Cómo perseguir la verdad (13)

El tema que compartimos la última vez trataba sobre cómo discernir y ver a las personas. Se puede decir que esta clase de tema es de interés para la gente, pero como es un tanto especial y se relaciona con el importante asunto de las perspectivas y los destinos de las personas, provoca en los oyentes algunos sentimientos que difieren de los que suscitan otros aspectos de la verdad. Para algunos, estos sentimientos no son especialmente agradables. Después de escuchar este tema, algunas personas podrían experimentar una agitación interior considerable, y los que son insensibles también podrían experimentar una ligera agitación interior. ¿Verdad? (Sí). Con independencia de las reacciones de la gente, en cualquier caso, después de haber compartido estos temas, el pueblo escogido de Dios obtiene algo de ayuda para discernir a las personas y desentrañar diversos asuntos, y se lo capacita para obtener algo de percepción y discernimiento. ¿Verdad? (Sí). La última vez, compartimos algunas manifestaciones y características de las personas reencarnadas de animales. Entonces, ¿cuáles son las características principales de esta clase de personas? (La última vez, compartimos que las personas reencarnadas de animales tienen cuatro características: primero, su comprensión es distorsionada; segundo, son especialmente insensibles; tercero, son especialmente atolondradas; y cuarto, son especialmente necias). Estos cuatro rasgos son las características esenciales de las personas que son reencarnadas de animales. Entonces, ¿habéis resumido todos cuáles son exactamente las manifestaciones esenciales de esta clase de personas? En otras palabras, a juzgar por su exterior —su manera de hablar y comportarse y las diversas manifestaciones de su humanidad—, ¿qué manifestaciones tienen que estén relacionadas con estas cuatro características? Por ejemplo, ¿cuáles son las características de su manera de abordar la verdad y de la conciencia y la razón de su humanidad? Por supuesto, estos rasgos se engloban básicamente en las cuatro características de la comprensión distorsionada, la insensibilidad, el atolondramiento y la necedad, ¿verdad? (Sí). Ahora, basándoos en algunas de las manifestaciones que podéis ver y encontrar en la vida real, explicad estas cuatro características con más detalle. ¿De qué otras manifestaciones tenéis conocimiento? Por ejemplo, las personas reencarnadas de animales son muy insensibles. Si les señalas su problema limitándote a poner un ejemplo simbólico, siguen sin entenderlo aunque les hables de este problema varias veces. Así que tienes que decir explícitamente: “Estoy hablando de ti”, para que se den cuenta de que se trata de ellas. De lo contrario, asumen que se trata del problema de otro, que no tiene relación con ellas, y piensan que lo están haciendo bien. ¿No es esto insensibilidad? (Sí). Tienes que ponérselo delante de las narices para que reaccionen siquiera un poco. Entonces, ¿pueden comprender la verdad? (No). ¿Por qué no pueden comprender la verdad? (Porque son lentas para reaccionar y no pueden entender el significado de las palabras de Dios. Cuando otros les señalan sus problemas, solo captan una doctrina o un precepto; no pueden comprenderlo desde una perspectiva positiva y, por tanto, les es imposible tener una entrada positiva). Esto es carecer de capacidad de comprensión. En términos de insensibilidad, cuando alguien señala una clase de estado, simplemente no pueden darse cuenta de qué tiene que ver con ellas, de si realmente presentan o no esa clase de estado y de si realmente tienen o no esa clase de problema; no pueden darse cuenta de estas cosas ni entender lo que la otra persona está diciendo. Aunque especifiques qué cosa hicieron, qué palabras dijeron o qué manifestación mostraron en qué día, y sepan que estás hablando de ellas, lo que captan es solo un asunto, una declaración o una frase, y lo memorizan de una manera vaga y superficial. Después de memorizarlo, se limitan a aferrarse a un precepto: no digas esas palabras y no hagas esas cosas; haz estas cosas y actúa de esa manera. Pueden atenerse a este precepto toda la vida, negándose a aceptar la enseñanza de nadie, y ni diez bueyes podrían apartarlas de él. A medida que la situación evoluciona, debido a los cambios en el tiempo, los entornos geográficos, las personas, los acontecimientos, las cosas, etc., les dices que actuar como lo hacían antes ya no funciona y que deben ajustar su enfoque o estrategia —aunque el principio en realidad no ha cambiado—, pero no pueden comprenderlo. Dicen: “Llevo muchos años practicando de esta manera y me parece que está bien. He estado practicando desde hace muchos años basándome en lo que los líderes y obreros compartieron. ¿Por qué debería cambiar mi forma de practicar?”. Incluso tienen una base, pero, en realidad, simplemente han estado ateniéndose a un precepto durante años sin siquiera saberlo ni darse cuenta ellas mismas.

En lo que respecta a la característica de tener la comprensión distorsionada, la mayoría de las personas que son reencarnadas de animales muestran manifestaciones de una comprensión distorsionada. Su manera de pensar difiere de la de las personas normales. Sus ideas son muy excéntricas, extrañas y, a veces, incluso asombrosamente inesperadas; simplemente no puedes imaginar por qué pensarían de esa manera y nunca imaginaste que alguien en este mundo se planteara las cuestiones de una forma tan extraña. Sus ideas pueden dejarte estupefacto. Esto se debe a que las personas con un pensamiento normal suelen considerar los asuntos basándose en una manera normal de pensar, mientras que la manera de pensar de aquellos que son reencarnados de animales es muy peculiar. Con frecuencia expresan algunas afirmaciones extrañas y extravagantes, y cuando las oye alguien con un pensamiento normal, se sobresalta. Si intentas adoptar su manera de pensar para considerar un asunto, descubrirás que es muy extraña y que lleva a un callejón sin salida. Como tienen esta manera de pensar, en la vida real —ya sea al hacer sus deberes, al relacionarse con los demás o al enfrentarse a ciertas circunstancias, personas, acontecimientos y cosas— sus ideas son siempre muy raras y no pueden llevarse bien con la mayoría de la gente. No parecen criaturas que vivan en el mundo humano, sino que parece que viven en otro mundo. Nunca puedes entender por qué piensan como lo hacen o por qué se les ocurren tales pensamientos. La manera en que consideran los asuntos a menudo excede el ámbito del pensamiento de la humanidad normal y se desvía del camino correcto del pensamiento normal. El resultado final es que a todo el mundo le parecen muy extraños su manera, su postura y sus principios a la hora de considerar los asuntos. Si una persona así está presente mientras todos están considerando o compartiendo un asunto, y la mayoría de los presentes carecen de discernimiento, de opiniones propias o no entienden los principios-verdad, a menudo sucederá que el hilo de los pensamientos de estos últimos se quede estancado o que una discusión normal se vea perturbada e interrumpida debido a uno de los pensamientos y puntos de vista distorsionados de esa persona. ¿Y cuál es el resultado final? Después de darle muchas vueltas, la gente descubre que la opinión que esa persona propuso se desvía de la senda correcta, que no es ni objetiva ni práctica y que, además, es sumamente excéntrica, y que su manera de considerar los asuntos es incluso extremadamente rara. Cuando las personas normales charlan y hablan, la conversación se vuelve más animada, todo el mundo tiene más claros los asuntos en cuestión y el tema avanza cuanto más charlan. Pero si esta persona interviene, la conversación se desvía del tema. Los demás se quedan sin palabras, a todos les parece que las palabras de esta persona son demasiado extrañas y no pueden responderle. De este modo, se interrumpe el tema de discusión. Aunque este tipo de personas tienen pensamientos y puntos de vista “singulares”, estos difieren sistemáticamente de los puntos de vista propuestos por aquellos con un pensamiento normal. Sus pensamientos y puntos de vista no son los que la humanidad normal debería poseer y no están dentro del ámbito del pensamiento de la humanidad normal, por lo que las cosas que dicen suenan extrañas a oídos de los demás o incluso impensables, y sus soluciones y sendas no son de ninguna ayuda para la gente, y además tienen una naturaleza de trastorno, perturbación, socavamiento y sabotaje. Está bien si se quedan calladas y el hilo de los pensamientos de todos permanece algo claro, pero en cuanto interrumpen y expresan su opinión u ofrecen una sugerencia, todo el mundo se siente trastornado y perturbado al oírla, surgen desviaciones en cuanto al tema que se está tratando y es difícil que se logren buenos resultados. Sin embargo, una persona de calibre verdaderamente bueno puede señalar el quid de un asunto, captar su punto esencial y compartir una senda correcta para resolver el problema. Como mínimo, puede aportar algunas sugerencias significativas y valiosas que se basan en el hilo de los pensamientos de otras personas. Si propone una sugerencia y todo el mundo la encuentra adecuada y está dispuesto a aceptarla, esto significa que la sugerencia propuesta por esta persona de buen calibre ha dado en el clavo, porque es alguien capaz de desentrañar las cosas. Si no hablara, todo el mundo podría discutir durante tres días sin llegar a una conclusión. Como ves, ambos tipos de personas tienen puntos de vista singulares que son diferentes a los de los demás, pero los puntos de vista que propone una persona de buen calibre pueden ayudar a otros a desentrañar la esencia de un asunto y a encontrar la dirección y la senda de práctica correctas cuando están perdidos. Una persona con la comprensión distorsionada es diferente. Sus puntos de vista y su manera distorsionada de pensar a menudo tienen un efecto demoledor y perturbador cuando la gente está discutiendo asuntos o manteniendo conversaciones normales. Por tanto, si una persona con la comprensión distorsionada que es reencarnada de un animal se involucra en cualquier iglesia o en cualquier aspecto de la obra, es probable que provoque perturbaciones y trastornos, y todo el mundo se sentirá completamente harto de ella y pensará para sus adentros: “Daos prisa y echadla, ¡es demasiado molesta! Se pasa el día soltando sandeces irrelevantes y aun así se cree muy profunda, cuando, en realidad, todo lo que dice son falacias”. Al principio, puede que algunos la idolatren, pero con el tiempo la calarán y dirán: “Esta persona no tiene ningún conocimiento profundo. Se limita a hacerse pasar por sabia todo el día de manera fingida. De hecho, los puntos de vista y las ideas que propone son totalmente absurdos y simplemente no tienen nada que ver con los asuntos que deberían tratarse”. Empezarán a encontrarla irritante y a sentir repulsión por ella. Así pues, si este tipo de persona es responsable de algún trabajo técnico o profesional muy especializado o asume algún trabajo importante mientras hace su deber, rápidamente provocará molestias a los demás, porque los puntos de vista y las exigencias que plantea siempre dejan a la gente sin dar crédito y sin saber cuál es la forma apropiada de actuar. Si es solo un seguidor corriente, que se limita a obedecer instrucciones y órdenes, entonces aparecerán con frecuencia algunas desviaciones en las cosas que hace. Los líderes, los obreros y los que la rodean tendrán que hacerle un seguimiento y supervisarla constantemente. En cuanto le quiten los ojos de encima, cometerá errores, y los demás siempre tendrán que ayudarla a corregir y remediar sus fallos y a arreglar sus desastres. Al final, cuando todos vean que este tipo de persona no tiene remedio, dirán: “Siempre está causando perturbaciones aquí y nadie puede tener paz. ¿No se la puede echar? ¡Que se vaya a donde quiera!”. Esa es la reacción que todos tendrán. Al principio, serán pacientes con ella y pensarán: “Todos somos hermanos y hermanas, ninguno de nosotros tiene una gran estatura y nuestra comprensión de la verdad es superficial; apoyémonos y ayudémonos mutuamente”. Sin embargo, en el transcurso del contacto a largo plazo con ella, la calarán. Resulta que su problema no consiste en tener una estatura pequeña, sino que está relacionado con su calibre y su comprensión. No es que su comprensión sea superficial o que su pensamiento sea infantil; más bien, su comprensión es distorsionada. Su manera de ver las cosas y sus pensamientos y puntos de vista quedan fuera del ámbito del pensamiento normal, y sus opiniones suelen ser diferentes a las de los demás. Se niega a aceptar lo que otros dicen, aunque sea correcto, y no escucha ningún tipo de explicación. Una vez que se aferra a su propia idea, ni diez bueyes pueden apartarla de ella. Es decir, este tipo de personas no pueden distinguir lo bueno de lo malo. Las cosas que consideran buenas en sus pensamientos y puntos de vista no son, para las personas con el pensamiento de la humanidad normal, más que cosas distorsionadas, cosas que no se pueden presentar abiertamente. Sus puntos de vista no son solo infantiles o vulgares y sin valor, simplemente no son pensamientos o puntos de vista producto del pensamiento de la humanidad normal. Por tanto, este tipo de personas no pueden llevarse bien con la mayoría de la gente. Esto no se debe a un carácter corrupto, a barreras causadas por diferencias en los hábitos de vida ni a obstáculos lingüísticos, y ciertamente no se debe a que cometan algunas acciones malvadas o tengan comportamientos extraños. Se debe principalmente a estas características que su humanidad exhibe —comprensión distorsionada, insensibilidad, atolondramiento y necedad—, las cuales hacen que les sea imposible llevarse bien con la mayoría de la gente. Por supuesto, las personas malvadas y los anticristos tampoco pueden llevarse bien con la mayoría de la gente, pero aunque tengan este mismo rasgo, la esencia o el fenómeno de su incapacidad para llevarse bien con los demás es diferente al de las personas que son reencarnadas de animales. Las personas malvadas y los anticristos no pueden llevarse bien con los demás porque en esencia son diablos, mientras que las personas que son reencarnadas de animales carecen por completo del pensamiento y la inteligencia de la humanidad normal, así como de la conciencia y la razón de la humanidad normal, por lo que a las personas normales les resulta muy difícil charlar con ellas; solo pueden hablar de asuntos triviales y domésticos que no estén relacionados con los principios, lo que hace que el ámbito de la conversación sea muy limitado. Después de todo, las personas que son reencarnadas de animales no son las reencarnadas de diablos, son distintas de las personas de esa clase y también pertenecen a una categoría de seres vivos. Y así, mientras no estén implicados principios importantes, todavía pueden arreglárselas para asociarse, comunicarse e interactuar con otras personas en su vida diaria o mientras hacen sus deberes. Sin embargo, en cuanto intervienen principios-verdad importantes o elecciones sobre qué senda tomar, este tipo de persona resulta completamente incompatible con la mayoría de la gente y ya no puede llevarse bien con ella. Por ejemplo, charlas con este tipo de persona sobre temas de la vida cotidiana: qué comidas y platos te gustan, cómo cocinarlos bien, cosas de tu ciudad natal, etc. Cuanto más hablas, más tienes que decir y más cálida se vuelve la conversación. ¿Significa esto que los dos sois compatibles? ¿Significa que pertenecéis a la misma categoría? (No). No se pueden saber esas cosas basándose solo en este tipo de conversación. Pero cuando hablas de temas como por qué crees en Dios y cuáles son tus puntos de vista sobre la fe en Dios, temas relacionados con los pensamientos y puntos de vista, principios-verdad, perspectivas sobre la vida, valores, las sendas que la gente recorre, las búsquedas de las personas, etc., vuestros pensamientos y puntos de vista y vuestras maneras de pensar divergen cada vez más, ya no están en la misma onda y la conversación se estanca. ¿Y por qué es eso? Porque su comprensión es distorsionada. La primera vez que la oyes hablar, piensas que es bastante lista, pero con el tiempo descubres que solo habla de palabras y doctrinas y que es bastante arrogante. Tu sentimiento hacia ella cambia, ya no es tan cálido, surgen barreras, y las categorías a las que cada uno pertenece quedan diferenciadas. Como ves, cuando habláis de la vida familiar o de vuestro pasado personal, o charláis sobre temas que se enmarcan dentro del ámbito de la vida cotidiana, como la comida, la bebida, el ocio, los intereses y las aficiones, todavía podéis conversar. Pero en cuanto la conversación atañe a los pensamientos y los puntos de vista, los principios-verdad, las perspectivas sobre la vida, los valores, las sendas de vida o las actitudes hacia Dios y el deber, el diálogo se estanca. Tu punto de vista sobre esa persona cambia, y su punto de vista sobre ti también. Empiezas a sentir cierto fastidio con respecto a ella en tu corazón, y en su corazón surgen barreras hacia ti. A ella no le gustas, y a ti no te gusta ella. Poco a poco, os vais distanciando y ya no tenéis un lenguaje común. De este modo se distinguen las diferentes categorías de personas. Por tanto, para diferenciar a qué categoría pertenece alguien, hay que fijarse en cómo es su capacidad de comprensión, si posee la conciencia y la razón de una persona normal y si tiene un pensamiento y una inteligencia normales. En cuanto a este tipo de personas que son reencarnadas de animales, no compartiremos más sobre ellas de manera específica. A continuación, seguiremos compartiendo sobre los otros dos tipos de personas. Después de que terminemos con eso, volveremos atrás y compararemos estos tres tipos. A través de esta comparación, el proceso para discernir a estos tres tipos de personas será cada vez más claro y nítido.

La última vez mencionamos que, a grandes rasgos, las personas se dividen en tres categorías. ¿Cómo se distinguen estas tres categorías? Se distinguen en función de su origen. La primera categoría es la de los que son reencarnados de animales, la segunda es la de los que son reencarnados de diablos y la tercera es la de los que son reencarnados de humanos. Ya hemos terminado de hablar de las características de los que son reencarnados de animales, y ahora hablemos de las características de los que son reencarnados de diablos. ¿Qué características principales de las personas que son reencarnadas de diablos se os ocurren? (Son antagónicas a la verdad y a Dios). Esta es una afirmación bastante general; tenéis que describir sus manifestaciones esenciales y resumir las características de este tipo de personas a partir de sus revelaciones diarias y sus manifestaciones específicas en la vida. ¿Sabéis qué es una característica? Una característica es una manifestación que representa la esencia de un tipo determinado de persona. Si alguien posee las características de un tipo determinado de persona, es que tiene la esencia de ese tipo de persona, y si alguien es de ese tipo de persona, entonces poseerá esas características por naturaleza; nadie es una excepción a esto. Eso es lo que es una característica. ¿Se os ocurren las características de las personas que son reencarnadas de diablos? (Sienten especial aversión y odio por la verdad. Reaccionan con rabia y repulsión al oír la verdad). Reaccionar con rabia y repulsión al ver la verdad es una manifestación específica. ¿Qué más se os ocurre? (Son perversas e insidiosas. ¿No sé si eso cuenta como característica?). Eso está en cierto modo relacionado. (También son implacables y arrogantes). La implacabilidad es otra manifestación específica. La arrogancia es una característica común que poseen los humanos corruptos, y no solo la tienen los que son reencarnados de diablos; los que son reencarnados de animales y de humanos —estos dos tipos— también la poseen. Además de esas actitudes satánicas corruptas específicas, ¿qué características específicas poseen en cuanto a su humanidad los que son reencarnados de diablos? Es decir, ¿cuáles son las características principales de lo que revelan, dicen y hacen en su vida diaria? (La crueldad). Esta es una característica. ¿Qué otras hay? Tanto los que son reencarnados de diablos como los que son reencarnados de animales poseen algunas características particulares y esenciales, pero las de estos dos tipos son completamente diferentes. Las características de los que son reencarnados de animales son la comprensión distorsionada, la insensibilidad, el atolondramiento y la necedad. ¿Por qué estas características? Estas son suficientes para demostrar que, en cuanto a su esencia, este tipo de personas no están a la altura de las características humanas ni de la inteligencia y la manera de pensar adecuadas que poseen los humanos. Por tanto, estas características tan típicas demuestran que las personas de esta clase son reencarnadas de animales. Los que son reencarnados de diablos son diferentes de los que son reencarnados de animales. ¿Cuáles son sus características? Puesto que son reencarnados de diablos, son diablos convertidos en humanos. Su esencia interior es la de un diablo. Aunque no son animales —no son necios ni insensibles, y tal vez no tengan una comprensión distorsionada—, tampoco son humanos y no tienen el pensamiento normal de los humanos. Como son reencarnados de diablos, ciertamente son del todo congruentes con los diablos e idénticos a ellos en cuanto a esencia y verdadera forma, sin nada que los diferencie. Entonces, ¿cuáles son las características de los que son reencarnados de diablos? La primera característica es que mienten de manera empedernida. No importa cómo mientan, no se sonrojan ni se les acelera el corazón, y actúan de forma extremadamente normal y natural, sin cometer deslices ni mostrar fisura alguna. Nadie puede discernir cuáles de sus palabras son verdaderas y cuáles son falsas. La segunda característica es la desviación. La tercera característica la habéis mencionado hace un momento, que es la maldad. Las personas que son reencarnadas de diablos tienen tres características; aunque haya una menos que en los que son reencarnados de animales, el poder destructivo y el grado de daño grave que infligen a las personas son mucho mayores que el dolor o el perjuicio que causan los que son reencarnados de animales, porque son diablos. En cuanto al grado, los medios de los diablos para dañar gravemente a las personas son mucho más severos que los de los animales para herirlas. Atrapar, pisotear, insensibilizar, desorientar y dañar gravemente a las personas es innato en los diablos; es su esencia-naturaleza. En el caso de los animales, siempre que no sean feroces, por lo general no tienen un gran poder destructivo sobre los humanos; solo determinados animales dañan gravemente a las personas en cierta medida, comiendo carne humana o hiriéndolas por instinto. Los diablos son diferentes. No importa si son diablos grandes o pequeños —no hay necesidad de distinguir entre diferentes tipos de diablos—, todos ellos infligen el mismo dolor y daño grave a las personas. Las supuestas diferencias se manifiestan meramente en los medios o métodos, pero en lo que se refiere a la esencia de los diablos, esta consiste siempre en dañar gravemente a las personas. Con independencia de que los hayas provocado, su esencia-naturaleza es siempre la de herir a la gente. Mientras te acerques a ellos, mientras los asuntos importantes o insignificantes de tu vida tengan que ver con ellos, eres susceptible de que te dañen. Si entiendes algunas verdades, posees algunas realidades-verdad y tienes discernimiento respecto a estos diablos, entonces el grado del daño recibido se atenúa o reduce relativamente. Pero si tu estatura es pequeña, no entiendes la verdad y eres alguien sin la verdad y la vida, entonces el grado del daño recibido se puede deducir fácilmente: te dañarán como quieran y hasta el punto que deseen. Este es el daño que causan a las personas los que son reencarnados de diablos. Como ves, cuando los diablos están en el poder, aunque los apoyes, seguirán haciéndote daño, y si no los apoyas o te opones a ellos, te dañarán igualmente. Mientras ellos te gobiernen, mientras estés bajo su poder, mientras sigas a Dios pero no hayas obtenido la verdad ni Dios te haya ganado por completo, serás sin lugar a dudas, el adversario vencido de los diablos, su víctima, y nadie es una excepción a esto. Esto se refiere a los grandes diablos. En cuanto a los reencarnados de diablos, son pequeños diablos de la vida real, son diversas clases de diablos. Si vives junto a ellos, una de las cosas que sucederá más habitualmente será que mentirán de manera empedernida. Siempre te engañarán y siempre te estafarán; no sabrás cuáles de sus palabras son verdaderas y cuáles son falsas, y te perturbarán hasta el punto de que te sientas intranquilo cada día. “¿Es esto que han dicho verdadero o falso? ¿Están intentando engañarme de nuevo? ¿Cómo puedo discernir si lo que dicen es correcto o incorrecto?”. Como ves, si vives junto a ellos, sufrirás profundamente su daño. Solo este asunto de sus constantes mentiras te perturbará hasta el punto de acabar completamente confuso, y cada día tu corazón carecerá de tranquilidad, paz y alegría.

En cuanto al tipo de personas que son reencarnadas de diablos, mienten de manera empedernida y todo lo que hacen es muy retorcido. Digan lo que digan en secreto a los demás o hagan lo que hagan entre bastidores, después no dicen la verdad al respecto, sino que presentan una versión diferente. Hablan mal de los demás delante de ti y hablan mal de ti delante de los demás. Como resultado, surgen barreras entre tú y esas otras personas y cada uno piensa mal del otro. En realidad, no os conocéis en absoluto y no sabéis mucho acerca del otro. Es precisamente porque este diablo se inventó cosas para sembrar la discordia entre vosotros que os habéis convertido en enemigos. El diablo te ha engañado y tú sigues sin saber qué pasa, y piensas que lo que dijo es verdad y que es bueno contigo. Como ves, alguien que miente de manera empedernida puede engañar a la gente hasta ese punto. Mienten constantemente; a menudo cotillean, siembran la discordia y se inventan rumores arbitrariamente exagerando y adornando historias y haciendo afirmaciones infundadas cuando están contigo. Esto te perturba hasta el punto de que te sientes intranquilo y tienes que estar constantemente discerniendo y en guardia: “¿Qué cosas malas dijo fulano de mí? ¿Cómo debería tratar a fulano?”. Te perturban hasta dejarte completamente confuso, lo que altera el ritmo de tu vida, tus patrones de vida y tu estado actual. Cuando tu estatura es pequeña y no entiendes la verdad ni la has obtenido aún, a menudo estás sujeto a la influencia de tales personas, e incluso algunas de sus mentiras te desorientan, perturban, constriñen y atan. Por ejemplo, supongamos que te eligen líder de la iglesia y un individuo así te dice: “Fulano dijo de ti: ‘¿Ese tipo se cree que puede ser líder? En realidad no es nada, ¡y aun así tiene el descaro de compartir la verdad con la gente!’”. En realidad, esa persona no dijo esto en absoluto; es lo que este diablo quería decir y le está echando la culpa a otro. Solo este comentario suyo hace que te sientas débil, y acudes ante Dios y oras: “Oh, Dios, mi estatura es verdaderamente pequeña y no puedo asumir este trabajo. Estoy en deuda Contigo, no he hecho bien mi trabajo. Quiero dimitir, pero me temo que eso sería desleal. ¿Qué debo hacer?”. Te ha perturbado hasta el punto de que no puedes continuar con tu trabajo; incluso si sigues adelante, lo haces con una especie de emoción negativa, perdiendo gradualmente el sentido de la carga por la obra de la iglesia, hasta que, finalmente, la obra se paraliza. Te ha perturbado, ¿verdad? (Sí). Es realmente problemático vivir, relacionarse y trabajar con este tipo de persona. Hay demasiada falsedad en sus palabras, demasiada adulteración, demasiada voluntad propia y demasiados motivos propios; todo lo que dice son mentiras. Tienes que discernir constantemente: “¿Cuáles de sus palabras son verdaderas y cuáles falsas? ¿Qué ha hecho realmente entre bastidores y qué no ha hecho? ¿Es una verdadera creyente en Dios? Dice que en el futuro ciertamente hará bien su deber y que sin duda estará a la altura de este ascenso que la casa de Dios le ha concedido, ¿son estas palabras verdaderamente sentidas? ¿Actuará de acuerdo con el juramento que ha hecho y la determinación que ha expresado?”. Cuando ves su comportamiento, tu mente se inunda de una serie de preguntas. A menudo sientes que es aterradora, pero sus palabras suenan bastante creíbles y razonables. Sin embargo, por la noche, en tus sueños, ves que su rostro se ha convertido en el de un diablo, que enseña los colmillos y blande las garras, y te preguntas: “¿Es realmente humana? ¿Cuáles de sus palabras son verdaderas y cuáles falsas? ¿Cómo es que no puedo desentrañarla? ¡Este tipo de persona es demasiado aterradora!”. Sientes que es aterradora y poco fiable, pero cuando revisas su trabajo, es básicamente aceptable y, cuando la escuchas hablar, no notas ningún desliz. Sin embargo, eres simplemente incapaz de desentrañarla; tienes una sospecha indescriptible en tu espíritu, y en el corazón siempre sientes que puede causar problemas; constantemente sientes que sus palabras son insinceras y no del todo veraces. Tal vez un día su naturaleza mentirosa quede en evidencia y tu sentimiento sobre ella se confirme: descubres que tus sospechas y tu sentimiento sobre ella en aquel entonces eran correctos y que, aunque las palabras que decía sonaban muy bien y creíbles, eran todas falsas y engañosas; entre bastidores, simplemente no hacía ningún trabajo real en absoluto. Entonces, ¿se puede seguir confiando en este tipo de persona? (No). Aunque en el corazón sientes que ya no se puede confiar en ella, cuando te la vuelves a encontrar y la oyes hablar, su comprensión parece bastante pura, lo que dice suena bien, no puedes encontrar ningún problema en sus palabras y aparentemente también puede soportar dificultades y pagar un precio. Reflexionas: “¿Qué está pasando aquí? Tal vez la juzgué mal, tal vez fui malintencionado. Déjame confiar en ella una vez más. De todos modos, ahora mismo no puedo encontrar a ninguna persona adecuada para reemplazarla en este trabajo, así que la usaré una vez más”. Entonces continúas usándola, y el resultado final sigue siendo el mismo: descubres que te ha vuelto a engañar. Habla muy bien, pero en realidad, entre bastidores, solo lleva a cabo su propio proyecto y no hace nada real. Si gana a diez personas en un mes de predicación del evangelio, insiste en decir que fueron cincuenta. Simplemente no dice la verdad. Es una mentirosa empedernida, una experta en mentir. Confías en ella y la usas una y otra vez y, como resultado, te engaña una y otra vez. ¿Y quién es el que sufre una pérdida al final? Por supuesto, al experimentar estas cosas, las personas desarrollan discernimiento con respecto a los demás, su comprensión crece, su experiencia aumenta y mejoran en lo que se refiere a juzgar a las personas, pero ¿dónde se produce realmente una pérdida? En la obra de la iglesia. Así que dime, ¿causa por sí sola un gran daño a los demás esta esencia-naturaleza de las personas que son reencarnadas de diablos —la de ser unas mentirosas empedernidas— o no? (Sí). ¿Cómo de grande es este daño? ¿Pueden desorientarte? (Sí, pueden desorientarnos y aprovecharse de nosotros). Pueden desorientarte, aprovecharse de ti y perturbarte, ¿pueden llegar al punto de manipularte? (Sí). Si eres joven y careces de experiencia, y no entiendes la verdad ni puedes desentrañar los asuntos, te pueden manipular. ¿Qué significa que te manipulen? Significa que no puedes hacer nada contra ellas, que te controlan, que te atan de pies y manos, que influyen en tu manera de pensar sobre las cosas y en tus ideas y puntos de vista y los dominan, que lo que haces a continuación sucede enteramente según su plan y que caes completamente en la trampa que te han diseñado; esto es lo que significa que te manipulen. Lo planean todo de antemano entre bastidores, usando todo tipo de tácticas para conspirar contra ti. Te calan por completo: lo que entiendes y lo que no puedes desentrañar, en qué asuntos tienes discernimiento y en cuáles no, cuáles son tus límites, cómo es posible aprovecharse de ti y qué palabras pueden desorientarte. Al final, se aprovechan de tus defectos y de tus diversos puntos débiles para inventar mentiras y embaucarte. En tu corazón, sabes claramente que lo que hicieron estuvo mal o que hay un problema con lo que dijeron y que estaban mintiendo, pero no tienes la sabiduría para lidiar con ello; te sientes angustiado, pero no puedes hacer nada contra ellas y solo puedes dejar que te controlen. ¿No es esto que te manipulen? (Sí). En última instancia, la dirección en la que se desarrolla la situación, hasta el resultado final, transcurre de acuerdo con su plan; esto significa que te han manipulado. Es decir, pierdes toda la capacidad de controlar la dirección del desarrollo de la situación y te manejan por completo. Al final se salen con la suya en cuanto a cualquier objetivo que quieran alcanzar, cualquier cosa que quieran lograr, de quienquiera que quieran aprovecharse y comoquiera que quieran hacer las cosas. Dime, ¿no es esto que te manipulen? (Sí).

Dime, solo en lo que respecta a la naturaleza de ser unas mentirosas empedernidas que presentan las personas reencarnadas de diablos, ¿es grande o no el daño que causan al pueblo escogido de Dios y, en especial, a la obra de la iglesia? (Es grande). ¡El daño es inmenso! Así que, además de afectar a la vida cotidiana de algunos individuos, ¿qué otro gran daño causan a las personas? (La perturbación que causan las acciones de las personas reencarnadas de diablos a quienes las rodean es muy grave. En el pasado me encontré con una persona así; dondequiera que él estaba, ese lugar se llenaba de intrigas y luchas por el poder y el estatus, surgían barreras entre las personas, y los hermanos y hermanas también sentían oscuridad en su corazón). Eso creó caos, ¿verdad? (Sí). Hacer que la gente sospeche y luche entre sí y que entre en un estado de caos; ¡ese daño es inmenso! Entonces, después, ¿obtuvieron todos discernimiento de este diablo? (Sí). ¿Fue depurado? (Fue depurado). Después de que fuera depurado, ¿hicisteis todos un resumen de lo sucedido? Las principales manifestaciones específicas de su embuste, las mentiras que decía, las cosas por las que mentía, los métodos y el tono de voz que usaba cuando mentía, el propósito que quería alcanzar, ¿resumisteis todos estos métodos y manifestaciones específicas? (Sí, lo hicimos. Por ejemplo, es un mentiroso empedernido; sus palabras tienen la naturaleza de confundir lo que está bien y lo que está mal y de llamar a lo negro blanco, con lo que hace que las figuras positivas parezcan negativas y las negativas, positivas. Hacía acusaciones infundadas sobre cualquiera a quien envidiara u odiara, y también incitaba a los hermanos y hermanas a oponerse a tal persona, lo que creaba caos. También reprimía a algunas personas buenas o a quienes obtenían resultados en sus deberes, mientras que ascendía a quienes veía con buenos ojos y se ganaban su favor). Esto es un anticristo, ¿verdad? (Sí). ¿Cuáles son los principales métodos de embuste que utiliza este tipo de persona? Inventar cosas de la nada, adornar y exagerar historias, echar la culpa a otros, contar chismes para crear conflictos y sembrar la discordia, ¿qué más? (Avivar las llamas). Avivar las llamas e intensificar los conflictos. Por ejemplo, dos personas se llevan bastante bien, no quieren discutir por nada ni enemistarse con nadie, pero este tipo de persona aviva las llamas entre ellas para hacer que empiecen a pelear. Si ve a esas dos personas pelear, entonces se siente feliz y su complot ha tenido éxito. Hay algunas personas de este tipo en cada grupo. Todo el mundo tiene actitudes corruptas, pero ¿harían estas cosas las personas que son reencarnadas de humanos? (No). ¿Por qué no? ¿Cuál es la diferencia entre ellas y las personas que son reencarnadas de diablos? (Las personas normales tienen el estándar mínimo de conciencia). Correcto. Tienen el estándar mínimo de conciencia; en su conducta propia, las frena la conciencia. No harán estas cosas moralmente corruptas, estas cosas que significan perder la integridad y la dignidad, o estas cosas que dañan a otros y las benefician a ellas mismas. Tener conciencia significa que tienen un estándar mínimo y que, por tanto, sus acciones están restringidas. Así pues, ¿tienen conciencia estas personas que son reencarnadas de diablos? (No). Entonces, ¿qué clase de corazón tienen? (Un corazón malévolo). Tienen un corazón malévolo y perverso, por lo que pueden mentir de manera empedernida y, por mucho que mientan, no se sienten incómodas por dentro. ¿Por qué no se sienten incómodas? Porque son diablos y no tienen conciencia, así que, cuando mienten y hacen el mal, no se sienten incómodas ni reprobadas. Por el contrario, si no mienten y si —allá donde estén— no hacen algo malo ni causan alguna conmoción y caos, y todo el mundo vive en paz, con alegría y ante Dios, se sienten molestas e incómodas por dentro. ¿Por qué se sienten incómodas? Porque todo el mundo acude ante Dios, reflexiona sobre Sus palabras, actúa de acuerdo con estas y con los principios-verdad, vive conforme a una humanidad normal y no las adora; no destacan entre la gente ni se sienten importantes, así que piensan: “¡Vivir así es muy aburrido, no es divertido!”. Para divertirse, hacer que la vida sea interesante y vivir honorablemente y con un sentimiento de importancia, tienen que armar algún lío y causar algunos problemas, meter cizaña y provocar algo de agitación y caos entre la gente. ¿Cómo es ese dicho? Desatar una tormenta. A este tipo de personas les gusta desatar una tormenta dondequiera que estén; no les gusta mantenerse en su sitio. La gente normal quiere mantenerse en su sitio —vivir una vida estable y hacer lo que debe de forma rutinaria—, no le gusta desatar tormentas. Pero las personas que son reencarnadas de diablos no se mantienen en su sitio. ¿Por qué no se mantienen en su sitio? Porque dentro de este tipo de personas vive un diablo, y a los diablos les gusta causar problemas en cualquier grupo en el que estén. Aunque no las hayas provocado ni molestado, simplemente empiezan a crear problemas por su cuenta; esto es desatar una tormenta. No importa en qué grupo se encuentre este tipo de personas, ya lo mires desde lejos o indagues sobre las circunstancias de sus miembros, siempre sientes que allí hay una atmósfera demoníaca. De vez en cuando, oyes que la persona A tiene un conflicto con la persona B, que la persona C no se lleva bien con la D y se ignoran mutuamente, que la persona E tiene disputas con la F en su trabajo, que la persona G en todo momento está compitiendo por estatus y que siempre es necesario rehacer su trabajo. Si ves alguna iglesia en la que siempre hay una atmósfera caótica y turbia, en la que no hay paz, en la que la gente es siempre incapaz de llevarse bien o cooperar armoniosamente, es que hay uno o incluso varios diablos causando perturbaciones en su interior. No importa cuántos diablos estén causando perturbaciones en una iglesia; perjudican profundamente a todas esas otras personas que tienen un mínimo estándar de conciencia y quieren actuar de acuerdo con los principios-verdad. Una vez que se ha depurado a todos los tipos de diablos, cuando toda la gente vuelve a vivir la vida de iglesia y a hacer sus deberes juntos, la atmósfera es diferente. Aunque no se puede decir que todo el mundo arda de pasión, al menos todos sienten que la gente de allí tiene calidez humana y no arma líos; la atmósfera del lugar no es demoníaca, es una atmósfera humana. En los lugares donde la atmósfera es demoníaca, cuando la gente conversa entre sí, hay algo raro en su mirada, así como en su tono de voz y en la atmósfera cuando hablan. No se miran a los ojos cuando hablan; además, lo que dicen es muy simple, ninguno está dispuesto a hablar con el corazón y no hay comunicación verbal. Es como si hubiera un muro que los separara. No hay comunicación entre ellos; albergan odio en sus corazones. Es posible que estas personas sean las víctimas. Independientemente de si estas personas son víctimas o victimarios, en resumen, hay diablos mezclados y causando perturbaciones dentro de este grupo, perturbando el corazón de la gente hasta el punto de que están hechos un lío y no pueden encontrar paz alguna. Cuando las personas de este grupo viven juntas, siempre sienten que las cosas no son satisfactorias y no van bien, no pueden residir juntas en armonía y, por supuesto, la cooperación armoniosa es todavía más imposible. Al hablar, actuar y hacer sus deberes en este grupo, la gente siempre se siente disgustada por dentro y también hay barreras entre ellos. Esto se debe a que hay diablos que causan perturbaciones en este grupo, por lo que todos se sienten constreñidos e infelices.

Algunas personas experimentaron una grave perturbación por parte de diablos y estos básicamente las manipularon. Cuando las vi al cabo de uno o dos meses, su rostro tenía un aspecto raro, como si se hubieran burlado de ellas. ¿Será que carecían de la obra del Espíritu Santo y de la presencia de Dios? ¿Cómo es que tenían un aspecto tan extraño? Más tarde, tras una cuidadosa indagación, descubrí que efectivamente algo había sucedido: dos diablos habían controlado a todas esas personas. ¿Hasta qué punto las controlaban los diablos? Los diablos hacían lo que querían; no era posible implementar los arreglos del trabajo que emitía lo Alto ni los principios que este compartía; todo existía solo de palabra. Con estos dos diablos interponiéndose en el camino, nadie se atrevía a dar su opinión ni a informar de los problemas. Después, algunas personas se enfadaban tanto cuando se mencionaba a estos dos diablos que rompían a llorar. ¿Por qué no los desenmascaraste entonces? Incluso con tanta gente allí, nadie se atrevió a levantarse y desenmascarar a los diablos. ¿Cuánto poder debían de tener esos diablos? Por fuera parecen humanos, pero su esencia es en realidad la de un diablo. Este tipo de personas provocan temor en los demás dondequiera que vayan. La gente solo tiene que entrar en contacto con ellas para sentir miedo, para sentir escalofríos. Si un niño se encuentra con este tipo de personas, se asustará hasta llorar. ¿Hasta qué punto siente miedo la gente ingenua cuando se encuentra con este tipo de personas? Cuando están delante de ellas, no se atreven a respirar fuerte ni a hablar alto, e incluso intentan esquivarlas rápidamente rodeándolas. Alguien vio que estos diablos no estaban implementando el trabajo de acuerdo con los arreglos del trabajo y dijo: “Hacerlo así no está bien; esto no es coherente con los principios compartidos por lo Alto”. Uno de esos diablos replicó: “Aquí mando yo. Si te pasas de la raya, lo creas o no, ¡puedo expulsarte ahora mismo!”. Esto asustó tanto a la persona que se le demudó el rostro y no se atrevió a dar su opinión de nuevo, diciendo entre lágrimas: “Me equivoqué. Haz como si no hubiera dicho nada. Por favor, por favor, ¡no me expulses!”. Los demás vieron esto y dijeron: “¡Es demasiado formidable, su poder es demasiado grande! ¡Expulsará a cualquiera que no lo obedezca! Nos ha costado mucho conseguir la oportunidad de hacer nuestros deberes en la casa de Dios. Si nos expulsa, ¿a quién podríamos recurrir? ¿No estaríamos acabados? ¿No se habría desvanecido nuestra esperanza de salvación? Realmente no debemos dar nuestra opinión; no debemos ser expulsados por un momento de descuido”. Mira, tenían miedo hasta ese punto. Finalmente, cuando se estaba desenmascarando a los diablos, algunas personas expusieron cómo los diablos sembraban la discordia y formaban facciones, mientras que otras desenmascararon las falacias que los diablos difundían para desorientar a la gente. De hecho, estas personas habían visto claramente el mal que habían cometido los diablos en ese momento, era solo que nadie se había atrevido a decir una palabra ni a resistirse. Algunos incluso lloraban mientras hablaban, con un aspecto bastante lastimoso. Pero, ¿por qué no se habían resistido cuando los diablos los estaban manipulando y controlando? ¿Por qué habían estado desprovistos de fuerza entonces? Ahora que lo Alto iba a ocuparse de los diablos, encontraron su fuerza. Dime, si Dios no hubiera velado por estas personas que eran de pequeña estatura y no entendían la verdad ni las hubiera protegido, y si tales personas no hubieran tenido la protección de Dios, ¿no las habrían dañado gravemente los diablos hasta el punto de acabar con ellas? ¿No es así? (Sí). Como ves, la gente no teme tanto a Dios, pero cuando los diablos y Satanás atormentan a las personas, estas se asustan tanto que les tiembla todo el cuerpo y ni siquiera pueden llorar de manera coherente. ¡Qué gravemente asustadas están! Cuando lo Alto desenmascaró y se ocupó de estos dos diablos, esas personas oyeron la noticia y se sintieron finalmente liberadas. Durante esos pocos meses, habían estado sometidas al control de los diablos y vivían bajo el poder de Satanás, habían caído en la oscuridad, sin luz al final del túnel, y gritaban en mitad de la nada. ¡Sus vidas eran tan lastimosas! Finalmente, estos dos diablos fueron depurados y todos se sintieron liberados y felices. Me pregunté: “Lo Alto ha depurado a estos dos diablos esta vez, así que, si estas personas se encuentran de nuevo con diablos que hacen el mal y controlan a la gente, ¿serán capaces de discernirlos? ¿Serán capaces de apartar a los diablos de su puesto sin que lo Alto tenga que intervenir y resolver el asunto? ¿Serán todos capaces de desenmascarar colectivamente a los diablos, resumiendo todas sus acciones malvadas para luego apartarlos de su puesto, y de no escucharlos, no dejarse limitar por ellos al hacer sus deberes y echarlos de la iglesia?”. Pero a juzgar por su estatura, me temo que no pueden lograrlo. Aunque estas personas crean en Dios sinceramente, tengan la determinación de sufrir y estén dispuestas a hacer su deber devotamente y a perseguir la verdad, son simplemente demasiado cobardes. Cuando solo un pequeño diablo apareció para causar perturbaciones, estas personas, sin importar la edad que tuvieran, retrocedieron y tuvieron miedo, el diablo las pudo controlar a todas y ellas no se atrevieron a resistirse. Al ver esto, Me di cuenta de lo lastimosas que eran estas personas. Si Dios no protegiera a la gente y no se preocupara ni velara por ella, esta raza humana no tendría forma de sobrevivir. Fijaos en estas cosas que suceden en la vida real: el comportamiento de los diversos diablos, sus objetivos y sus métodos y tácticas para hacer las cosas son básicamente consistentes y fáciles de discernir y, sin embargo, cuando diversos diablos aparecen para causar trastornos y perturbaciones y para constreñir, controlar, atar y dañar gravemente al pueblo escogido de Dios, pocas personas se atreven a ponerse en pie y resistirse, nadie toma la iniciativa de desenmascarar a estos diablos, apartarlos de su puesto y depurarlos de la iglesia; simplemente permiten que los diablos controlen al pueblo escogido de Dios y perturben y saboteen la obra de la iglesia. Estas personas lastimosas simplemente lo soportan todo; se sienten molestas en su corazón y lloran amargas lágrimas mientras oran a Dios, pero no tienen soluciones; no tienen métodos sabios ni usan la verdad como un arma poderosa para resistirse a los diablos, luchar contra ellos y ocuparse de ellos. Nadie hace esto ni se atreve a hacerlo; ni siquiera tienen el valor de luchar contra los diablos. En cualquier iglesia, si surgen personas malvadas o diablos que desean controlar a la gente y trastornar y perturbar la obra de la iglesia, la mayoría de la gente simplemente lo soporta. Al final, es la casa de Dios la que interviene para ocuparse de estos diversos tipos de diablos, con lo que se pone fin a sus días en la iglesia se permite que los hermanos y hermanas estén protegidos, que vivan la vida de iglesia con normalidad, que coman y beban las palabras de Dios con normalidad y que hagan sus deberes con normalidad, y se logra que los diversos asuntos de la obra de la iglesia transcurran de manera ordenada. Gracias íntegramente a que Dios envía a personas y a que la casa de Dios organiza y guía personalmente la realización de esta obra específica, es posible proteger a estas personas inmaduras, ignorantes y débiles de la desorientación y el grave daño que provocan las personas malvadas y los anticristos. ¡Qué lastimosas son estas personas necias e ignorantes que no entienden la verdad! En el entorno más amplio, toda la raza humana ha sido corrompida por Satanás; en entornos de vida específicos, diversos diablos perturban, controlan y dañan gravemente a la gente. Algunas personas son de pequeña estatura y cuentan con una base poca profunda, por lo que, cuando se encuentran con las perturbaciones de las personas malvadas, no pueden desentrañar estas cosas. Siempre piensan que las personas malvadas no deberían existir en la iglesia y que no hay amor ni calidez humana entre las personas. Algunas ni siquiera quieren seguir haciendo sus deberes y dicen: “Sería mejor creer en Dios en casa. ¿Por qué se permite que existan tales personas en la iglesia?”. Las personas que no entienden la verdad no pueden desentrañar estas cosas. No son capaces de extraer lecciones de estos asuntos; no saben que, detrás del hecho de que se enfrenten a esas situaciones, se encuentran las buenas intenciones de Dios; no saben de qué lado deben estar ni cómo abordar estos asuntos usando los principios-verdad; no son capaces de unirse a los verdaderos hermanos y hermanas para oponerse a los diablos y luchar contra ellos. ¿No es esto ser de pequeña estatura? ¿No es lastimoso? (Sí).

La primera característica del tipo de persona que es reencarnada de un diablo que se revela en su vida diaria es que miente de manera empedernida. Sin importar su edad, género o antecedentes ni cuántos años haya creído en Dios, mientras el discurso de alguien siempre contenga mentiras, sea un individuo lleno de embustes y mienta de manera empedernida, significa que es reencarnado de un diablo; no es humano. Los humanos también mienten, porque tienen un carácter corrupto; la falsedad y la perversidad inherentes al carácter corrupto pueden hacer que los humanos mientan. Pero el grado de las mentiras humanas es diferente al de las personas reencarnadas de diablos. Si alguien miente de manera empedernida, este solo hecho basta para demostrar que, en su esencia, no es humano, sino un diablo. Debido al efecto de la conciencia, es absolutamente imposible que los humanos lleguen al punto de mentir de manera empedernida. Aunque también hay momentos en que los humanos mienten e incurren en engaño, sus mentiras son solo una revelación normal de un carácter corrupto; se trata de mentiras ocasionales con respecto a ciertos asuntos. Aunque las mentiras de los humanos y las de los diablos puedan parecer iguales a simple vista, en esencia, hay una distinción. Cuando los diablos mienten, nunca sienten autorreproche ni arrepentimiento. Además, se sienten complacidos consigo mismos, satisfechos y tienen una sensación de logro con respecto a las mentiras que dicen y los actos de engaño que cometen. Si una mentira no tiene éxito, redoblarán sus esfuerzos para decir más mentiras y usar tácticas de engaño más avanzadas con las que engañar a más gente. Sin embargo, después de mentir, los humanos normales con un carácter corrupto tienen la conciencia intranquila y se sienten reprobados, así como demasiado deshonrados para vivir. Si han engañado a alguien, se sienten algo avergonzados al volver a encontrarse con esa persona. Si se les pide que admitan públicamente que mintieron y que prometan no volver a mentir nunca más, sino solo decir la verdad, su estatura actual aún no está en condiciones de hacerlo. Sin embargo, tienen una conciencia interna; sienten vergüenza, culpa e intranquilidad por las mentiras que dijeron; se sienten acusados en su interior. Pero este tipo de personas reencarnadas de diablos mienten de manera empedernida. Después de mentir, no sienten ninguna acusación interna ni ningún sentimiento de culpa. ¿Por qué no se sienten culpables? Porque son diablos. Sentirse culpable hacia las personas o hacia Dios, sentirse acusado en el corazón, esa es la percepción normal de un ser humano. Como son diablos, carecen de tal percepción. Por lo tanto, pueden seguir mintiendo e incluso redoblar sus esfuerzos; seguirán mintiendo y nunca cambiarán. En última instancia, ¿cuándo cesan sus mentiras? Solo después del último aliento de su vida física, cuando ya no pueden hablar, entonces es cuando cesan sus mentiras. Pero el espíritu de diablo mentiroso que hay en su interior se reencarna en otra persona y esa persona continuará entonces mintiendo. Por tanto, la naturaleza mentirosa de los diablos nunca cambia. Esto es mentir de manera empedernida. Las personas reencarnadas de diablos engañan a cualquiera y pueden decir cualquier mentira. Pueden mentir en cualquier situación y sobre cualquier asunto, y sus tácticas para mentir son particularmente sofisticadas; nadie puede ver que están mintiendo. Como ves, cuando las personas que mienten a menudo dicen una mentira, es como una persona normal que dice la verdad: parece muy natural, sin ningún defecto discernible. Podrías pensar que están diciendo la verdad. Si aceptas sus mentiras como si fueran la verdad, se reirán de ti para sus adentros y pensarán: “Tonto, solo estaba bromeando, ¿y creíste que era verdad? ¡Realmente eres un completo necio!”. La próxima vez que te vean, seguirán mintiendo y jugando contigo, solo para ver cuál es tu reacción después de oír la mentira. Si de nuevo piensas que es verdad, se pondrán todavía más contentas, tendrán una mayor sensación de logro y sentirán aún más que tienen éxito en su forma de comportarse. Dime, ¿son humanas? ¿Tienen una percepción humana? ¿Tienen un sentido humano de la conciencia? Obviamente no. Cuanto más eficaces son sus mentiras, más complacidas y felices se sienten por dentro, mayor es su sensación de logro y más capaces se sienten. Si pasa un día en el que no hayan mentido para engañar o no hayan jugado con alguien, sienten que el día fue incómodo y que no valió la pena, y tienen que encontrar una oportunidad para engañar a la gente. Por ejemplo, si un diablo ve que dos personas tienen buena relación y que cooperan armoniosamente en sus deberes, se siente incómodo por dentro y reflexiona: “Voy a sembrar algo de discordia y a desatar algunos rumores para hacer que vosotros dos os volváis el uno contra el otro, y no podréis volver a llevaros bien aunque queráis”. Con solo unas pocas palabras, este diablo atrapa a esas dos personas en una red de confusión y entonces tienen desacuerdos y disputas y su relación ya no es tan armoniosa como antes, lo que hace que este diablo se sienta encantado y excepcionalmente feliz. Los diablos ocultos en la iglesia siempre hacen este tipo de cosas. Los diablos del mundo no creyente arrestan cruelmente a los hermanos y hermanas. Mientras digas que ya no crees en Dios ni lo sigues, o si te quejas de Dios o lo traicionas, ellos son felices. Puedes hacer cualquier cosa: comer, beber, prostituirte y jugar; cometer incendios provocados, asesinatos y saqueos; perpetrar cualquier crimen; mientras no creas en Dios, ellos son felices. ¿Existe alguna conexión entre las cosas que los diablos hacen entre los humanos y las que Satanás hace en el reino espiritual? ¿Hay alguna similitud? Estos diablos odian especialmente a quienquiera que crea en Dios y siga la senda correcta. Cuando ven a cualquiera que persigue la verdad, que siempre insiste en actuar según los principios, que a menudo da testimonio de Dios o que hace su deber devotamente, se enfadan y lo consideran enemigo. No son celos, es odio. Para lograr el propósito de la demolición, uno de los métodos que adoptan es el engaño a través de las mentiras para perturbarte, desorientarte y desmoralizarte. Hacer esto puede que no les traiga ningún beneficio, pero una vez que te han desmoralizado para que pierdas la fe en Dios, te vuelvas negativo y débil y no estés dispuesto a hacer tu deber o para que ya no puedas cooperar armoniosamente con los demás, han logrado su propósito, son felices y sus preocupaciones desaparecen. ¿No es esto lo que hacen los diablos? (Sí). El hecho de que los diablos son mentirosos empedernidos es cierto más allá de toda duda. Toma a cualquier persona —sin importar su raza, su apariencia, si es alta o baja, gorda o delgada, fea o guapa; sea cual sea su nivel de educación o personalidad; y con independencia de si sus dones son grandes o pequeños, de si tiene puntos fuertes o de cuáles son sus intereses y aficiones—, solo necesita tener una característica: que pueda mentir de manera empedernida y que nunca cambie. No se trata de mentiras ocasionales, de no tener otra opción ni de necesitar usar la sabiduría en un asunto determinado, sino que, independientemente de la necesidad, de la situación o los antecedentes y del el asunto, insisten en mentir, inventar, usar tretas y participar en maniobras mezquinas. Si tienen esta característica, entonces este tipo de personas son diablos hechos y derechos. No pienses en absoluto que pueden convertirse en buenas personas y no creas en lo más mínimo las palabras bonitas que salen de su boca. Incluso si expresan determinación o hacen juramentos solemnes, no los creas, porque son diablos y no humanos. Aunque los diablos hagan juramentos solemnes es solo para lidiar temporalmente con la situación; todo es un engaño. Son fundamentalmente incapaces de actuar de acuerdo con los juramentos que hacen. Si les crees, es que eres un necio; no puedes desentrañar la esencia de los diablos. Pueden mentir sobre cualquier cosa, así que los juramentos solemnes que hacen también son mentiras. Porque nunca creen que Dios lo escrute todo ni que conceda una retribución según las acciones de cada persona; no creen que Dios pueda actuar de esta manera, por lo tanto, simplemente siguen su propia voluntad en sus acciones, mintiendo y engañando a su antojo; son capaces de hacer cualquier cosa para alcanzar sus objetivos. Esta es una característica de los diablos y es también su esencia-naturaleza. Ves este asunto con claridad ahora, ¿verdad? (Sí).

Las personas reencarnadas de animales también mienten, igual que los diablos, porque tienen un carácter corrupto, pero cuando se las reprueba, lo admiten hasta cierto punto en su corazón. Aunque puedan admitirlo, debido a su naturaleza animal, no son capaces de comprender la verdad, por lo que nunca entienden con exactitud qué significa actuar conforme a los principios o no mentir. Aunque digan: “No volveré a mentir nunca más, quiero decir la verdad”, cuando intentan ponerlo en práctica, parecen muy torpes y estúpidas. A los demás, esto les resulta irrisorio y dicen: “¿Quién practica la verdad así? Es la primera vez que lo veo. ¡Lo que hay que ver!”. Es como un animal que se pone de pie y camina erguido como un humano; parece muy torpe y extraño. Algunas personas reencarnadas de animales también quieren ser honestas y hacer algunas cosas buenas, pero no pueden encontrar los principios de práctica adecuados. Cuando practican, resulta muy absurdo y se convierte en una broma. A los demás, esto les resulta irrisorio, pero estas personas siguen pensando que están siendo honestas. ¿No es esto ridículo? Supón que les dices: “Si quieres ser una persona honesta, debes asegurarte de no mentir, no poner excusas, no intentar justificarte ni discutir de manera irrazonable. Con hacer esto basta. Esto es ser honesto. Si haces cosas que vulneran la verdad y, por tanto, transgredes, puedes abrirte y desnudar tu corazón. Limítate a aceptar lo que diga cualquiera que sea conforme a la verdad. No hagas cosas carentes de razón o ridículas”. Pero no lo entienden. Cuando lo ponen en práctica, yerran. ¿Cuál diríais que es el mayor problema de este tipo de personas? Que no cumplen el estándar de los humanos normales. ¿Existe alguna diferencia entre las personas reencarnadas de animales y las reencarnadas de diablos? (Sí). ¿Dónde radica la diferencia? (Su práctica distorsionada no se debe a que sean diablos con una naturaleza diabólica, sino principalmente a que carecen de calibre y no pueden alcanzar el pensamiento y la razón normales que los humanos deberían poseer). Correcto, su calibre no está a la altura. Las personas de escaso calibre puede que subjetivamente quieran practicar la verdad, pero no pueden captar los principios; solo pueden atenerse a los preceptos. Por eso su práctica es radical, necia y estúpida. La gente quiere ayudarlas, pero su carácter es como un erizo cubierto de púas, que deja a los demás sin saber por dónde empezar. No importa cómo se comparta la verdad con ellas, parecen incapaces de entenderla o captarla. Tras cinco o seis años de ayuda y apoyo, solo entienden unas pocas palabras y doctrinas y siguen sin poder practicar la verdad. Su calibre es demasiado escaso. Y, sin embargo, estas personas necias siempre están haciendo cosas repugnantes. Cuando no se trata de asuntos importantes o serios, por educación o por guardar las apariencias, todavía puedes forzarte a hablar con ellas. Pero cuando se trata de asuntos serios, por ejemplo, al hablar del cumplimiento de los deberes o del trabajo, tienes una sensación extraña e incómoda, por temor a que se resistan o se opongan de alguna manera y hagan que te avergüences. No vale la pena hablar de asuntos serios con este tipo de personas. Simplemente no puedes tratar con ellas; hacerlo acarrea demasiados problemas y también afectará a los asuntos serios. Siempre están soltando argumentos retorcidos y comentarios fuera de lugar, que son simplemente repugnantes de oír. ¿Qué otras cosas distorsionadas ha hecho este tipo de persona? Si siente algo por alguien del sexo opuesto y tiene lujuria perversa, piensa que debe ser una persona honesta, que debe abrirse sobre esto y que no puede guardárselo, así que, durante una reunión, habla públicamente de este asunto. La persona del sexo opuesto por la que siente algo se siente incómoda y extraña al oírlo y se avergüenza. Si intentas detenerlo, se molesta y dice: “Estoy abriendo mi corazón y siendo honesto. ¿Con qué derecho me impides practicar la verdad? ¡Es mi derecho! ¡Por fin he reunido el valor para hablar de esto y tú me coartas! Ni siquiera Dios me coarta, ¿así que con qué derecho lo haces tú? Dios incluso me da la oportunidad de ser una persona honesta; solo tú me menosprecias y no me dejas serlo. Si me guardo este asunto y no hablo de él, ¿no es eso ocultar los hechos? ¿No es ser una persona falsa? Entonces no sería una persona honesta. Si no soy una persona honesta, ¿aun así me salvará Dios?”. Como ves, todos los que escuchan se sienten incómodos y avergonzados, pero esta persona insiste en entrar en detalles y ni siquiera puedes coartarla. Dime, respecto a este asunto, ¿se debe ser tolerante y paciente, o se deben compartir los principios-verdad para coartar a esa persona? (Debemos compartir los principios-verdad para coartarla). Si primero se la intenta ayudar por amor, exhortándola a no decir en el futuro tales cosas que no edifican a los demás, ¿será capaz de entenderlo y aceptarlo? (No). Entonces, este tipo de persona es propensa a las distorsiones, un tanto necia y su razón no es muy sólida, así que solo se puede recurrir a coartarla. Todo el mundo tiene lujuria perversa y, de vez en cuando, puede que uno sienta algo o tenga ciertos pensamientos hacia alguien del sexo opuesto. Basta con reconocerlo uno mismo en privado. Si la cosa va por mal camino, se debe reducir al mínimo el contacto con esa persona o evitar quedarse a solas con ella en el futuro. La gente con una humanidad normal empleará métodos sabios y actuará conforme a los principios al lidiar con tales asuntos. Saben que este tipo de asunto no se puede manejar aplicando únicamente los principios de práctica para ser una persona honesta, sino que también se deben aplicar algunos principios de sabiduría. Sin embargo, las personas reencarnadas de animales no saben cómo lidiar con tales asuntos e incluso consideran que abrirse públicamente sobre ellos es ser honesto. No saben las consecuencias que esto acarreará. Cuando intentan ser honestas, se limitan a atenerse a un precepto y una formalidad. ¿Y cuál es el resultado? Se acarrean problemas a sí mismas, a la persona por la que sienten algo y a todos los demás. Este asunto afecta y limita a la persona por la que albergan sentimientos, quien se siente incapaz de afrontar la situación. Todos los demás también se sienten un poco avergonzados al oírlo y piensan: “Si escuchamos, es como si estuviéramos husmeando en la intimidad de alguien; pero si no lo hacemos, seguirá insistiendo en hablar, creyendo que está siendo honesto”. Como ves, a todo el mundo le parece que este asunto es espinoso y problemático. ¿Acaso no dirías que este tipo de persona es un gran problema? Si compartes los principios, no los acepta y dice: “Cuando vosotros sois honestos y os abrís, podéis decir cualquier cosa, pero cuando yo digo algo, no está bien. ¿Acaso no estoy siendo yo también honesto? ¿Por qué no tengo derecho a hablar?”. Ni siquiera presta atención a lo que dicen los demás. ¿Acaso es apropiado que comparta en público ese asunto suyo? Este tipo de persona simplemente no puede desentrañar esto ni entiende los principios de ser honesto. Al final, hace que a todo el mundo le parezca que la situación es bastante difícil de manejar. Las personas de su mismo tipo la imitarán y dirán: “Mira, hasta puede hablar sobre cosas así. ¡De verdad que tiene determinación, de verdad que es honesto!”. Aquellos con una comprensión pura, al oírlo, saben que su práctica es incorrecta y que se ha desviado. Si quieres ayudarla, sencillamente no lo aceptará. ¿Qué dirá? “Tú no puedes ayudarme. Mi comprensión es distinta a la tuya. Voy a practicar así y ya está”. ¿Qué se puede hacer entonces? ¿Puedes ayudarla? (No). Si de verdad intentas ayudarla, solo conseguirás empeorar las cosas; no solo no lo aceptará, sino que además discutirá y se enzarzará contigo. ¿Acaso no es esto un problema? (Sí).

Las personas reencarnadas de animales también exhiben manifestaciones de ser mentirosas, pero sus mentiras no se manifiestan exactamente igual que las de las personas reencarnadas de diablos. Sus actitudes hacia la mentira y los métodos que adoptan al mentir también son diferentes. Cuando las mentiras que dicen aquellos que son diablos quedan al descubierto, aunque aparentemente admitan que han mentido porque no les quede más remedio, siguen sintiéndose perfectamente justificados. Piensan que no es para tanto. O aunque expresen su postura y admitan delante de todos que se equivocaron al mentir, por detrás siguen mintiendo y engañando exactamente igual, sin cambiar en lo más mínimo. Sencillamente, no consideran que mentir sea un asunto perverso ni una cosa negativa. Es su arma para sobrevivir, ¿cómo podrían renunciar a ella? Los que mienten de manera empedernida creen: “Viviendo en este mundo humano, si uno no mintiera, si se abriera y desnudara todo su corazón a la gente, y si los demás conocieran y captaran todo lo que este contiene, ¿acaso dicha persona seguiría teniendo un yo propio? ¿Acaso la vida seguiría teniendo algún sentido? ¿Acaso esa persona seguiría teniendo dignidad? Además, si uno siempre dijera la pura verdad sobre todo, ¡qué insípida y aburrida sería la vida! Simplemente hay que mentir, haya o no una razón”. Desde cualquier perspectiva, ya mientan de forma intencionada o involuntaria, se trata de una revelación natural de su naturaleza. En resumen, la mentira empedernida es una característica destacada de los diablos; esto es algo seguro y fuera de toda duda. Solo teniendo en cuenta este punto, es absolutamente imposible que las personas de este tipo acepten la verdad y sean honestas; son absolutamente incapaces de hacerlo. Es más, sienten desprecio por el requisito de Dios de ser una persona honesta. Ya se enfrenten o no a un asunto concreto, su actitud hacia el requisito de Dios de que la gente sea honesta es siempre de desprecio, burla, repulsión y odio. Contemplan con desdén el requisito de Dios y el principio de conducta propia relativo a ser una persona honesta. Desde lo más profundo de su corazón, sienten aversión por la verdad y no la aceptan; incluso se oponen abiertamente a ser personas honestas y se niegan a serlo.

La mentira empedernida es una característica muy evidente en quienes se han reencarnado de diablos. Mientras tengas contacto cercano con ellos, mientras interactúes, te comuniques y te relaciones con ellos en el trabajo o en la vida, esta característica o el verdadero rostro de sus mentiras empedernidas quedará al descubierto poco a poco. Por tanto, discernir a este tipo de persona es muy fácil. No necesitas fijarte en los pensamientos y puntos de vista de alguien sobre otras personas, acontecimientos o cosas. En cuanto descubras que es un mentiroso empedernido, basándote solo en este punto, podrás afirmar con un cien por cien de certeza que es un diablo, no un humano. Hay quien pregunta: “¿Existe siquiera una posibilidad entre cien de que alguien que miente de manera empedernida no sea un diablo y todavía tenga esperanza de alcanzar la salvación?”. Te digo que no existe absolutamente ninguna posibilidad. Cualquiera que mienta de manera empedernida es un diablo al cien por cien; no existe ni una posibilidad entre cien de lo contrario. ¿Entendido? Hay quien dice: “¿Podría ser que algunas personas mientan de manera empedernida porque han sido corrompidas demasiado profundamente, las tendencias malvadas de la sociedad han influido en gran medida en ellas, y la conciencia y la razón de su humanidad han quedado sepultadas o han sido absorbidas completamente por los diablos, y por eso mienten de manera empedernida? Si, tras un período de ayuda y apoyo por parte de los hermanos y hermanas, y tras ser regadas y alimentadas con las palabras de Dios, su conciencia puede despertar gradualmente y su razón puede recuperarse poco a poco, ¿no cambiarán y dejarán de mentir de manera empedernida?”. Te digo que no existe tal posibilidad, ni siquiera una entre diez millones. Por tanto, cualquiera que mienta de manera empedernida es un diablo, no es en absoluto humano, y carece de la más mínima humanidad normal. ¿Entendido? (Entendido). Esto es seguro; no hay excepciones ni circunstancias especiales. Debéis ver este asunto con claridad. Quizá veas a alguien que, al gestionar un asunto, diga algo que no es verdad a los no creyentes —algo parecido a una mentira— para salvaguardar los intereses de la casa de Dios y proteger a los hermanos y hermanas. Entonces, dudas sobre este asunto y piensas: “Antes creía que esa persona era alguien que persigue la verdad, así que ¿cómo ha podido mentir sobre una cuestión tan importante? Si puede mentir sobre esta cuestión importante, ¿es un diablo? ¿Es su búsqueda de la verdad una fachada?”. ¿Es correcta esta forma de entenderlo? (No). ¿Qué tiene de malo? ¿Cómo debería contemplarse correctamente este asunto? (No ha discernido la intención que hay detrás de las acciones de esa persona ni el efecto logrado. Si alguien dice algo que no es verdad, pero lo hace para lograr un efecto positivo —para salvaguardar los intereses de la casa de Dios y proteger a los hermanos y hermanas—, eso no es mentir, es una forma de sabiduría. No ha discernido la diferencia entre mentir y usar la sabiduría). Debes ver con claridad la naturaleza de la mentira. Fíjate en qué principio se basa una mentira y en qué propósito pretende alcanzar. Si alguien dice algo que no es verdad para lograr un efecto positivo y defender los principios, eso no es mentir, es sabiduría. Además, observa si es alguien que miente de manera empedernida en la vida diaria. Si solo mintió en una ocasión, no puedes determinar que sea un mentiroso o que mienta de manera empedernida, ¿verdad? (Sí). Si, en relación con un asunto importante, dijo algo que no era verdad para salvaguardar los intereses de la casa de Dios y tú lo defines como alguien que miente de manera empedernida, eso es tener una visión distorsionada. Calificar y contemplar a la gente de esa manera no es conforme a los principios. Si mintiera en una ocasión para proteger su propio prestigio y reputación, pero por lo general no mintiera en la mayoría de los asuntos, e incluso si, en el caso de hacerlo, después pudiera corregirlo, entonces tampoco se podría determinar que esa persona miente de manera empedernida. Solo los que se han reencarnado de diablos mienten de manera empedernida. Hay quien señala: “Dices que mienten de manera empedernida, pero a veces también dicen la verdad. Por ejemplo, compraron una cosa y, cuando alguien les preguntó el precio, lo dijeron con sinceridad; no mintieron sobre eso. ¿Cómo puedes decir que mienten de manera empedernida?”. Cuando no están en juego la intimidad, los intereses, el estatus o el prestigio, no tienen necesidad de mentir. Mentir también es agotador para ellos, así que, para ahorrarse problemas, no mienten sobre asuntos sin importancia. Sin embargo, el hecho de que no mientan en una ocasión o sobre asuntos sin importancia no significa que no mientan de manera empedernida. Solo tienes que observar si mienten al comunicarse con otros, al describir o relatar acontecimientos importantes, cuando están en juego sus propios intereses, su fama y provecho, estatus, expectativas o responsabilidades, o cuando intervienen sus propios puntos de vista. En tal situación, observa cuánta falsedad hay en sus palabras, cuánta veracidad y cuánta credibilidad. Si sus palabras contienen demasiada falsedad, hasta el punto de convertir lo negro en blanco, inventar cosas de la nada y echar la culpa a otros; si atribuyen a los demás las cosas malas que hicieron y se adjudican el mérito de las buenas que hicieron otros; si cometieron un error en un asunto y deberían hacerse responsables, pero con palabrería consiguen eludir por completo su responsabilidad y endosársela a otros; si no hicieron bien su trabajo o no pagaron un precio ni cumplieron con su responsabilidad, o no lo hicieron por miedo al peligro, y mintieron, poniendo una excusa relativamente razonable para ocultar la verdad y eximirse de responsabilidad, etc., ¿no son estas mentiras? (Sí). Todas estas son mentiras. Esto es mentir de manera empedernida. Es decir, siempre que los asuntos están relacionados con sus intereses personales, sus responsabilidades, su prestigio, su estatus, etc., mienten en todos ellos. Por ejemplo, alguien compró una silla para una familia de acogida que costó setenta yuanes. Al declarar el gasto a su regreso, pensó: “Este viaje ha sido bastante agotador. No puede ser que haya ido de acá para allá para nada. Tengo que sacar treinta yuanes como sea. Estos treinta son por el trabajo, por hacer el recado”. Así que dijo que la silla había costado cien yuanes. Como ves, mintió, ¿verdad? ¿Por qué mintió? (Quería beneficiarse un poco). Quería sacar un pequeño provecho. Digamos que alguien así está haciendo su deber junto a los hermanos y hermanas y, al ver que dos personas se llevan bien, piensa: “Nadie es mi amigo, todos me menosprecian y nadie se lleva bien conmigo. Dejad que meta cizaña entre vosotros dos y que siembre algo de discordia en vuestra relación”. Así que le dice a una persona: “Fulano dijo que te crees muy culto y que, si eres tan culto, ¿cómo es que no sabes escribir artículos?”. Luego va a la otra persona y le dice: “Mengano dijo que, aunque eres alto, tu figura no es proporcionada, y que tu parte de arriba y la de abajo no guardan proporción”. Con estas pocas palabras, siembra discordia entre las dos. Cuando esas personas vuelven a encontrarse, al recordar las palabras que han provocado su división, se miran con desagrado y se sienten incómodas. ¿Qué beneficio obtuvo el instigador? A simple vista, parece que no obtuvo nada, pero ver que las dos personas se distancian y que su relación se resiente le hace sentirse a gusto por dentro y dejar de sentir celos. Entonces cree que ha sacado ventaja. Por tanto, miente incluso en este asunto. Alguien podría decir: “¿No es esto perjudicar a otros sin beneficiarse a sí mismo? Si esas dos personas hablan la una con la otra, ¿no sabrán que malmetiste entre ellas? ¿No te habrás buscado la ruina?”. ¿Le importa esto? No le importa. Mientras las dos estén separadas, ya no siente celos y cree que ha sacado ventaja. ¿No es esto algo que hacen los diablos? (Sí). Así es justamente como actúan los diablos.

Las personas reencarnadas de diablos puede que digan la verdad sobre asuntos triviales e insignificantes, pero esto no significa que no tengan una naturaleza mentirosa. En todos los asuntos, ya sean importantes o irrelevantes, siempre que crean que su prestigio está en juego, siempre que se sientan incómodas o quieran obtener algún beneficio o alcanzar algún objetivo —siempre que tengan una intención y quieran actuar—, su método será sin duda usar la mentira para lograrlo. Esto es mentir de manera empedernida. Quizá no mientan en lo que respecta a la comida, la ropa o el alojamiento; por lo general, no se molestarían en gastar energía mental para mentir por asuntos sin importancia. Además, a sus ojos, algunas personas simplemente no están a su mismo nivel o categoría, ni siquiera se preocupan por hacerles caso, y no obtienen ninguna sensación de logro al jugar con ellas o manipularlas, así que no les interesa actuar contra ellas de ninguna manera. Si van a actuar contra alguien, debe ser alguien que consideren que está a su nivel, alguien con quien puedan jugar, su rival; solo entonces le harán caso a esa persona. Esta es otra característica de los diablos. Si eres una persona corriente, ellos piensan que careces de inteligencia, que no eres capaz ni digno de jugar con ellos, y eso les parece poco interesante, así que te ignoran. Los diablos son selectivos a la hora de elegir con quién juegan. Cuando viven junto a ti, quizá nunca los veas mentir ni te des cuenta de que mienten intencionadamente sobre algo, pero mientras sean diablos, sin duda alguna mentirán; esta es la naturaleza innata de los diablos. Si no te mienten a ti, puede ser porque no te consideran digno. Piensan: “¡Bah! Ni me molestaré en mentirte, y aun así tienes miedo de que juegue contigo. ¿Quién eres tú? ¿Te crees alguien?”. Simplemente no te tienen en ninguna consideración; olvídate de que te mientan, ni siquiera se molestan en hablarte. Es como cuando le preguntas a una persona atolondrada por su relación con alguien y te dice: “No estoy a su altura. Tiene mejor calibre que yo, tiene la cabeza en su sitio. Soy una persona insignificante, no tan noble como él. No quiere tratar conmigo”. Hasta las personas atolondradas sienten esto. Ahora fijémonos en con quién les gusta jugar a los diablos, con quién les gusta competir, a quién les gusta desorientar y manipular y de quién les gusta aprovecharse. ¿Acaso no tienen también estándares y un cierto ámbito? (Sí). Cuando eligen a un grupo de personas, esas personas deben ser de las que participan en juegos mentales y usan tretas como ellos. Solo al interactuar con gente así se sienten felices y lo encuentran divertido, y solo entonces pueden obtener alguna sensación de logro a partir de sus juegos. Por tanto, en lo que respecta a quienes se han reencarnado de diablos, uno debe desentrañar la característica y esencia que poseen de mentir de manera empedernida. El hecho de que no te hayan mentido a ti no significa que no mientan, y no significa que no tengan una naturaleza mentirosa. Si no han tenido un trato cercano contigo y ni siquiera te hacen caso, y simplemente piensan que eres un creyente corriente, que no eres una persona con mucha formación —solo un ama de casa o un campesino— y no te tienen en ninguna consideración, entonces pensarán que mentirte significaría rebajarse, que sería un desperdicio de sus neuronas, y ni siquiera se molestarán en hacerlo. ¿Cómo, entonces, puedes desentrañar a este tipo de persona? Puesto que son diablos que mienten de manera empedernida, su naturaleza se revelará en otras situaciones apropiadas aunque no se revele en esta. El hecho de que no te hayan mentido a ti no significa que no vayan a mentir. Mientras tengan la esencia de un diablo, su naturaleza mentirosa sin duda quedará al descubierto; no puede permanecer oculta. La oculten bien o no, e independientemente de cuánto de ella quede al descubierto, mientras tengan una naturaleza mentirosa y mientan con frecuencia, son diablos; en absoluto son humanos. Los humanos de verdad no mienten con frecuencia; es decir, los que se han reencarnado de humanos no mienten con frecuencia. ¿Por qué digo que no mienten con frecuencia? Porque, en cuanto mienten, su conciencia los reprueba y los acusa. Si dicen una gran mentira que acarrea consecuencias, sentirán asco de sí mismos durante toda su vida; empezarán a sentir repulsión por la mentira en su corazón y no mentirán sobre cosas innecesarias. Así, mentirán cada vez menos. Como su conciencia los reprueba, se frenarán para cometer menos errores similares, hasta llegar al punto de no cometerlos en absoluto. Esto es algo que los humanos pueden lograr. Pero los diablos no pueden lograrlo. Después de mentir, no sienten reprobación alguna, así que, cuando quieren mentir, no tienen ninguna restricción; nada puede frenarlos: ningún entorno puede frenarlos, ni ninguna persona con posición o estatus y, por supuesto, la verdad tampoco tiene ningún poder de restricción sobre ellos. El hecho de que otras personas los pongan en evidencia no puede frenarlos en absoluto, y menos aún la verdad, que para ellos es solo texto escrito en papel, meras doctrinas y preceptos, y no puede frenarlos en lo más mínimo. Sin restricciones, mentir es su revelación natural; en cualquier momento y lugar, pueden decir diversas mentiras según lo necesiten. Esta es su naturaleza; no cambiará nunca, en ningún momento. ¿Cómo, entonces, se puede desentrañar su naturaleza? Fíjate en cómo los evalúan quienes los rodean. Si la gente que los conoce bien dice: “Ese tipo miente de manera empedernida, todo lo que sale de su boca es mentira, miente sin sonrojarse ni parársele el corazón y puede mentir sobre cualquier cosa; nadie se atreve a creer ni una palabra de lo que dice”, entonces se puede determinar que son diablos, no humanos. Ahora que he dicho tanto, ¿podéis desentrañar esta característica de mentir de manera empedernida en quienes se han reencarnado de diablos y confirmar su presencia en ellos? En todo momento, esta regla, esta conclusión —“Quienes mienten de manera empedernida equivalen a diablos”— permanece inalterada. ¿Entendido? (Entendido).

¿Se ha compartido con claridad la primera característica —la mentira empedernida— de quienes se han reencarnado de diablos? (Sí, está claro). Este contenido debería ser fácil de aceptar y entender. ¿Por qué? Porque a menudo veis a este tipo de persona en vuestra vida diaria; solo que antes considerabais sus manifestaciones de mentira como revelaciones normales de corrupción. Ahora, a través de esta enseñanza, habéis aprendido por qué su naturaleza mentirosa y sus manifestaciones de mentira nunca cambian; resulta que esto lo determina su atributo, por lo que este tipo de persona no puede cambiar. ¿Qué se debe hacer al encontrarse con tales personas en el futuro? (No hay necesidad de compartir con tales personas ni de ayudarlas. Si son supervisores, deben ser destituidos. Si ya han mostrado algunas manifestaciones de acciones malvadas y han comenzado a trastornar y perturbar la obra de la iglesia, entonces se los debe depurar según sea necesario y no se les debe permitir permanecer en la iglesia ni un día más). Los diablos mienten de manera empedernida; es seguro que no pueden cambiar. Sin embargo, hay un tipo de diablos que tienen algunos dones o puntos fuertes en ciertas áreas. Si están dispuestos a rendir servicio, se los puede utilizar para ello. Dios utiliza todas las cosas para que rindan servicio en Su obra; el gran dragón rojo es uno de esos objetos de servicio y contrastes. Para trabajar en la casa de Dios, se debe tener sabiduría; esto también es un principio. Si quienes se han reencarnado de diablos están dispuestos a rendir servicio o son aptos para ello, utilízalos para que rindan servicio. Si ni siquiera pueden rendir servicio o si su servicio hace más mal que bien y causa demasiado daño, y la casa de Dios, en lugar de obtener un efecto positivo al utilizarlos, tiene que preocuparse por ellos, entonces no son aptos para rendir servicio, por lo que se les debe revocar su cualificación para ello. ¿Es apropiado hacer esto? (Sí, hacerlo es actuar conforme a los principios). Se los debe tratar de acuerdo con los principios. El discernimiento es una cosa, pero en lo que respecta a cómo manejarlos, debes tener sabiduría y principios, y ocuparte de ellos basándote en la situación real. El objetivo de compartir estos asuntos es que obtengas discernimiento, que sepas con claridad cuáles son las esencias de los diversos tipos de personas y que, a través de la esencia de una persona, determines si esta puede aceptar la verdad y alcanzar la salvación. Sin embargo, no es para que adoptes el mismo enfoque para todo el mundo, de manera que te ocupes de todos aquellos a los que calificas de diablos echándolos. Más bien, es para que utilices eficazmente a los diablos para que rindan servicio de acuerdo con los principios y las necesidades de la obra de la casa de Dios. Supongamos que algunos diablos dicen: “Viendo que soy un diablo, quieres utilizarme para que rinda servicio. ¡Si no puedo alcanzar la salvación, no rendiré servicio!”. ¿Qué se debe hacer en esta situación? (Si no están dispuestos a rendir servicio, que se marchen). Si ni siquiera están dispuestos a rendir servicio, entonces que se marchen cuanto antes. Algunos diablos dicen: “¿Quieres utilizarme para que rinda servicio? ¡Ni hablar! ¡No voy a rendir servicio para ti! No haré nada malo, simplemente iré tanto tumbos por la casa de Dios. Cuando toque trabajar, seré negligente, solo cubriré el expediente; ¡no lo haré a conciencia para ti!”. ¿Qué se debe hacer cuando se descubre a gente así? (Hay que depurarla). Una vez que se ha identificado claramente a un diablo, simplemente hay que depurarlo cuanto antes; sin misericordia. Si algunos diablos se portan bien y saben que mienten de manera empedernida, que son diablos y que no pueden ser personas honestas ni alcanzar la salvación porque su naturaleza así lo dicta, pero tras escuchar la verdad durante tantos años, también quieren seguir a Dios y, en última instancia, obtener bendiciones, y hacen todo lo que la casa de Dios les pide; si tales personas no causan perturbaciones y hay un trabajo adecuado para ellas, se les puede dar la oportunidad de rendir servicio. En lo que respecta al deber otorgado por el Creador, todos los seres creados, independientemente del atributo de la categoría a la que pertenezcan, deben tratarlo como su propio deber; esto es algo ineludible. Incluso si alguien es un diablo y un satanás, si de buena gana rinde servicio para Dios, Él no ello tratará de manera injusta; este es el principio de Dios para Su trato hacia todos los seres creados. Si te consideras un ser creado e, independientemente de tu atributo, estás dispuesto a adorar al Creador, a rendirte bajo Su dominio y a cumplir tu deber como ser creado, así como a rendir servicio aunque al final no exista un buen resultado o destino para ti, esto también es permisible. Dios no lo rechaza; Dios da a la gente la oportunidad de rendir servicio. Solo depende de cómo la gente aborde este asunto. Hay quien dice: “Puesto que mi atributo innato no es bueno y no hay esperanza de que alcance la salvación sea cual sea el deber que haga, ¡ya no realizaré ningún deber, no rendiré servicio! Queréis utilizarme para que rinda servicio y, al final, vosotros obtendréis bendiciones y entraréis en el reino de los cielos, pero yo no ganaré nada, ¡así que ya no voy a creer más!”. Estupendo. Si los diablos quieren marcharse, que se marchen. Si no se marchan, echarlos es totalmente conforme a los principios. Algunos diablos dicen: “No puedo negar que miento de manera empedernida, le miento a todo el mundo, incluso a Dios. Pero, independientemente de si la casa de Dios me pone a rendir servicio o a actuar como contraste, sin importar cómo se me trate, incluso si no se me trata como a un humano, no tengo queja. No se puede evitar que sea un diablo, ¿verdad? Cualquier servicio que se me pida rendir, cualquier esfuerzo que se me pida hacer, estoy dispuesto a hacerlo”. ¿Debería aceptarse a personas así? (Sí). En principio, también se las puede aceptar. Mientras haya un atisbo de esperanza para su salvación, se las debe aceptar. Independientemente de si admiten que son diablos, al menos tienen algo de autoconocimiento, están dispuestas a rendir servicio y tienen un poco de sumisión; eso es suficiente para cumplir las condiciones para su aceptación. En cuanto a si pueden realizar su deber de una manera que cumpla con el estándar, eso está por verse, ¿verdad? (Sí). En resumen, sin importar qué tipo de persona sea alguien, incluso si se ha discernido su atributo, aun así, se debe actuar de acuerdo con los principios al tratar con esa persona. Por supuesto, en este asunto no se aplica un solo principio; no es que a todos los diablos se los deba rechazar y echar, que todos ellos deban ser arrojados al infierno; ese no es el único principio. Dios tiene soberanía sobre todas las cosas y utiliza todas las cosas para que rindan servicio. Qué cosas pueden rendir servicio, qué cosas rinden qué servicio y cómo lo rinden, en qué etapa lo rinden, durante cuánto tiempo, cuánto servicio rinden, en qué circunstancias ya no se utilizan y en qué circunstancias se pueden seguir utilizando; para todo esto hay principios y en todo ello está la sabiduría de Dios. La gente no puede abordar este asunto de manera impetuosa; debe buscar los principios. Si todo el mundo cree que actuar de cierta manera es correcto y conforme a los principios, entonces actuad de esa manera; actuad de cualquier modo en que debáis hacerlo. Vulnerar los principios, ocuparse de una persona a ciegas y sin fundamento, por un arrebato de ira, es una actitud que demuestra falta de rigor hacia la verdad y las palabras de Dios; en sentido estricto, es también una manifestación de carecer de un corazón temeroso de Dios, así que en absoluto actuéis de esta manera. Esto es básicamente lo que hay que compartir sobre la primera característica de quienes se han reencarnado de diablos: que mienten de manera empedernida. Los principios en todos los aspectos relacionados se han explicado con claridad.

La segunda característica de los que son reencarnados de diablos es la “desviación”. Puesto que es una característica, no es una manifestación temporal, sino algo que a menudo se revela a partir de su naturaleza y puede representar por completo sus pensamientos y opiniones, así como su carácter y su esencia. Entonces, ¿cuáles son las manifestaciones concretas de la característica de “desviación” de aquellos que son diablos? ¿Qué es la desviación? ¿Con qué palabra se suele asociar la desviación? (Con la perversidad). ¿Con qué más? (Con la naturaleza desviada). Naturaleza desviada, lujuria perversa. ¿Qué otras manifestaciones son desviadas? Ser retorcido y anormal, ¿verdad? (Sí). Además de ser retorcido y anormal, ¿qué más? (También ser extremadamente calculador e inescrutable, un experto maquinador, y dar la sensación de ser algo insondable). Básicamente, engloba todo eso. Ser retorcido, insidioso, artero, calculador e inescrutable y un experto maquinador; todas estas son manifestaciones y características concretas de la desviación. Entonces, ¿en qué asuntos manifiestan los diablos estas características? En esencia, además de lo que la gente piensa —el retorcimiento, la insidia, la artería, etc., relacionados con el carácter o manifestados en los métodos de comportarse y lidiar con los asuntos—, ¿cuál es otra clase de desviación? Es la lujuria perversa de las personas; esta clase de desviación debería llamarse lascivia. Puesto que se ha usado la palabra “desviación”, no estamos hablando de las necesidades o reacciones fisiológicas normales de la carne, sino de lascivia; a esto también se le llama desviación. El retorcimiento, la insidia, etc., que se acaban de mencionar se relacionan con el carácter; la lascivia es una desviación relacionada con la carne. ¿No es la palabra “lascivia” bastante apropiada? (Sí). He aquí otro término que es aún más apropiado: provocación sexual. Los no creyentes suelen decir que alguien es un lujurioso en secreto, un promiscuo; todos estos términos se refieren al aspecto de la lujuria perversa. Además de la lascivia y la provocación sexual, ¿hay otros? (¿Es la bajeza uno de ellos?). No; la bajeza es diferente de la lascivia. La bajeza se relaciona con la dignidad y la integridad de una persona, mientras que la lascivia y la provocación sexual se relacionan principalmente con cuestiones de la conducta interpersonal de alguien. De lo que acabamos de hablar es de dos aspectos de la desviación: uno relacionado con el carácter, y el otro con la lujuria carnal. Hay otra cuestión, que es que esta clase de personas suelen experimentar alucinaciones auditivas y de tipo sensorial; siempre tienen algunas manifestaciones anormales. Por ejemplo, a menudo dicen: “Dios me reveló que a las seis de la mañana debo ir al este; un destinatario potencial del evangelio quiere reunirse conmigo allí”. “Anoche tuve un sueño; tal vez dos hermanos o hermanas vengan hoy a mi casa”. Frecuentemente tienen alucinaciones auditivas y de tipo sensorial, siempre dirigen su vida basándose en fenómenos como sueños inusuales, visiones o destellos repentinos de palabras y, cuando sucede algo fuera de lo común, actúan de manera anormal; son particularmente extremas. A veces se levantan a las tres o cuatro de la madrugada para orar y leer las palabras de Dios; a veces, por la noche, cuando todos los demás descansan, se quedan despiertas media noche, insistiendo en leer las palabras de Dios o aprender himnos. Duermen cuando los demás comen o trabajan, y están activas cuando el resto descansa; siempre son anormales, siempre diferentes de la gente normal. ¿Puede considerarse esto también una manifestación de desviación? (Sí). ¿Existe una palabra adecuada para describir esta anormalidad? Supongamos que alguien parece normal de cara al exterior, pero siempre hace y comprende las cosas de una manera particularmente distorsionada y extrema; sin importar cómo compartas con esa persona, no es capaz de entender. A veces experimenta alucinaciones auditivas y de tipo sensorial; otras veces, aunque no haya una voz o una declaración claras, tiene pensamientos extraños en su interior que le dicen que haga esto o aquello. Pero, haga lo que haga, no tiene nada que ver con la verdad y ni siquiera llega al nivel de atenerse a los preceptos. No se os ocurre una palabra adecuada para describir a este tipo de persona, ¿verdad? (No). ¿Creéis que la palabra “extraña” es adecuada? Su comportamiento externo parece particularmente extraño y anormal, y siempre se muestra volátil y nerviosa. Sin embargo, si la condenas, no puedes señalar ningún problema importante que tenga y, si la consideras una buena persona, sigue pareciendo algo excéntrica; eres en cierto modo incapaz de desentrañarla. Cuando solo la oyes hablar de vez en cuando, parece que está bien, pero si la observas en secreto, descubrirás que sus acciones son muy excéntricas, muy anómalas. Esto no es una buena señal; es imposible saber qué podría hacer. Más tarde, se descubre que puede hablar en lenguas durante la oración; por lo general, también habla sola constantemente, como si estuviera charlando con alguien, incluso riéndose mientras lo hace, lo que resulta bastante espeluznante. Esta es también una manifestación de desviación. Por ahora, usemos la palabra “extraño” para describir este aspecto. En resumen, hemos sintetizado las manifestaciones de desviación de aquellos que son diablos. Hay tres aspectos en total: uno es la lujuria perversa de la carne; otro es tener siempre algunas manifestaciones anormales, ser particularmente extraño; y otro aspecto se relaciona con el carácter: ser muy retorcido. Ser retorcido significa que este tipo de persona es traicionera y astuta hasta cierto punto, insondable para la gente corriente. Cuando las personas se relacionan con este tipo de individuos, a menudo sienten preocupación, inquietud y temor; suelen tener miedo a que tales individuos las vendan y encima los ayuden a contar el dinero; temen caer en sus trampas. Este tipo de persona es particularmente insidiosa y artera. Puede que te hable a la cara de una manera muy educada y refinada, pero a tus espaldas ha estado intrigando y luchando contra ti durante mucho tiempo sin que lo supieras. Cuando lo descubres, te entra un sudor frío y piensas: “¡Por fortuna, Dios me protegió! Si no creyera en Dios, me habría hecho daño; ¡incluso podría haber perdido la vida!”. Esta es la perversidad de este tipo de diablo. ¿Por qué digo que tales personas son desviadas? Ciertamente no es fácil decirlo por su apariencia externa; debes empezar por las cosas que planean hacer y las palabras que revelan cada día; eso es suficiente para que veas con claridad la esencia y la naturaleza desviadas de este tipo de persona.

¿En qué piensan cada día aquellos que son reencarnados de diablos? Por ejemplo, supongamos que una hermana es ascendida a líder. Entonces, reflexionan: “Esa chica ha sido ascendida a líder a una edad tan temprana. ¿En qué es mejor que yo? Solía menospreciarla, nunca la adulé ni tuve una buena relación con ella. Ahora es líder, mi superiora inmediata, así que debo adularla. Debo ver si necesita ayuda en su vida diaria, en lo material o en lo espiritual. Si no cae en esa trampa, si no puedo ganármela, entonces probaré otros enfoques sutiles: diré algunas palabras bonitas, algunas palabras sumisas, algunas palabras halagadoras delante de ella. Primero debo ver qué enfoque funciona con ella. ¿Cae en la adulación o en las tácticas pícaras de la gente malvada? ¿Le gusta la comida o la diversión? ¿Le gusta la ropa o las joyas? ¿Qué le gusta? Debo indagar sobre ella, acercarme a ella, adularla, establecer una buena relación con ella y tratar de sondearla”. No importa quién se convierta en líder, reflexionan sobre cómo acercarse a ese líder y establecer una buena relación con él. Antes, cuando esta hermana no era líder, se mostraban desafiantes ante cualquier cosa que ella dijera. Por ejemplo, si decía: “A partir de ahora, reunámonos una vez por semana”, después de oírlo, reflexionaban: “Otras iglesias se reúnen dos veces por semana, pero nosotros vamos a reunirnos una. ¿Por qué deberíamos hacer lo que tú dices? ¿Quién te crees que eres?”. Ahora que esta hermana es líder, su reacción cuando ella habla es diferente; ya no pronuncian palabras de refutación como antes, sino que dicen: “¡Lo que dice esa hermana es la verdad!”. De cara al exterior, actúan de manera muy servil, como si fueran alguien que puede obedecer, pero por dentro dicen: “¿Qué sabrás tú? ¡Solo llevas unos días de líder! Yo solía hacer este trabajo, pero ahora tú eres la líder. Bien, la líder tiene la última palabra. Primero estaré de acuerdo contigo, pero cómo actúe a tus espaldas es decisión mía. ¡Simplemente jugaré contigo!”. Algunas personas son elegidas líderes y, cuando se les pregunta: “¿Se llevó a cabo la elección de líderes en vuestra iglesia de acuerdo con los principios?”, reflexionan: “Si se hubiera llevado a cabo de acuerdo con los principios, ¿podría aun así haberme convertido en líder? Pero no puedo decirte la verdad”. Así que dicen: “Se llevó a cabo de acuerdo con los principios. He servido dos mandatos como líder de la iglesia. Al principio, no quería volver a hacerlo; temía que los hermanos y hermanas se opusieran si lo hacía, así que retiré mi candidatura. Pero al final, los hermanos y hermanas aun así me eligieron, así que lo he estado haciendo a regañadientes. En cuanto haya un nuevo candidato a líder, cederé el puesto”. Esto suena bien, pero ¿realmente tienen la intención de hacerlo? No tienen ninguna intención de hacerlo en absoluto. Simplemente están mintiendo y jugando contigo, diciendo solo cosas que suenan bien, que te satisfacen, que pueden engañarte y desorientarte. En lo que respecta a los líderes de nivel superior, reflexionan sobre cómo adularlos y granjearse su favor, y cómo desorientarlos para que estos líderes las valoren y las asciendan. Si no pueden conseguir el ascenso, entonces reflexionan sobre cómo es posible ocultar los fallos, las desviaciones y los errores que causaron anteriormente durante el trabajo, así como las transgresiones y las conductas engañosas que llevaron a cabo entre bastidores, a los líderes para que no se enteren, cómo pueden salir airosos de tales cosas sin asumir ninguna responsabilidad. ¿Son estas manifestaciones que la humanidad debería poseer? ¿Son positivas o negativas? (Negativas). ¿Hasta qué punto son negativas? Hasta el punto de que, incluso antes de que nadie realice seguimiento de su trabajo o lo inspeccione, ya han premeditado estas cosas en su mente, llevan mucho tiempo preparadas mentalmente; su mente lleva mucho tiempo dándoles vueltas a estas cosas. Decidme, ¿no es esto retorcido? (Sí). Este tipo de personas hablan astutamente para adaptarse a su público, diciendo cosas diferentes a distintos líderes. Si la líder es mujer, la alaban como si fuera una diosa; si el líder es hombre, lo alaban como si fuera un tipo guapo, un galán. ¿No es esto retorcido? (Sí). Esta es una característica principal de la desviación. Su actitud y sus manifestaciones hacia los líderes son así: muy retorcidas y muy insidiosas. Su mundo interior es extremadamente complejo; contiene multitud de pensamientos, pero ninguno de ellos es positivo. No reflexionan sobre la humanidad, la verdad ni la senda correcta, sino solo sobre cómo adular y granjearse el favor de los líderes, cómo preservar su propio estatus, cómo salirse con la suya, cómo seguir holgazaneando, cómo seguir viviendo a costa de la iglesia, comiendo y bebiendo sin dar nada a cambio y sin que las descubran, sin asumir ninguna responsabilidad. En su mente, solo planean, maquinan y piensan en estos asuntos; recurren a todo tipo de trucos y su conciencia nunca siente ningún reproche o acusación. Cuando llegan a un grupo de personas, las escudriñan con la mirada: “Esas pocas amas de casa carecen de perspicacia; es imposible que tengan ningún discernimiento sobre mí. No entenderían ni jota de los trucos que uso. Incluso si pudieran, no podrían derribarme. Unos pececillos no pueden levantar grandes olas; no serán un problema. No hay necesidad de hacerles caso. En cuanto a los pocos que quedan, uno es líder de la iglesia, otra es una hermana mayor que lleva muchos años creyendo en Dios, y otra es una hermana joven que, al parecer, estudió psicología en la universidad. Estos pocos suponen una pequeña amenaza para mí. ¿De quién debo ocuparme primero? ¿Con quién debo asociarme y a quién debo ganarme primero? ¿Cómo puedo convertirme en uno de ellos? ¿Cómo puedo ganar prestigio? ¿Quién será mi ayudante y quién mi oponente? ¿De quién debería hacerme amigo, de quién debería alejarme y de quién debería guardarme? Estos asuntos requieren una planificación a largo plazo; debo reflexionar sobre ellos”. Después de observar durante unos días, averiguan con quién deben asociarse y conspirar, a quién pueden atraer, de quién pueden aprovecharse, quién constituye su fuerza opositora, quién entiende la verdad y defiende los principios y de quién deben guardarse; averiguan todas estas cosas. Reflexionan en su corazón: “Debo guardarme de aquellos que tienen discernimiento sobre mí. No puedo ofenderlos ni debo acercarme a ellos. Debo mantenerme absolutamente alejado de ellos, no sea que cometa un desliz y me desentrañen. En su presencia, no debo hablar descuidadamente en absoluto, para evitar que encuentren algo que puedan usar en mi contra para dejarme en evidencia y diseccionarme en la iglesia. Si los hermanos y hermanas obtienen discernimiento, me depurarán. ¡Eso no puede ser!”. Cada día, solo piensan en estas cosas. Contra quién competir y cómo hacerlo para ganar fama y quedar bien, con quién asociarse para poder obtener ventajas sin sufrir pérdidas, cómo remediar las pérdidas que han sufrido en ciertos asuntos; solo reflexionan sobre estas cosas todo el día. Incluso podrían pasarse medio día reflexionando sobre una mirada que alguien les dirige: “Ayer, fulano de tal me miró de forma bastante penetrante. ¿Qué significaba eso? ¿Tiene discernimiento sobre mí? Esto no es una buena señal. ¿Qué problema mío ha visto? Debo tener cuidado estos próximos días y no dejar que se me escape nada. Además, tengo que aprender a interpretar las cosas a partir de la mirada de la gente y no debo ser descuidado. El párpado me ha estado temblando estos dos últimos días; parece que algo malo está a punto de suceder. Debo tener cuidado, espero de verdad que no pase nada malo; podrían depurarme si no tengo cuidado”. Desde fuera, no pueden percibirse problemas en cómo interactúan con la gente. Sus comidas, su sueño y su trabajo parecen normales. Pero lo que hay en su corazón y en su mente no es normal. ¿Cuáles son las manifestaciones de esta anormalidad? Que todas las cosas en las que piensan son muy retorcidas, incomprensibles para los demás.

Los que son reencarnados de diablos viven de una manera muy sombría. Todo lo que hay en sus pensamientos solo puede haber sido meditado, calculado, planeado y premeditado en rincones oscuros. Tienen el corazón completamente lleno de cosas como la lucha por la fama y el provecho, las maquinaciones, las comparaciones, los celos, la contienda, las represalias, etcétera. Nunca buscan la verdad en lo más mínimo. Independientemente del asunto que estén tratando, no lo ponen sobre la mesa para hablar sobre él y tomar una decisión al respecto de manera abierta y franca; en lugar de eso, buscan en secreto a unas pocas personas y toman la decisión con ellas. En cada iglesia hay algunas personas de este tipo. Son taciturnas y no muestran ninguna emoción; no importa a qué se enfrenten, eligen permanecer en silencio y nunca expresan su postura sin reparos. De cara al exterior, hablan educadamente a la gente, pero nunca dicen la verdad ni revelan lo que realmente hay en su corazón; no tienen palabras sinceras para nadie. Por ejemplo, algunas personas nunca revelan sus pensamientos más íntimos sin importar con quién se relacionen; ni siquiera los miembros más cercanos de su familia saben en qué piensan cada día. Si ni su familia los entiende, menos aún los que no forman parte de ella. Incluso si eres su mejor amigo, un amigo de la infancia, un viejo amigo de hace muchos años o un buen colega de trabajo, sigues sin saber lo que están calculando; nadie puede entenderlas. No importa cómo hablen o actúen, nadie puede desentrañarlas. Pero, ocasionalmente, puede que se les escapen unas pocas palabras: “Fulano de tal es mejor que yo, ¡y qué! Un día lo superaré, ¡tú espera y verás!”. Hay un significado más profundo detrás de las palabras “¡tú espera y verás!”; significa que están cavilando y reflexionando en su corazón y en su mente cada día. Por fuera, parecen tranquilas y apacibles, pero dentro de su corazón hay una tempestad embravecida y agitación. ¿En qué cosas piensan? Si fueran asuntos francos y transparentes, cosas positivas como la senda correcta en la vida, practicar la verdad, actuar de acuerdo con la conciencia, cómo comportarse, cómo amar a Dios y cómo hacer su deber devotamente; si con frecuencia pensaran, buscaran, meditaran, examinaran e intentaran entender estas cosas en su corazón, entonces su fuero interno estaría muy tranquilo y poseería paz y alegría, y vivirían de forma cada vez más normal, no retorcida. Las personas que viven en estos estados positivos tendrán, de vez en cuando, resonancia espiritual y comunicación con quienes las rodean y con aquellos con quienes guardan una relativa cercanía. Pero todas las cosas sobre las que los diablos meditan y piensan en el corazón son retorcidas. El retorcimiento se refiere a cosas intangibles que la gente normal no puede ver, cosas bastante anómalas, cosas ocultas en rincones oscuros que a la gente le cuesta descubrir y percibir, cosas que las personas normales no necesitan. Estos rincones oscuros son los mundos interiores de los diablos. Tienen el corazón lleno de estas cosas retorcidas. Cada día, se comparan con otros, contienden con los demás, usan intrigas y trucos con ellos, compiten por el estatus, por el prestigio y por tener la última palabra; solo piensan en estos asuntos. Si les preguntas si ahora tienen una senda para ser una persona honesta, no te responderán, no te harán caso y no querrán mencionarlo. Esto se debe a que su corazón está lleno de estos asuntos negativos y retorcidos; solo piensan en estas cosas. Cuando ocasionalmente tienen que pensar un poco en cuestiones relacionadas con aspectos técnicos o profesionales, solo lo hacen temporalmente, debido a las necesidades de su trabajo o de su vida. Una vez que su trabajo en este aspecto ha terminado, inmediatamente comienzan a pensar de nuevo en esos asuntos retorcidos, reflexionando: “¿Los dones de quién son mayores que los míos? ¿En qué aspecto soy más fuerte que ellos? ¿En qué aspecto son inferiores a mí? ¿No parecía que fulano de tal me estaba menospreciando intencionadamente la última vez que me habló? Esas dos personas parece que no se han comunicado con normalidad desde hace mucho tiempo, ¿qué pasó entre ellas? Si ha surgido un conflicto o un problema entre ellas, ¿puedo sacar algún beneficio de ello? Una de ellas me resulta beneficiosa y puede ayudarme, y de verdad quiero relacionarme con esa persona, pero nunca me hace caso. Si hay un conflicto entre las dos, ¿podría aprovechar ese distanciamiento y usar esa buena oportunidad para entablar una relación con esa persona?”. Todo lo que meditan y piensan en el corazón no tiene nada que ver con cosas positivas ni con creer en Dios y perseguir la verdad. ¿Es aterrador este tipo de personas? (Sí). Si te relacionas con ellas, es equivalente a relacionarse con un diablo. Tú no maquinas contra ellas, pero ellas están maquinando contra ti y observándote cada día, reflexionando sobre ti y estudiándote a tus espaldas: “¿Qué quiso decir con eso? ¿Va dirigido a mí? ¿Cómo puedo responder para que no me desentrañe? ¿Cómo puedo responder de una manera que me beneficie? Si no respondo, ¿pensará que soy estúpido, fácil de intimidar o que no creo de verdad en Dios? ¿Podría pensar eso? Tengo que averiguar qué se le pasa realmente por la cabeza”. Cuando vives constantemente en medio de sus maquinaciones, ¿te sientes a gusto en el corazón? (No). Es como tener un demonio invisible a tu lado; no puedes sentir paz ni alegría. Cuando te relacionas con ellas, solo tienes un sentimiento: una constante sensación de inquietud. Esta inquietud es muy normal, porque la intuición o el sexto sentido de la gente normal hace que se sientan inquietos ante los diablos, ante los seres anómalos que están a su alrededor. Incluso si no los conoces muy bien y no puedes explicar exactamente qué es lo que está mal, siempre sientes inquietud cuando estás con ellos, como si algo malo estuviera a punto de suceder. Esto es suficiente para demostrar que albergan malas intenciones, que están maquinando contra ti y que tienen planes para ti. Vives bajo su mirada de espionaje y te estudian cada día; esto te hace sentir más inquietud que tener un tigre o un león a tu lado. Si tú hubieras criado al tigre o al león, aunque sea un animal feroz, nunca sentirías inquietud. Pero si hay un diablo a tu lado, como tiene una esencia-naturaleza desviada, te sientes inquieto. Esta inquietud es un sentimiento en el espíritu; se debe a que un diablo está obrando. Quizás el diablo no tenga la intención subjetiva de hacerte un daño grave en ninguna medida, pero el simple hecho de que maquine constantemente contra ti y te espíe hará que tu espíritu se sienta inquieto. Con un diablo a tu lado, no vivirás en absoluto con paz y alegría, a menos que no sea un diablo, que tu estatura y fe en Dios sean suficientes o que tengas la verdad como tu vida; a menos que se cumpla una de estas condiciones, en cuyo caso no supondrá ninguna amenaza para ti ni tendrá ningún impacto sobre ti, y no sentirás inquietud. Si no se cumple ninguna de estas condiciones, cuando un diablo te espíe constantemente, sentirás inquietud. ¿Hasta qué punto se desarrollará esto gradualmente? Sentirás repulsión hacia él y te guardarás de él, te sentirás perturbado interiormente y estarás afligido, constreñido y atado en muchos asuntos. Si está cerca, cuando hagas cosas o hables, siempre tendrás que tener en cuenta la mirada en sus ojos, su comportamiento o sus opiniones. Incluso podrías intentar averiguar constantemente: “¿Qué pensará de mí? ¿Cómo es que no puedo desentrañarlo? ¿Por qué siento que es calculador e inescrutable? ¿Por qué esa sonrisa parece no ser de aprobación? ¿Por qué tengo tanto miedo? ¿Por qué me influye tanto?”. Si no entiendes la verdad y no tienes discernimiento, entonces, después de relacionarte con este tipo de persona durante un tiempo, te verás naturalmente influenciado por ella y acabarás en tal condición, lo cual es muy aterrador.

A juzgar por lo que revelan de forma natural en su vida diaria y por lo que piensan en su corazón, se puede calificar a los que son reencarnados de diablos como poseedores de una esencia desviada. Si no has tenido un contacto más profundo y prolongado con ellos, quizás no entiendas su mundo interior, pero la forma más directa y sencilla de discernir a este tipo de personas es una característica de su apariencia externa: a menudo revelan una mirada perversa y una sonrisa ladina. Esa mirada perversa significa una mirada esquiva, una mirada que no es tan limpia y transparente, ni tan honesta y sincera, sino que parece insondable. Sientes que hay un significado oculto en esa mirada, pero simplemente no te dirán cuál es. Además, al insinuar cosas sutilmente cuando hablan, te llevan a especular, usando palabras para dar a entender cosas y hacerte creer erróneamente que piensan de cierta manera, pero en realidad es una maniobra de distracción. Lo que tú comprendes no es en absoluto su verdadero significado; solo quieren tomarte el pelo y ridiculizarte. No puedes encontrar ningún atisbo de sinceridad en su mirada; esa mirada es esquiva y errante, y transmite una sensación vaga y elusiva. En el momento en que ves su mirada, surgen dudas de repente en tu corazón y sospechas que lo que dijiste o hiciste estuvo mal. Si no ves su mirada, sientes que tu opinión es correcta, que tu propia comprensión es pura, que estas cosas son conformes a los principios-verdad y que deberías actuar de cierta manera, y tienes la firme convicción de hacerlo así. Pero en cuanto te encuentras con su mirada o te clavan esa mirada perversa, sientes de manera inconsciente que un escalofrío te recorre la espalda. Aunque no se pronuncien palabras explícitas, esa mirada perversa te produce sugestión psicológica, te desorienta, con lo que hace que dudes de ti mismo al instante: “¿Dije algo mal? ¿Hice algo erróneo? ¿En qué me equivoqué?”. El asunto y el principio en cuestión son obviamente muy claros e inequívocos, y estabas seguro de que debía hacerse de esa manera y que era lo correcto, pero después de encontrarte con su mirada, te entraron dudas. Este tipo de mirada es la mirada de un diablo. Eso por un lado: su mirada perversa te hace dudar. Por otro lado, a veces, en esa mirada perversa hay un cierto significado: el desprecio. Tú eres joven, tienes poca experiencia, careces de experiencia vital e incluso puedes tener algunos defectos de humanidad, así que, cuando sus ojos se encuentran con los tuyos, inmediatamente pierdes la confianza en ti mismo, te desmoronas e inmediatamente dudas de ti mismo, por lo que te sientes muy insignificante e inferior a ellos y te haces pequeño ante ellos. Esta es la mirada de un diablo. Esta mirada perversa a veces ofusca los pensamientos de la gente, a veces perturba la confianza de la gente en sí misma y a veces también la hace sentir negativa y abatida.

A la hora de discernir a aquellos que son reencarnados de diablos, si todavía te falta experiencia para discernirlos observando su mirada, fíjate en qué piensan cada día, en qué conversan con los demás a diario y si existe una comunicación normal. Si no hay una comunicación normal, la mayoría de la gente no los entiende y su principio al relacionarse con casi todo el mundo es mantener la boca cerrada, hasta el punto de que ni sus más allegados saben en qué piensan a diario y no pueden captar fácilmente sus pensamientos y opiniones exactos ni entender lo que de verdad están pensando, entonces está claro que esas personas son muy calculadoras e inescrutables. Su silencio no significa que no tengan pensamientos ni opiniones; en realidad, sus verdaderos pensamientos están ocultos en su mente, solo que no los expresan. Si no los expresan, ¿cómo puedes descubrir que son astutos? Tienen una especie de sonrisa ladina; a menudo esbozan una sonrisa falsa. Cuando están frente a ti, muestran una sonrisa falsa, pero en cuanto se dan la vuelta, su rostro se vuelve inexpresivo, desprovisto de cualquier sonrisa. Este tipo de persona es aterradora, temible; es un diablo. ¿Entendido? (Entendido). Por ejemplo, supón que hablas de algo con una de estas personas. Después de que hayas expuesto tu punto de vista, ella no expresa su postura, sino que revela una sonrisa ladina. ¿Sabes lo que significa una sonrisa ladina? Significa que no sabes si esa sonrisa es de aprobación o de desaprobación, y desconoces si de verdad entiende lo que quieres decir. Simplemente suelta una risita tipo “je, je”. Respecto a lo que has dicho, no dice que esté bien ni que esté mal, no dice que lo entienda ni que no lo entienda, por lo que no puedes comprender qué significa realmente esa risa. Te ha respondido, pero con esa respuesta es como si no lo hubiera hecho. Si no te hubiera respondido, supondrías que tal vez no lo ha entendido; en cambio, el que te responda de esa manera hace que te quedes perplejo. No sabes si esa risa significa ridiculización, desprecio, burla o acuerdo y aprobación. Si le pides su opinión, vuelve a soltar una risita tipo “je, je”, dice: “Vale, vale”, y, tras hablar, su expresión se ensombrece de repente. Esto ejerce de forma imperceptible una presión inmensa sobre ti. Si tu estatura es pequeña y no tienes una postura real ni pensamientos y opiniones correctos, puedes sentirte intimidado por esa persona. Por eso esta sonrisa suya se llama sonrisa ladina; ser retorcido y astuto se llama ser ladino. Este tipo de personas no revelan sus opiniones con facilidad. Creen que decir una palabra es demasiado poco, y dos, demasiado, y que, en cuanto una opinión se expresa con claridad o se refiere a algo concreto, es un fallo, un error. Así que, para ellas, el mejor método es sonreír y dejar que tú especules; puedes especular el significado que quieras, puedes especular como te plazca, pero al menos sientes que no son hostiles hacia ti, y con eso logran su objetivo. Observa a esos viejos zorros que son intrigantes y sumamente astutos, y a esa gente que es insidiosa y taimada y emplea tácticas implacables: no hablan mucho ni su rostro es muy expresivo, pero su mirada y su sonrisa son desviadas. Todos los seres humanos corruptos normales y aquellos reencarnados de animales huyen de los que son reencarnados de diablos; no están dispuestos a relacionarse con gente así y, al estar con ellos, se sienten atemorizados, les dan escalofríos. ¿Por qué les dan escalofríos? Porque tales personas no son humanas, son diablos, y los diablos son capaces de cualquier cosa. Cuando los humanos normales interactúan con alguien, no hacen que a esa persona le dé escalofríos. La gente normal tiene conciencia y razón, actúa con moderación y contención y tiene unos estándares mínimos. A lo sumo, cuando se enfadan, puede que te maldigan un poco y digan algunas cosas desagradables que hieran en cierta medida tu autoestima. Pero los diablos son diferentes; no te maldicen ni hieren tu autoestima, pero sí te hacen daño. A tus espaldas, piensan en cómo desorientarte; cavan un hoyo y consiguen que saltes tú mismo dentro. Después de que hayas saltado, te observan desde arriba, regodeándose de tu desgracia, mientras que al mismo tiempo fingen ser buenas personas, diciendo: “¡Te salvaré! ¿Cómo te has caído ahí? Pensaba que la mayoría de la gente sabía que aquí había un hoyo”. Incluso quieren hacerse los buenos, con lo que consiguen que te tragues su actuación. ¿No es aterradora esta clase de personas? Ese hoyo lo cavaron ellas y lo hicieron a tu medida; si no saltas tú, ¿quién lo hará? Después de que hayas saltado al hoyo, te tienden una mano para salvarte y, mientras te salvan, te dicen: “¿Por qué saltaste?”. Al tiempo que se regodean de tu desgracia, también se las arreglan para que no te des cuenta de que el hoyo lo cavaron ellas. Está claro que fueron ellas quienes te hicieron daño y, sin embargo, hacen que les estés profundamente agradecido. ¿No es esto desviación? (Sí). ¡Esto es desviación en estado puro!

Hay algo que los que son reencarnados de diablos hacen a menudo y que todo el mundo ha visto: los diablos son expertos en decir cosas que suenan bien para granjearse el favor de la gente. Por ejemplo, cuando una de estas personas te ve trabajando, se esconde dentro y observa. Cuando has terminado el trabajo, sale y dice: “¡Ah, estabas trabajando! ¿Por qué no me avisaste? Podría haberte ayudado y habríamos compartido la carga. Si la tarea es agotadora, podemos afrontarla juntos. La próxima vez que trabajes, avísame; no pasa nada. ¡No te cortes en pedirme ayuda!”. Al oír esto, sientes calidez en el corazón y piensas que, aunque no te ha ayudado, tenía la intención de hacerlo y que con sus palabras basta. Te embauca con sus palabras bonitas. Fíjate, en verdad es capaz de decir tales cosas y no siente vergüenza al decirlas. Entonces, ¿cómo puedes saber que sus palabras son falsas? La siguiente vez que terminas tus tareas, aparece y vuelve a decir palabras bonitas: “¿Por qué no me avisaste de que estabas trabajando? Nunca me pides ayuda; de verdad que me tratas como a un extraño. ¿Por qué eres tan formal conmigo?”. Después de que esto ocurra dos o tres veces, sabes que en realidad no quiere ayudarte con el trabajo y que solo está diciendo algunas cosas que suenan bien para engañarte y granjearse tu favor. Cuando de verdad hay algo en lo que se necesita su ayuda, no aparece por ninguna parte. ¿Qué clase de persona es esta? Es un diablo, decididamente no es un humano. Los que son reencarnados de diablos le dirán cosas bonitas a cualquiera con quien se encuentren para engañarlo y lograr sus propios propósitos. Están llenos de intrigas taimadas; no son humanos, sino diablos. ¿Tiene algún valor relacionarse con gente así? Ni siquiera deberías prestarles atención. ¿Hay gente así en tu vida diaria? (Sí). Así es como se comportan las personas de este tipo en relación con este asunto y, en lo referente a otros, se comportan de la misma manera: siempre engañan a la gente. Así de desviadas son; no son sinceras con la gente.

¿Sois todos capaces de discernir, hasta cierto punto, una manifestación de la característica “desviación” de los que son reencarnados de diablos, concretamente, el retorcimiento? (Sí). Este tipo de personas son particularmente falsas, retorcidas, insidiosas y taimadas. Si todavía tratas sus manifestaciones como revelaciones normales de corrupción y sigues ayudándolas y apoyándolas como a hermanos y hermanas, ¿no es esto una manifestación de necedad? (Sí). No debes volver a cometer estas necedades en el futuro; no son humanos, sino diablos, y no son personas a las que debáis ayudar y apoyar. Saben en su corazón qué es la verdad y que es bueno ser una persona honesta. Pero saberlo es una cosa; no se exigen tal cosa a sí mismos y nunca practican ser una persona honesta. No es que quieran practicarlo y no puedan, sino que nunca tienen la intención de practicar de esa manera. Piénsalo: ¿qué intrigan y planean en su corazón? Ni una sola cosa está relacionada con las cosas positivas, y ni un solo pensamiento está relacionado con pensamientos y opiniones positivos. No tienen la intención de practicar la verdad ni de caminar por la senda correcta, por lo que nunca buscan los principios-verdad en su corazón ni cómo actuar conforme a las intenciones de Dios. Tampoco tienen la intención de cumplir con el deber de un ser creado ni de ser devotos y ofrecer su sinceridad. Todo lo que calculan son cosas retorcidas. Hay quien dice: “Lo que calculan es un asunto de su mundo interior; no es fácil de discernir. ¿Cómo pueden saber los demás lo que están pensando si no se abren y hablan sobre ello? Se comportan bastante bien de cara al exterior y también se mantienen ocupados con las tareas que tienen entre manos. ¿Por qué dices que son retorcidos y los calificas de diablos?”. Otros dicen: “Solo revelan un atisbo de mirada perversa, una leve sonrisa ladina; seguimos sin poder desentrañar lo que están pensando en su mundo interior”. Entonces, ¿cómo se puede discernir que son diablos? Los pensamientos de una persona son intangibles; si no los expresa, no puedes verlos ni descubrirlos y no serás capaz de discernirlos. Sin embargo, no importa qué pensamientos y opiniones tenga una persona ni lo que anhele o calcule en su mundo interior, sin duda actuará para lograr sus propósitos y, por lo tanto, siempre tendrá algunas cosas conforme a las que viva, algunas manifestaciones. Mientras viva entre la gente, los demás podrán ver las cosas que hace o entrar en contacto con ellas. Puede que no sepas qué está calculando, tramando y planeando en lo más profundo de su corazón, pero llegará un día en que revelará y manifestará las cosas que trama, planea y calcula; las convertirá en una realidad y emprenderá algunas acciones entre la gente. Cuando estas cosas ocurran ante tus ojos, ¿no serás capaz de verlas? ¿No serás capaz de discernir a esa persona? Hay quien dice: “Aunque vea sus manifestaciones, sigo sin saber cómo discernir o calificar a este tipo de persona”. Eso es fácil de solucionar; este tipo de personas tienen varias características y puedes discernirlas a través de ellas. La primera característica es que siempre actúan según su propia voluntad y nunca buscan los principios-verdad. Hagan lo que hagan, lo planean ellas mismas con antelación y actúan enteramente según sus propios planes, líneas de pensamiento e intenciones, según su propia voluntad únicamente. No piden la opinión de nadie y, por supuesto, menos aún buscan los principios-verdad ni actúan de acuerdo con los arreglos del trabajo. Si puedes ver estas manifestaciones, ¿acaso no quedan los diablos completamente al descubierto? (Sí). Hay quien dice: “Quizás entienden la verdad y conocen los principios-verdad, por lo que saben qué hacer sin tener que discutirlo con los demás”. Esta afirmación vuelve a ser errónea; refleja una incapacidad para desentrañar las cosas. Para vosotros, las cosas que los diablos dicen y hacen son una serie de obstáculos difíciles. Con independencia de si han buscado la opinión de los hermanos y hermanas, deberías ver con claridad si el propósito, el motivo, el punto de partida y el principio de sus acciones son salvaguardar su propia reputación, estatus y prestigio o salvaguardar el trabajo de la iglesia, y si el efecto final logrado salvaguarda los intereses de la casa de Dios, así como si acarrea pérdidas, perjuicios y sabotaje o beneficios para la mayoría de la gente. Hagan lo que hagan los que son reencarnados de diablos, siempre es para salvaguardar sus propios intereses; esta es otra característica de ellos. A sus ojos, sus intereses están por encima de todo, igual que un mercader que hace negocios: los intereses son lo primordial. ¿Los intereses de quién son lo primordial? Los de los diablos. Si hacer algo puede salvaguardar sus intereses, prestigio, estatus, reputación o sus posesiones materiales y su dinero, no se contendrán en absoluto, sino que irán a por ello hasta el final, llevándolo completamente a término. Incluso si se encuentran con la oposición de los líderes de nivel superior o los hermanos y hermanas, no se puede seguir adelante y se topan con un muro, aun así utilizarán tácticas indirectas, intentando por todos los medios acabar con todos los oponentes y eliminar todos los obstáculos para continuar con lo que quieren hacer. No se contendrán en absoluto; lo único que salvaguardan son sus propios intereses. Ahora podéis verlo con claridad: ya se trate de los planes, los medios, las medidas o los pasos que tramen, planeen e ideen, todo ello ha sido calculado en su mente; solo piensan en los intereses, y su mente está llena de pensamientos acerca de estos; a quién usar, a quién acercarse, de quién alejarse, a quién apoyar, a quién oponerse, a quién destituir; elaboran estrategias para todo esto en función de sus intereses. Si, al hacer el trabajo y realizar su deber, llegan a este punto, entonces son anticristos, diablos que revelan su verdadera cara. Tales personas son extremadamente inescrutables y calculadoras; reflexionan sobre estas cosas todos los días. Si tuvieran que llegar a comprender por completo a todos en la iglesia, ¿cuánto tiempo les llevaría? Solo después de tener una comprensión clara como el agua de la situación de todos los miembros de la iglesia y de los problemas y dificultades reales de cada persona, y cuando el momento es propicio, empiezan a actuar, haciendo lo que quieren; no muestran indulgencia por nadie y nadie puede obstaculizarlas. Emprenden su propio proyecto bajo el pretexto de hacer el trabajo de la iglesia, esforzándose por obtener beneficios para sí mismas. En última instancia, el trabajo de la iglesia y la entrada en la vida de los hermanos y hermanas son los que sufren las pérdidas. Logran su objetivo de hacer que la satisfacción de sus intereses personales sea lo primordial a costa de sacrificar la entrada en la vida de todos los hermanos y hermanas y los intereses de la casa de Dios. Llegados a este punto, ¿no puedes verlas con claridad? A juzgar por su manera de hacer las cosas y los resultados finales, son diablos; no son humanos. Durante todo el día, parece que dicen muy poco y rara vez expresan sus opiniones, pero en realidad se pasan todos los días calculando cómo actuar para poder obtener beneficios. Aunque de cara al exterior parezcan bastante tranquilos, refinados, delicados y bien educados y no muy habladores, por dentro tienen el corazón agitado, como un mar embravecido. Obtienen una comprensión completa de estas cosas y luego implementan los planes que han ideado, y el resultado final es que tienen éxito tal y como lo tramaron. ¿No es esta la obra de un diablo? (Sí). Esta es la obra de un diablo. Llegados a este punto, ¿no puedes desentrañarlos?

El grave problema que surgió el año pasado en el trabajo evangélico estuvo directamente relacionado con unos cuantos diablos y con las acciones de los diablos. Esos diablos nunca buscaron los principios-verdad al actuar. Después de que lo Alto les asignara el trabajo, lo aceptaron de buena gana en persona, pero cuando fueron a trabajar a las iglesias, simplemente camparon a sus anchas haciendo cosas malas. No salvaguardaron los intereses de la casa de Dios y, como resultado, las ofrendas de Dios, el trabajo evangélico y la vida de iglesia sufrieron pérdidas; se produjeron pérdidas en varios ámbitos y, además, causaron el caos en el trabajo de la iglesia. Puede que no desentrañes lo que un diablo está pensando ni sepas si ha buscado los principios, pero cuando actúe y tú veas los primeros indicios, sabrás que el método y el origen de sus acciones son incorrectos, que se está exhibiendo por completo a sí mismo, que hace las cosas según su propia voluntad y actúa de forma arbitraria y deliberada, y que está estableciendo un reino independiente. Además, las bandas de diablos se protegen entre sí; ninguno de ellos salvaguarda los intereses de la casa de Dios. Hagan lo que hagan los diablos principales, los seguidores y los pequeños diablos se desviven por halagarlos y adularlos. Los diablos principales actúan de forma temeraria y deliberada, y los pequeños diablos los imitan y les lamen las botas; confabulan entre ellos. Hay quien dice que sigue sin poder desentrañar que la esencia de alguien es la de un diablo. En ese caso, fíjate en la naturaleza de algo que haga y en sus consecuencias. Si la naturaleza y las consecuencias son muy graves, entonces se puede estar seguro de que es obra de un diablo. Por ejemplo, respecto al asunto de informar de cifras falsas de personas ganadas al predicar el evangelio, hay quien dijo: “¿Acaso informar de cifras falsas no va en contra de los principios? Debemos informar de las cifras reales; cuantas personas se ganen, tantas debemos informar. ¿Cómo podemos mentir en nuestros informes? ¿Cómo podemos informar de mil cuando se ganaron cien, o de diez mil cuando se ganaron mil?”. ¿Qué dijo uno de esos falsos líderes? “Debéis informar de esta manera; todo el mundo lo hace. ¡Esta es la corriente del Espíritu Santo!”. ¿Podéis discernir esta afirmación? Informar de cifras falsas e inventadas es claramente un intento de engañar a Dios. ¿Cómo podría ser la corriente del Espíritu Santo? Es una corriente malvada. El Espíritu Santo nunca le ha dicho a la gente que mienta o informe de cifras falsas; solo los diablos pueden decir tales cosas. ¿Podéis discernir esto? Como ese falso líder fue capaz de pronunciar palabras tan absurdas, no es una persona normal; ese falso líder también pertenece a la categoría de los diablos. ¿Podéis desentrañar este asunto? ¿Podéis discernir que tales palabras las dicen los diablos? Solo los diablos y los satanases pueden decir tales cosas. Si no podéis desentrañar este asunto, entonces estáis demasiado faltos de discernimiento. Si los reencarnados de animales no pueden desentrañarlo, es en cierto modo disculpable, porque no son humanos; no tienen un espíritu humano. Si tú de verdad tienes discernimiento y puedes desentrañar este asunto, ¿has cumplido con tu responsabilidad? ¿Te has puesto en pie para detener y desenmascarar este asunto? Supón que dices: “Lo he desentrañado, pero mis palabras tienen poco peso y mi estatus es humilde, soy débil y estoy solo. ¡No me atrevo a detenerlo ni a desenmascararlo!”. ¡En ese caso, eres un cobarde inútil! No has permanecido en tu posición ni te has mantenido firme en tu testimonio; no eres un siervo leal de Dios, no has cumplido con la responsabilidad de una persona. Solo eres una persona atolondrada, un cobarde inútil. Dime, ¿le gustan a Dios los cobardes inútiles? (No). Dios te concede la vida, te provee de la verdad y te protege del daño de Satanás en tu vida diaria. Pero resulta que no aceptas la verdad y, en lugar de eso, sigues a Satanás para hacer el mal, vives entre diablos y permites que Satanás te haga daño. Ves con claridad la verdadera cara de los satanases y, sin embargo, no los desenmascaras. Eso es buscarse problemas; mereces que Satanás te embauque. Dios te provee de la verdad para permitir que crezcas en discernimiento. Si tienes discernimiento, pero aun así te haces el sordomudo y no te pones en pie para desenmascarar a los falsos líderes y anticristos, ¡entonces eres un cobarde inútil! No has cumplido con la responsabilidad que le corresponde a una persona; eres negligente en tu responsabilidad, eres basura, un cobarde inútil, un gorrón, ¡no sirves para nada! La práctica por parte de los diablos de obligar a la gente a informar de cifras falsas al predicar el evangelio debería ser bastante obvia y no tendría que ser difícil de discernir. Supón que alguien te da una patada o un puñetazo. No sabes por qué te trata así y no puedes discernir qué quiere decir con ello. Luego te apuñala en el cuello con un cuchillo y solo entonces te das cuenta: “¡Intenta matarme!”. Dime, ¿así de necio eres? Te da una patada con intención malévola y, sin embargo, ni siquiera puedes darte cuenta de que es una persona malvada, y todavía intentas razonar con ella: “Yo no te he ofendido, ¿por qué me das una patada? ¿Tienes algo de humanidad?”. Si te da una patada sin motivo, ¿acaso no es una persona malvada? ¿Sirve de algo razonar con una persona malvada? Si fuera a por ti con un cuchillo, sería demasiado tarde para arrepentirse. Para cuando grites pidiendo ayuda, ya será demasiado tarde; tu vida se habrá acabado. ¡Mira qué pequeña es tu estatura, qué necio eres! Al encontrarte con satanases, debes tomar la iniciativa de atacar, no seas pasivo. Si siempre eres pasivo y solo reaccionas y clamas a Dios para que te salve cuando los satanases están a punto de quitarte la vida, ¡eso es ser demasiado pasivo, demasiado lento! A Dios no le gusta la gente así.

Hay quienes informan de los problemas relativos a los falsos líderes y los anticristos con muchos rodeos. No se atreven a denunciarlos en su iglesia local y, en lugar de eso, acuden a iglesias de otras zonas para hacerlo, por miedo a que alguien de su zona corra la voz, se enteren las personas malvadas y los atormenten. Estas personas tienen una estatura así de pequeña. Crees en Dios, ¿y aun así tienes tanto miedo de las personas malvadas y los diablos? ¿Acaso tienen los diablos tanto poder? ¿Pueden los diablos quitarte la vida? ¿Está tu porvenir en manos de los diablos? ¿Por qué les tienes tanto miedo? Solo son personas malvadas, ¿qué pueden hacerte? Poniéndonos en lo peor, este país tiene leyes, ¿de qué tienes miedo? Esto no es China, donde los diablos campan a sus anchas; este es un país democrático que se rige por la ley. Y eso sin contar que tienes hermanos y hermanas en la iglesia, ¿qué pueden hacerte esas personas malvadas? Algunos individuos se asustan así solo por denunciar problemas con los líderes y obreros. No se trata de un problema debido a que tengan poca fe; ¡son unos cobardes inútiles y unos gallinas que ni merecen vivir! El aliento que Dios te dio se desperdicia en ti; habría sido mejor dárselo a un animal. Hasta un animal, cuando se ve acorralado, puede morder a una persona. Tú estás vivo y, sin embargo, careces hasta de esta pizca de entereza; ¡eres demasiado cobarde! Aunque algunas personas no se atreven a luchar de frente contra las personas malvadas cuando se las encuentran, emplean la sabiduría para salvaguardar la obra de la iglesia. Denuncian los problemas de las personas malvadas a los superiores y unen fuerzas con los que aman la verdad para apartar a esas personas malvadas de sus puestos. Tienen esta clase de determinación: “Eres una persona malvada, pero no te tengo miedo. No dejaré que cometas maldades para perturbar y sabotear la obra de la casa de Dios. No dejaré que te salgas con la tuya. Arriesgaré mi vida para luchar contra ti. ¿Qué puedes hacerme? En el peor de los casos, me quitarás la vida, pero mientras me quede un aliento, ¡lucharé contra ti hasta el final!”. ¿Tenéis vosotros esta fe? Esos cobardes inútiles no tienen esa fe. Cuando ven a los diablos perturbar la obra de la iglesia, saben en su corazón que está mal, que son diablos y anticristos haciendo el mal. Pero piensan: “No puedo desenmascararlos ni denunciarlos; no debería buscarme problemas. Cuantos menos problemas, mejor; es fundamental que me proteja a mí mismo. Si las personas malvadas me expulsan de la iglesia por desenmascararlas y me quedo incluso sin la oportunidad de creer en Dios y alcanzar la salvación, y ni siquiera puedo hacer mi deber, ¿acaso no habré sido completamente descartado?”. No se atreven a desenmascarar a las personas malvadas, pues temen enormemente sus represalias. Así que, cuando el gran dragón rojo reprime y persigue frenéticamente al pueblo escogido de Dios, sin duda también tienen miedo y, si los arrestan, seguro que se convertirán en unos judas y traicionarán a Dios. Por tanto, si tienes miedo de las personas malvadas en la iglesia y no te atreves a desenmascararlas cuando las ves hacer el mal, ¿no es eso rendirse a Satanás? Dios te provee de la verdad, te da fe y te ha protegido y mantenido con vida hasta ahora. Respiras el aliento que Dios te dio y disfrutas de la verdad que Él te provee y de Su gracia. Tienes esas buenas condiciones de vida de iglesia y vives con bastante comodidad. Sin embargo, cuando hay personas malvadas causando perturbaciones en la casa de Dios, tú lo ves y lo disciernes, pero no te atreves a decir ni una sola palabra, ni siquiera te atreves a respirar fuerte. ¿Qué clase de criatura eres? ¡Ni siquiera mereces vivir! No denuncias los problemas de la iglesia de tu zona a los líderes locales, sino que vas a iglesias de otras zonas para denunciarlos. Con ese tipo de mentalidad mezquina y cobarde, ¿puedes lograr grandes cosas? Y aun así dices que quieres dar testimonio de Dios y ser un vencedor. ¡No eres nada, eres peor que una bestia! Hasta un perro sabe proteger a su amo. Si llega un extraño, el perro ladra con todas sus fuerzas, por miedo a que la seguridad de su amo esté amenazada. Algunos perros no son grandes y se los puede derribar de una sola patada, pero no tienen miedo y siguen ladrando con todas sus fuerzas; lo hacen para proteger a sus amos. Algunos perros incluso arriesgan su vida para protegerlos. A estas personas les falta hasta esta pizca de fe y son menos leales a su amo que un perro guardián. ¡Son todos unos desgraciados inútiles! Disfrutan de la gracia y la provisión de Dios sin reservas, sin dar nada a cambio, e incluso dan por sentado que Dios debe amar a las personas y mostrarles misericordia. Cuando ven que se perturba y sabotea la obra de la iglesia, no sienten malestar en el corazón. Esto significa que son peores que una bestia, mucho peores que un perro guardián. ¿Qué debes hacer cuando te vuelvas a encontrar con diablos en el futuro? Si no puedes desentrañarlos y no sabes qué maldades planean hacer cuando sonríen o qué intenciones perversas se ocultan en su mirada, primero puedes observarlos. Busca a una persona de confianza para que los supervise y mira qué dicen y hacen en secreto y qué traman con sus cómplices. Debes cortar de raíz todas sus conspiraciones e intrigas, no dejar que tengan éxito y no permitir que los intereses de la casa de Dios sufran pérdidas. Hay quienes tienen esta clase de determinación: “Debo custodiar bien la puerta de la casa de Dios, debo ser un buen perro guardián. No sé cómo tratarían otros este asunto, pero, en lo que a mí respecta, es algo que no dejaré pasar; ¡lucharé contra los diablos hasta el final!”. A esto se le llama lealtad a Dios; no es que intenten demostrar lo capaces que son. “Confiaré en Dios para hacer esto; ¡no existe posibilidad alguna de que ningún diablo se salga con la suya ni tenga éxito mientras yo esté aquí! Custodiaré la puerta de la casa de Dios, protegeré a los hermanos y hermanas y los intereses de la casa de Dios y salvaguardaré la obra de la casa de Dios. No hay forma alguna de que nadie cause perturbaciones ni cometa sabotaje; si veo a alguien haciendo esas cosas, no seré indulgente con él. Si debe ser destituido, será destituido; si debe ser expulsado, será expulsado, y si debe ser echado, será echado. ¡No me contendré en absoluto!”. ¿Tenéis vosotros esta fe? (Sí). Si eres bastante capaz en lo que respecta a luchar contra humanos o animales, pero cuando tienes que luchar contra diablos te vuelves asustadizo y temeroso y te metes en tu caparazón como una tortuga, entonces Dios dice que estás acabado, que no sirves para nada, que no podrás obtener la verdad y que no puedes alcanzar la salvación. Luchar contra los diablos es una verdadera batalla; es una batalla para dar testimonio de Dios. Es una batalla en la que los vencedores, los santos y los seguidores de Dios deben participar, la postura que deben adoptar y la determinación y resolución que deben poseer. “¡Luchar contra los diablos hasta el final! ¡O ellos o yo! ¡No tendré miedo en absoluto, no retrocederé en lo más mínimo y no me desanimaré de ningún modo!”. ¿Tenéis vosotros esta determinación? (Ahora sí).

Algunos individuos tienen una estatura demasiado pequeña. Cuando se encuentran con personas con poder y estatus, especialmente con aquellos de aspecto feroz, experimentados y sumamente astutos, así como insidiosos y taimados, sienten miedo en el corazón. A pesar de saber perfectamente que son diablos, insisten en halagarlos, engatusarlos y ser complacientes con ellos, y no se atreven a ofenderlos en lo más mínimo, y mucho menos a desenmascararlos. Cuando ven a diablos y satanases, no se atreven a defender ningún principio ni tienen el decoro de un santo. Algunos incluso dicen: “Debemos encajar con esta gente y forjar buenas relaciones con ellos; de lo contrario, la obra de la iglesia no podrá progresar”. Está claro que esas personas no sirven para nada bueno en la casa de Dios, que son aquellas a quienes se las califica de diablos y anticristos y que deberían ser expulsadas o echadas; sin embargo, algunos individuos las toleran. Piensan que no pueden vencer a esas personas; sienten temor y terror en el corazón, y les preocupa su propia situación y el hecho de que tales personas los aíslen o acosen. Carecen de la sabiduría para ocuparse de ellas, de la estatura suficiente para luchar contra ellas, y retroceden repetidamente, y ceden y hacen concesiones una y otra vez. Como resultado, pasan tres meses, luego seis, y la obra de la iglesia termina en un estado de parálisis, y la vida de iglesia acaba siendo un caos. Ven claramente a estas personas malvadas y a estos diablos causando perturbaciones, ven a estos matones locales campando a sus anchas en la iglesia, pero no se atreven a desenmascararlos ni a ocuparse de ellos, por miedo a poner en riesgo su propia seguridad, estatus, reputación e intereses. ¿Cómo pueden ser tan importantes tu estatus, tu reputación y tu seguridad personal? ¿Acaso no es cualquier aspecto de la obra de la casa de Dios más importante que tu insignificante vida? Poniéndonos en lo peor, si corres algunos riesgos por lealtad a Dios, ¿no te protegerá Él? Si usas la sabiduría y actúas según los principios para salvaguardar los intereses de la casa de Dios, ¿te entregará Él a los satanases para que abusen de ti y te hieran gravemente a su antojo? (No). Dios aprecia enormemente a esta clase de persona, nunca se cansa de apreciarla; ¿cómo podría entregarte a los satanases? Tu fe es demasiado pequeña. Eres igual que Pedro aquella vez: el Señor Jesús lo llamó desde el mar, diciendo: “Ven”, lo que significaba que Pedro debía caminar sobre el mar como si fuera tierra firme, pero cuanto más caminaba, más miedo tenía, y perdió la fe en Dios. Si Dios te pide que vengas, es que te ha hecho una promesa y sin duda puede protegerte; no dejará que te enfrentes al peligro. Incluso si tu vida corre peligro, ¿cómo deberías afrontarlo? ¿No deberías simplemente confiar tu vida a Dios de buen grado? ¿Cuál es el gran problema? ¿De verdad son los diablos tan aterradores? El gran dragón rojo reprime y arresta a los creyentes y, aun así, eres capaz de persistir en tu fe; un entorno tan duro no te amedrenta. Sin embargo, cuando aparecen unos pocos diablillos en la iglesia, te asustas tanto que te metes de nuevo en tu caparazón y te sientes obligado a seguirlos para hacer el mal. ¿No es esto perder tu testimonio? (Sí). Se puede decir que el hecho de que los diablos se salgan con la suya en algunas iglesias y en ciertos entornos de trabajo —lo que hace que la obra de la iglesia se suma en semejante caos y quede hecha un desastre, tal y como ellos deseaban, y provoca que los hermanos y hermanas carezcan de un entorno adecuado para hacer sus deberes— está relacionado con que algunas personas desentrañen a estos diablos pero no se pongan en pie para luchar contra ellos, sino que hagan concesiones a estos diablos y satanases para protegerse a sí mismas. Se puede decir que estas personas permiten deliberadamente que los diablos hagan el mal y perturben la obra de la iglesia. Si desentrañas a los diablos que perturban la obra de la iglesia, pero no luchas contra ellos ni los desenmascaras, ¿no es eso permitir que los diablos hagan el mal? Si, al descubrir a los diablos haciendo el mal, los desenmascaras, lidias con ellos y los detienes sin demora, las pérdidas podrán reducirse y el caos mitigarse en cierta medida. ¿No es esto beneficioso tanto para la obra de la casa de Dios como para la entrada en la vida de los hermanos y hermanas? Entonces, ¿por qué no lo haces? Si no lo haces, no tienes lealtad a Dios. Con independencia de si eres un líder u obrero de cualquier nivel o un seguidor corriente, mientras desentrañes a los diablos que hacen el mal y perturban la obra de la iglesia, pero no los desenmascares para salvaguardar los intereses de la casa de Dios, significa que no te has mantenido firme en tu testimonio, eres una persona atolondrada y ¡no mereces vivir! No has cumplido la responsabilidad de un ser humano, así que no mereces respirar el aliento que Dios te ha dado. ¿Lo entiendes? (Lo entendemos). ¿Qué deberían hacer las personas en relación con este asunto? Con independencia de a qué clase de diablo te enfrentes —ya sea desviado, malvado, insidioso, implacable o astuto— y sin importar su propósito, mientras lo veas perturbar la obra de la iglesia y lo disciernas, deberías ponerte en pie para desenmascararlo y detenerlo. Ahí es donde reside tu responsabilidad. Algunos dicen: “No sé qué decir para detenerlos”. Entonces, ora a Dios y trátalos con métodos sabios. Por el momento, no los provoques; no los provoques desenmascarándolos directamente. En lugar de eso, intenta por todos los medios impedir que sus intrigas y propósitos tengan éxito. Primero, salvaguarda la obra de la iglesia en la mayor medida posible y asegúrate de que los intereses de la casa de Dios estén protegidos. Luego, encuentra una oportunidad para consultar con quienes entienden la verdad, o con los líderes y obreros, sobre la manera más apropiada de lidiar con el diablo. Este trabajo debe hacerse con sabiduría. Por un lado, debes luchar contra Satanás, detener las acciones malvadas de los satanases y diablos, ayudar a los hermanos y hermanas a obtener discernimiento y proteger a estos, así como la obra de la casa de Dios. Por otro lado, también debes protegerte a ti mismo en la mayor medida posible. Si es verdaderamente necesario que te enfrentes al peligro o la adversidad, entonces deberías hacerlo como tu deber ineludible, sin pensar en tu propia escapatoria ni en tu seguridad. Esto se debe a las necesidades de la obra de la iglesia y es donde reside tu responsabilidad. Debes hacerlo y deberías hacerlo; de lo contrario, serás indigno de la vida que Dios te ha dado y de la provisión que Él te ha suministrado durante tantos años. ¿No es así? (Sí). Todos deberían tener esa postura en lo que respecta al trato con los diablos. Eres un ser creado hecho por la mano de Dios. Con independencia de si perteneces a la categoría de los humanos o a otra categoría de criaturas vivientes, mientras tu identidad actual sea humana, un ser humano creado, deberías asumir las responsabilidades de un ser humano creado, no puedes eludirlas. Supongamos que sabes que alguien está robando ofrendas, pero no te importa ni preguntas al respecto, y dices: “Tengo miedo de ofenderlo. Si lo desenmascaro y lo ofendo, no solo me pondrá las cosas difíciles a mis espaldas, sino que además nunca lo dejará pasar. ¡Es una persona malvada! ¡No me atrevo a desenmascararlo ni a denunciarlo!”. En ese caso, estás acabado, eres un cobarde inútil y no has logrado cumplir tu responsabilidad. Entonces, ¿qué deberías hacer si quieres cumplir tu responsabilidad? Encuentra una oportunidad para escribirle una nota a tu líder, no la firmes con tu nombre y expón claramente los hechos para que el líder lo sepa y pueda ocuparse de ello y detenerlo sin demora, para así proteger las ofrendas de cualquier pérdida. El líder no necesita saber quién lo ha denunciado; basta con que Dios lo sepa. Entonces, ¿cuál es el principio que se debe defender en el asunto de proteger las ofrendas? ¿Cuál es la mentalidad correcta? Es proteger las ofrendas de las pérdidas y no dejar que las personas malvadas tengan éxito. Esta es tu responsabilidad. La casa de Dios no les pide a todos que corran riesgos para proteger sus intereses y a los hermanos y hermanas, para salvaguardar su obra ni para proteger las ofrendas de Dios; no os pide a todos que ofendáis a otras personas o que os pongáis en situaciones difíciles por el bien de tales cosas. Eso no es lo que la casa de Dios quiere decir. Si tienes miedo de las personas malvadas o de ofender a la gente, puedes denunciar los problemas anónimamente; también puedes desenmascarar a las personas malvadas y a los diablos de forma anónima. De esa manera, aunque no hayas firmado con tu nombre, habrás cumplido igualmente con tu responsabilidad y obligación, y no habrás eludido tu responsabilidad. Si puedes hacer esto, entonces no habrás sido negligente en tu responsabilidad. Esto es porque tienes este corazón, sientes que ahí es donde reside tu responsabilidad y que deberías cumplirla, salvaguardando la obra de la casa de Dios y protegiendo sus intereses. Esto es una buena obra y Dios la recordará. Aquí tenéis la pura verdad: no hay una forma establecida para luchar contra los diablos; ser capaz de vencerlos, salvaguardar los intereses de la casa de Dios, proteger los diversos aspectos de la obra de la iglesia, proteger la vida de iglesia y salvaguardar la entrada en la vida de los hermanos y hermanas; este es el principio supremo. ¿Lo entendéis? (Lo entendemos). No hay una forma establecida para luchar contra los diablos; puedes usar el método de podarlos, el de desenmascararlos y, por supuesto, también el de destituirlos y reasignar sus deberes, así como el de hablar con ellos y consolarlos para mantenerlos a raya; usando diversos métodos sabios para restringir a los diablos y, al mismo tiempo, salvaguardando los diferentes aspectos de la obra de la iglesia. Esto es ser sabio. En tu fuero interno sabes que esas personas son diablos y que, los trates como los trates, no está mal, porque no son verdaderos hermanos o hermanas, no son auténticos seres humanos y no han sido escogidos por Dios. Han venido a la casa de Dios como sirvientes de Satanás para perturbar la iglesia. Deberías tener esta actitud hacia los diablos: “Si has venido aquí a causar perturbaciones, no seré indulgente contigo. Si has venido aquí a cometer sabotaje, ¡eso no se permite en absoluto! Si no causas perturbaciones ni cometes sabotaje y te quedas tranquilamente en la iglesia, te ignoraré. Pero en cuanto hagas un movimiento o digas algo con la intención de hacer el mal, ¡no seré indulgente contigo! Sean cuales sean las maldades que quieras hacer, sean cuales sean las falacias que quieras difundir, primero tendrás que pasar por encima de mí; ya veremos si te perdono o no. De lo contrario, ¡ni se te ocurra pensar en perturbar la obra de la iglesia!”. Esta es la actitud y el principio que las personas deberían tener en su trato con los diablos, y es también el testimonio que deberían dar.

¿Por qué Dios expresa la verdad y provee de ella a las personas? Es para que los creyentes en Dios puedan obtener la verdad como su vida y para que las personas puedan discernir a los diablos, deshacerse de ellos y rebelarse por completo contra Satanás, el diablo malvado. Las personas han oído muchas verdades y han recibido abundante provisión de la verdad; sin embargo, al final, cuando se encuentran con diablos que hacen el mal y causan perturbaciones, no logran discernirlos. Algunas tienen cierto discernimiento de los diablos, pero no se atreven a desenmascararlos y mucho menos a ocuparse de ellos; las personas de este tipo son unos inútiles. No tienes testimonio y no te has puesto del lado de Dios; le has roto el corazón. El propósito de que las personas persigan y entiendan la verdad es que eviten a los diablos, los rechacen y sean capaces de lograr una verdadera sumisión a Dios, ponerse de Su lado y cumplir Su comisión. En lo que respecta a los diablos, cada vez que se descubra uno, echadlo, y cada vez que se descubra a dos, echad a los dos, para que la iglesia permanezca pura. De esta manera, Satanás y los diablos quedarán completamente avergonzados y ya no podrán perturbar la obra de la iglesia. Cómo causen perturbaciones en el mundo secular no es asunto nuestro; qué actos ilegales cometan, qué maldades hagan y con quién luchen en el mundo secular no tiene nada que ver con nosotros. No interferimos en ello ni preguntamos al respecto, y tampoco nos importa. Pero una cosa solamente: no se permite que causen tales perturbaciones en la casa de Dios, y hay que ocuparse de ellos, detenerlos y echarlos. En primer lugar, los líderes y obreros deben tomar la iniciativa al llevar a cabo este trabajo; deben asumirlo como su responsabilidad ineludible. En segundo lugar, todos los supervisores, líderes de equipo y hermanos y hermanas corrientes deben poseer esta estatura y también tener este testimonio. Algunos dicen: “¿Está la casa de Dios poniendo en marcha algún tipo de movimiento? ¿Es esto atormentar a las personas?”. Esto no es atormentar a las personas; es atormentar a los diablos. Atormentar a los diablos es lo que se debe hacer; nosotros no atormentamos a las personas. Los hermanos y hermanas tienen revelaciones de corrupción, pero son personas normales, tienen conciencia y razón, así como unos estándares mínimos en sus acciones y su conducta propia. Incluso si su búsqueda de la verdad y su entrada en la vida son algo deficientes, y tienen una estatura pequeña y no poseen mucha realidad-verdad, debemos ser tolerantes y pacientes con ellos, tratarlos correctamente y ocuparnos de ellos según los principios. Pero el principio sobre cómo tratar a los diablos es diferente. Si están dispuestos a rendir servicio, podemos usarlos para que lo hagan. Si no están dispuestos a rendir servicio, debemos ocuparnos de ellos echándolos; ¡no debemos ser indulgentes con ellos en absoluto! Este es el principio para el trato con los diablos. Cuando los hermanos y hermanas tienen debilidades o revelaciones de un carácter corrupto, se les puede perdonar y disculpar, y es posible tratarlos con tolerancia y comprensión. Pero los diablos no son hermanos y hermanas. Si solo dicen algunas cosas negativas o irresponsables, pero no difunden herejías ni falacias para desorientar a la gente y no han causado ninguna perturbación ni trastorno, entonces se les puede perdonar y se puede hacer la vista gorda con ellos. Si ves que están a punto de causar algunos problemas y hacer el mal y que esto está alcanzando cierto punto, entonces se les debe desenmascarar y restringir. Si no se les puede restringir, echadlos directamente. Los diablos creen que la iglesia es un lugar fácil por donde ir dando tumbos; creen que cualquiera puede armar revuelo en la iglesia, igual que en la sociedad. Se equivocan al pensar así. La iglesia es un lugar para que el pueblo escogido de Dios persiga la verdad y alcance la salvación, no un sitio para que los diablos armen revuelo, emprendan sus propios proyectos, hagan realidad sus propios sueños o satisfagan sus ambiciones y deseos. Una vez que los diablos se delatan y están a punto de llevar a cabo sus propios proyectos, establecer sus propios reinos independientes y perturbar y sabotear la obra de la iglesia —una vez que se les ve la pezuña hendida—, ¿qué debes hacer en ese momento? Actuar según los principios; los hermanos y hermanas deben ponerse en pie y luchar contra estos diablos, y no deben en absoluto mostrar misericordia ni ser indulgentes. Si siempre eres indulgente con los diablos, estás siendo cruel contigo mismo. Ellos siempre están desorientando y perturbando a la gente en la iglesia, y saboteando la obra de la iglesia. En tales circunstancias, la fe y el conocimiento de Dios que has obtenido a lo largo de muchos años de creencia se consumirán en solo unos pocos días por la desorientación y la perturbación de estos diablos. Por tanto, si quieres obtener la verdad, debes ponerte en pie de manera proactiva para luchar y contender contra los diablos. Cuando su pezuña hendida quede totalmente al descubierto y su espantoso semblante se haya revelado, debes desenmascararlos, calificar su esencia y luego depurarlos. ¿No es esto lo que el pueblo escogido de Dios debería hacer y la responsabilidad que debería cumplir? (Sí). Este es precisamente el testimonio que los vencedores deberían tener. Todos deberían entender esto y no olvidarlo nunca. No temer a los satanases y diablos no significa distanciarse de ellos como una formalidad, sino ponerse en pie para luchar contra los diablos ante asuntos cruciales sobre lo que está bien y lo que está mal, ante las cuestiones de principio, en el tema de elegir la propia senda y en los asuntos relacionados con los intereses de la casa de Dios, para así detener sus acciones malvadas, proteger los intereses de la casa de Dios y salvaguardar el entorno normal para que los hermanos y hermanas hagan sus deberes. Esta es la obligación de cada miembro del pueblo escogido de Dios.

¿No hemos terminado más o menos nuestra enseñanza sobre estas dos manifestaciones —la mentira empedernida y la desviación— de aquellos con la esencia de un diablo? El punto de vista y la postura que la gente debe adoptar con respecto a esta clase de persona han quedado claros, y las responsabilidades que deben cumplir también han quedado claras. Entonces, ¿qué cuestión afrontáis a continuación? La de cómo tomar las manifestaciones y revelaciones sobre las que hemos hablado y compararlas con estas personas, para luego discernirlas y desentrañar la esencia de esta clase de individuos. Una vez que tengáis discernimiento, tendréis claro en vuestro corazón cuáles son realmente los atributos de las diversas clases de personas, vuestros principios para tratar a la gente serán más acertados y no haréis cosas necias o estúpidas, o no las haréis en tan gran medida. Nuestra enseñanza de hoy termina aquí. Adiós.

27 de enero de 2024

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