libertad individual y un derecho personal; nadie se lo impide. Sin embargo, de lo que estamos hablando hoy es de la diferencia entre los intereses y aficiones y los puntos fuertes. A juzgar por estas manifestaciones, su interés y afición no es algo en lo que sean diestros. Entonces, ¿por qué tenemos que hablar claramente sobre este asunto? Para ayudar a las personas a entender que sus intereses y aficiones no son lo mismo que sus puntos fuertes. Si, a juzgar por todos los aspectos de tus condiciones innatas, no eres diestro en un ámbito determinado, entonces, aunque dicho ámbito sea tu interés y afición, las limitaciones de tus condiciones innatas determinan que tu interés y afición no es tu punto fuerte. Aunque te guste mucho, hasta el punto de amarlo tan profundamente como a tu propia vida, por desgracia, simplemente no es algo en lo que seas diestro. Por ejemplo, a algunas personas les encanta bailar. Cada vez que oyen música, su cuerpo empieza a moverse al compás del ritmo y la melodía, y se sienten muy complacidas mientras se mueven. Sin embargo, su aspecto natural no es bueno, no son muy altas, sus extremidades no son especialmente largas y su físico no es particularmente elegante. En general, su baile no es muy atractivo visualmente. Pero a ellas simplemente les gusta bailar, y a veces bailan con total autocomplacencia en lugares públicos o al borde de la carretera. A los transeúntes les parece ridículo, pero ellas bailan como si no hubiera nadie alrededor, sin preocuparse en absoluto de cómo las ven los demás, como si no tuvieran conciencia en lo más mínimo. Están obsesionadas al respecto hasta ese punto. Aunque piensan que bailan bastante bien, en realidad no son diestras en ello. No logran captar la esencia del baile ni saben qué movimientos son apropiados, cuáles son elegantes y cuáles pueden transmitir mejor diferentes tipos de emociones humanas. Es decir, no entienden realmente muchos aspectos relacionados con la danza. Incluso con la orientación de un instructor profesional y la formación de una escuela profesional, en lo que respecta a su propio calibre innato, no son diestras en ello y no pueden captar la esencia de esa disciplina. Por tanto, considerando todos los aspectos de sus condiciones innatas, el baile, que tanto les gusta, no es algo en lo que sean diestras. A pesar de que les encanta y están embriagadas con ello, por lo que a menudo admiran sus propios movimientos y su presencia al bailar frente a una cámara o un espejo, si nos fijamos en la situación real, no son diestras en el baile. En otras palabras, el baile es solo su interés y afición, no su punto fuerte.
A algunas personas les encanta la literatura. Les gusta escribir artículos y recitar y componer poesía, les gustan los foros literarios y también les gusta leer novelas y diversas obras literarias, tanto extranjeras como nacionales, modernas y clásicas; les gustan todas estas obras. Les gustan la variedad de vocabulario y los estilos lingüísticos que los autores utilizan en sus obras literarias, como también las diferentes ideas que estos expresan en sus libros. ¿Es este su interés y afición? (Sí). Está muy claro que este es su interés y afición. Lo que a una persona le gusta, aquello en lo que se interesa su corazón y su mente, es innato; no es algo que adquiera más tarde en la vida y, menos aún, algo cultivado por sus padres o su familia. Algunas personas aman la literatura y han leído muchas obras literarias. Algunas han estudiado literatura de forma sistemática en la universidad. Otras incluso han trabajado como profesores universitarios de literatura o se han dedicado a trabajos y carreras relacionados con la literatura, incluso durante mucho tiempo; han pasado la mayor parte de su vida ocupándose de asuntos relacionados con su interés y afición; prácticamente cada día de su vida ha incorporado la literatura, que les interesa y les apasiona. Pero ¿significa eso que su interés y afición sea realmente su punto fuerte? No necesariamente; hay que ver si poseen conocimientos o pensamientos y puntos de vista en literatura que sobrepasen los de la gente corriente o se distingan de ellos. Si lo que han captado y comprendido en literatura es simplemente lo que han aprendido de los libros o consiste solo en conocimientos comunes convencionales que cualquiera puede adquirir y captar, entonces eso no cuenta como punto fuerte. Por ejemplo, si les pides que escriban un artículo, no hay errores gramaticales, la puntuación se usa correctamente, los párrafos están bien divididos y la estructura general del artículo es bastante buena. Incluso se utiliza un lenguaje muy florido en todo el artículo. Sin embargo, hay un problema: a la hora de expresar una determinada cosa, un determinado punto de vista o una determinada trama, no tienen un método de expresión único ni métodos de expresión particularmente artísticos o ingeniosos. Estas cualidades están ausentes en todas sus obras literarias. Es decir, sus artículos parecen bastante bien estructurados y muy profesionales, con palabras cuidadosamente elegidas, pero carecen del método único de expresar pensamientos y puntos de vista, fenómenos o tramas que un profesional diestro en la literatura debería tener. La mayoría de sus artículos son más bien mediocres. Su estructura y su forma de expresar las ideas son particularmente rígidas, forzadas y dogmáticas; no son ni innovadoras ni únicas, carecen de sabiduría e ingenio y, desde luego, no pueden considerarse elegantes. ¿Qué indica este fenómeno? (No son diestros en la escritura y no tienen aptitud para ello). No son diestros en la escritura y no pueden elaborar historias de forma flexible basándose en el trasfondo de los acontecimientos o en el prototipo de tales historias. Al final, cuando la gente lee sus artículos y obras literarias, todos parecen monótonos y repetitivos, como si siguieran la misma fórmula. ¿Por qué decimos que parecen monótonos y repetitivos? En general, sus artículos parecen bastante bien estructurados, estandarizados y profesionales; en lo que respecta a los aspectos técnicos, una persona promedio encontraría poco que criticar; incluso la estructura es básicamente siempre la misma. Aunque puedan aprender diversas formas de obras literarias, como poesía, prosa y narrativa extranjeras, nunca son capaces de adaptarlas o aplicarlas a su propia creación literaria. Esto se debe a que su nivel de habilidad y logro literario siempre permanecerá en el plano de los intereses y las aficiones, sin alcanzar nunca el nivel de punto fuerte. Es posible que tengan un gran conocimiento de la literatura, pero en realidad no tienen ningún logro literario. En otras palabras, no tienen realmente ninguna innovación en literatura, les es imposible producir obras representativas propias y carecen de pensamientos y puntos de vista únicos y de una forma de expresión singular. Esto demuestra que la literatura no es su punto fuerte. Poseen formación y conocimientos comunes en literatura solo porque este ámbito es su interés y afición, pero no tienen un punto fuerte en literatura. Como ves, mucha gente lee libros, incluidas diversas obras literarias; muchos afirman ser entusiastas de la literatura o creadores literarios, pero entre los que se dedican a la creación literaria, ¿cuántos tienen realmente obras propias? ¿Cuántos han escrito obras literarias que puedan resistir el paso del tiempo y convertirse en clásicos? Muy pocos, ¿verdad? La mayoría de estas personas tienen un poco de interés y pasión innatos por la literatura y, más tarde, aprenden, se forman y practican en escuelas profesionales, y casualmente asumen un trabajo relacionado con la literatura. Aunque se dediquen a un trabajo relacionado con la literatura —lo que puede parecer indicar que ese interés y afición las acompañará toda su vida—, el número de obras terminadas que produzcan, la cantidad de contribuciones que realicen y el total de creaciones originales que tengan durante el tiempo que trabajen en ese campo dependerán de si poseen un punto fuerte en literatura. Muchas personas se dedican a una profesión que les gusta y les apasiona, y obtienen de ella un medio de vida o ciertos beneficios, pero no logran buenos resultados en esa profesión. Esto es suficiente para demostrar que la profesión que les gusta y les apasiona no es su punto fuerte. Por otro lado, algunas personas, a pesar de no dedicarse a una profesión relacionada con sus intereses y aficiones, son capaces de conseguir verdaderos logros porque es su punto fuerte. Por ejemplo, están los inventores, los que han realizado contribuciones sobresalientes en diversos campos, los que han sido pioneros de sus propios estilos únicos en diversas áreas y las figuras destacadas en diferentes sectores, entre otros. Por tanto, considerando estas situaciones, tener intereses y aficiones no significa necesariamente tener un punto fuerte en esos ámbitos. Sin embargo, algunas personas no pueden discernir la relación entre los intereses y aficiones y los puntos fuertes. Piensan que sus intereses y aficiones son sus puntos fuertes, pero después de dedicarse durante muchos años a un campo que les interesa y les apasiona, en realidad no logran ningún resultado. Una vez aclaradas estas cosas, ¿cómo deben tratar las personas sus intereses y aficiones y sus puntos fuertes? Es muy simple: deben tratarlos correctamente. Si la casa de Dios necesita que realices un deber en un área determinada que implique conocimientos profesionales, habilidades o talentos relacionados con tus intereses y aficiones, entonces debes tratarlo de acuerdo con los principios del cumplimiento del deber; ni rechazarlo, ni soltar ideas grandilocuentes, ni ser imprudente. Si es algo en lo que no eres diestro, algo que sobrepasa tu capacidad y que no puedes hacer, no te vuelvas negativo ni te quejes de Dios; debes ser capaz de tratarlo correctamente. ¿Qué significa tratarlo correctamente? Significa que, si piensas que tus intereses y aficiones en ese ámbito son únicos, pero al realizar el trabajo relacionado con ello nunca eres capaz de cumplir los requerimientos de la casa de Dios ni puedes alcanzar los principios que esta exige, entonces debes lograr todo lo que puedas. Dios nunca fuerza a los peces a vivir sobre la tierra ni a los cerdos a volar. Él sabe cuánto puedes lograr y cuánto peso puedes soportar. Con más experiencia, tú también llegarás a saberlo. Basándote en las circunstancias reales y en tus condiciones innatas, logra todo lo que seas capaz de lograr; no te pongas las cosas difíciles a ti mismo. Si eres capaz, no te contengas; si no lo eres, no te vuelvas negativo ni te fuerces más allá de tu capacidad; trátalo correctamente.
Lleváis muchos años creyendo en Dios y la mayoría lleváis más de tres años realizando vuestro deber; no es que llevéis solo uno o dos años haciendo un determinado deber en la casa de Dios. Entonces, en lo que respecta al deber que realizas o a cierto trabajo profesional que desempeñas, ¿tienes claro en tu corazón cuánto puedes lograr y a qué nivel puedes llegar, y cuánto puedes poner en juego y hasta qué punto? (Sí). Básicamente, lo tienes todo claro. Hay quienes todavía no han alcanzado la destreza en un determinado deber porque han practicado poco. Otros, sin embargo, llevan muchos años haciendo ese trabajo y han practicado mucho, pero siguen sin poder alcanzar los principios que exige la casa de Dios. No son muy diestros en ese ámbito. Aunque realizar ese deber les gusta mucho, les apasiona y se sienten honrados y felices de hacerlo, simplemente no son diestros en ello. Sean cuales sean los requerimientos de la casa de Dios, no pueden cumplirlos. No es que sean rebeldes y desobedientes ni que no pongan de su parte, sino que sus condiciones innatas no les permiten lograrlo y tienen limitaciones. Entonces, ¿qué se debe hacer? Simplemente, dejad que las cosas sigan su curso; no seáis negativos ni débiles y no os quejéis ni sintáis que es injusto en vuestro fuero interno. Hay quien dice: “Me gusta bailar, pero nací sin coordinación en las extremidades y no soy atractivo. Quiero realizar el deber de bailar, pero no puedo. ¿Qué debo hacer, pues? Realmente quiero bailar”. Tu deseo de bailar es un deseo personal y una preferencia tuya, pero ¿acaso tiene Dios que satisfacer tus preferencias? No es así. La casa de Dios tiene los principios que exige y sus estipulaciones. La selección de quién hace qué trabajo se basa en principios. No puedes exigir a la fuerza que la casa de Dios te satisfaga basándote en tu deseo, preferencia o estado de ánimo personales; eso es inapropiado. Si no eres apto para realizar el deber en ese ámbito, entonces, en tu corazón, desea en silencio bendiciones para aquellos que sí pueden hacerlo. Limítate a hacer lo que puedas, o también puedes ser un trabajador anónimo entre bastidores: ayudar con la orientación y la revisión, con los ensayos o la edición de posproducción de los videos de danza, o ayudar a buscar diversos materiales o la verdad. Hay mucho trabajo que se puede hacer en diversos ámbitos, y el alcance del trabajo relacionado con tus intereses y aficiones es amplio. No tienes que ser necesariamente quien aparezca en pantalla; también puedes asumir a tiempo parcial el trabajo entre bastidores. Esto también es hacer tu deber. De esta manera, tanto satisfaces tus deseos personales como cumples con el principio y el estándar de satisfacer a Dios por medio del cumplimiento del deber. ¡Eso es genial! ¿No es matar dos pájaros de un tiro? (Sí). Puesto que Dios no te ha dado puntos fuertes en ese ámbito como parte de tus condiciones innatas, no tienes elección. No puedes quejarte, refunfuñar ni guardar rencor por el mero hecho de que tengas una carencia innata en ese ámbito y no puedas cumplir el estándar de selección de talentos de la casa de Dios en esa área, y luego ser reticente a realizar un deber en ese ámbito y negarte a hacerlo incluso si la casa de Dios te lo exige; esto es inapropiado. Esta no es la actitud correcta al realizar el deber. Haz lo que puedas hacer. No puedes negarte a hacerlo, rehusar aun cuando la casa de Dios te lo exige, por el mero hecho de que no seas apto o diestro para ello. Al hacerlo, no estás realizando tu deber, sino satisfaciendo deseos personales y llevando a cabo tu propia empresa. No estás haciendo el deber con una actitud de sumisión a Dios, como tampoco de sinceridad y lealtad hacia Él. Esto es inapropiado. Es algo que la gente debería entender. Por un lado, hay que entender correctamente los intereses, las aficiones y los puntos fuertes; por otro, hay que tratarlos correctamente.
A algunas personas les gusta escribir artículos y dedicarse a trabajos relacionados con la literatura. Siempre quieren revisar y corregir artículos, ocuparse de ellos a diario. Sin embargo, por diversas razones —tanto subjetivas como objetivas— no son aptas para este trabajo. Por un lado, carecen de conocimientos fundamentales en el ámbito de la literatura; por otro, su calibre es relativamente escaso y no poseen capacidad de comprensión. Por tanto, aunque les apasione la literatura y practiquen durante varios años, siguen sin poder alcanzar el estándar de poseer capacidad de escritura. Sin embargo, la casa de Dios exige que las personas posean al menos un calibre básico para dedicarse a un trabajo relacionado con textos. Si su calibre no es apto para realizar un trabajo relacionado con textos e incluso sus revisiones y correcciones de artículos no cumplen el estándar, entonces solo pueden elegir otro deber. En su lugar, puede que apenas sean aptas para realizar algún trabajo de asuntos generales o para recopilar algunos materiales. En resumen, el trabajo relacionado con textos que les gusta en su corazón es algo que no pueden hacer; aunque no se las destituyera de ese trabajo, no estarían más que calentando la silla y no obtendrían resultados reales. ¿Cómo deberían las personas comprender un asunto así de manera pura? (Deben aprender a someterse a los arreglos de la casa de Dios y ser razonables). Esta es la dirección general. ¿Cómo deberían practicar en concreto? Si se trata de una persona propensa a las distorsiones, diría: “Todo el mundo dice que los intereses y las aficiones los otorga Dios, que son condiciones innatas. Puesto que Dios me ha otorgado este interés y esta afición, entonces seguro que Él me ordenó dedicarme a un trabajo relacionado con ello. Como lo ha ordenado Dios, entonces, en Su casa, el trabajo relacionado con este interés y esta afición debería ser para mí; yo debería participar de él. Si no se me pide que haga este trabajo, entonces hay un problema con las personas; significa que me menosprecian, que los líderes y obreros no saben evaluar a la gente. ¡Aquí estoy yo, una persona de talento, pero no hay ningún cazatalentos capaz de discernir que me descubra! Amo tanto la literatura y soy tan diestro en ella que revisar artículos es demasiado fácil para mí. Enviarme a predicar el evangelio o a hacer trabajo manual, ¿no es eso como utilizar un mazo para romper una nuez? ¿No es desperdiciar a un individuo con talento? ¿No es como enterrar oro en la tierra? No hay nada que pueda hacer ¡Cuando el techo es bajo, no hay más remedio que agachar la cabeza! Pero hay un dicho: El auténtico oro está destinado a brillar. Tiempo al tiempo; quizás Dios me está refinando, me está probando. Un día, seguro que me dedicaré al trabajo que Dios ha ordenado para mí, el relacionado con mi interés. Merece la pena esperar por las cosas buenas. Cuando todos vosotros seáis descartados, será mi momento de brillar. ¡Será cuando tenga la oportunidad de poner en práctica mis habilidades! Como dicen los refranes: ‘La venganza siempre se sirve en plato frío’ y ‘Mientras hay vida hay esperanza’”. ¿Qué pensáis de estos puntos de vista? Son incorrectos, ¿verdad? Sin duda esa gente se hace demasiadas ilusiones e incluso hace planes a largo plazo, pero se desconoce si de verdad tiene capacidad real. Algunos incluso se sienten agraviados y dicen: “Soy un talento literario nato y, sin embargo, me han enviado a hacer trabajo manual y me paso todo el día cubierto de lodo. ¿Y a quién puedo apelar por esto? No hay nada que pueda hacer; así lo ha instrumentado Dios. ¿Qué opción tengo?”. En realidad, el equipo de corrección de textos ya los ha puesto a prueba y sus dotes literarias son insuficientes. Carecen de base literaria, ni siquiera usan correctamente la puntuación. Dondequiera que una frase debiera dividirse o contener una pausa, ellos utilizan una coma. Y, aun así, se siguen considerando a sí mismos genios literarios, creyendo que hacer trabajo físico es un desperdicio de talento. Su corazón está lleno de quejas: “Nací con amor por la literatura. De niño, me encantaba leer cuentos. Al crecer, me encantaba leer obras escritas por gente famosa. He leído muchos clásicos de la literatura, tanto nacionales como extranjeros; he leído muchas obras de todos los géneros, incluidos teatro, prosa y poesía. El trabajo relacionado con textos no me supone ningún esfuerzo; escribir un artículo es pan comido para mí. Pero mírame ahora: me he visto reducido a hacer un trabajo sucio y agotador. Mi amor por la literatura, que me ha acompañado durante media vida, ha sido rechazado en la casa de Dios. Todo el conocimiento que he acumulado a lo largo de mi vida no ha encontrado utilidad en la casa de Dios; ¡mi carrera literaria ha llegado a su fin! Solía pensar que la casa de Dios era un lugar donde la verdad ostentaba el poder, donde la justicia y la rectitud ostentaban el poder. Alguien como yo —un gran talento, un entusiasta de la literatura— había sido ignorado y menospreciado en el mundo, sin oportunidad de poner en práctica mis habilidades. Pensé que en la casa de Dios podría poner en juego los esfuerzos que me quedaban. Lleno de entusiasmo, solicité unirme al equipo de corrección de textos, solo para descubrir que no fui seleccionado. Mírame ahora, aquí de pie, ¿quién puede decir que soy un entusiasta de la literatura, un talento literario? Todo ese aire de literato que tenía se ha desgastado por este trabajo sucio y agotador. Ahora, lo único que sale de mi boca son palabras burdas y rústicas”. Se sienten muy agraviados en su corazón. Aunque de palabra dicen que se someten a la instrumentación de Dios y que harán lo que la casa de Dios les pida, en su corazón, tienen una autoevaluación imprecisa, han confundido por error sus intereses y aficiones con puntos fuertes, con algo que resulta adecuado para que Dios lo use, no han encontrado su lugar, no han reconocido su situación real, no saben lo que valen en realidad y desconocen si sus intereses y aficiones de verdad son aquello en lo que son diestros; no tienen nada de esto claro y lo ignoran, pero aun así afirman ser talentos literarios, a punto de llamarse a sí mismos maestros de la literatura. ¿Cuál es el resultado final de esto? (Están llenos de quejas sobre los arreglos de la iglesia y, en su corazón, no están dispuestos a someterse). Se sienten constantemente agraviados en el corazón. Aunque al hacer su deber no holgazanean y pueden esforzarse al máximo —sometiéndose a duras penas—, debido a su autoevaluación imprecisa, se sienten agraviados. Un pensamiento cruza con frecuencia su mente: “En el mundo hay muchos caballos veloces, pero pocos conocedores buenos de caballos”. ¿Qué caballos veloces? ¿Qué conocedores buenos de caballos? Por el mero hecho de tener un poco de interés y pasión por un ámbito determinado y, más tarde, estudiarlo sistemáticamente, se creen incomparables, se consideran a sí mismos “caballos veloces” y se piensan que son talentosos. ¿Acaso no es esto una total falta de autoconocimiento? Solo creen que los intereses y las aficiones los otorga Dios, pero no logran reconocer qué calibre les ha concedido Él. No tienen claro si de verdad son diestros en las cosas que les interesan y les apasionan, si realmente pueden hacer bien el trabajo y el deber relacionados con sus intereses y aficiones, si son competentes para ello y si pueden asumirlos. No lo tienen claro y no lo saben. ¿No es esto muy problemático? (Sí). Como no pueden reconocer ni encontrar su lugar, se sienten muy agraviados. ¿Qué manifiestan de cara al exterior? A menudo suspiran profundamente y con frecuencia expresan su determinación ante Dios, con la esperanza de que un día Él les conceda una oportunidad, compense sus agravios, les haga justicia y les permita cumplir su deseo de realizar un deber relacionado con sus intereses y aficiones. Fijaos en la canción que cantan a menudo: “No pienso en la senda que tengo por delante”. ¿Cuál es el siguiente verso? (“Mi único deber obligatorio es cumplir la voluntad de Dios”). Para aquellos que de verdad tienen esta estatura, que de verdad tienen esta realidad y que de verdad son capaces de seguir la voluntad de Dios, cantar esta canción es perfectamente adecuado, es absolutamente apropiado. Pero cuando esta clase de personas cantan esta canción, ¿cuál es su estado emocional? ¿En qué situación la cantan? (Cuando se quejan y se sienten agraviadas). Entonces, cuando cantan, ¿acaso lo que cantan no está lleno de resentimiento? (Sí). Lo que cantan está lleno de quejas, desafío e insatisfacción; no es más que pena y resentimiento. Cuando las oyes cantar esta canción, es cuando están más melancólicas. Hay un dicho en China, ¿cómo es? “Los hombres expresan su pena cantando, las mujeres llorando y las ancianas balbuceando sin sentido”. Como ves, los distintos tipos de personas expresan su pena de diferentes maneras. Algunas mujeres, cuando se enfrentan a este tipo de situación, simplemente lloran y se secan constantemente las lágrimas en secreto. No pueden dejarlo pasar y, cada vez que piensan en ello, sus ojos se enrojecen de lágrimas y su corazón se siente profundamente ofendido y agraviado. Simplemente, no pueden tratar este asunto correctamente. En realidad, este es un asunto muy simple: los intereses y las aficiones, por un lado, y los puntos fuertes, por otro, son inherentemente dos cosas distintas. Si tienes un determinado punto fuerte, independientemente de si es tu interés y afición, eres muy apto para el trabajo relacionado con ese punto fuerte; es decir, tu calibre, talento o aptitud innatos te hacen diestro en esa cosa en particular y puedes hacerla bien. En ese caso, cuando te dedicas a ese trabajo, puedes lograr ciertos resultados y es relativamente adecuado que lo hagas. Sin embargo, si solo tienes un interés y una afición en ese ámbito, pero no posees un punto fuerte en él, entonces puede que no necesariamente seas capaz de hacerlo bien. Este es un asunto muy simple. A causa de la obstinación y la comprensión distorsionada de las personas, combinadas con su necedad e ignorancia, cuando no pueden dedicarse al trabajo que les interesa, se descorazonan, se abaten, se vuelven negativas y se quejan, rebosantes de todo tipo de emociones negativas. Por tanto, es muy necesario que las personas entiendan la situación real de sus intereses, aficiones y puntos fuertes. Una vez que la entiendan, deben tratarlos correctamente; esto por un lado. Por otro lado, deben someterse a los arreglos de la casa de Dios y cumplir su deber de acuerdo con los principios exigidos por la casa de Dios. Si la casa de Dios te exige que realices tu deber en un determinado ámbito, pero no eres diestro en esa área de trabajo, solo te interesa, te apasiona y te gusta hacerlo y, aun así, según el estándar más bajo exigido por la casa de Dios, apenas puedes ser competente en ello, entonces deberías someterte y esforzarte por poner de tu parte; no busques todo tipo de excusas objetivas para negarte o rehusar. Por supuesto, si tus condiciones innatas en diversos ámbitos son limitadas o tienes ciertos problemas reales y la casa de Dios no puede permitirte realizar un deber en ese ámbito, entonces no deberías tener quejas ni volverte negativo o débil. Haz lo que puedas hacer. En cuanto a tus intereses y aficiones, guárdatelos para ti; la gente de la iglesia no interferirá en ello ni te quitará el derecho a interesarte o apasionarte por ciertas cosas. Eso es un asunto personal tuyo. Sin embargo, en lo que respecta al cumplimiento del deber, debes discernir con claridad todos los diversos problemas relativos a los intereses, las aficiones y los puntos fuertes, y debes ser capaz de tratarlos todos correctamente; esto es lo más crucial. ¿Lo entendéis? (Sí).
Muchas personas tienen intereses y aficiones en un ámbito determinado. También hay algunas que no tienen ningún interés ni afición en absoluto. Es decir, no tienen intereses ni aficiones particulares en lo que respecta a ninguna de las ocupaciones o tipos de actividades especializadas, ni a las diversas personas, acontecimientos y cosas con las que la gente entra en contacto con frecuencia en el mundo; son simplemente personas corrientes. Por ejemplo, si alguien les pregunta si les apasiona la literatura, si suelen llevar un diario o escribir artículos, dicen: “No me apasiona ni soy diestro en ello. En cuanto me pongo a leer o a escribir, me da dolor de cabeza”. Si se les dan algunas obras maestras de la literatura para que las lean, les resulta abrumador y en su corazón no están en absoluto dispuestos a ello. Algunas incluso dicen: “Mirar un texto todo el tiempo me cansa la vista y me envejece, así que no me gusta la literatura”. Si les preguntas si les gusta bailar, dicen: “Bailar no es un asunto apropiado, es algo que hace la gente cuando se encuentra ociosa y no tiene nada mejor que hacer. No me gusta bailar”. Como ves, no les gusta e incluso encuentran una razón para ello, diciendo que no es un asunto apropiado. Otros bailan para alabar a Dios, ¡qué cosa tan positiva! Cantar, bailar, tocar el arpa y la lira para alabar a Dios, esto se ha hecho desde la antigüedad; es algo que Dios aprueba, así que, ¿cómo puede no ser un asunto apropiado? Pero en su caso, menosprecian y hablan de todo lo que no les gusta como si fuera algo negativo. Cuando se les pregunta: “No te gusta bailar, ¿entonces te gusta cantar?”, responden: “¿Qué me va a gustar cantar? En cuanto empiezo a cantar, desentono. Incluso a mí me resulta insoportable oírlo. No me gusta cantar. Solo ahora, como creyente en Dios, he empezado a aprender algunos himnos de las palabras de Dios e himnos vivenciales. Antes de creer en Dios, nunca cantaba; cuando otros cantaban, ni siquiera estaba dispuesto a escuchar”. “Entonces, ¿cómo te expresas cuando estás de buen humor?”. “Cuando estoy de buen humor, simplemente me echo una siesta”. “Y, ¿qué haces cuando te enfrentas a asuntos dolorosos y estás de mal humor?”. “Entonces como algunos aperitivos o simplemente me echo una siesta”. “No te gusta cantar, ¿entonces te gusta escuchar música?”. “No tengo ese interés y no entiendo lo que se expresa en la música. Todos vosotros decís que la música expresa las diversas emociones de las personas, que expresa sus pensamientos y sentimientos, pero yo no entiendo esas cosas ni me identifico con ellas. La música es un arte elevado; una persona vulgar como yo no puede identificarse con la música y no me gusta”. “¿Te gusta la buena comida?”. “Tampoco me gusta la buena comida. Puedo comer cualquier cosa. Nací como una persona tosca. Puedo comer harina de maíz, puedo comer pastel, puedo comer comida china u occidental, cualquier cosa. Y si me muero de hambre y no tengo nada que comer, hasta puedo comer comida para perros”. Tales personas son así de toscas. Pregúntales a algunas mujeres: “¿Te gustan los cosméticos?”. Dicen: “No me interesan. Tal como nací, así soy; ¡quien quiera mirarme que me mire y quien no, que mire para otro lado!”. Pregúntales a algunos hombres: “¿Te gustan la electrónica o las cosas mecánicas como los coches?”. Dicen: “¿De qué sirve que te gusten esas cosas? Agotan la mente y cansan el cerebro. Si tengo tiempo, ¡más vale echar una siesta o charlar un rato!”. No les gusta nada y no tienen ningún interés ni afición en absoluto. Ya sea algo biológico, tecnológico, de gama alta o baja, no les gusta nada de eso. Cuando se les pregunta: “No te gusta ninguna de estas cosas que están relacionadas con la condición humana, ya sean refinadas o de gusto popular. Entonces, ¿te gustan los animalitos, como los gatos, los perros y los pájaros?”, responden: “Menos todavía. Los animales no pueden hablar con la gente, ¿de qué sirve que te gusten?”. A algunas personas les interesan los perros. A menudo hablan con ellos, y los perros pueden incluso entender el habla humana. Algunas personas no tienen ninguna afición en absoluto y no se interesan por nada; hay muchas personas así. Hay quien dice: “Nacemos con algunos intereses y aficiones; nos los da Dios. Especialmente aquellos de nosotros que tienen un punto fuerte en un ámbito determinado, los que nacen con un talento excepcional y sobresaliente en esa área; todo eso es la gracia de Dios, Su enaltecimiento, el favor que nos muestra. Sobre todo hoy en día, asumir un deber relacionado con nuestros intereses, aficiones o puntos fuertes en la casa de Dios hace todavía más que nuestra identidad y valía sean incomparablemente honorables y extraordinarias. Aquellos que no tienen aficiones ni puntos fuertes solo pueden hacer algunos trabajos básicos y tareas que no son exigentes desde el punto de vista técnico, como ser anfitriones, cocinar, limpiar o cultivar verdura, criar cerdos y alimentar a las gallinas. Entonces, desde la perspectiva de los intereses, las aficiones y los puntos fuertes de las personas, ¿acaso no se distingue entre las personas que son de alto y bajo nivel, nobles y vulgares? ¿No existe una diferencia jerárquica entre ellas?”. ¿Es correcto este punto de vista? (No). Como ves, Dios ha dado puntos fuertes a algunas personas, ha ordenado que algunas tengan ciertos intereses y aficiones, mientras que a otras no les ha ordenado nada; no tienen ningún punto fuerte en absoluto, no saben cantar ni bailar, no entienden de literatura y son completamente ignorantes de todo tipo de habilidades profesionales. Puede darse la casualidad de que haya una familia de acogida que tenga dos perros, de modo que poner a una persona así, sin puntos fuertes, para que les dé de comer debería ser adecuado; es la tarea más sencilla. Pero, aparte de dar de comer a los perros, ese individuo no los saca a pasear y no sabe cómo cuidarlos. Después de alimentarlos durante uno o dos años, los perros ni siquiera lo reconocen como su amo y no le tienen apego. Decidme, ¿qué clase de persona es esta? En comparación con los que tienen intereses y aficiones o puntos fuertes en un ámbito determinado, ¿no hay una diferencia? Claramente, se trata de dos tipos de personas que tienen diferencias en sus condiciones innatas: un tipo vive con un fuerte sentimiento de superioridad y lleva una vida rica y plena, mientras que el otro lleva una vida vacía, sin ningún sentimiento de superioridad. Entonces, si se distingue a las personas por diferencias de estatus y valía basándose en este principio, ¿es eso apropiado? (No). Entonces, ¿según qué principio es apropiado distinguirlas? Decidme, ¿hay diferencias entre las personas? (Sí). ¿Dónde radican las diferencias? ¿Cómo se debe distinguir a las personas? Como mínimo, hay que fijarse en si aman la verdad; distinguir su esencia, su grandeza y bajeza, su nobleza y vileza y su categoría en función de su actitud hacia la verdad. En teoría, ¿no se las puede distinguir de esta manera muy fácilmente? (Sí). ¿Es buena esta forma de distinguir a las personas? (Sí). Pero, ¿no es demasiado simple distinguirlas así? Algunas personas no tienen ningún punto fuerte innato ni tampoco intereses o aficiones; son personas muy mediocres, muy sencillas. Sin embargo, aman la verdad, la entienden, tienen experiencia y entendimiento al respecto y, cuando hablan sobre la verdad, pueden compartir su comprensión de las palabras de Dios; en la entrada en la vida, son mejores que la persona media. Pueden ayudar a mucha gente. Entonces, ¿puedes decir que tales personas son viles e insignificantes? (No). En teoría, la esencia de las personas, su grandeza y bajeza, su nobleza y vulgaridad y su categoría deberían distinguirse en función de su actitud hacia la verdad, pero ¿cómo exactamente deberían distinguirse? De eso es de lo que vamos a hablar hoy.
El hecho de que una persona tenga de manera inherente algún interés, afición o punto fuerte está preordinado por Dios. Si Dios te los da, los tienes; si no, no los tienes. No puedes aprenderlos ni obtenerlos por imitación. Sin embargo, si posees un punto fuerte en un ámbito determinado y dices: “Realizar el deber relacionado con este punto fuerte es demasiado agotador; no quiero este punto fuerte”, aunque no lo quieras, no puedes quitártelo ni otros pueden arrebatártelo. Lo que tienes, otros no pueden quitártelo; lo que no tienes, no puedes tomarlo ni obtenerlo compitiendo por ello. Todo esto está relacionado con la preordinación de Dios. No obstante, dicho esto, el hecho de que Dios te dé un determinado interés, afición o punto fuerte no significa que Él deba hacer que realices algún deber o trabajo relacionado con tu interés, afición o punto fuerte. Hay quien dice: “Ya que no se me pide que realice un deber en este ámbito ni que me dedique a un trabajo relacionado con esto, entonces, ¿por qué se me dio tal interés, afición o punto fuerte?”. Dios ha dado a la gran mayoría de las personas ciertos intereses y aficiones basándose en las diversas condiciones de cada una. Por supuesto, se toman en consideración varias cosas: por un lado, son para el sustento y la supervivencia de las personas; por otro, son para enriquecer sus vidas. A veces, la vida de una persona requiere ciertos intereses y aficiones, ya sea para el entretenimiento y la diversión o para que pueda dedicarse a algunas tareas apropiadas, de modo que su vida humana sea plena. Por supuesto, no importa desde qué aspecto se mire, hay una razón detrás de lo que Dios da, y Él también tiene Sus razones y fundamentos para no dar. Puede que tu vida humana o tu supervivencia no requieran que Dios te dé intereses, aficiones y puntos fuertes, y que puedas mantener tu sustento o enriquecer y hacer plena tu vida humana por otros medios. En resumen, independientemente de si Dios ha dado o no a las personas intereses, aficiones y puntos fuertes, esto no es un problema de las personas en sí mismas. Incluso si alguien no tiene puntos fuertes, esto no es un defecto de su humanidad. La gente debería comprender esto correctamente y tratarlo correctamente. Si uno posee ciertos intereses, aficiones y puntos fuertes, debería apreciarlos y aplicarlos correctamente; si no los tiene, no debería quejarse. Desde la perspectiva de los intereses, las aficiones y los puntos fuertes, esta es la situación real. Sin embargo, el hecho de que uno tenga estas cosas no refleja la valía, el estatus o la identidad de una persona. Entonces, ¿qué le dice esto a la gente? Incluso si Dios te ha dado intereses, aficiones y puntos fuertes refinados —estas son tus posesiones privadas, son tus condiciones ventajosas—, el hecho de que los tengas no significa que seas más noble que nadie, que tengas más ventajas o privilegios que nadie para hacer cualquier cosa. Esto se debe a que, a los ojos de Dios, independientemente de las condiciones innatas que tenga alguien, esa persona es un miembro de la humanidad corrupta. Aunque las condiciones innatas no contengan elementos de corrupción, todas las personas, quienes poseen condiciones innatas, han sido corrompidas por Satanás y viven según su carácter satánico. Su esencia-vida es su carácter satánico corrupto. Por tanto, independientemente de cuáles sean tus condiciones innatas y de si tienes o no intereses, aficiones y puntos fuertes, a los ojos de Dios, dado que la esencia-vida de todas las personas es la misma, tu valía es igual a la de los demás. La gente debería ver con claridad que, aunque tengan ciertas condiciones ventajosas o ciertas ventajas, en términos de esencia humana y de carácter corrupto, la esencia de todas las personas es la misma y todas las personas son iguales. Deben someterse al castigo y al juicio de Dios, y todas son a quienes Dios desea salvar. En lo que se refiere a la esencia-vida de la carne de las personas, estas son iguales. Sin embargo, desde otra perspectiva, existen algunas distinciones entre las personas, y necesitamos hablar en detalle sobre estas distinciones. ¿Cómo deben identificarse estas distinciones? Deben examinarse a partir del origen de las personas. ¿A qué se refiere “el origen”? Se refiere a aquello de lo que una persona se ha reencarnado; las distinciones se hacen en función de cómo surgieron y de dónde provinieron. En términos generales, esta humanidad se divide en tres categorías. La primera categoría son los reencarnados de animales, la segunda son los reencarnados de diversos diablos y la tercera son los reencarnados de seres humanos. Estas tres categorías distinguen a las personas desde la raíz. La razón por la que pueden distinguir a las personas es que el origen de las diferentes categorías de personas no es el mismo. Entonces, ¿cómo se puede saber quién se ha reencarnado de animales, quién de diablos y quién de seres humanos? Esto debe determinarse en función de aquello conforme a lo que viven y de las características que muestran. ¿Habéis oído alguna vez tal información, ya sea en la tradición popular o a través de otros canales? (Sí). Entonces, este tema no es del todo desconocido para vosotros, ¿verdad? (No, no lo es). Los reencarnados de animales, los reencarnados de diablos, los reencarnados de seres humanos… ¿de cuál queréis oír hablar primero? (De la primera categoría). La primera categoría son los reencarnados de animales. Si de verdad llegáis a conocer la verdad sobre este asunto, ¿tendrá un impacto en vuestras vidas? ¿Generará problemas u obstáculos? (Podría empezar a preguntarme de qué me he reencarnado). En el caso de algunas personas, una vez que saben de verdad a qué categoría pertenecen y se identifican con una en particular, si de hecho son reencarnadas de seres humanos, se sienten afortunadas y bastante bien al respecto. Pero si no son reencarnadas de seres humanos, ¿no les resultaría eso desalentador? (Sí). Provocaría ciertas dificultades y también algo de inquietud, ¿no? (Sí). Dado que puede provocar inquietud y algunas dificultades, ¿es mejor que la gente lo sepa o que no lo sepa? (Me parece que sería mejor saberlo). ¿En qué sentido sería mejor? (Al saberlo, uno puede entender la verdad a este respecto y, además, será capaz de discernir a algunas de las personas, acontecimientos y cosas a su alrededor). Entonces, hablemos de esto.
Primero, vamos a compartir una enseñanza sobre aquellos que se han reencarnado de animales. La reencarnación de animales, como su nombre indica, significa que tal persona se reencarnó de un animal. El ámbito de los animales es bastante amplio; en lo que respecta a cuántos tipos de animales exactamente pueden reencarnarse en humanos, eso no se encuadra en el ámbito de nuestra enseñanza. En resumen, existe una categoría de personas cuya existencia pasada fue la de un animal, lo que significa que su identidad original o categoría de creación no se encontraba entre la de la especie humana creada. Su categoría biológica inicial y primigenia era la de un animal. Así que, a ojos de Dios, su identidad en el reino biológico es la de un animal. En esta reencarnación, se han convertido en humanos, lo que significa que este animal ya no renace entre los animales, sino que se ha reencarnado en un ser humano, nacido en un momento determinado, en una familia, un linaje y un país concretos. Que un animal se reencarne en un ser humano significa que nace como humano, pero su existencia previa no fue la de un ser humano, sino la de un animal. Antes existía en el reino animal y renacía entre los animales; ahora, en este renacimiento, ya no está en el reino animal. Su identidad ha cambiado y se ha convertido en miembro de la especie humana. A esto se le llama la reencarnación de animales en seres humanos. Cuando un animal se reencarna en un ser humano, su apariencia y sus instintos son esencialmente los mismos que los de cualquier persona de la especie humana. Es decir, posee plenamente las características de un ser humano: puede caminar erguido, tiene rasgos faciales y apariencia humanos, posee pensamiento humano, instintos humanos y una vida humana normal, y también tiene la capacidad de hablar única del ser humano. Esto es lo que se conoce como un animal que se reencarna en un ser humano. Es decir, a partir de su forma física, su apariencia externa y las características de su vida física, solo puedes ver rasgos humanos; no se aprecian rasgos animales. Entonces, ¿cómo puedes saber que se han reencarnado de un animal? Esto es lo que más preocupa a la gente. Por supuesto, es posible darse cuenta de que se han reencarnado de un animal. Si no hubiera diferencias entre los que se han reencarnado de animales y los que se han reencarnado de seres humanos, entonces esta categoría de personas no tendría ninguna característica evidente. Precisamente porque existen diferencias evidentes entre los que se han reencarnado de animales y los que lo han hecho de auténticos seres humanos, estas dos categorías de personas pueden distinguirse fácilmente en función de sus características. Entonces, ¿cuáles son las características de las personas reencarnadas de animales? La primera característica es que tienen una comprensión distorsionada. La segunda es que son especialmente insensibles. La tercera es que están especialmente atolondradas. La cuarta es que son necias. Estas cuatro características por sí solas bastan para hacer evidente la diferencia entre una persona reencarnada de un animal y una reencarnada de un auténtico ser humano.
La primera característica de las personas reencarnadas de animales es que tienen una comprensión distorsionada. En primer lugar, ¿qué implica la distorsión? Implica problemas con sus pensamientos y puntos de vista; también está relacionada con sus capacidades cognitivas para contemplar, comprender y asimilar las cosas. Esta categoría de personas no puede comprender nada correctamente ni puede contemplar nada de forma adecuada. Su manera de ver a las personas y las cosas, así como su conducta y sus acciones, son especialmente absurdas, obstinadas y ridículas, completamente incompatibles con el pensamiento de la humanidad normal y con los pensamientos y puntos de vista de la humanidad normal sobre las cosas. Por supuesto, las personas con una comprensión distorsionada no están ni cerca de entender o llegar a conocer la verdad. La verdad está totalmente fuera de su alcance, y mucho menos entienden los principios-verdad. Sus puntos de vista están completamente distorsionados en lo que respecta a cómo tratan cualquier cosa o individuo. Después de que hayas compartido con ellas, entienden lo expresado en términos de doctrina, pero su comprensión sigue siendo igual de distorsionada después. Cuando luego les explicas las cosas de manera más clara y específica, poniendo ejemplos, puede que en ese momento lo entiendan, pero más tarde, cuando se encuentran con el mismo tipo de situación, su punto de vista sigue siendo igual de distorsionado y, sea cual sea el modo en que se comparta con ellas, eso no corrige su punto de vista. Además, este estado suyo —esta manera de comprender las cosas— persistirá indefinidamente sin cambios. A estas personas no se las puede cambiar mediante la enseñanza de la verdad de nadie; aunque Yo comparta y dé sermones, aun así no puedo cambiar sus pensamientos y puntos de vista distorsionados ni su manera distorsionada de comprender las cosas. Tales personas son muy problemáticas. Por ejemplo, cuando hacen algo mal y les dices: “Lo que hiciste fue incorrecto, no es conforme a los principios; había adulteración personal en ello”, dirán: “No lo hice a propósito. No pretendía que saliera así. Ya que todos vosotros sois tan buenos, tenéis la verdad y sabéis cómo hacer las cosas, ¿por qué no lo hacéis vosotros en lugar de encargármelo a mí? Decís que lo hice mal, ¿no es simplemente porque no os caigo bien? Ya que todos vosotros tenéis humanidad y yo soy el único que no la tiene, ¡pues yo me iré al infierno y vosotros podéis iros todos al cielo!”. Puede que incluso intenten defenderse y justificarse con razonamientos y busquen excusas para eludir su responsabilidad. Se niegan a reconocer que han obrado mal, no tienen la actitud correcta y no se comprometen a corregirse en el futuro ni dicen que entienden cómo deberían actuar la próxima vez. Nunca lo comprenderán de este modo y nunca entenderán el asunto de una manera pura desde la perspectiva de la humanidad. Hay incluso algunas personas que, cuando les señalas problemas en su trabajo y compartes la verdad con ellas, dicen: “¿No estás simplemente menospreciándome? ¿No es solo porque no tengo estudios y soy de campo? ¿No es solo porque mi estatus es bajo? Ni siquiera Dios me desdeña, así que, ¿qué derecho tienes tú a hacerlo?”. Nunca admitirán que han obrado mal ni luego buscarán la verdad, reflexionarán sobre sí mismas para ver en qué se equivocaron y buscarán la senda correcta de práctica para resolverlo. ¿Por qué no harán esto nunca? Porque no son humanas. No tienen el pensamiento humano normal y no pueden abordar los errores que surgen de la manera en que lo haría un ser humano normal. No tienen la actitud que un ser humano normal debería tener hacia los errores. ¿Os habéis encontrado alguna vez con tales personas? Sería mejor que también reflexionaras sobre ti mismo, para ver si tu razón es normal o no. Por ejemplo, después de que alguien haya fregado el suelo, la superficie todavía está bastante húmeda. Otra persona, sin darse cuenta, pasa por allí y resbala. Esa persona se levanta y le dice a la otra: “No has secado bien el suelo después de fregar. ¡Deberías haber puesto un cartel para avisar a la gente! Menos mal que soy joven y, si me caigo, me puedo levantar. Pero si hubiera sido una persona mayor, ¿no se habría roto un hueso? ¡De verdad que no has sido lo bastante considerado!”. ¿Son estas palabras apropiadas y normales? (Sí, son normales). La persona que fregaba no fue lo bastante considerada al hacer esa tarea, así que la próxima vez debería serlo más. Como alguien se ha caído debido a ello, está claro que ha cometido un error en este asunto. Ha sido un descuido y nadie la está condenando; solo tiene que corregirlo. Pero es incapaz de considerar o abordar este asunto de manera correcta y racional, desde la perspectiva o con el pensamiento de un ser humano. En lugar de eso, se da la vuelta y dice: “¿No veías que el suelo estaba mojado? ¿Estás ciego? Te has resbalado y te has caído, ¡bien merecido lo tienes! ¿No usas tus propios ojos y la culpa es mía? Cuando se acaba de fregar el suelo, claro que está mojado. ¿Por qué has pasado por ahí? No es como si yo te hubiera dicho que pasaras. Reconoce que has tenido mala suerte al caerte y ya está. ¡No tiene nada que ver conmigo!”. ¿Son racionales estas palabras? (No). No son racionales. ¿Cómo se dice esto en lenguaje coloquial? Que son irracionales. Has fregado el suelo, pero no lo has secado, lo que ha provocado que alguien resbale; aunque no es absolutamente necesario que expreses culpa y ofrezcas una disculpa, al menos deberías aceptar los recordatorios y las indicaciones de los demás sobre tu error. Deberías preguntar: “¿Te has hecho daño? ¿Necesitas ir al hospital para una revisión o un tratamiento? Asumo toda la responsabilidad”. Esta es la actitud correcta. Así es como una persona debería tratar y reflexionar racionalmente sobre algo que ha hecho mal, desde la perspectiva de la humanidad. Sin embargo, las personas reencarnadas de animales no tienen humanidad y su comprensión es distorsionada. Nunca hablarán de esta manera ni considerarán ningún asunto así. En lugar de eso, serán deliberadamente irrazonables. No secaron el suelo después de fregar, lo que provocó que alguien resbalara; entonces, la próxima vez solo tienen que hacerlo de otra manera, prestar más atención y corregir el error; sin más. El asunto quedaría resuelto. Es una cuestión muy simple: nadie dice nada al respecto y nadie las condena por ello. Tampoco se les exige que asuman ninguna responsabilidad legal. Pero se niegan a aceptar los hechos y en su lugar dicen: “¡Ah, así que vosotros sois todos buenas personas, vosotros sois los únicos con humanidad! ¡Yo debo de ser una persona malvada! ¡Hago daño a los demás deliberadamente! ¡Tengo malas intenciones! ¡Vosotros iréis todos al cielo y yo me iré al infierno!”. Decidme, ¿podría una persona normal pronunciar semejantes sandeces? (No). Solo el tipo de personas reencarnadas de animales comprenden todo y contemplan todo desde una perspectiva particularmente extrema, obstinada y ridícula. Por el asunto más insignificante —algo completamente legítimo—, pueden soltar toda una sarta de argumentos irrazonables y falaces, que dejan a los demás sin saber si reír o llorar. Si se las poda, ¿cómo se comportan? Hacen todo lo posible por justificarse y defenderse, explican por qué actuaron de esa manera y cuánto sufrieron por ello y contraargumentan con toda clase de razones. Cuando compartes con ellas sobre por qué se las ha podado, cómo deberían rectificar y buscar los principios-verdad después de cometer errores y cuáles son los principios para manejar esa situación, se niegan a asimilar una sola palabra. En lugar de eso, contienen su rabia y su ira y se sienten agraviadas y humilladas. Por detrás, incluso se quejan a otros. Les dicen: “¡Bah! Yo no había considerado esos problemas y no lo hice de esa manera a propósito. Y aun así me condenan y dicen que estaba trastornando y perturbando. ¿Tan malvado soy? ¿Soy una persona malvada?”. En lo que respecta a los principios-verdad, nunca estarán a la altura de ellos y nunca los entenderán; su comprensión es siempre especialmente distorsionada y particularmente ridícula. No importa qué principios-verdad se compartan, cuando les llegan a ellas, se convierten en una sola frase, una sola manera de actuar; se convierten en una formalidad, un ritual, un precepto. No se trata solo de que tengan una comprensión unilateral de los principios-verdad; más bien, su comprensión es especialmente ridícula y absurda. La manera en que este tipo de personas comprenden la verdad parece especialmente torpe e idiota. ¿Hasta qué punto es idiota? Hasta el punto de que la gente ni siquiera siente lástima por ellas, sino que siente un asco rotundo, sin saber si reír o llorar, y se queda completamente sin palabras. Ya se han explicado las cosas hasta tal punto que decir algo más es redundante; cualquier palabra de más solo sería una necedad. No tiene sentido seguir hablando de los principios-verdad con estas personas. No importa de qué se ocupen, incluso si se trata del asunto más insignificante de la vida diaria, lo hacen de esa manera tan anormal, ridícula y distorsionada. Son incapaces de contemplar y manejar los asuntos dentro de los límites de la razón humana. Su perspectiva sobre todo es así de obstinada y ridícula; las opiniones que podrían expresar sobre cualquier asunto te harían sentir asco durante toda la vida después de oírlas. Si estuvieras comiendo mientras las oyes, podrías vomitar en el acto. Decidme, ¿cómo de distorsionadas tienen que estar? Esta es una de las características principales de las personas reencarnadas de animales: son obstinadas y ridículas. Desde la perspectiva de la humanidad, esta obstinación y ridiculez es principalmente una falta del pensamiento normal de la humanidad. Son incapaces de considerar cualquier problema según el pensamiento normal de la humanidad; son extremistas, propensas a las distorsiones y obstinadas. Sin importar cómo compartas sobre la verdad, los hechos objetivos o las situaciones específicas, se aferran con fuerza a su razonamiento y se niegan a soltarlo. Piensan: “La razón está de mi parte y no te he dado nada que puedas usar en mi contra. Voy a aferrarme a este razonamiento y se convertirá en la verdad. ¡Nada de lo que digas servirá en lo más mínimo!”. Esta es una de las características de las personas reencarnadas de animales: su comprensión es distorsionada.
Otra manifestación de las personas reencarnadas de animales es que son particularmente insensibles ante muchas personas, acontecimientos y cosas. No solo contemplan los asuntos de una manera obstinada y distorsionada, sino que también son incapaces de percibir en absoluto cuál es la naturaleza, la esencia o la causa raíz de cualquier cosa que surja, qué influencia puede acarrear o qué consecuencias puede provocar. Siguen sin poder percibir estas cosas y permanecen ignorantes de ellas, incluso cuando algunas personas ya han dicho o hecho ciertas cosas o han revelado ciertas señales e indicios; es como si fueran necias. Para cuando se dan cuenta, el asunto ya ha concluido y las consecuencias ya se han producido. Incluso después de oír tantas verdades, no saben ni pueden sentir qué clase de personas son las que las rodean, cuál es su esencia o qué son capaces de hacer. Hay quienes dicen cosas que son claramente problemáticas, pero ellas no pueden darse cuenta de ello. Por ejemplo, cuando algunas personas presumen, fanfarronean, alardean y hacen ostentación de sí mismas, esto es obviamente una revelación de un carácter arrogante; sin embargo, las personas reencarnadas de animales no pueden percibir el problema. En lugar de eso, piensan que esas personas son capaces, las admiran y las respetan, e incluso quieren seguirlas después. Esto demuestra que son insensibles. Personas malvadas y hechos malvados evidentes, revelaciones evidentes de un carácter corrupto, la dirección hacia la que obviamente se dirigen las cosas… tales personas no pueden percibir nada de esto. No saben cuál es la esencia del asunto ni cuál es la raíz del problema; no pueden percatarse en absoluto, ni siquiera tienen la percepción de ello. Son lo que a menudo llamamos cadáveres sin espíritu. Este tipo de personas se quedan aún más cortas en lo que respecta a los asuntos relacionados con los principios-verdad. Les dices según qué principio deberían practicar, pero no lo entienden; solo memorizan los preceptos a los que se supone que deben atenerse. No pueden entender los principios sobre los que compartes, están fuera de su alcance. Les señalas un estado determinado que presentan, el cual es una manifestación de su revelación de un carácter corrupto, pero piensan que estás hablando de otra persona. Aunque admitan de palabra que ellas también tienen este tipo de carácter corrupto, no reconocen qué palabras han dicho o qué acciones han realizado que se correspondan con ese estado o esa manifestación. No entienden y no saben de qué estás hablando. Cuando se habla sobre la verdad durante las reuniones, mientras que los demás ya han pasado al siguiente tema, ellas todavía retroceden en la discusión para hablar del anterior. ¿No es esto ser obtuso e insensible? Cuando los demás hablan, no pueden seguir el ritmo; no porque su pensamiento no pueda seguirlo, sino porque su calibre es insuficiente y no está a la altura. Cuando ciertas personas malvadas intentan engañarlas, jugar con ellas o atormentarlas, no pueden percatarse de ello, sino que tratan a las personas malvadas como hermanos y hermanas y se relacionan íntimamente con ellas, y solo después de que estas les hagan daño se dan cuenta de que les han tomado el pelo. Entonces piensan: “¡Qué necio soy! ¡No sé juzgar a la gente, no sé discernir a las personas! Esta vez he aprendido la lección de verdad; en adelante, no confiaré en nadie, solo confiaré en mí mismo. ¡Esa es la sabiduría suprema!”. Después de que las engañen una vez, creen que han ganado perspicacia e incluso piensan que ahora son más listas, con lo que pasan de un extremo al otro. Las personas reencarnadas de animales son insensibles a todos los asuntos. Por ejemplo, una de esas personas estaba a cargo de la ganadería y el cultivo. Un día bajó la temperatura y le dije: “Esta noche estaremos a cinco grados bajo cero. ¿No habría que ocuparse de esas plantas y animales que no soportan el frío?”. Al oír esto, respondió: “Yo tengo un chaquetón y por la noche duermo con un edredón y una manta, así que no pasaré frío”. ¿Entendió lo que quise decir? A juzgar por su respuesta, está claro que no. ¿No es esto ser insensible? (Sí). Si le hubiera dicho: “Esta noche estaremos a cinco grados bajo cero. Si las flores están en el patio, morirán congeladas. Los animales sensibles al frío y los débiles deberían guardarse en los establos. Deberías colgar una cortina extra en la puerta y tapar cualquier rendija por donde entre el aire en los establos”. Después de oír esto, se habría puesto a reflexionar un momento y habría pensado: “Ah, te referías a los animales y las plantas. Entonces, ¿no bastaría con meter las flores dentro? Hay muchos animales, y no has dicho cuáles son sensibles al frío y cuáles no, cuáles deberían meterse dentro y cuáles no”. Ciertamente, no lo especifiqué, pero ¿no puedes actuar conforme a los principios? Ni siquiera te das cuenta de que las flores que se dejen fuera en invierno podrían morir congeladas, y si no te asignara estas tareas, no las harías. ¿Qué clase de problema es este? ¿No es esto ser insensible? (Sí). Esto demuestra que es insensible. Por ejemplo, hace sol y hay ropa tendida en el patio para que se seque, y alguien dice: “Parece que por la tarde podría llover. ¿Se mojará la ropa que está tendida fuera?”. Estas palabras insinúan un recordatorio. Una persona con el pensamiento humano normal oiría esto y reflexionaría: “Debería prestar atención; en cuanto el cielo se nuble, meteré la ropa rápidamente”. Pero aquellos que no poseen el pensamiento de la humanidad normal no se darán cuenta de esto. Cuando dices que va a llover por la tarde, lo oyen y piensan: “¿Y para qué lo dices? No tiene nada que ver conmigo. Yo estaré dentro, así que no me mojaré si llueve. Además, ¿qué puedo hacer yo si llueve? ¡No sirve de nada que me lo digas!”. Simplemente no se dan cuenta de por qué se les dice esto o por qué se saca el tema. Entonces, ¿cómo hay que hablarles para que de verdad lo entiendan? Hay que decirles: “Lloverá por la tarde a tal hora. Antes de que llueva, cuando veas que el cielo se nubla, mete la ropa rápidamente. Si no lo haces, se mojará y habrá que volver a lavarla. Además, al recoger la ropa, comprueba si hay algo más en el patio que no deba mojarse o exponerse a la lluvia, y mételo también”. Hay que darles instrucciones así. Si no se las das de esta manera, no se darán cuenta de que tienen que meter la ropa ni de que deben recoger cualquier otro objeto que no pueda mojarse. No harán estas cosas. ¿Por qué? Porque son demasiado insensibles, no poseen el pensamiento de la humanidad normal y no cumplen el estándar de la humanidad normal. Es decir, su inteligencia y su calibre no alcanzan el estándar de la humanidad normal. Así son las personas reencarnadas de animales. Cuando le pido a una de estas personas que haga algo, aunque Yo ya le haya dado instrucciones en varias ocasiones y ella lo haya hecho muchas veces antes, aun así tengo que volver a dárselas. Si no lo hago, no se dará cuenta de lo que hay que hacer ni será capaz de hacerlo. Así que, cada vez que esas personas se enfrenten a ese tipo de tarea, tienes que decirles exactamente qué hay que hacer y cómo hacerlo, y darles instrucciones para cada paso del proceso. Si omites siquiera una sola cosa, no la harán, o incluso podrían estropear todo el asunto. Y si luego les señalas sus problemas, responderán con toda una sarta de argumentos distorsionados y empezarán a ser deliberadamente irrazonables. Esta es una manifestación de ser insensible.
Esta característica de las personas reencarnadas de animales, su insensibilidad, es muy evidente. Por ejemplo, a partir de la enseñanza sobre la verdad, entienden en términos de doctrina cómo discernir si el líder de una iglesia hace algún trabajo real, si es un líder que cumple el estándar o si es un falso líder o un anticristo. Sin embargo, en lo que respecta a discernir en qué categoría se encuadra el líder de su propia iglesia, aunque sean testigos de ciertas manifestaciones que este presente, no saben cómo discernirlas. Si les preguntas: “¿Hace vuestro líder de la iglesia algún trabajo real?”, responden: “Lo veo ocupado todos los días con reuniones y ajetreado organizando cosas, ha distribuido libros a los hermanos y hermanas y ha hecho un seguimiento del trabajo evangélico”. Entonces les preguntas: “¿Qué tal hace su trabajo, entonces? ¿Es alguien que persigue la verdad?”. Responden: “Ha renunciado a su carrera y su familia. Incluso cuando sus padres vinieron a visitarlo, estaba demasiado ocupado haciendo su deber como para verlos. Debe de ser alguien que persigue la verdad, ¿no?”. Solo se fijan en estas manifestaciones externas del líder de la iglesia; pero, por muchas maldades que el líder cometa en secreto, aunque las vean, no las identifican como un problema, no saben que lo son. Con independencia de cuántas de estas cosas sucedan delante de ellas, es como si nunca vieran nada, como si no vivieran entre la gente, sino en otro mundo por completo. ¿Acaso no son esas personas sumamente insensibles? (Sí). Esto es ser insensible. Cuando se encuentran con alguien que tiene la obra de los espíritus malvados, que siempre presta atención a asuntos sobrenaturales y siempre habla de cosas que percibe, diciendo constantemente cosas como: “He oído una voz, Dios me ha esclarecido, me ha iluminado, me ha guiado, me ha revelado algo de nuevo en mi interior”, las personas insensibles piensan: “De veras ama a Dios. Ha recibido revelaciones, ¿por qué yo no?”. Simplemente no se da cuenta de que se trata de la obra de los espíritus malvados. Solo cuando un día esa persona se vuelve loca de repente, monta una enorme escena delante de todo el mundo, revolcándose por el suelo, y corre desnuda por las calles, ven por fin que se trata de un espíritu malvado. En realidad, antes de que esa persona se volviera loca, ya había muchos indicios, y estas manifestaciones habrían bastado para calificarla como alguien que tiene la obra de los espíritus malvados y para que se lidiara con ella pronto echándola. Pero son insensibles, no pueden percibir estas cosas y no se dan cuenta de las consecuencias que podría acarrear dejar a una persona así en la iglesia. ¿Acaso una situación así no es susceptible a causar desastres? Algunos espíritus malvados y demonios malvados llegan incluso al punto de dañar a la gente, pero las personas insensibles siguen sin poder percibirlos por lo que son. Incluso creen que tales individuos aman a Dios de verdad y que rebosan fervor, ya que a menudo se quedan despiertos hasta tarde por la noche leyendo las palabras de Dios y aprendiendo himnos, sin comer ni dormir durante días y, aun así, sin sentirse cansados. Aunque esto es obviamente anormal, afirman que es amor a Dios. ¿No son demasiado insensibles? Las personas insensibles, por un lado, no pueden desentrañar los asuntos; son incapaces de mirar más allá de los fenómenos superficiales para desentrañar la esencia de los problemas. Por tanto, les resulta muy difícil calificar con precisión cualquier problema. Además, la gente insensible no tiene formas normales de pensar ni la capacidad de identificar las cosas, por lo que sigue siendo completamente ajena a muchas cosas que suceden a su alrededor. Las personas que son así pueden vivir en un lugar durante varios años y, sin embargo, cuando se les pregunta: “¿Cómo es el clima allí? ¿Cuáles son los patrones estacionales? ¿Es un lugar cómodo para vivir?”, son incapaces de responder. Dicen: “¿El clima? No lo sé. Sea como sea, las flores brotan en abril, las hojas se vuelven amarillas y empiezan a caer sobre septiembre u octubre y, cuando llega el invierno, es temporada de nieve”. Si se les pregunta: “¿Cómo son las costumbres locales? ¿Cómo es el sistema social? ¿Hay discriminación racial? ¿Cómo son las políticas del gobierno? ¿Cómo tratan a la gente de otros lugares?”, no tienen ni idea, se quedan mirando estupefactas, incapaces de decir nada. Incluso en lo que respecta al asunto más importante —la actitud del gobierno hacia la creencia religiosa—, no pueden decir nada, solo responden: “Bueno, vivimos allí y el gobierno nunca nos da ningún problema”. Son como muñecos de madera, completamente ajenas a todo; esto es de una insensibilidad extrema. También hay algunas personas que dicen que están demasiado ocupadas haciendo su deber y que no tienen tiempo para sintetizar estas cosas. ¿No es esto solo una excusa? (Sí). Es obvio que es una excusa. ¿Acaso cosas tan sencillas requieren una atención y un registro deliberados? No. Si posees el pensamiento de la humanidad normal, después de vivir en un lugar durante más de tres años, ya deberías tener básicamente una idea bastante clara del clima local, las costumbres, los hábitos de vida, la situación relativa a la creencia religiosa y las políticas del gobierno y sus actitudes hacia la gente de otros lugares. No necesitarías enterarte, averiguar o recopilar esta información de manera especial; simplemente lo sabrías. Cualquiera con el pensamiento de la humanidad normal podría captar estas cosas con mucha naturalidad. Si eres incluso incapaz de captar las cuestiones que la gente normal puede captar y ver con claridad, ¿qué indica esto? Indica que no posees el pensamiento ni la racionalidad de la humanidad normal y que no cumples el estándar de la humanidad normal. La razón fundamental por la que este tipo de personas no cumplen el estándar de la humanidad normal es porque no se han reencarnado de humanos, sino de animales. ¿Lo entiendes? (Sí). Si la característica de insensibilidad de uno es muy evidente, esto dice mucho del problema.
¿Qué habéis llegado a entender de lo que acabamos de compartir sobre las características de las personas reencarnadas de animales? ¿Os habéis dado cuenta de un hecho? Que tanto la comprensión distorsionada como la insensibilidad, estas dos características, son muy evidentes en esta categoría de personas. (Sí). ¿Por qué tienen estas personas estas dos manifestaciones? ¿Qué les falta en su humanidad? (Pensamiento normal). Eso es bastante acertado: no poseen inteligencia humana. A primera vista, parece que estas personas tienen un calibre escaso. ¿Cómo de escaso? Son tanto propensas a las distorsiones como insensibles; en lo que respecta a algunas cuestiones que aquellos con una humanidad normal se encuentran con frecuencia y pueden manejar y resolver de forma independiente, ellas se quedan cortas y no pueden resolverlas, por lo que parecen muy infantiles, ridículas e inmaduras. Más grave aún, algunas de estas personas no tienen la capacidad de sobrevivir con independencia; no pueden mantenerse a sí mismas y, ya salgan a trabajar o se dediquen a cualquier tipo de empleo, son incapaces. Vayan donde vayan, los empleadores o no las quieren o las destituyen. Además, lo principal es que, cuando se enfrentan a diversas cuestiones en el ámbito de su propia vida, como los problemas comunes de la vida e incluso algunos asuntos triviales, no pueden manejarlas bien. Pueden incluso hacer un desastre de un problema muy sencillo; siempre se limitan a aplicar preceptos a ciegas. Los métodos y enfoques que utilizan para manejar las cosas son sumamente necios y torpes; no poseen los métodos y medios que un adulto usaría para lidiar con las cosas en el mundo. Esto hace que sea muy evidente que no poseen inteligencia humana. Por ejemplo, una de estas personas desarrolla una enfermedad y siempre se siente mal. Busca algo de información y esta indica que podría ser una enfermedad grave o una dolencia importante; se aterroriza y corre al hospital para que la examinen. El médico le dice: “Esta enfermedad es muy grave. Tiene una tasa de mortalidad extremadamente alta. Si no se trata, empeorará y acabará en muerte. La cirugía es la única forma de tratarla. Si no te operas, te quedan como mucho tres meses de vida”. Al oír esto, se asusta muchísimo y no sabe qué hacer. Sin someterse a más exámenes para confirmar el diagnóstico, se limita a escuchar al médico y decide operarse. Antes de la operación, ni siquiera pregunta qué precauciones hay que tomar y si habrá secuelas cuando termine la operación; ni siquiera sabe hacer estas preguntas e, intimidada por el médico, sube dócilmente a la mesa de operaciones. Al final, después de la cirugía, siente molestias aquí y allá, e incluso tomar medicamentos no ayuda. Más tarde, oye a otros decir que esta enfermedad no requiere cirugía, que no es realmente una enfermedad grave y que, mediante el ejercicio y la toma de algunos medicamentos comunes, la dolencia mejorará gradualmente y no progresará ni empeorará. Los médicos, para ganar dinero, a veces hacen declaraciones alarmantes para asustar a la gente, y la persona insensible no tiene ideas propias y no puede emitir juicios; al oír lo que dice el médico, se muere de miedo y, cuando este le dice que se someta a la cirugía, lo hace. Cuando este tipo de personas se hallan en tales situaciones, si hay alguien cerca que tenga sus propias ideas, sea de mente fuerte y posea inteligencia para ayudarles a revisar las cosas, podrán evitar dar rodeos y sufrirán un poco menos. Pero si se les deja manejar tales asuntos por su cuenta, especialmente cuestiones importantes, o se desviarán hacia un lado o hacia el otro, o sufrirán engaño o daños; siempre toman medidas extremas. Son simplemente incapaces de evaluar las cosas de manera exhaustiva basándose en principios o en las formas y métodos comúnmente utilizados para manejar tales asuntos y luego encontrar el modo más razonable y racional de tratarlos. Cualquiera puede engañarlas, jugar con ellas, influenciarlas y desorientarlas. Algunas personas preguntan: “¿Es que esta gente no tiene sus propios pensamientos u opiniones?”. En realidad, no es que no los tengan; como ves, cuando cometen fechorías y sueltan argumentos falaces, ciertamente son muy obstinadas. No importa quién diga cosas correctas, ellas no escuchan, e incluso si alguien dice cosas que son correctas, se muestran desafiantes y simplemente persisten en sus argumentos falaces y retorcidos. Sin embargo, cuando se trata de la necesidad real de usar la razón y el pensamiento normales para afrontar y abordar correctamente los asuntos que surgen en la vida diaria, no saben qué método o procedimiento usar para manejarlos, no saben cómo abordarlos, no tienen formas ni métodos, ni pensamientos u opiniones propias. Al final, solo pueden ser manipuladas por otros; hacen lo que otros les dicen que hagan. No tener la inteligencia de la humanidad normal es una característica de las personas reencarnadas de animales. Entonces, ¿por qué son capaces de persistir en sus argumentos falaces y retorcidos, e incluso de expresarlos en voz alta y difundirlos por todas partes? Esto demuestra que, en lo que respecta a su inteligencia, son incapaces de discernir qué es la verdad y qué es un razonamiento falaz, qué se ajusta a la racionalidad normal y qué no; no pueden distinguir entre estas cosas. Por lo tanto, cuando compartes un razonamiento que es correcto, no pueden aceptarlo y no lo entienden. Simplemente persisten en su propio razonamiento distorsionado y retorcido, y creen que es correcto. No importa qué método utilice cualquier otra persona para hablar con ellas y da igual cuán buena o llena de sabiduría sea su forma de hablar, las personas reencarnadas de animales no pueden asimilarlo y no lo entienden; están acabadas. Esto demuestra que no tienen la inteligencia de la humanidad normal. Incluso cuando se trata del asunto más normal de la vida diaria, al razonar con ellas, no lo asimilan; siguen persistiendo en su razonamiento retorcido. Cuando la gente ve esto, piensa: “¿Por qué esta persona es tan extraña? ¿Por qué es tan impermeable a la razón? Parece a la vez un enfermo mental y alguien que no ha alcanzado la mayoría de edad. ¿Por qué habla siempre de forma infantil?”. Pero no son jóvenes, cuando tienen cincuenta o sesenta años, son así, y cuando llegan a los ochenta, siguen siéndolo. Durante toda su vida, son personas con una inteligencia deficiente; durante toda su vida, no poseen el pensamiento ni la inteligencia humanos normales. Esta es una característica de las personas reencarnadas de animales. ¿Es evidente esta característica? (Sí). Por ejemplo, digamos que hay una mujer necia que tiene cierto atractivo y, después de que la seduzca un vil granuja, se van a vivir juntos. Ese vil granuja anda coqueteando por ahí todo el tiempo, pero cuando ella se entera, no se enfada; en cualquier caso, le parece bien mientras él la trate bien. Más tarde, el vil granuja se lía con otra, pero cuando ella se entera, no le importa y sigue con él con una devoción inquebrantable. Incluso dice: “Mientras no me abandone, estoy bien”. Alguien la aconseja, diciendo: “Ya ha caído muy bajo, deberías dejar de estar con él”. Ella dice: “No, no puedo vivir sin él. ¡Él me quiere y a mí me gusta!”. Una persona así merece quedarse con ese vil granuja y sufrir toda la vida; simplemente no puede discernir qué es una buena persona o qué es una persona decente. Se junta con un vil granuja e incluso piensa que él la ama de verdad. El vil granuja le dice unas cuantas palabras dulces, le compra algo de comida rica y, así sin más, la engatusa hacia sus brazos. Juega con ella como si fuera plastilina. Cuando él coquetea a sus espaldas y ella se entera, arregla las cosas con unas pocas palabras, la engaña, y ella es incapaz de darse cuenta del engaño. Al final, el vil granuja se apodera de todas sus propiedades y de su casa y luego la deja. Ella lo maldice por no tener conciencia, pero no dice que fue engañada porque es incapaz de calar a la gente. ¿Por qué ese vil granuja no engañó a otras pero sí puedo engañarla a ella? ¿No es porque es necia? Las características principales de este tipo de personas son que son obstinadas y ridículas en cómo comprenden y tratan todo, y que no poseen la inteligencia de la humanidad normal. Por eso decimos que son reencarnadas de animales. Como son animales, no poseen inteligencia humana. El hecho de que no posean inteligencia humana es suficiente para demostrar que la esencia en su interior no es la esencia de los humanos. Por lo tanto, no pueden hacer frente a los asuntos humanos ni manejar y resolver los problemas que los humanos normales deberían poder manejar y resolver. Incluso en lo que respecta a su enfoque de las cosas en su vida cotidiana —sus comidas diarias, las necesidades básicas, así como las relaciones interpersonales y el entorno que las rodea—, también son muy insensibles. Además, cuando se encuentran con ciertos asuntos que deben afrontar y manejar, no tienen la inteligencia de la gente normal, y mucho menos sabiduría, por supuesto. Cuando se enfrentan a estos problemas, los manejan con gran dificultad, enorme agotamiento y una torpeza extrema. Son tan mayores y han vivido tanto tiempo, ¿cómo pueden manejar las cosas de esta manera? ¿Por qué las cosas que dicen suenan tan repugnantes y extrañas? ¿Por qué no hablan como la gente normal? Han vivido muchos años y han experimentado bastante, pero al manejar un asunto tan simple, ¿cómo pueden comportarse así? Ni siquiera tienen los límites más básicos de la humanidad o los principios más fundamentales que la gente debería tener.
Además de las dos características de tener una comprensión distorsionada y ser insensibles, las personas que son reencarnadas de animales tienen otra característica, que es que son especialmente atolondradas. En el pasado, cuando compartíamos la verdad, solo hablábamos del esquema y la dirección generales; la enseñanza era relativamente general. En cuanto a los diversos detalles de la verdad, no hablábamos sobre ellos de manera específica, sino que solo tratábamos algunas declaraciones y contenidos conceptuales. A lo largo de estos años de enseñanza, se ha hablado de diversos aspectos de la verdad de manera específica y detallada. Sin embargo, las personas que son reencarnadas de animales, cuando escuchan las palabras que se comparten actualmente en la enseñanza, piensan que son más o menos las mismas que las que se compartían en la enseñanza antes, y que es solo que las maneras de expresar las cosas han cambiado un poco, el contenido se ha vuelto algo más abundante y la cantidad de enseñanza ha aumentado significativamente en comparación con antes. Y entonces se preguntan por qué, durante este largo periodo de escucha, no hacen más que estar cada vez más perplejos. Llevan muchos años escuchando sermones, pero no han obtenido nada de ello. En lo que respecta a cómo comportarse, cómo tratar a los demás, cómo conocerse a sí mismo, cómo experimentar la obra de Dios para lograr el conocimiento de Dios y, en especial, cómo tratar a Dios y Sus palabras, desde el principio han sido incapaces de entender estas cosas e, incluso ahora, siguen sin poder entenderlas. No se trata de un grado leve de atolondramiento, sino de uno grave. Por muy específicamente que se expliquen los diversos aspectos de la verdad, ellas los confunden todos. Lo que captan son solo unas cuantas consignas y doctrinas, tales como: “¡Debemos entregarnos a Dios, serle leales y hacer bien nuestros deberes!”. Se aferran a unos cuantos preceptos, consignas y teorías, y piensan que están practicando la verdad. Cuanto más específicamente compartes, más desconcertadas se quedan y más les parece que les supera, que era mejor antes, cuando la enseñanza era simple. Además, cuanto más detallada es la explicación, más dificultades tienen: “¿Cómo voy a recordar algo tan detallado? Antes, practicar era bastante simple. ¿Por qué ahora, cuanto más compartimos, más declaraciones hay? ¿Por qué, cuanto más se dice, menos sé cómo practicar? Antes, hacer un deber era bastante simple; solo consistía en renunciar, entregarse, correr de un lado para otro, predicar mucho el evangelio y dar abundante testimonio de Dios. Ahora, las verdades sobre el cumplimiento del deber se han explicado en detalle, al igual que todos los demás aspectos de la verdad; sin embargo, cuanto más se explican estas cosas, menos las entiendo y más me superan”. Cuanto más detallada es la explicación, más les superan estas verdades; ¿acaso esto no es ser atolondradas? Son gravemente atolondradas, ¿verdad? Aunque se han explicado en detalle diversos aspectos de la verdad, siguen confundidas y siempre atolondradas respecto a algunos términos conceptuales y definitorios. Por ejemplo, no saben ni pueden desentrañar qué son las personas malvadas o los falsos líderes; tampoco conocen qué es la buena y la mala humanidad ni la diferencia entre practicar los principios-verdad y atenerse a los preceptos. Todas estas cuestiones específicas son un embrollo para ellos. Ni siquiera entienden estas cosas conceptuales; su pensamiento es desordenado. Es más, hagan lo que hagan, no pueden encontrar los principios, no tienen pasos que seguir ni planes concretos, y no saben qué métodos deberían usar ni qué resultados deberían lograr; tampoco pueden ver con claridad qué consecuencias acarreará actuar de cierta manera. En su mente, piensan: “¿Por qué debería molestarme en preocuparme por estas cosas? Si no sé cómo hacer algo, lo haré a ciegas; de todos modos, mientras mi corazón sea sincero con Dios, con eso basta”. Como ves, tales personas son increíblemente atolondradas, ¿verdad? Llevan muchos años creyendo en Dios, pero no saben qué aspectos de la verdad han llegado a entender ni si la han practicado. Cuando se les pregunta si tienen entrada en la vida, dicen: “Bueno, llevo muchos años creyendo en Dios y he renunciado a mi familia”. No tienen claras todas estas cosas; esto es ser gravemente atolondrado. Durante los cantos y bailes en las reuniones, rebosan energía, pero cuando llega el momento de los sermones y la enseñanza de la verdad, les entra sueño, se adormecen e incluso pueden quedarse dormidas. En lo que respecta al desempeño del trabajo, están dispuestas a esforzarse y dicen: “¡Hagamos bien nuestros deberes y ofrezcamos nuestra lealtad a Dios!”. Pero en lo que respecta a compartir la verdad, si se les pregunta: “¿Has cosechado algún fruto recientemente? ¿Has reconocido qué actitudes corruptas has revelado? Después de reconocerlas, ¿has encontrado una senda para resolverlas?”, responden: “Ni idea. Las he reconocido un poco, pero no sé si lo que he reconocido es correcto o no. De cualquier manera, simplemente seguí adelante y practiqué así, pero no sé si es acertado o no”. No pueden desentrañar nada y tienen la mente atolondrada y confusa. No saben en qué son diestras ni en qué son deficientes. Durante la enseñanza sobre cómo conocer las actitudes corruptas, admiten que tienen tales actitudes, que también mienten y que a veces actúan de forma evasiva y holgazanean. Pero al enfrentarse a situaciones reales, si les preguntas: “¿Por qué actuaste de forma evasiva y holgazaneaste? ¿Por qué recurriste al engaño?”, dicen: “¡Yo no lo hice! No lo hice a propósito; pensaba que esa era la manera apropiada de hacerlo, de modo que lo hice así”. Supongamos que alguien las deja en evidencia diciendo: “Pensabas que hacerlo de esa manera era apropiado, pero ¿había alguna intención o intriga personales en tu interior? ¿Sabes reflexionar sobre ti mismo? ¿Sabes qué consecuencias acarreará hacerlo de esa manera?”. Ellas responden: “Mientras no tuviera malas intenciones, está bien”. “¿No tener malas intenciones es lo mismo que actuar de acuerdo con los principios-verdad?”. “No lo sé”. No saben nada. Han escuchado muchas verdades y abundante enseñanza, y en su vida diaria se han encontrado con todo tipo de problemas relacionados con la verdad, pero siguen estando confusas y a oscuras respecto a toda la verdad. No pueden decir qué cosas son verdades y cuáles no, ni saben cómo practicar la verdad cuando se enfrentan a las situaciones. No tienen claro si sus acciones y comportamientos son conformes a los principios-verdad y simplemente hacen las cosas de cualquier manera que les parece bien. ¿Acaso no es esto ser atolondradas? (Sí). No tienen principios en nada de lo que hacen ni tampoco en cómo tratan a cualquier persona. Por ejemplo, en lo que respecta al trato de las personas malvadas, algunas de ellas tienen ciertos puntos fuertes o habilidades profesionales y, por ahora, todavía pueden rendir servicio; entonces, se les puede permitir que lo hagan. Sin embargo, a algunas personas esto simplemente no les cabe en la cabeza: “¿Acaso a Dios no le disgustan las personas malvadas? Entonces, ¿por qué se las sigue usando?”. Cuando compartes con ellas que esto es sabiduría y también un principio, lo meditan y piensan: “¿Qué principio? ¿No es esto simplemente engañar a la gente? ¿No es explotarla?”. Así es como lo perciben. Decidme, ¿tienen el pensamiento de la humanidad normal? No saben identificar los principios para actuar según las circunstancias reales; ¿pueden alcanzar el nivel de la inteligencia humana normal? (No). Todos aquellos con el pensamiento de la humanidad normal y una inteligencia normal pueden entender y captar este asunto, pero las personas reencarnadas de animales no pueden ni siquiera captar esta simple cuestión. Entonces, ¿cómo podrían entender la verdad? Una cosa que dicen a menudo es: “La última vez, dijiste eso sobre este asunto. ¿Por qué hoy dices algo diferente? Tus palabras no son fiables, ¿cómo puedes cambiarlas en cualquier momento?”. No saben que el estado de este asunto es diferente ahora, por lo que el enfoque para manejarlo también debe cambiar. Los principios y objetivos, sin embargo, siguen siendo los mismos. Es solo que el método para manejar el asunto ha cambiado; se ajusta según las circunstancias específicas, adaptándose y respondiendo cuando es necesario en función del estado de este asunto, para así lograr mejores resultados. Cuando las personas reencarnadas de animales se encuentran con tales asuntos, no pueden desentrañarlos. Creen que los principios-verdad son preceptos y que en todo momento deben atenerse a ellos sin cambiarlos. Por tanto, cuando tú, basándote en los principios-verdad, ajustas el método para hacer algo, no lo captan ni lo entienden, y no pueden aceptarlo. Algunos de ellos pueden incluso condenarte y encontrar algún punto débil que usar en tu contra. En su interior, no pueden ver con claridad la esencia o la naturaleza de nada. Sus pensamientos son atolondrados. Cuando contemplan cualquier cosa, simplemente le aplican preceptos; nunca saben cómo evaluarla basándose en los principios-verdad, ni saben cómo adoptar diferentes métodos para resolverla y responder a ella basándose en la ley de su desarrollo. En las personas que son reencarnadas de animales, esta característica de ser atolondradas es muy obvia, ¿verdad? (Sí).
Las personas que son reencarnadas de animales son incapaces de discernir a los demás. Cuando ven a alguien que habla con bastante honestidad, pero que hace las cosas de una manera un tanto retorcida, no pueden desentrañar qué clase de persona es en realidad, si de veras es alguien que persigue la verdad. Al enfrentarse a situaciones complejas que requieren un pensamiento dialéctico, se quedan perplejas, son incapaces de entenderlas y no saben cómo evaluarlas. Su pensamiento es atolondrado, como un embrollo inextricable, y nunca pueden ordenar sus propias ideas. No importa cuántas veces les expliques los principios, no saben cómo aplicar los principios-verdad para discernir a las diferentes personas, acontecimientos y cosas. Por ejemplo, en lo que respecta a denunciar problemas, no pueden informar de las cosas con precisión basándose en la situación real. Algunos líderes son capaces de hacer algo de trabajo real, pero en ciertos casos, puede haber algunas desviaciones en el desempeño de su trabajo y pueden mostrar algunas revelaciones de actitudes corruptas; sin embargo, en términos de su humanidad y capacidad de trabajo, básicamente cumplen con el estándar. Sin embargo, algunas personas atolondradas no se fijan en el hecho de que estos líderes pueden hacer trabajo real ni en los méritos de su humanidad, sino que únicamente señalan sus defectos, fallos y algunos problemas triviales y menores para informar de ellos. Por el contrario, esos verdaderos anticristos y personas malvadas, aquellos que cometen grandes maldades, son incapaces de hacer ningún trabajo real y solo dicen palabras y doctrinas para desorientar a los demás; de cara al exterior, hacen las cosas con gran ostentación, pero en realidad su humanidad no cumple con el estándar, la senda que han elegido es errónea, su humanidad es la de las personas malvadas y los anticristos, y la senda que recorren es la de los anticristos, la de no perseguir la verdad, y, sin embargo, estos individuos atolondrados no pueden desentrañar estas cosas. Ven que estas personas montan un gran espectáculo al hacer su trabajo y asumen que tienen talento para el liderazgo y habilidades organizativas, que pueden hacer bien el trabajo. En cuanto a qué resultados produce realmente su trabajo, si se han arrepentido y han cambiado o si su humanidad cumple con el estándar, no saben nada de esto. No son conscientes siquiera de si los anticristos los han desorientado y controlado; seguirán y obedecerán a estos, pero continuarán creyendo que están siguiendo a Dios, que están predicando el evangelio y dando testimonio de Dios. En realidad, los anticristos habrán tomado el control sobre ellos hace mucho tiempo; no estarán creyendo en Dios, sino siguiendo a personas, a los diablos y Satanás, pero no lo sabrán. En su interior, hace mucho que se habrán llenado de oscuridad y que habrán perdido la presencia de Dios y la obra del Espíritu Santo. Como son muy insensibles, como su comprensión está distorsionada y como no entienden ningún principio-verdad, no pueden desentrañar las cosas y son incapaces de discernir a las personas. No solo no informan de los problemas ni consiguen que se retire a los anticristos, sino que incluso los defienden. Por el contrario, en lo que respecta a los líderes y obreros que son verdaderamente capaces de hacer algo de trabajo real, si notan defectos leves o pequeños problemas, insisten en informar de ellos y plantear estas cuestiones, aunque no sean asuntos de principio. ¡Son gravemente atolondrados! No pueden desentrañar ningún asunto de principio; incluso en lo que respecta a con quién deberían relacionarse en la vida diaria, de quién pueden obtener ayuda y beneficios o de quién deberían mantenerse alejados, no pueden discernir ni desentrañar estas cosas. Algunos de ellos se llevan muy bien con los incrédulos y los no creyentes, ya que piensan que estas personas son cultas, tienen calibre y, por tanto, pueden ayudarlos, y que vale mucho la pena relacionarse con ellas. Incluso alaban con frecuencia a aquellos a quienes idolatran, diciendo lo capaces que son y cuánto prestigio tienen. Adoran a los diablos como a ídolos; ¿acaso no es esto ser atolondrado? (Sí).
¿A qué se refiere en concreto ser atolondrado? (A tener escaso calibre). Eso es en términos generales; en concreto, ser atolondrado significa que una persona no tiene pensamientos ni puntos de vista acertados para discernir nada y que, al contemplar cualquier cosa, no tiene principios ni base y su visión de ello es atolondrada. Esto por un lado. Además, las personas de este tipo no pueden distinguir lo correcto de lo incorrecto ni lo blanco de lo negro; a menudo confunden las cosas negativas con las positivas y llaman negativas a las positivas. No pueden discernir qué son las cosas positivas y qué son las negativas. Por ejemplo, algunas personas dicen: “El dios en el que creéis no es más que una persona”. Ellas lo meditan y dicen: “No, eso no es correcto. Aquel en quien creo es dios. Si fuera solo una persona, ¿cómo podría expresar la verdad? Aquel en quien creo es dios; de esto estoy seguro”. Con respecto a este punto, no son atolondradas. Pero cuando alguien dice: “El dios en el que creéis se fugó con un montón de dinero y escapó a Estados Unidos para darse la gran vida allí”, se quedan perplejas y se desorientan. Si una persona con inteligencia oyera estas palabras, discerniría que se trata de un rumor inventado. ¿Cómo se podría llamar a esto “fugarse con un montón de dinero”? Al pasar por la aduana, todo el mundo se somete a una inspección estricta, y la cantidad de dinero en efectivo que cada persona puede llevar está regulada. ¿Acaso llevar esa pequeña cantidad de dinero podría considerarse “fugarse con un montón de dinero”? Además, ¿de quién es ese dinero? Si alguien se apropiara indebidamente o se apoderara del dinero de otros, eso sería “fugarse con un montón de dinero”, pero si es su propio dinero, ¿se puede llamar a eso “fugarse con un montón de dinero”? Eso no es “fugarse con dinero”, sino llevar dinero con normalidad. Eso por un lado. Además, ¿qué significa “fugarse”? Un fugitivo que escapa tras cometer un delito, a eso se le llama “fugarse”. ¿Cometió un delito el Cristo encarnado? Él simplemente expresó muchas verdades y llevó a cabo Su obra de juicio en la China continental, con lo que ganó a un grupo de personas que lo siguieron y, por ello, sufrió la brutal represión y los frenéticos arrestos del PCCh. Al final, no tuvo más opción que guiar a algunas personas para que salieran del país a fin de continuar la obra de Dios en el extranjero. ¿Cómo se puede llamar a eso “fugarse con un montón de dinero”? Fue un viaje normal, pasando por la aduana y tomando un avión a Estados Unidos de una manera completamente normal. Salió del país porque estaba siendo perseguido por el PCCh, así que no tenía dónde descansar ni dónde alojarse. Bajo el régimen dictatorial del PCCh, no solo no hay libertad religiosa, sino que creer en Dios también conlleva el arresto y la persecución; en el caso de Cristo, que expresa la verdad para salvar a la humanidad, si lo atraparan, se enfrentaría a la pena de muerte y a la crucifixión. Cristo eligió ir a un país democrático y libre solo por las necesidades de la obra, y obtuvo un pasaporte y un visado a través de los canales normales antes de llegar a Estados Unidos. En Estados Unidos, no tiene amigos ni parientes, no está familiarizado con el lugar, vive una vida corriente, y come sencillas comidas caseras; no hay en absoluto nada de “darse la gran vida”. ¿Acaso “darse la gran vida” no es solo la expresión de quienes tienen segundas intenciones? ¿Acaso no es una mentira? Cristo vive la vida de una persona corriente en Estados Unidos: come comidas caseras, nunca ha cenado en un restaurante de lujo para disfrutar de un festín, mucho menos se ha alojado nunca en un hotel de lujo, y muy rara vez se va de viaje; le basta con viajar por las zonas cercanas. Ninguna de estas cosas tiene un atractivo especial para Él. A algunas personas les encanta comer y quieren probar todo lo que no han probado antes, llegando incluso a hacer que les envíen comida por avión solo para probarla. ¿He hecho Yo eso alguna vez? Nunca. Y, aun así, ¡algunas personas con segundas intenciones han inventado cosas de la nada a este respecto! Estas personas son diablos. Nacieron como enemigos de Dios, y esta manera de actuar es su naturaleza innata; se basan principalmente en mentir para engañar a la gente y difamar a Dios. Que son diablos es algo que no se puede dudar. Entonces, ¿qué clase de personas son las que pueden creer las mentiras de estos diablos? Por supuesto, también deben de ser diablos; solo los diablos creen las palabras de los diablos. Algunas personas dicen: “El cristo en el que creéis se fugó con un montón de dinero”, y de inmediato lo creen y lo aceptan por completo. Otras dicen: “El cristo en el que creéis huyó a Estados Unidos y se está dando la gran vida allí. Come tantas exquisiteces que ya está harto de ellas, se aloja en hoteles de lujo, se pasea en coches de lujo, tiene un chef y asistentes personales y viaja al extranjero para visitar lugares pintorescos y famosos; se pasa todo el tiempo dándose la gran vida”. Una vez que Satanás les lava el cerebro, estas personas atolondradas se lo creen de inmediato. Yo digo que tales personas deberían ser entregadas a Satanás; son indignas de creer en Dios. No importa cuántos sermones hayan escuchado, simplemente no entienden, y aun así pueden creer estos rumores. Tales personas no son humanas. Si no son humanas, ¿qué son? Son animales. Aunque no son personas malvadas, son gravemente atolondradas, incapaces de distinguir lo bueno de lo malo, lo positivo de lo negativo, lo correcto de lo incorrecto, la verdad de la perversidad y el razonamiento retorcido. A tales personas se las debería depurar; si no se van por su cuenta, se las debe depurar de la iglesia. Hay que echarlas de inmediato, y con gusto las despacharemos. El PCCh tiene su propia manera de describir la depuración de personas de la iglesia: dice que depurar y expulsar a la gente es una demostración de fuerza. Como ves, Satanás y los diablos entienden todos los asuntos de esta manera tan ridícula. Esto simplemente deja en evidencia que muchas de las acciones del PCCh se hacen con el fin de demostrar fuerza; por lo tanto, interpretan la depuración de personas por parte de la iglesia como una demostración de fuerza. Asumen que los demás piensan de la misma manera que ellos. Nunca entenderán que la iglesia hace esto basándose enteramente en la verdad y en las palabras de Dios; depurar la iglesia es parte de los decretos administrativos de la iglesia. ¿Acaso no son perversos los diablos? (Sí). ¡Son verdaderamente perversos! Y hay muchísimas personas atolondradas; no importa cuán perversos sean los diablos, las personas atolondradas no pueden ver que lo son. Cuando los diablos inventan rumores sobre Dios, lo insultan y blasfeman contra Él, las personas atolondradas creen cada palabra. Pero no importa cuán reales y positivas sean las palabras de Dios, no las creen. No importa cuánto beneficio aporten las palabras de Dios a las personas, no pueden verlo. Sin embargo, en el momento en que Satanás pronuncia una sola palabra, se desorientan y la creen sin cuestionarla. Se podría decir que son de la calaña de Satanás, pero Satanás en realidad no las quiere. ¿Por qué? Porque los tontos como ellas, unas completas idiotas, son demasiado tontos incluso para Satanás. Eres incapaz de hacer nada, así que todo lo que Satanás hace es desorientarte para que no creas en Dios y lo traiciones; Satanás no quiere a alguien como tú. ¿Qué podrías hacer tú? ¿Tienes las habilidades para llevar a cabo actividades de espionaje? Ni siquiera tienes inteligencia humana. Revelarías tu identidad antes de terminar tres frases. Incluso si quisieras ser un espía para el PCCh, este no te querría. Como eres tonto, atolondrado, tan fácil de engañar y no posees inteligencia humana, hasta Satanás te desprecia y no te quiere. Por tanto, cuando la casa de Dios te pide que hagas tu deber, es que Dios te está enalteciendo; no te sientas agraviado. Crees todo lo que dice Satanás, pero no importa cuánta obra haya hecho Dios ni cuántas palabras haya dicho, no crees en ellas. No tienes una fe verdadera en Dios y sigues lleno de dudas. Satanás pronuncia una sola palabra y te dejas llevar cautivo por ella. ¿Qué clase de miserable eres? ¿Qué dignidad tienes? ¿Qué valía tienes? No eres más que una persona atolondrada, y, sin embargo, te crees muy bueno y te consideras noble. No puedes discernir siquiera mentiras tan obvias de Satanás ni reconocer el propósito que este tiene detrás de ellas; ¿acaso no es esto un atolondramiento extremo? El PCCh dice: “El cristo en el que creéis se fugó con un montón de dinero y se está dando la gran vida en Estados Unidos”. Cuando estas personas atolondradas oyen esto, el corazón les da un vuelco: “¿Es eso cierto? ¿Cómo no me he enterado? ¿Se fugó con todo el dinero que yo ofrendé? No se usó para el trabajo de la iglesia, ¿verdad? Se gastó para su disfrute personal, ¿no es así? Se usó para comprar buena comida, ropa buena y joyas preciosas para él, ¿no? Yo ni siquiera pude disfrutarlo; se lo ofrendé a él y lo usó para su propio disfrute. Me niego rotundamente a aceptar esto. ¡Ya no creo! ¡Necesito que me devuelvan mi dinero!”. Si te arrepientes de haber ofrendado dinero, la casa de Dios puede devolvértelo, pero a partir de ese momento, quedarás completamente apartado de ella. Has escuchado sermones durante muchos años. ¿Cuánta verdad has obtenido gratuitamente? Has disfrutado de la gracia, las bendiciones, la protección y el cuidado de Dios durante muchos años. ¿Has gastado un solo céntimo? ¿Te ha pedido Dios dinero alguna vez? La gracia, las bendiciones, el cuidado y la protección de Dios —incluida tu propia vida— te fueron otorgados por Él. ¿Puedes comprar con dinero lo que Dios otorga? ¿Por qué podrías intercambiarlo? ¿Puedes intercambiarlo por esas pocas y sucias monedas tuyas? Estas cosas son tesoros invaluables; no puedes intercambiarlas por nada, ¡nadie puede! Te son otorgadas porque Dios está dispuesto a otorgártelas, porque te muestra Su gracia y te trata como a un ser creado. No son cosas que hayas comprado con dinero, ni que hayas obtenido a cambio de pagar un precio. Las personas atolondradas no pueden desentrañar estas cosas. En su corazón, siempre están confundidas; siempre piensan: “¿Tiene dios algún secreto oscuro? Aparte de dar sermones, ¿no hay muchas otras cosas que se nos deberían aclarar y explicar? ¿No debería haber alguna explicación, alguna aclaración? ¿No deberían su vida privada y sus palabras y acciones entre bastidores ser reveladas a todo el mundo?”. Muchas personas atolondradas tienen esta mentalidad; puede que no digan tales cosas en voz alta, pero esto es lo que piensan en su corazón. ¿Necesita Dios revelar todo lo que hace a la humanidad corrupta? Dios ya ha expresado muchas verdades, y esa es la mayor clase de revelación; deja en evidencia a todas las personas. Si no crees que todo lo que Dios hace es la verdad, entonces no tienes conocimiento alguno de Él. Si haces comentarios arbitrarios sobre Dios, lo estás atacando y te estás resistiendo a Él. Dios ya ha hecho pública toda la verdad para que las personas puedan usarla para contemplar las cosas. Cómo se debe contemplar a las personas, cómo se deben contemplar las cosas y qué puntos de vista y principios se deben tener al comportarse y actuar; todo esto está en las palabras de Dios. Si todavía no lo sabes y no lo tienes claro, es porque eres atolondrado; eres un individuo atolondrado. Las personas atolondradas son indignas de conocer los asuntos de Dios y de Su casa —los diablos, más aún—, porque las personas atolondradas y los diablos no tienen la menor comprensión de la verdad; tienden a aplicar preceptos a ciegas, a emitir juicios sin pensar y a condenar ciegamente estos asuntos. No tienen discernimiento ni principios. Se puede decir con certeza: las personas atolondradas y los diablos son indignos de permanecer en la casa de Dios, ¡deberían desaparecer! Las personas atolondradas y las absurdas no poseen las condiciones básicas para entender la verdad ni para alcanzar la salvación; pueden ser llevadas cautivas por Satanás en cualquier momento y lugar. Decidme, ¿cuándo ha dado Dios sermones o explicado la verdad a los animales? Por tanto, que las personas puedan escuchar tantos sermones, tanto si son capaces de entender la verdad como si no, se debe enteramente a la gracia de Dios y a Su enaltecimiento. Si siempre estás dudando de Dios, pensando: “¿Es Aquel en quien creo realmente el Dios verdadero? ¿Existe Dios de verdad? ¿Es Dios realmente soberano sobre todas las cosas? ¿Es Dios realmente bueno con las personas o solo está fingiendo? ¿Es Dios realmente la verdad y puede Él de verdad salvar a las personas?”, si piensas de esta manera y tratas a Dios con tal actitud, entonces mereces la muerte. Tarde o temprano, Dios dispondrá un cierto entorno a través del cual entregarte a Satanás, y tu relación con Él se romperá por completo. La relación entre tú y Dios ya no será la de un ser creado y el Creador y, a partir de ese momento, no tendrás nada que ver con Él.
De lo que acabamos de hablar es de la tercera manifestación de las personas reencarnadas de animales: que son atolondradas. Hay otra manifestación, que es que son necias. La necedad también está relacionada con la inteligencia; entonces, ¿cuán necias son estas personas? ¿Qué manifestaciones demuestran necedad? Algunas personas, al predicar el evangelio, dicen: “¡Sé considerado con las intenciones de Dios! Él no tiene ni dónde reclinar la cabeza. ¡Las intenciones de Dios son meticulosas! La obra de Dios no es fácil, ¡es ardua!”. Cuando los no creyentes oyen esto, dicen: “¿Qué galimatías es ese del que hablas?”. Estas palabras son incomprensibles para los no creyentes. No creen en Dios, así que no saben a qué se refieren estas palabras ni cuál es su trasfondo. Entonces, ¿acaso no es necio que digas estas cosas? (Sí). ¿En qué sentido es necio? Van dirigidas al público equivocado, ¿no? (Sí). Algunas personas atolondradas, después de ser detenidas, son interrogadas por la perversa policía: “Vosotros creéis en dios, ¿qué os dice dios que hagáis? ¿No sabes que creer en dios es ilegal? Habéis vulnerado la ley. ¡El Estado no permite tal creencia!”. En realidad, estos policías perversos solo buscan algún chisme que puedan usar para condenar a los creyentes en Dios, pero esta clase de personas necias no son capaces de desentrañarlo. Dicen: “Nuestra fe en Dios no es ilegal. Dios nos dice que seamos gente honesta, que sigamos la senda correcta y que seamos buenas personas”. Cuando los diablos oyen esto, dicen: “Ya que dios os dice que seáis gente honesta, entonces decidnos: ¿quiénes son los líderes de vuestra iglesia? ¿Dónde se guarda el dinero de vuestra iglesia? ¡Habla con honestidad! ¡Si no hablas con honestidad, tu dios te condenará!”. Al oír esto, esta clase de personas necias se quedan estupefactas. ¿Acaso no es esto ser necio? ¿Cómo se puede hablar con honestidad a los diablos? ¿Cómo se le puede decir la verdad de Dios a los diablos? Pase lo que pase, uno nunca debe decírsela. También hay personas necias que le preguntan a la policía: “¿Por qué nos detenéis siempre? ¿Por qué siempre nos lo ponéis difícil a los que creemos en Dios? ¿Por qué siempre inventáis rumores sobre nosotros?”. ¿De verdad no saben por qué? ¿Esperan obtener una respuesta de ellos? ¿La obtendrán? Preguntarles por qué; ¿acaso no es absurdo? ¿Acaso no es ser necio? Pero estas personas necias, en efecto, pueden hacer preguntas así de necias. Simplemente no lo entienden y siguen preguntando: “¿Por qué el PCCh nos persigue siempre? ¿Por qué siempre nos detienen a los que creemos en Dios e incluso inventan rumores sobre nosotros? Está claro que se nos persigue y no podemos volver a casa, pero ellos dicen que hemos abandonado a nuestras familias. ¡Estos diablos no basan sus palabras en los hechos! ¿Acaso no es esto una invención total? Simplemente creamos algunos vídeos de actuaciones artísticas para dar testimonio de Dios y propagar Sus palabras. ¿Por qué odian tanto esto Satanás y los diablos? Siempre van a mi casa a amenazar e intimidar a mi familia y parientes, incluso instalan cámaras de vigilancia. ¿Por qué?”. ¿Es que siquiera hace falta preguntar esto? ¿Acaso no es una necedad decirlo? Si acabaras de empezar a creer en Dios, sería normal que no entendieras lo que pasa. Pero llevas creyendo en Dios muchos años, ¿cómo es que todavía no lo sabes? Y si lo sabes, ¿por qué preguntas? Algunas personas siguen sin poder entenderlo: “Nunca nos hemos opuesto al Partido ni al Estado, nunca hemos participado en actividades políticas, nunca hemos intentado derrocar al Gobierno ni su régimen, nunca hemos supuesto ninguna amenaza para su dominio. Entonces, ¿por qué el PCCh siempre nos detiene y nos persigue? Siempre estamos escondiéndonos, sin poder ir a casa ni llamar a nuestras familias a pesar de querer hacerlo. Simplemente no lo entiendo, ¿por qué el PCCh siempre nos lo pone difícil?”. Si de veras no eres capaz de desentrañar esto, es que eres demasiado ignorante; eres un auténtico necio. Digamos que hay una mujer que se casa con un marido no creyente. Cuando estaban saliendo juntos, él le dijo: “Yo también creeré contigo; entraremos juntos en el reino de los cielos”. Hablaba muy bien, pero en realidad es un incrédulo, un diablo; solo la estaba engatusando. Sin embargo, cuando ella renuncia a todo para entregarse a Dios, él monta en cólera. No le permite asistir a las reuniones, no le deja hacer su deber ni leer las palabras de Dios. Esta mujer necia todavía se pregunta: “Él no era así antes. Me amaba tanto, se preocupaba tanto por mí, me entendía tan bien y apoyaba plenamente mi fe en Dios. ¿Por qué parece una persona completamente diferente ahora? Él también creía antes, ¿por qué se ha vuelto así?”. Durante los varios años que está fuera de casa haciendo su deber, reflexiona constantemente sobre este asunto: “Es imposible que mi marido busque a otra mujer. Él me ama más que a nadie. Soy su única mujer, su primer amor. Nunca amaría a otra. Además, mi marido es un hombre ingenuo y no tiene grandes capacidades ni habilidades, ¿quién querría estar con él?”. En realidad, incluso mientras piensa esto, siente intranquilidad en el corazón. Tiene la esperanza de que su marido todavía la esté esperando. Pero, en realidad, ya cuando ella todavía estaba en casa, como estaba ocupada creyendo en Dios y haciendo su deber todos los días, él ya había encontrado a otra mujer. Sin embargo, ella piensa que eso es imposible: “¡Cualquier otro podría buscar a otra mujer, pero él no. ¡Él no es esa clase de persona! ¡Cuando yo todavía estaba en casa, incluso dijo que quería creer en Dios!”. Decidme, ¿acaso no está siendo sumamente necia? (Sí). Todos estos años no ha estado en casa; no solo su marido ha encontrado a otra, sino que incluso sus hijos y sus padres la han repudiado. Hace mucho que dejó de ser considerada un miembro de esa familia. Quién sabe cómo la insultan a sus espaldas o cuán profundamente la odian. Sin embargo, ella no es capaz de desentrañar esto. Decidme, ¿acaso no es esto necedad? (Sí). ¿Hasta qué punto es necia? Hasta el punto de que carece por completo de la inteligencia humana normal; por tanto, no puede usar el pensamiento humano normal para contemplar a las personas y las cosas. Siempre usa sus pensamientos y puntos de vista infantiles, distorsionados y estúpidos para contemplar y evaluar las cosas. Al final, a menudo se queda bloqueada en situaciones difíciles, por lo que se vuelve muy pasiva, y actúa de una manera muy ignorante. ¿Acaso no es esto necedad? (Sí). Hay algunas personas necias como esta. Ser necias significa que no tienen la inteligencia de la humanidad normal, por lo que, al contemplar a las personas y las cosas o al lidiar con los asuntos, no tienen los principios básicos como apoyo para poder lograr buenos resultados, ¿verdad? (Sí).
En resumen, si a las personas reencarnadas de animales se las evalúa usando la verdad como estándar, su característica principal es que básicamente no están a la altura; se trata de un estándar elevado. Si se las evalúa conforme a la inteligencia de la humanidad normal, son incluso incapaces de contemplar a las personas, los acontecimientos, las cosas o las situaciones que surgen en su vida diaria con el pensamiento de la humanidad normal. En sentido estricto, en la vida diaria, tales personas no pueden ni siquiera gestionar de forma independiente su propia alimentación, vestimenta, alojamiento o transporte, ni pueden responder a estos problemas y ocuparse de ellos de forma independiente. Aunque apenas logren sobrevivir sin morir de hambre, a juzgar por sus manifestaciones al lidiar con diversos asuntos, tales personas parecen muy idiotas y torpes, lejos de poseer una verdadera humanidad normal. Tomemos como ejemplo algunos animales: ni siquiera saben por sí mismos cuánta comida es apropiado comer. Solo pueden comer de forma saludable si la gente los alimenta a horas fijas y n determinadas cantidades. Tomemos a los perros, por ejemplo: si se les deja comer libremente, sin restricciones en la cantidad, comerán demasiado. Seguirán comiendo hasta estar completamente llenos y ser físicamente incapaces de comer más. Por tanto, una característica muy obvia de las personas reencarnadas de animales es que no pueden gestionar muchos aspectos de su propia vida de forma independiente. ¿Por qué no pueden hacerlo de forma independiente? Porque nunca saben cuáles son los principios para hacer tales cosas, cuáles son las condiciones básicas o qué límites no deben sobrepasar. Es como algunos animales cuando comen: no saben cuánta comida es apropiada. Si la gente no se ocupa de ellos, comerán hasta hartarse y morir. Si hay alguien que se ocupe de ellos y los alimente, podrían gozar de buena salud. Esta característica también es bastante obvia en las personas reencarnadas de animales. Tal como dicen algunos: “Comen sin saber si tienen hambre o están llenos, y duermen sin saber si es de día o de noche”. Entonces, ¿poseen tales personas la inteligencia de la humanidad? Está muy claro que no. Puede que una persona normal, a los veinte años, no sepa cosas como de qué modo debería comer para regular su salud a lo largo de las cuatro estaciones del año a medida que su cuerpo va experimentando diferentes condiciones, qué alimentos son saludables en cada estación y cuáles no, qué formas de vida son saludables y cuáles no, etcétera, pero a los treinta años sabe algunas de ellas, y a los cuarenta sabe aún más. A los cincuenta años, basándose en su propia condición física real, habrá resumido un conjunto de reglas de vida que se adapten a ella, y esto quedará básicamente establecido y fijado, sin cambios adicionales importantes. Pero las personas reencarnadas de animales, aunque vivan hasta los ochenta años, siguen sin poder resumir un conjunto de reglas de vida. O comen demasiado o demasiado poco, y o bien tienen malestar estomacal o una indigestión. No tienen ni idea de qué hábitos de vida o qué alimentos provocan qué problemas de salud; simplemente comen sin control. Si les pides que resuman un régimen alimentario o un enfoque dietético que se adapte a ellas basándose en qué alimentos son adecuados o inadecuados para su constitución y en diversas informaciones, no pueden hacerlo. Por ejemplo, alguien dice en internet que las cáscaras de huevo tienen un alto contenido en calcio y que comerlas puede complementar el aporte de calcio, así que se piensan en ello: “No soy muy alto porque me falta calcio; comeré cáscaras de huevo para complementar mi aporte de calcio”. Pero resulta que, después de comerlas durante un tiempo, no parece haber ninguna mejora en sus niveles de calcio. Decidme, ¿acaso no es esto distorsionado? Cuando te encuentras con información en internet que dice que las cáscaras de huevo tienen un alto contenido en calcio y que se pueden usar como suplemento de calcio, ¿cómo deberías comprenderlo? Está muy claro que las personas que comen cáscaras de huevo son propensas a la distorsión. Su comprensión es incorrecta, por lo que su práctica es distorsionada, extrema y estúpida. Entonces, ¿cuál es la forma correcta de comprender esto? Aunque las cáscaras de huevo puedan tener un alto contenido en calcio, no son algo que podamos comer. Todavía no se sabe si realmente pueden tener el efecto de un suplemento de calcio e, incluso si pudieran complementar tus niveles de calcio, tampoco está claro que puedas absorberlo. Además, ¿hay alguna prueba de que las cáscaras de huevo puedan ser un suplemento de calcio? ¿Se ha verificado esta afirmación? En realidad, hay muchas cosas que pueden complementar el aporte de calcio y todas han sido probadas médicamente. Si te niegas a aceptar estos métodos probados, es que eres una persona absurda. ¿No puedes simplemente tomar comprimidos de calcio para complementar tu aporte de calcio? Ese es el método más sencillo. No dañan el estómago ni los dientes, saben bien y puedes notar los efectos. ¿Acaso no es esta la comprensión correcta? (Sí). Pero aquellos con una comprensión distorsionada no lo comprenden de esta manera; llevan las cosas al extremo. Creen: “Si alguien dice que las cáscaras de huevo pueden complementar tu aporte de calcio, entonces debe de estar bien comerlas. Si necesitas complementar tu aporte de calcio, tienes que comerlas”. Ni siquiera consideran si el cuerpo puede absorberlas después de comerlas. Esto refleja una comprensión distorsionada, esto es ser extremo. Si alguien dijera: “La piel de plátano tiene un alto contenido en vitaminas y comerla puede realzar tu belleza”, ¿la comeríais? (No). ¿Por qué no? (Porque algunos alimentos creados por Dios deben comerse después de haber sido pelados, según las reglas de la naturaleza. Insistir en comer la piel es llevar las cosas al extremo. Si alguien quiere complementar su aporte de vitaminas para realzar su belleza, debería comer alimentos que sean normalmente comestibles y que tengan efectos embellecedores). Esta es la comprensión correcta. Pero fíjate en ese necio extremista: no lo comprende de esta manera. Insiste en forzarse a comer la piel e incluso dice: “Debo rebelarme contra mi carne. Debo comer piel de plátano para complementar mis niveles de un nutriente específico”. Pero no piensa: “La piel de plátano no sabe bien. No es comida. No la comeré. ¿Por qué, en lugar de eso, no como simplemente otra cosa que contenga este nutriente?”. ¿Acaso no es esta la comprensión correcta? (Sí). Si puedes distinguir de esta manera, si puedes comprender las cosas de este modo, eso demuestra que posees inteligencia humana. Pero si no puedes distinguir de esta manera y, tan pronto como oyes que la piel de plátano contiene un cierto nutriente, insistes en comerla aunque sepa mal, entonces eres un necio, eres alguien reencarnado de un animal y no posees el pensamiento de la humanidad normal. Cualquier herejía o falacia puede desorientar a tales personas, quienes son simplemente incapaces de discernir la corrección o veracidad de diversas informaciones; siempre las embaucan. Todo esto constituye una manifestación de cómo las personas reencarnadas de animales tratan diversos asuntos específicos: son sumamente necias, su comprensión es distorsionada y absurda y lo llevan todo al extremo. Cuando la gente dice que la investigación sugiere que algo es comestible, eso no significa que debas comerlo ni que nada más pueda reemplazarlo. Si dices que la verdad no puede ser reemplazada por ninguna teoría, eso es objetivo y preciso. Pero estos nutrientes son sustancias materiales; es imposible que no haya sustitutos. Dios creó una rica variedad de alimentos y hay muchos que contienen diferentes nutrientes. Las personas pueden hacer elecciones concretas basándose en su constitución individual, grupo de edad y estado de salud actual; no hay necesidad de atenerse a preceptos. Después de oír una información, las personas que se van a los extremos no pueden tratarla correctamente ni discernirla. Estas cosas siempre las desorientan y, al final, dicen: “¡Todo en internet es mentira, ni una sola palabra es verdad!”. Como ves, ahora se van al otro extremo. Puedes buscar información en internet, pero debes saber cómo usar la inteligencia humana y la forma correcta del pensamiento humano para discernirla, para tomar una decisión correcta sobre qué usar y qué desechar. Si algo es beneficioso para ti, puedes usarlo; si no es beneficioso o no es adecuado para ti, puedes tratarlo como una referencia o como un tipo de conocimiento general. Las personas con pensamiento humano practican de esta manera. Aquellas que no poseen pensamiento humano practican de una forma que se desvía a la izquierda o a la derecha; o bien son engañadas o bien no creen absolutamente nada. Son incapaces de discernir tales asuntos con esmero. Tales personas parecen especialmente obstinadas, ridículas, atolondradas e idiotas en la forma en que tratan diversos tipos de información o manejan asuntos de la vida real. Las personas que son así de idiotas, que no pueden discernir lo correcto de lo incorrecto ni lo que está bien de lo que está mal, ¿cómo se las arreglan cada día de su vida? Solo con ver cómo se comportan, te entra la preocupación. ¿Puedes todavía tener alguna esperanza de que sean capaces de entrar en la realidad-verdad?
Una mujer se casó con un vil granuja y piensa: “Mi marido me ama tanto. He encontrado el amor verdadero, me he enamorado”, y se siente muy dichosa. Pero los demás miran a su marido y ven que ni siquiera es humano —que es un diablo— y se preguntan cómo puede ella seguir tan embriagada y disfrutando tanto. Incluso se inquietan y preocupan por ella. Al final, después de tener hijos con él, la deja y ella se queda sin ningún apoyo; ¡su vida se vuelve insoportablemente difícil! A juzgar por las necedades que cometen las personas reencarnadas de animales, está claro que el hecho de que puedan arreglárselas para vivir y sobrevivir se debe en gran medida a la gracia de Dios. Dios les da aliento para que puedan seguir con vida y les da comida para que puedan sobrevivir. Las aves del cielo, los pequeños animales e incluso las hormigas de la tierra tienen todos comida para comer; ¿en qué medida sucede lo mismo con los humanos? Puesto que te reencarnaste como ser humano, Dios te da los medios para sobrevivir. O bien alguien te provee, o bien tienes un determinado punto fuerte que te permite mantener tu sustento. Esta es la gracia de Dios. Él no te deja morir de hambre, sino que te da una forma de sobrevivir, por lo que eres capaz de vivir hasta la vejez, de vivir hasta el final. Sin la gracia de Dios, dado el calibre con el que nacen, su ausencia de pensamiento normal y su falta de hasta la más mínima capacidad para manejar los problemas, los reencarnados de animales ni siquiera podrían arreglárselas para ganar un sustento por sí mismos. Desde otra perspectiva, las personas reencarnadas de animales están en realidad bastante bendecidas. Teniendo en cuenta sus capacidades en todos los aspectos y su inteligencia, les sería prácticamente imposible ganarse la vida en este mundo complejo y malvado. Pero como Dios muestra gracia hacia todos los seres creados y tiene misericordia por ellos, con independencia de si te reencarnaste de un animal o de un ser humano, a los ojos de Dios, si eres un ser creado y Él te ha dado aliento, Él provee normalmente lo que necesitas para vivir y sobrevivir, con lo que permite que tu vida se sostenga y que puedas seguir viviendo. Así que si dices: “He salido y me he esforzado para ganar dinero, manteniéndome por mí mismo para estar bien nutrido y sano; ¿acaso no me va bien? ¿No me estás insultando al llamarme necio?”, te equivocas. El hecho de que puedas ganar dinero y mantenerte por ti mismo no se debe necesariamente a tu propia capacidad; el noventa y nueve por ciento se debe a la gracia de Dios. Él te da algo de vigor y, por tanto, te permite esforzarte para ganar dinero para comer; te da un determinado punto fuerte, junto con un cuerpo sano y, por tanto, te permite hacer un trabajo, ganar dinero, mantener a una familia y sobrevivir. ¿Cuál es la base para que puedas hacer estas cosas? Todo se basa en que Dios te da la condición innata más fundamental que te permite realizar un trabajo humano normal, lo que te permite en última instancia mantenerte por ti mismo y conseguir tu sustento. En resumen, pase lo que pase, ya seas necio o atolondrado, ahora mismo, como ser creado con la apariencia externa de un ser humano, deberías conocer tu identidad y tu valía. Además, deberías comprender correctamente lo que Dios te ha otorgado, lo que Él te ha provisto y Su gracia y misericordia. Si encajas con las diversas características de las personas reencarnadas de animales y sientes que ciertamente perteneces a esta categoría de personas, ¿qué deberías hacer? Esto es fácil de manejar: no importa cuál sea tu origen ni si posees de forma natural la inteligencia y el pensamiento humanos, el hecho es que ahora tienes una identidad humana. Puesto que tienes una identidad humana, deberías cumplir el deber de un ser humano: haz todo lo que puedas, lo mejor que puedas y, en la mayor medida posible, lleva a cabo y haz bien lo que un ser humano debe hacer. Algunas personas dicen: “Has dicho que las personas reencarnadas de animales se caracterizan por una comprensión distorsionada, la insensibilidad, el atolondramiento y la necedad; eso significa que no tienen inteligencia humana. La gran mayoría de estas personas no entienden la verdad en absoluto, ¿cómo pueden hacer su deber bien y adecuadamente?”. Si no se te somete a estándares estrictos, puedes lograr hacerlo bien y adecuadamente, porque, después de todo, ahora tienes una identidad humana; siempre que seas obediente y no sueltes argumentos retorcidos, puedes lograrlo. Si ni siquiera puedes cumplir estos dos puntos, entonces digo que estás verdaderamente en peligro y tendrás que ser depurado de la iglesia. Si dices: “Puedo cumplir estos dos puntos. No soltaré argumentos retorcidos y acepto las afirmaciones correctas. Haré lo que se me diga que haga y lo haré como se me diga que lo haga”; si de veras puedes practicar de esta manera, entonces serás capaz de lograr hacer tu deber bien y adecuadamente. Algunas personas dicen: “He hecho mi deber bien y adecuadamente, y también quiero hacerlo de acuerdo con los principios-verdad”. Si de veras tienes la intención de esforzarte por alcanzar los principios-verdad sobre la base de ser capaz de hacer tu deber bien y adecuadamente, entonces el nivel que puedas alcanzar está bien; no hay requisitos. Basta con que no seas testarudo, no sueltes argumentos retorcidos, no sigas haciendo hincapié en tus propias razones, no actúes de manera atolondrada y no te niegues a admitir que has cometido una necedad cuando sí lo hayas hecho. En cuanto a actuar de acuerdo con los principios-verdad, puedes hacer todo lo que seas capaz; lo que sea que pienses que puedes hacer, simplemente hazlo. Los requisitos para este tipo de personas no son altos porque es algo difícil para ellas alcanzar los principios-verdad. Por tanto, basándose en sus condiciones innatas, no se les exige estrictamente que actúen de acuerdo con los principios-verdad. ¿Por qué no se les exige? Porque son incapaces de ello. Insistir en exigirles que actúen de acuerdo con los principios-verdad sería como forzar a un pez a vivir sobre la tierra. Tomemos como ejemplo algunos animales: si les exiges que coman la cantidad adecuada en cada comida y que no coman en exceso y se hinchen el estómago, ¿pueden hacerlo? No pueden. Comen todo lo que pueden de una sola vez hasta que físicamente no pueden comer más. Las personas reencarnadas de animales son iguales. Si les exiges que actúen de acuerdo con los principios-verdad, no pueden hacerlo. Entonces, ¿significa eso que se abandona a tales personas? No, no se las abandona. Pero no abandonarlas no significa exigirles que entiendan los principios-verdad o que entren en ellos. Simplemente significa tratarlas correctamente, dejarlas hacer lo que son capaces de hacer. No es anular sus cualificaciones para hacer su deber, ni anular sus cualificaciones para perseguir la verdad y, menos aún, anular sus cualificaciones para alcanzar la salvación. Solo significa que no se les exige estrictamente que practiquen de acuerdo con los principios-verdad, ni que alcancen los principios-verdad en todas las cosas. Es decir, deben hacer todo lo que sean capaces. Basta con que no intenten deliberadamente causar perturbaciones, no suelten argumentos retorcidos ni cometan fechorías imprudentemente en relación con asuntos cruciales de principio. Los requisitos para tales personas no son altos. ¿Lo habéis entendido? (Sí).
En cuanto a las personas que se han reencarnado de animales, hemos compartido algunas de las manifestaciones de su esencia. Por supuesto, hay algunas manifestaciones de las que no hemos hablado con mucho detalle. Si habláramos de ellas de manera más específica, quizá algunas personas no podrían soportarlo, así que hemos hablado de manera más general, dejando algunas cosas sin decir. Da igual de qué te hayas reencarnado, en definitiva, ahora tienes una identidad humana. Puesto que tienes una identidad humana, te preocupas por tu imagen y tu dignidad, así que te vamos a ahorrar un poco de dignidad; no hablaremos con demasiado detalle sobre este aspecto. De lo que ya hemos hablado es, básicamente, de cómo son las cosas; mira si te identificas con ello. Digamos que tus manifestaciones coinciden con las de las personas reencarnadas de animales y te sientes bastante turbado en el corazón; sientes que, como tienes esta clase de identidad, por un lado, tu valía ha disminuido y, por otro, tu integridad ha sido insultada y tu dignidad, desafiada. No sabes cómo manejar tu relación con Dios y de repente sientes que tu estatus se ha desplomado, que eres inferior a los demás, ya no sientes que haya nada honorable en ti, que tu calidad humana sea noble o que tengas una valía honorable, y de repente sientes en el corazón que no tienes ninguna esperanza ni apoyo y que tu destino futuro está en el aire. ¿Serían estas unas buenas manifestaciones? (No). Entonces, ¿no deberías cambiar de rumbo? (Sí). Puesto que estas manifestaciones y esta clase de comprensión no son buenas, ¿qué se debería hacer? Tenemos que encontrar una salida para la gente así, para que se sientan un poco mejor. No se trata de calmarlos ni de engañarlos, sino de permitirles tratar este asunto correctamente y esforzarse por practicar de acuerdo con los principios-verdad. Entonces, ¿qué deberían hacer? ¿Cómo deberían comprender este asunto las personas reencarnadas de animales? En primer lugar, desde la perspectiva de Dios, da igual de qué se haya reencarnado una persona, es algo que ordena Dios; no depende de las personas. Digamos que eres una de estas personas. Si te pidieran que eligieras, ¿elegirías reencarnarte en un animal o en un humano? (Reencarnarme en un humano). ¿Por qué elegirías eso? (Porque solo si nos reencarnáramos en un humano podríamos tener la oportunidad de oír lo que Dios dice y entender Sus palabras). ¿Y si te reencarnaras en un animal? (No tendríamos oportunidad de oír las palabras de Dios). Esto significa que nunca tendrías la oportunidad de oír la voz de Dios. Por tanto, puesto que sabes que, como animal, reencarnarse en un humano es algo bueno, con más razón deberías dar gracias a Dios; no deberías quejarte de Él. Deberías dar gracias a Dios por darte la oportunidad de ser un ser humano, que es, además, una oportunidad única en un milenio. Al fin y al cabo, Dios se hizo carne para salvar a las personas y, aunque la mayoría de la gente no ha obtenido esta gracia de la salvación, tú sí; has tenido la buena fortuna de oír la voz de Dios y de oírlo expresar la verdad. Esta es tu bendición. Es algo que, como forma de vida creada, no podrías haber obtenido siquiera a lo largo de varias vidas ni de muchas eras, aunque lo suplicaras. Dios te eligió precisamente a ti en esta era, te permitió reencarnarte en humano, vivir en Su casa y, junto a la especie humana, realizar el deber de un ser creado, con lo que tu identidad se transforma de la de un animal a la de un miembro de la especie humana y puedes realizar el deber de un ser humano. ¡Qué gran honor y privilegio es este! Es algo que muchas formas de vida creadas solo podrían desear, pero nunca obtener; y, sin embargo, tú lo has obtenido y lo estás disfrutando hoy. Esta oportunidad es increíblemente rara; para cualquier forma de vida creada, es una oportunidad única en un milenio. Por tanto, no solo no deberías caer en el abatimiento y quejarte ni sentirte disgustado o pensar que tu estatus es inferior al de los demás, sino que, al contrario, en realidad deberías sentirte afortunado. Deberías dar gracias a Dios; da gracias a Dios por la oportunidad que te ha dado, dale gracias por ensalzarte, pues lo que Él ha hecho es muy grande: lo que Él ha hecho es verdaderamente gracia y misericordia hacia los seres creados. Después de aceptar esta gracia de parte de Dios, deberías estar agradecido de que Él haya cambiado tu identidad y tu clase. Pero no puedes limitarte a darle las gracias y ya está; más allá de agradecérselo, también tienes que pensar en cómo aprovechar esta oportunidad. No importa cuál fuera tu identidad original, ahora que puedes realizar tu deber como ser humano, esta es una buena oportunidad para cambiar tu identidad y tu clase como ser creado. Entonces, ¿cómo puedes llevar a cabo este cambio? El primer punto clave es realizar bien tu deber. Si, debido a las diversas limitaciones de tus condiciones innatas, solo eres capaz de esforzarte y hacer trabajo físico, de hacer trabajos sucios y agotadores y, dada tu identidad y valía, el deber que realizas solo puede permanecer siempre dentro de este ámbito, sin posibilidad de alivio o mejora, ¿qué deberías hacer? ¿A qué principio deberías atenerte? Si, sin importar en qué manifestaciones nos fijemos, ya sea en tu inteligencia, en tu calidad humana o en tus condiciones innatas, tu valía entre las personas siempre será esta —siempre serás una persona inútil, necia, atolondrada, insensible y tonta con una comprensión distorsionada, y tu valía nunca aumentará—, ¿cómo deberías tratar tu deber? Esto es de suma importancia. Supongamos que tu valía nunca aumentará y que nunca tendrás ninguna dignidad entre las personas. A ojos de Dios, permaneces eternamente en tu sitio; esto es simplemente lo que eres. Tu clase puede tener características obvias visibles en la superficie y nunca pasarás de ser un animal a un verdadero humano. No tienes esperanza de alcanzar la salvación porque no puedes entender la verdad y ni siquiera posees inteligencia humana. No entiendes las verdades de las visiones y, en la casa de Dios, no sabes cómo predicar el evangelio, no estás a la altura ni cumples los requisitos para realizar ningún tipo de deber que implique habilidades profesionales; siempre estarás estancado haciendo trabajos sucios y agotadores y no tienes forma de cambiar tu situación. Suponiendo que seas así, ¿qué harías? ¿Dejarías de creer en Dios? ¿Te darías por vencido? ¿Se quitarían algunas personas incluso la vida? ¿Dirían: “Ya no quiero vivir. De todos modos, no tengo salida, ¿qué sentido tiene vivir así?”? Si, por mucho que te esfuerces, por muy diligente que seas, por mucho que luches o por muy alto que sea el precio que pagues, tu valía nunca cambiará y en la casa de Dios siempre serás alguien que se esfuerza y suda, una persona humilde sin dignidad a la que todo el mundo menosprecia, entonces, en lo que respecta a cómo tratas tu deber, la comisión de Dios y los diversos requerimientos del Creador, ¿qué forma de practicar deberías elegir? Esto es lo más crucial. En principio y en teoría, tu valía y tu identidad están establecidas, pero, de hecho, ahora mismo, entre las personas y a ojos de Dios, tu verdadera identidad es la de un humano. ¿Por qué digo que es la de un humano? Porque el deber que puedes realizar, tus revelaciones diarias y las diversas capacidades instintivas de tus condiciones innatas se encuentran dentro del ámbito básico de lo que es normal para un ser humano; posees estas condiciones básicas de ser un humano. Solo en lo que respecta a este punto, ¿cómo deberías tratar tu deber? Los animales no entienden los principios-verdad, no saben cómo hacer bien su deber, cómo ceñirse a él o cómo realizarlo devotamente y persistir en rendir servicio hasta el final; los animales no entienden estas cosas. Pero ahora, como humano, tú las entiendes, tú sabes hacerlo, así que deberías lograr estas cosas. Puesto que eres capaz de lograrlas, Dios te exigirá requisitos basándose en este principio. Sin embargo, si, porque no estás satisfecho con tu identidad y sientes que Dios es injusto, te desanimas y te quejas de Él, piensas que tu vida es humillante e indigna y entonces renuncias a realizar tu deber y te niegas a hacer incluso lo que eres capaz de hacer, es que eres sumamente rebelde. A ojos de Dios, no cumples con el estándar como ser creado; eres una aberración. Entonces, ¿qué deberías hacer? Con independencia de si tu valía es honorable o humilde, y sin importar de dónde provengas o qué problemas haya con tus condiciones innatas, en resumen, seas capaz de lo que seas, hazlo lo mejor que puedas y esfuérzate al máximo por hacerlo bien. Si, incluso después de esforzarte al máximo, sigues sin estar a la altura de los principios-verdad, Dios tiene un estándar mínimo que se exige a toda clase de personas: mientras lo des todo, muestres tu sinceridad y ofrezcas tu lealtad, cumplirás con el estándar. Dios no exige que cada persona alcance el cien por cien; con el sesenta por ciento es suficiente. ¿Qué quiere Dios? Lo que Dios quiere es una actitud; si tu actitud es desear realizar el deber de un ser creado, hacer bien las cosas que debes hacer y lograr, sin nada de lo que arrepentirte, entonces Dios acepta esa actitud. Él aprobará esa actitud y te protegerá para que llegues al final de la senda. Algunos dicen: “¿Qué pasará cuando llegue al final de la senda?”. No te lo diré ahora, te lo diré más tarde. Cuando llegues al final de la senda, lo sabrás. En resumen, lo que más importa ahora mismo es cómo tratas este asunto, cómo tratas el deber que Dios te ha dado y cómo cumples el deber que Dios te ha asignado. No importa cuál sea este deber, mientras sea algo que te haya asignado la casa de Dios, debes darlo todo para hacerlo. Cuando reconozcas tus propios problemas, deberías esforzarte al máximo por no soltar argumentos retorcidos, no hacer cosas que ofendan a Dios ni decir cosas que lo ofendan; en cambio, deberías hacer cosas que beneficien a las personas y a la casa de Dios, y decir cosas que beneficien a las personas y a la casa de Dios. Algunos de vosotros decís: “Todavía no soy capaz de esto ahora mismo”. Entonces, tómate tu tiempo; no seas impaciente. Si no puedes hacerlo hoy, hazlo mañana. Si no puedes hacerlo este año, intenta hacerlo el año que viene. Simplemente, tómate tu tiempo. Pero si, llegado el momento en que se anuncien los desenlaces de las personas, todavía no lo has logrado, entonces tendrás que asumir tú mismo las consecuencias. Nadie pagará por tu conducta. ¿Entendido? (Sí). Este asunto debería ser fácil de resolver; todo depende de la racionalidad de una persona y de si puede entender estas palabras. Si puedes entenderlas, entonces estas cosas serán bastante fáciles de resolver. Incluso si algunos individuos dicen que es un poco difícil, mientras se esfuercen en esta dirección, al final obtendrán algunos resultados. Si no recorres esta senda, puede que sigas siendo capaz de sobrevivir, pero en cuanto a qué desenlace te esperará al final, es difícil de decir; nadie puede garantizártelo y nadie te dará ninguna garantía al respecto.
¿Cómo os sentís después de oír el tema de hoy? Probablemente os sintáis bastante afectados emocionalmente, ¿no? Este es uno de los temas que las personas menos dispuestas están a afrontar desde que empezaron a creer en Dios, ¿verdad? ¿Acaso no es incluso más angustioso y difícil de aceptar que el tema de ser un servidor? ¿Es difícil de aceptar? En realidad, sois capaces de aceptarlo, ¿verdad? (Sí). Si las personas tienen clara la identidad de Dios y han encontrado su propio lugar, entonces estas palabras y este tipo de asunto no deberían ser demasiado difíciles para ellas; solo unos pocos individuos pueden tener alguna dificultad al respecto. Pero la mayoría de las personas, después de oír esto, es poco probable que sigan ahondando en cuál es realmente su valía e identidad. Incluso si de verdad coinciden con algunas de las manifestaciones de las personas reencarnadas de animales, serán capaces de tratarlo correctamente y, después de un tiempo, se sentirán bien, ¿verdad? (Sí). Entonces, hoy compartiremos hasta aquí. ¡Adiós!
20 de enero de 2024