Cómo perseguir la verdad (6)
En la reunión anterior, compartimos un tema importante relativo a la búsqueda de la verdad, “desprenderse de las barreras entre uno mismo y Dios y de la propia hostilidad hacia Él”. En el marco de este tema fundamental, hablamos sobre desprenderse de las nociones y figuraciones humanas relativas a la obra de Dios, con relación a temas como las condiciones innatas, la humanidad y las actitudes corruptas de las personas y, dentro de esos temas, se mencionaron asuntos relacionados con el calibre. En la ocasión anterior, compartimos un poco sobre las cuestiones relativas al calibre, con lo que resolvimos parte de las nociones de las personas. Una vez oído esto, ¿tenéis una definición precisa de lo que es el calibre? ¿Qué es el calibre exactamente? ¿Cómo debería entenderse? ¿Cómo se puede juzgar si el calibre de una persona es bueno, promedio o escaso? ¿En función de qué aspectos se debería juzgar? ¿Habéis buscado y contemplado estas cuestiones? (Las he contemplado un poco. En la reunión anterior, Dios compartió que, para evaluar el calibre de una persona, hemos de fijarnos en su eficiencia y efectividad al hacer las cosas. Antes, no tenía mucho entendimiento a este respecto e incluso confundía los puntos fuertes con el calibre. Por ejemplo, cuando veía que alguien lograba unos resultados académicos especialmente buenos o que era competente en varios idiomas, pensaba que esto indicaba que tenía buen calibre. Solo al escuchar la enseñanza de Dios pude obtener un juicio claro sobre qué es un calibre realmente bueno y qué simplemente representa algunos puntos fuertes. Si, de cara al exterior, una persona parece bastante astuta, pero su eficiencia es muy baja en el cumplimiento del deber y siempre es incapaz de comprender los principios-verdad, su calibre es relativamente escaso). Evaluar el calibre de una persona de acuerdo con su eficiencia y efectividad a la hora de hacer las cosas; esta es una manera general de expresarlo. Más allá de su eficiencia y efectividad al hacer las cosas, existen estándares específicos para evaluar el calibre de una persona. Primero, su capacidad de aprendizaje. Segundo, su capacidad para entender las cosas. Tercero, su capacidad de comprensión. Cuarto, su capacidad para aceptar las cosas. Quinto, su capacidad cognitiva. Sexto, su capacidad para emitir juicios. Séptimo, su capacidad para identificar las cosas. Octavo, su capacidad para responder a las cosas. Noveno, su capacidad para tomar decisiones, lo que también se puede definir como su capacidad para ejecutar. Décimo, su capacidad para evaluar y apreciar las cosas. Undécimo, su capacidad de innovación. ¿Los habéis tenido en mente? (Sí). ¿Cuántos hay en total? (Once). Leedlos en voz alta. (Uno, la capacidad de aprendizaje. Dos, la capacidad para entender las cosas. Tres, la capacidad de comprensión. Cuatro, la capacidad para aceptar las cosas. Cinco, la capacidad cognitiva. Seis, la capacidad para emitir juicios. Siete, la capacidad para identificar las cosas. Ocho, la capacidad para responder a las cosas. Nueve, la capacidad para tomar decisiones. Diez, la capacidad para evaluar y apreciar las cosas. Once, la capacidad de innovación). Para juzgar el calibre de una persona, en términos generales, tenéis que fijaros en estos dos aspectos: en su eficiencia y efectividad al hacer las cosas. En concreto, al evaluar su eficiencia y efectividad al hacer las cosas, debéis constatarlas de manera exhaustiva a partir de estos once estándares. De esta manera, seréis capaces de juzgar con precisión cómo es realmente el calibre de una persona. Por supuesto, para evaluar el calibre de una persona, el primer paso es fijarse en sus capacidades generales en diversos aspectos y, luego, en su eficiencia y efectividad al hacer las cosas. Si posee calibre y capacidad en diversos aspectos, entonces seguro que hace las cosas de manera eficaz y efectiva. Si una persona hace las cosas con una eficiencia muy alta y su efectividad es buena, entonces, cuando evalúes sus capacidades en cada ámbito conforme a los once estándares, seguro que también son buenas. Cualquiera de estas once capacidades, tomadas de manera individual, no puede determinar por completo si el calibre de una persona es bueno o no; se debe juzgar exhaustivamente. Por supuesto, entre esas once capacidades, ¿cuáles son las más importantes? Las más importantes son la capacidad para emitir juicios, la capacidad para identificar las cosas, la capacidad para responder a las cosas y la capacidad para tomar decisiones; esto guarda relación con la capacidad para actuar de una persona después de entender cierta teoría. Las capacidades restantes corresponden a la comprensión y el aprendizaje, lo cual tiene que ver con la mente humana. A continuación, vamos a hablar una a una sobre estas once capacidades.
La primera es la capacidad de aprendizaje. La capacidad de aprendizaje no solo se refiere al aprendizaje en un campo de conocimiento, sino que también incluye aprender un idioma, una habilidad técnica específica, aprender y aceptar algo nuevo y demás; todo esto se encuadra en el ámbito de la capacidad de aprendizaje. Por ejemplo, cuando una persona aprende una habilidad técnica, en circunstancias normales, puede dominar lo básico de esta a los seis meses y luego aplicarla de manera independiente. Si puedes dominarla y aplicarla de manera independiente después de seis meses de aprendizaje, esto cuenta como tener capacidad de aprendizaje. Si necesitas el doble de tiempo que una persona promedio para aprenderla —si pasados seis meses todavía no la has dominado y te hacen falta otros seis para aprenderla—, esto indica un calibre escaso. Es decir, en cuanto a la capacidad de aprendizaje, si puedes dominar la habilidad o el conocimiento técnicos dentro del periodo normal, eso significa que tu calibre es promedio o está por encima de la media. Sin embargo, si excedes este periodo de tiempo y necesitas el doble o incluso el triple de tiempo que otros para aprender la habilidad o el conocimiento técnicos, entonces, tu calibre es escaso. Si dedicas dos o tres veces más tiempo que la persona promedio, sigues sin aprenderlos y careces de capacidad de aprendizaje, ¿qué dice esto respecto a tu calibre? Sin capacidad de aprendizaje, no cumples siquiera el estándar general para tener un calibre humano normal. Es peor que si tuvieras escaso calibre; no tienes calibre alguno. ¿En qué categoría recae no tener calibre? No tener calibre significa que uno se encuadra en la categoría de las personas que son mentalmente deficientes e idiotas, sin capacidad de aprendizaje de ningún tipo. Esto es lo que conlleva la capacidad de aprendizaje.
La segunda es la capacidad para entender las cosas. La capacidad para entender las cosas se refiere a la capacidad de una persona para descubrir los principios y el truco que hay en algo que ve o se encuentra a menudo. Por ejemplo, cuando aprendes una habilidad profesional, si escuchas las instrucciones teóricas y observas las demostraciones prácticas y, dentro de un marco temporal normal, puedes dar con el truco y hacerte con los principios involucrados en esta habilidad, esto cuenta como tener buen calibre y cierta capacidad para entender las cosas. Si no puedes entenderla de inmediato y, aunque alguien vuelva a compartirla contigo, sigues sin comprenderla; si, aunque te den numerosas pistas, todavía no entiendes el truco para hacerla ni cuáles son los principios implicados, entonces, tu capacidad para entender las cosas es escasa. Tal vez, pasado algún tiempo, puedas aprender un poco tanteando lentamente por medio de la práctica real, pero se limita a eso. Si, con independencia de cuánto tiempo emplees, ya sean cuatro o cinco años, lo que puedes entender queda confinado a un ámbito limitado y, al hacer las cosas, solo te atienes a ciertos preceptos y reglas, sin ser capaz de entender los fundamentos implicados y aplicarlos a la práctica real, esto significa que tu capacidad para entender las cosas es escasa; la gente como esta tiene escaso calibre. Por ejemplo, algunas personas desempeñan trabajo de iglesia y, después de hablar con ellas sobre los principios-verdad, les parece que todo lo que has dicho es correcto y no dudan sobre lo que has compartido. Sin embargo, sencillamente no entienden por qué se deben hacer las cosas de esa forma y son incapaces de comprender los principios implicados. En especial, al afrontar diversos problemas o situaciones especiales en la vida real o mientras hacen su deber, no saben cómo aplicar principios, abordar los problemas a los que se enfrentan o lidiar con ellos conforme a los principios. Esto indica falta de capacidad para entender las cosas. Aquellos que carecen de capacidad para entender las cosas no entienden la verdad después de que alguien la comparta y siempre hacen peticiones tales como: “¿Puedes poner otro ejemplo?” o “¿Lo puedes explicar en mayor detalle?”. Solo lo entienden un poco después de que les des un ejemplo y se lo expliques al detalle. Sin embargo, si compartes algo más profundo, de nuevo son incapaces de entenderlo y te pedirán otro ejemplo. ¿Por qué insisten tanto en pedir ejemplos? Para que les expliques situaciones similares en la vida real por medio de ejemplos, de modo que puedan limitarse a recordar cierto enfoque o precepto. ¿Por qué hacen esto? Porque su capacidad para entender las cosas es muy escasa. También se podría decir que no tienen capacidad para entender las cosas; no saben cómo aplicar principios en la vida real ni mientras hacen su deber. No importa cómo compartas con ellos, no importa cuántos ejemplos concretos les pongas ni cuántos principios les expliques con claridad, aunque abordes los principios para lidiar con las situaciones especiales, se pueden pasar toda la vida escuchando y seguir sin entenderlo. Les parece que lo que dices es simple teoría y todavía no saben cómo ocuparse de los diversos problemas que afrontan en la vida real. Esto indica una falta de capacidad para entender las cosas. Da igual cómo se las expliquen los demás, aquellos que carecen de capacidad para entender las cosas no logran comprenderlo; eso es tener escaso calibre. ¿Tienen las personas de escaso calibre una eficiencia y efectividad igualmente escasas al hacer las cosas? (Sí). Si su capacidad para entender las cosas es escasa, entonces su eficacia y efectividad al hacerlas ciertamente será escasa; no sabrán qué principios están involucrados cuando se enfrenten a algo ni sabrán cómo aplicar los principios en la vida real. Esto indica escaso calibre. Hay otro tipo de persona que se vuelve más atolondrada mientras más detallada y específica es la enseñanza de los demás y que es incapaz de entenderla. Por ejemplo, cuando la casa de Dios habla sobre discernir a los falsos líderes y anticristos, después de escucharlo, dicen: “¿Por qué no lo entiendo? Se han compartido los principios, se han dado ejemplos y se han enumerado situaciones especiales, pero todo me suena muy confuso. ¿Qué es lo que se ha dicho exactamente? ¿Con qué clase de personas se supone que vamos a lidiar? ¿Va a ser con los falsos líderes o los anticristos? ¿Es el líder de nuestra iglesia un anticristo? Esa persona parece un poco malvada, ¿sus manifestaciones se deben a un carácter corrupto o a una mala humanidad? ¿Qué es pues, un falso líder o un anticristo? Sigo sin entenderlo”. Ni siquiera entienden cuáles son los principios-verdad sobre los que compartes; mientras más escuchan, más atolondrados se vuelven. No solo no logran conectar estos principios-verdad con situaciones reales, sino que también se vuelven tan atolondradas que no saben siquiera sobre qué tema trata lo que estás diciendo. ¿Acaso no muestra esto falta de capacidad para entender las cosas? (Sí). Por ejemplo, imagina una situación en la que todo el mundo se ha reunido para compartir un único tema, en la que cada persona contribuye con sus ideas. Tu compartes tu entendimiento, yo expreso lo que capto de él; una persona plantea una pregunta, otra una distinta; todo gira en torno a ese tema. Aquellos sin calibre escuchan esta clase de discusión y no logran entenderla. En su fuero interno, piensan: “¿De qué estáis hablando todos? ¿Por qué no logro entenderlo?”. Se vuelven atolondrados. No pueden discernir la lógica subyacente a las preguntas razonables que hacen otros ni por qué se plantean tales cuestiones. No alcanzan a descubrir las razones detrás de esto; son incluso peores que un espectador. Los que poseen calibre, aunque solo observen desde la barrera, saben distinguir quién tiene razón y quién se equivoca, el motivo por el que alguien hace cierta pregunta, si las preguntas son profundas o superficiales, cómo se están respondiendo… pero, aquellos sin calibre, no pueden entender nada de esto ni tampoco la lógica subyacente que hay detrás. Esto demuestra que no tienen capacidad para entender las cosas. Cuando otros comparten algo, no pueden discernir después de escucharlo. No saben si lo que se ha dicho es fiel a la verdad y objetivo ni pueden desentrañar el trasfondo y la esencia del asunto; están completamente perdidos. En cuanto a por qué se discute este tema, por qué los principios implicados en este se han de enfatizar repetidas veces, además de qué preguntas corresponden a estos principios y cuáles no, no son capaces de entender ni de extraer ningún sentido de nada de ello. A medida que escuchan, les entra sueño; empiezan a considerarse a sí mismos meros espectadores en esta charla y se les nubla el corazón. En el caso de otras personas, mientras más principios-verdad se compartan, más clara y lúcida se vuelve su mente. En cuanto a aquellos sin calibre, mientras más escuchan, más atolondrados se vuelven y más se les nubla el pensamiento. Esto indica falta de capacidad para entender las cosas. ¿Acaso no indica un calibre sumamente escaso? De esas personas también se puede decir que no tienen calibre. ¿Qué clase de personas son aquellas sin calibre? (Los deficientes mentales). Los deficientes mentales, los idiotas, los necios… esta es la categoría de personas con el calibre más escaso. Este es el segundo aspecto: la capacidad para entender las cosas.
El tercer aspecto es la capacidad de comprensión. La capacidad de comprensión es similar a la capacidad para entender las cosas, pero va un paso más allá. ¿Cuál es la diferencia entre ellas? La capacidad de comprensión se centra más en cómo hacer que los principios de la verdad y las sendas de práctica se conformen a los diversos asuntos en la vida real y luego ponerlos en marcha en el trabajo real, después de que uno haya entendido y dominado estos principios y sendas. Aquí es donde radica la distinción. La gente con capacidad de comprensión, después de entender los fundamentos y los principios de algo, tiene una senda de práctica en el corazón y un alcance preciso, una dirección y un objetivo. Saben cómo aplicar estos fundamentos y principios y además conocen los principios de práctica involucrados en ciertas situaciones especiales. Supongamos que, después de oír la enseñanza de algunos principios-verdad, una persona puede reconocer la esencia de algunos problemas y después usar la verdad para resolver algunos problemas reales en la vida real. Es decir, después de oír estos principios, entienden de inmediato cómo deberían haber practicado en respuesta a una situación anterior y, cuando vuelven a surgir las situaciones, saben también cómo aplicar los principios para abordarlas y tienen de inmediato una senda de práctica en el corazón. Su comprensión de los principios y fundamentos funciona como un faro, lo que les permite enseguida conocer cómo ocuparse de las diversas cuestiones en la vida o el trabajo y les permite tener una senda, una dirección y principios de práctica. En ese caso, tal persona tiene capacidad de comprensión, lo que, por supuesto, es una manifestación de buen calibre. Digamos que una persona, después de oír algo de enseñanza sobre los principios-verdad, sabe cómo debería practicar y lidiar con estas cosas de su vida real que son comunes y universales o que ha experimentado. Sin embargo, no sabe cómo aplicar estos principios-verdad a situaciones especiales, complejas o inesperadas ni a problemas y fenómenos poco comunes que no ha experimentado, por lo que aún necesita buscar y hacer indagaciones para obtener una respuesta precisa o un plan específico de práctica para saber cómo manejarlo y resolverlo. En caso contrario, incluso después de oír los principios-verdad, sigue sin saber cómo lidiar con tales asuntos o problemas. Esto indica que tiene una capacidad de comprensión promedio o, también, se puede decir que semejante persona es de calibre promedio. Algunas han trabajado durante diez o veinte años y, con algo de experiencia laboral combinada con una clara enseñanza de los principios-verdad de la casa de Dios, saben cómo lidiar con situaciones comunes y les han confirmado que es correcto lidiar con ellas de esta manera. Sin embargo, cuando se enfrentan a ciertos problemas complejos, especiales y nada comunes que nunca han experimentado en su trabajo, no saben cómo lidiar con ellos y les hace falta indagar para obtener una clara respuesta antes de poder empezar a lidiar con ellos. Si la situación cambia y se vuelve más compleja de lo que imaginaban o que las circunstancias que conocen, se confunden, no saben cómo deberían afrontarla y menos aún saben cómo deberían practicar o cómo lidiar con ella conforme a los principios. Cuando no saben cómo practicar, ya actúen a partir de sus figuraciones, sus propias ambiciones y deseos o, simplemente, la den de lado y la ignoren —actúen como actúen—, el hecho de que, cuando se enfrenten a esa situación se confundan y no sepan cómo aplicar principios para lidiar con ella es una prueba de que su calibre es muy promedio. Si uno puede lidiar con situaciones generales, pero no sabe cómo lidiar con situaciones especiales, esto indica un calibre promedio. Si encontrarse con algunas situaciones especiales provoca que se confundan tanto que ni siquiera puedan lidiar con los asuntos de los que normalmente pueden ocuparse, esto indica un calibre escaso. Una persona de calibre escaso tiene además escasa capacidad de comprensión. ¿Existe alguna distinción entre alguien de capacidad de comprensión escasa y alguien que tenga una capacidad de comprensión adecuada? (Sí).
Hay quienes, con independencia de cómo compartan los demás, no pueden captar los principios. Solo entienden doctrinas y preceptos y saben gritar unas cuantas consignas, pero no saben cómo hacer trabajo real ni resolver problemas. Ves que, después de escuchar la enseñanza, hablan con gran claridad y de manera estructurada, como si de veras comprendieran. Pero, en realidad, no han entendido nada de lo que se ha dicho. En lo que respecta a hacer trabajo concreto, se confunden, no saben por dónde empezar. Cuando se enfrentan a problemas, no saben cómo resolverlos. Siguen sin poder hacer trabajo concreto. Al tratar y lidiar con los diversos problemas y asuntos, siguen careciendo de principios. En su corazón, piensan: “Entendí los principios-verdad al escuchar los sermones, ¿por qué no los puedo aplicar en entornos de la vida real? ¿Por qué no funciona lo que entiendo y aquello de lo que hablo a menudo?”. Vuelven a quedarse perplejos. La gente de escaso calibre solo sabe hablar de doctrinas y atenerse a los preceptos, pero al enfrentarse a las situaciones, no pueden verlas con claridad, las doctrinas de las que pueden hablar no sirven para nada, no pueden siquiera atenerse a los preceptos ni pueden resolver ningún problema. No saben cómo practicar cuando surgen dificultades. Por ejemplo, cuando alguien trastorna y perturba el trabajo de la iglesia diciendo cosas ridículas, no pueden discernir la naturaleza de este asunto. No saben qué cosas cuentan como trastornos y perturbaciones o cuál es su naturaleza; menos aún, entonces, saben cómo se debe resolver el problema. Alguien les pregunta: “¿No sabes discernir a las personas malvadas? ¿Por qué careces de principios en lo que respecta a lidiar con las personas malvadas?”. Responden: “Entiendo estas doctrinas, pero no sé qué problemas es adecuado resolver o en quién es apropiado aplicarlas”. Esto es indicativo de su falta de capacidad de comprensión, ¿no? (Sí). Como ves, después de oír los principios, fueron capaces de sintetizarlos muy bien punto por punto de acuerdo con su significado literal, los recordaron con bastante precisión e incluso los recitaron con fluidez, palabra por palabra. Por desgracia, sin embargo, en la vida real, en lo que respecta a contemplar a las personas y las cosas y a comportarse y actuar, no tienen senda de práctica de ningún tipo, solo saben gritar consignas, hablar sobre doctrina y atenerse a los preceptos. Ya sea en la vida real o al hacer su deber, sea lo que sea a lo que se enfrenten, no saben buscar la verdad ni practicar de acuerdo con los principios. Esto indica falta de capacidad de comprensión. Las personas que carecen de capacidad de comprensión puede que lean a menudo las palabras de Dios, pero no pueden entender qué es la verdad en las palabras de Dios ni cuáles son los principios. Por tanto, cuando sucede algo, no pueden encontrar las palabras relevantes de Dios para discernirlo y resolverlo y hacen que otros les busquen Sus palabras relevantes. ¿En qué se centran siempre que leen las palabras de Dios? Buscan si hay ejemplos específicos para explicar el asunto. Si no hay ejemplos, no pueden entender el significado de las palabras de Dios. Por ejemplo, en cuanto a las palabras de Dios que dejan en evidencia la esencia-naturaleza de las personas, si no se dan ejemplos, no son capaces de entenderlas. No pueden practicar el discernimiento al comparar sus propios estados con las palabras de Dios. Solo lo entienden si alguien comparte la verdad y los discierne y disecciona de acuerdo con sus estados reales. Sin esa enseñanza, no pueden entender las palabras de Dios. Tales personas siempre se quejan cuando leen las palabras de Dios, dicen: “¿Por qué no existen ejemplos específicos? ¿Cómo voy a relacionar esto conmigo mismo? Estas palabras son demasiado difíciles de entender; ¡da igual cómo las lea, no consigo compararlas conmigo mismo!”. Esto demuestra que no entienden las palabras de Dios y, menos aún, entienden la verdad ni trasladan las palabras de Dios a la vida real. Meramente entienden doctrinas y preceptos simples, pero estos son inútiles en la vida real. Cuando suceden cosas, todavía no tienen senda de práctica. Esto indica que no tienen capacidad de comprensión. ¿Son las personas sin capacidad de comprensión de escaso calibre? (Sí). Las personas con el calibre más escaso son aquellas que no tienen ninguno. Estas no pueden extraerle un sentido a los diversos principios que oyen, no saben por qué se da tal o cual ejemplo, por qué se dicen ciertas cosas en concreto o por qué las personas tienen ciertas manifestaciones; no pueden entender tales cosas, les superan. Aunque les des unos cuantos ejemplos, les parece que solo les estás contando historias o chistes, como si fueran niños escuchando un cuento, les parece interesante y entretenido. Si alguien les pregunta si entienden lo que han oído, aseguran que lo han hecho e incluso pueden imitar el humor de las palabras de otros o imitar cómo reprendían a la gente. Si les preguntas: “¿Conoces los principios relevantes a los que deben atenerse las personas?”, responden: “¿Cómo? ¿Hay principios? De eso no me he enterado”. ¿Tienen capacidad de comprensión esas personas? (No). Carecen de capacidad de comprensión y no pueden entender las palabras de Dios. Las personas que carecen de capacidad de comprensión comen y beben unos cuantos pasajes o capítulos de las palabras de Dios todos los días, de manera rutinaria y según un horario, así como también aprenden himnos y asisten a reuniones a horas establecidas. Pero una vez que cierran los libros o apagan las grabaciones de los himnos, lo único que retienen de lo que han comido y bebido son unas cuantas frases espirituales y algunas palabras muertas, como esas que suele decir la gente: “Dios es soberano sobre todo” y “Sométete a Dios en todas las cosas”; o “Dios ordena el sino del hombre” y “Simplemente practica amar a Dios”. En situaciones reales de sufrimiento, solo pueden pronunciar frases pseudoespirituales como “Estoy sufriendo debido a los sentimientos” o “Sufro a causa de la carne”. En cuanto a cualquier principio relacionado con la conducta propia, la vida diaria, el trabajo y diversos otros principios de la verdad, o bien no conocen o no entienden ninguno de ellos. Estas cosas no están presentes en su corazón y no tienen cabida en ellos. ¿Por qué no? Porque, en lo que respecta a su calibre, tales personas simplemente no pueden entender estos principios-verdad y estos no están a su alcance. Por tanto, estas cosas no pueden arraigarse en su corazón. Lo que posee una persona en su interior y lo que es capaz de aceptar atestigua lo que puede entender y lo que no está fuera de su alcance. Si una persona no posee calibre en absoluto, carece de capacidad de comprensión y no es capaz de entender el significado preciso de las palabras de Dios, aunque se la coloque en el cielo o en el tercer cielo, ¿podría entender las palabras de Dios? ¿Podría poner en práctica la verdad? ¿Podría someterse a Dios? (No). Seguiría siendo exactamente lo que es. Su calibre seguiría siendo el mismo de siempre. La gente de escaso calibre solo puede comprender un rango muy limitado de cosas. Aquellos de buen calibre pueden comprender más, con una mayor profundidad y a un nivel más alto. Los de calibre promedio comprenden bastante menos que aquellos de buen calibre; lo que pueden comprender está limitado a un ámbito promedio que no pueden superar porque su calibre los limita. Los peores son aquellos sin calibre en absoluto. Tales personas, solo en lo que respecta a su calibre, no tienen capacidad de comprensión de ninguna clase. Por tanto, en la vida real y al hacer su deber manifiestan no entender nada. Ya hayan creído en Dios durante diez o veinte años o incluso hasta la vejez, las doctrinas relativas a la fe en Dios y las frases espirituales de las que hablan siguen siendo las mismas ideas antiguas que entendían cuando empezaron a creer. Por muchos años que crean, no avanzan. ¿Por qué no? Porque no tienen capacidad de comprensión y, da igual cuántos años crean en Dios, lo único que pueden asimilar son esas palabras muertas. Incluso después de muchos años de creencia, su capacidad de aprendizaje, su capacidad para entender las cosas, su capacidad de comprensión y otras capacidades no mejoran. ¿Qué clase de personas son estas? Su calibre es sumamente escaso. Como su calibre es escaso y sus diversas capacidades no mejoran, aunque vivan hasta los cuarenta, cincuenta, sesenta o setenta años, su capacidad para cuidar de sí mismas seguirá siendo muy poca. Puedes saber cuál es el calibre de tales personas al observar su capacidad para la supervivencia y para cuidar de sí mismas. Las de esta clase son mentalmente deficientes, idiotas y necias, con una muy escasa capacidad para cuidar de sí mismas. ¿Por qué digo que su capacidad para cuidar de sí mismas es muy escasa? Dado que su capacidad de aprendizaje, su capacidad para entender las cosas y su capacidad de comprensión son todas escasas, la experiencia, el sentido común, los patrones y los trucos para hacer las cosas que adquieren en la vida son muy limitados. Incluso a los sesenta o setenta años, siguen igual. La gente de buen calibre, cuando supera la treintena, ya ha desarrollado algo de conocimiento de los diversos problemas a los que se enfrenta en la vida y a lo largo de su senda de vida, pues ha ganado algo de entendimiento, perspectiva y experiencia sobre estas cosas. Por medio de esta experiencia, sabe qué hacer cuando se encuentra con diversos problemas, de modo que puede vivir mejor y protegerse a sí misma con mayor efectividad. Sin embargo, en cuanto a las personas de calibre escaso, como sus capacidades en todos los aspectos son limitadas, aunque cumplan muchos años, su capacidad de supervivencia sigue siendo muy escasa. ¿Cómo de escasa? Tanto que carecen de la capacidad para vivir con independencia. Hay quien podría decir: “Mira, comen bien, duermen a pierna suelta y gozan de buena salud física, ¿cómo puedes decir que carecen de la capacidad para vivir con independencia?”. La capacidad de supervivencia de la que hablamos no se refiere a si alguien puede comer o dormir. Si una persona no sabe siquiera comer cuando es hora de hacerlo, no se trata de una persona normal, sino de alguien mentalmente discapacitado; si cabe, hay una menor necesidad de considerar el calibre de tales personas. El alcance de nuestra evaluación del calibre de las personas abarca principalmente a las que en apariencia se consideran normales. No incluye a las que tienen discapacidades físicas o mentales, a las enfermas mentales ni a aquellas que carecen de capacidad para cuidar de sí mismas. Vemos a menudo a algunas personas que no pueden siquiera encontrar ningún patrón, principio o truco para hacer las cosas relativas a gestionar la comida, la ropa, el alojamiento y el transporte. Por muy viejas que se hagan, no saben cómo lidiar con estos aspectos de la vida de una manera que se conforme a los principios y a la humanidad. Por ejemplo, no saben qué ropa es más adecuada para cada estación y simplemente siguen lo que otros hacen. Cuando hace frío fuera, se ponen ropa demasiado fina y se resfrían, pero no entienden el motivo. O caen enfermas por comer comida insalubre pero no saben la causa. No pueden sacar ninguna conclusión de estas experiencias. ¿Es que no son deficientes mentales? ¿Acaso no carecen de la capacidad para vivir de manera independiente? (Sí). Da igual lo viejas que sean, no saben vivir y solo salen del paso en la vida entre la confusión. Una persona normal, cuando tiene su primer hijo, puede que sea inexperta, pero para cuando tiene el segundo, ya habrá obtenido algo de experiencia en cómo se cuida y alimenta a un niño. Sin embargo, hay quienes, incluso después de haber tenido dos o tres hijos, siguen sin tener experiencia. Cuando se les pregunta cómo cuidan de sus hijos, dicen: “No lo sé. Solo salgo del paso. De todas formas, cuando los niños tienen hambre, les doy de comer hasta que están llenos”. Cualquier niño que le colocaran en los brazos tendría suerte de sobrevivir. Con su nivel de capacidad de supervivencia, ni un solo niño seguiría vivo bajo su cuidado. Algunas personas no entienden cómo lidiar con los diversos problemas que surgen en la vida o la supervivencia. Tales personas carecen de capacidad de supervivencia. Por ejemplo, cuando surgen dos asuntos al mismo tiempo, se sienten confusas y no saben qué hacer o de cuál ocuparse primero. Se agitan, están nerviosas y temerosas, se quejan diciendo: “¿Por qué estos dos asuntos ocurren al mismo tiempo? ¿Qué debería hacer ahora?”. Se angustian tanto que no pueden comer ni dormir. Son así a los treinta años e, incluso superados los sesenta; su estatura no varía. Cuando se presentan situaciones y no son capaces de encontrar una solución, empiezan a llorar. Los demás les dicen: “¿Por qué lloras? No es para tanto, se trata de cosas muy comunes. Solo debes darles prioridad y ocuparte de ellas en función de su importancia”. Si alguien no puede lidiar con estos asuntos y se salta las comidas, pierde horas de sueño o, incluso, se plantea acabar con su vida, ¿acaso no está siendo sumamente débil?. Incluso se queja: “¿Por qué no le ha sucedido esto a otro? ¿Por qué me ha pasado a mí?”. Te ha sucedido a ti, así que lidia con ello. Si no puedes, pregúntale a alguien de tu entorno que entienda. Una vez que hayas aclarado el asunto, ¿acaso no sabrás entonces cómo lidiar con él? Cuando no sucede nada, a tales personas se les da bastante bien hablar, presentan una serie tras otra de doctrinas. Pero cuando sucede algo, entran en pánico, se confunden, empiezan a gimotear, se les queda la mente en blanco y se les revuelven las ideas; no saben qué hacer. Si alguien es joven, no ha pasado por mucho en la vida y carece de experiencia, es normal que se ponga nervioso y se asuste cuando ocurre algo. Sin embargo, al llegar a los treinta o cuarenta años, después de haber experimentado muchas cosas en el mundo y obtenido experiencia, se vuelve relativamente maduro y curtido, lidia con los asuntos con mayor firmeza y confianza. Los jóvenes se impresionan al verlo y piensan que pueden confiar en las personas así. Si alguien carece de calibre y de capacidad de supervivencia, también carece de la capacidad para cuidar de sí mismo. Sin adultos o personas experimentadas cerca que lo ayuden y supervisen en todo, cualquier cosa de la que se encargue se vuelve un completo embrollo. Tales personas tienen un calibre sumamente escaso. ¿Cómo de escaso? Fijaos en algunas amas de casa, por ejemplo, que no saben cuánto arroz o cuántos platos se necesitan para que coma una familia de varios miembros. Algunas llevan cocinando veinte o treinta años y siguen sin saber cuánto preparar en cada comida o lo salado que debe estar un plato y, a veces, no saben siquiera captar si la comida se ha cocinado al punto adecuado. Su calibre es así de pobre. A esas personas no les funciona el cerebro, ¿verdad? ¡Tienen el cerebro de un cerdo! Carecen de la capacidad para vivir con independencia. No tienen senda para hacer nada y cometen errores con facilidad. Cuando ocurre algo, si no hay nadie que les supervise las cosas, todo lo que hacen se vuelve un completo caos, se convierte en un embrollo. Son idiotas y deficientes mentales. En cuanto a esta clase de persona, la que tiene la peor capacidad de comprensión, da igual cuánta enseñanza oiga sobre los principios-verdad, solo entiende doctrinas. En la vida real, sigue sin saber cómo aplicar estos principios. En otras palabras, las doctrinas que entiende no pueden aportarle objetivos, dirección o senda en la vida real. Estas son las personas con la capacidad de comprensión más escasa. Así concluye nuestra charla sobre la capacidad de comprensión, la tercera capacidad.
¿Cuál es la cuarta capacidad? La capacidad para aceptar las cosas. Existen algunas diferencias entre la capacidad para aceptar las cosas y la capacidad para entender las cosas y la capacidad de comprensión. La capacidad para aceptar las cosas tiene que ver con si, cuando aparecen cosas nuevas, eres capaz de discernir si son positivas o negativas y qué beneficio o perjuicio provocan en tu vida, tu trabajo y tu supervivencia, además de cómo las contemplas, como las tratas y cómo las aplicas. Si eres de buen calibre, entonces cuando aparezcan cosas nuevas te mostrarás especialmente sensible y particularmente perceptivo. Después de recibir información rápidamente sobre alguna novedad, serás capaz de identificar qué beneficio o perjuicio causa a las personas o qué inconvenientes tiene. Si te resulta beneficiosa para cierto asunto en tu vida real, puedes aplicar de inmediato sus puntos fuertes; si es perjudicial, también puedes evitar su perjuicio o sus inconvenientes para las personas. Es decir, tienes cierto grado de aceptación hacia las novedades y puedes desentrañar con celeridad las que son negativas, perjudiciales para las personas y las que presentan inconvenientes; en esto consiste tener capacidad para aceptar las cosas. Aquí radica la diferencia entre la capacidad para aceptar las cosas, la capacidad para entender las cosas y la capacidad de comprensión. La capacidad para aceptar las cosas se refiere principalmente a la sensibilidad de una persona a las novedades y a su capacidad para discernirlas. Si disciernes enseguida las novedades, eres capaz de aceptar rápidamente los puntos fuertes y beneficios que tengan y aplicarlos a la vida real para que sirvan a tu vida o tu trabajo, así como luego puedes descartar o desprenderte de las cosas antiguas que estas novedades han reemplazado, eso significa que posees la capacidad para aceptar las cosas y eres una persona de buen calibre. Después están las personas de calibre promedio. Estas son particularmente lentas a la hora de aceptar algunas novedades que han reemplazado a las cosas antiguas, así como las nuevas opiniones y tecnologías. ¿Qué quiere decir que sean “lentas”? Se refiere al hecho de que solo son capaces de aceptar una novedad cuando se ha extendido y su uso es amplio y la palabra para nombrarla se ha vuelto muy común. No perciben para nada las novedades ni pueden discernir si son positivas o negativas. Incluso cuando surgen novedades positivas, se muestran reacias y desdeñosas al respecto en su corazón. Siempre tienen sus propias nociones y actitudes y se conforman a las tendencias mundanas, se cierran y no aceptan las cosas nuevas, las rechazan. Solo empiezan a aceptar y aplicar una novedad cuando esta se ha extendido ampliamente, muchos la han experimentado, se han dado cuenta de sus ventajas y se han beneficiado de ella. Esto es tener un calibre promedio. La aceptación de tales personas de las cosas nuevas no es activa, sino muy pasiva. Esto es porque, para empezar, no muestran sensibilidad hacia a las novedades; son insensibles, retrógradas y cerradas. Por otro lado, también se debe a que tienen ciertas nociones y opiniones sobre las cosas nuevas, así que adoptan una actitud de desprecio y desdén hacia ellas. La razón subjetiva para esto es que su calibre es promedio y su capacidad para aceptar las cosas también lo es, lo que las vuelve muy insensibles. Cuando aparecen novedades ante ellas, no son conscientes, no sienten nada y carecen de la actitud para aceptarlas activamente. Asimismo, de manera inherente, son particularmente retrógradas, insensibles y torpes. Estas dos razones las vuelven lentas a la hora de aceptar las novedades. Cuando otras muchas ya están usando algo, hablando sobre sus ventajas, sobre lo conveniente que es, del impacto que tiene en la gente, de los beneficios que permite obtener y han visto todo esto con sus propios ojos —y además han visto a las personas a su alrededor experimentarlo en persona hasta cierto grado—, solo entonces lo aceptan en su corazón, despacio, y empiezan a usarlo. ¿Qué clase de calibre indica esto? La capacidad para aceptar las cosas de tales personas es promedio. Poseer una capacidad promedio para aceptar las cosas significa que el calibre de uno es promedio. Por ejemplo, al predicar el evangelio o al hacer algún trabajo profesional, algunos hermanos y hermanas son los primeros en probar y aplicar un método o técnica profesional nuevos. Enseguida sienten que usar esta técnica profesional está muy bien, pues con ella, la efectividad al cumplir con su deber es bastante buena y su eficacia también aumenta. Entonces, promocionan con celeridad esta nueva técnica o método, animan a otros hermanos y hermanas a que la aprendan y la apliquen. A las personas de buen calibre se les da bien buscar técnicas y métodos nuevos en el cumplimiento de su deber. Con mucha rapidez, pueden percibir con claridad y evaluar con precisión algo nuevo y aprovechar esta oportunidad, así como aceptar por completo técnicas o métodos nuevos y aplicarlos al trabajo en la vida real. En cuanto a cuáles son los puntos fuertes y las debilidades de esta novedad y qué resultados pueden conseguirse con ella, pueden llegar continuamente a conclusiones y luego realizar ajustes. Por medio de un periodo de exploración, poco a poco captan qué aspectos de esta profesión técnica o esta información se pueden aplicar al trabajo de la iglesia y cuáles no. Después de eso, mejoran poco a poco esta novedad en su trabajo de acuerdo con los principios y los requerimientos de la casa de Dios. Mientras más la mejoran, mejor se vuelve, hasta que acaba por dar fruto. Esta es una manifestación de buen calibre. Sin embargo, algunas personas, al predicar el evangelio, se siguen aferrando con rigidez al método original, predican mediante el estilo de uno a uno o de dos a uno o confían puramente en los números. Son insensibles, torpes y lentas a la hora de aceptar el método avanzado. Aunque de palabra reconocen que este suena muy bien y es factible, en su corazón albergan constantes recelos. Les da miedo que este método dé escasos resultados si lo aplican, así que no se atreven a probarlo. Otros los persuaden, dicen: “No te tienes que preocupar por nada de eso. Ya lo hemos probado; practicar de esta manera da resultados especialmente buenos”. Sin embargo, siguen sin atreverse a probarlo y se siguen ateniendo al método original. Solo cuando muchos otros usan el nuevo método para predicar el evangelio y obtienen a más gente cada mes y aumentan su eficiencia, estas personas se deciden con reticencia a hacer el intento, pero, aun así, solo dan pequeños pasos y no se atreven a modificar por completo sus planes y estrategias. Esto es ser demasiado lento al aceptar las novedades; es ser de calibre promedio. La capacidad para aceptar las cosas de las personas de escaso calibre es incluso peor. No saben percibir con claridad una novedad, no son capaces de juzgarla ni saben cómo tratarla. Se muestran reacias en su corazón, piensan que aquellos que creen en Dios no deberían aceptar las novedades ni información ni tecnologías nuevas. Como ves, son bastante cerradas. Hoy en día, existen personas de ciertas denominaciones que no usan la electricidad, no ven la televisión ni utilizan computadoras u otros productos electrónicos. Cuando salen, no usan el transporte moderno; ni siquiera montan en bicicleta. ¿En qué se montan? En carretas de bueyes o en carros tirados por caballos, levantando nubes de polvo a su paso. Hay quien pregunta: “¿Por qué no montas en bicicleta o conduces un coche?”. Dicen: “Esas cosas las ha creado el hombre. Nos da miedo que a Él no le guste que las usemos”. Esto es tener escasa capacidad para aceptar las cosas. Las personas con escasa capacidad para aceptar las cosas contemplan muchas de ellas de manera incorrecta. Están estancadas en sus viejas costumbres, se aferran a sus propios puntos de vista, son reacias a todo lo nuevo. Que sean reacias es en sí mismo un problema de su pensamiento y de su mente. ¿Qué indica que tengan tal problema? En términos conservadores, muestra que el calibre de tales personas es demasiado promedio. Si constantemente son incapaces de aceptar las novedades, entonces su calibre es escaso y no son nada flexibles de mente. Creen que la obra de Dios es inalterable y que, sean cuales sean las palabras que haya dicho Dios, siempre dirá esas mismas y, sea cual sea la obra que Él haya hecho, siempre se limitará a hacer la misma. En cuanto a esta especie humana y a esta era, creen que lo que vieron y experimentaron al principio permanecerá para siempre inalterable y siempre será de esa manera. Por ejemplo, hace 20 o 30 años la gente contaba con ciertas nociones respecto a su entendimiento del vestuario. Creían que los materiales de algodón eran puramente naturales y que toda clase de tejidos de algodón eran buenos; ya se tratara de chaquetas forradas, de camisetas o de ropa interior, mientras estuvieran hechas de algodón, eran mejor que las fibras sintéticas. Simplemente, se aferraban con firmeza a esta creencia. Sin embargo, 20 o 30 años después, la industria textil se ha desarrollado y han aparecido muchas telas similares al algodón, junto a diversas prendas de fibra sintética. Hay muchos tejidos mejores que el algodón, que son más transpirables, disipan el calor y absorben la humedad más rápido y no se deforman, no encogen ni se despintan por mucho que se laven. Asimismo, son especialmente cómodos y ligeros, no dañan la piel. Sin embargo, hay quienes todavía no pueden aceptar las fibras sintéticas. Siguen creyendo que los únicos tejidos buenos son los de algodón porque este crece en la tierra, es una creación de Dios y es natural, mientras que las fibras sintéticas las crea el hombre. De lo que no se dan cuenta es de que, aunque Dios ha preparado el algodón y es lo mejor, la tierra se ha contaminado y los gusanos del algodón que la infestan son más fuertes generación tras generación. Los pesticidas corrientes no pueden resolver el problema. En última instancia, el algodón debe someterse a tratamientos especiales de desinfección para que no te pique la piel cuando lo usas. Si se trata bien, el coste de la prenda sube y se necesita un precio de venta sumamente alto. Si no se trata bien, no es igual de bueno que ponerse prendas de fibra sintética. Mira, hoy en día las prendas de fibra sintética son de una calidad especialmente buena, muchos atletas profesionales las usan y todos los comentarios al respecto son bastante positivos. Pero hay quienes, después de oír esto, siguen sin aceptarlo y están convencidos de que los tejidos de algodón son mejores. ¿Es que esas personas no son ignorantes y tercas? (Sí). Esta ignorancia y terquedad es un problema asociado a su humanidad. Por tanto, ¿cómo es su calibre? (Su calibre no es bueno). Cuando algo nuevo aparece ante alguien, su actitud para juzgar si es correcto o incorrecto, para decidir si lo acepta o no, depende de su calibre. Si la mayoría piensa que lo nuevo es correcto y sigue a la masa y lo acepta pasivamente, entonces, tal persona es como mucho de calibre promedio. Si no puede discernir si esta cosa nueva es correcta o incorrecta, si es beneficiosa para la gente y cuáles son sus puntos fuertes e inconvenientes comparados con las cosas viejas en las que antes creía con firmeza; si es incapaz de discernir o distinguir las diferencias entre las cosas nuevas y las viejas y no puede juzgar nada de esto, se demuestra que no tiene capacidad para aceptar las cosas nuevas. Es decir, no tiene capacidad de comprensión. La gente así es de escaso calibre. Al principio, cuando aparece alguna novedad, carece de cierto grado de percepción. Cuando oye hablar de ella, tampoco tiene capacidad para aceptarla de ninguna manera. Al final, aunque acepte con reticencia lo nuevo, solo es con la ayuda y persuasión de los demás, que incluso tienen que comparar las ventajas y los puntos fuertes de la novedad con respecto a lo viejo para que esta persona vea con sus propios ojos las claras diferencias entre lo nuevo y lo viejo y que la novedad es obviamente superior a lo antiguo antes de poder aceptarla. Sin embargo, en su corazón, las personas como esa todavía no pueden ver con claridad lo que es bueno respecto a muchas otras novedades y les sigue pareciendo que las cosas viejas son buenas y hay que aferrarse a ellas. Solo en las circunstancias en las que no tienen elección aceptan las novedades con reticencia y pasividad. Su calibre es escaso. Una persona de calibre promedio es alguien que, con unas cuantas indicaciones, entiende de inmediato y se da cuenta de que estaba contemplando las cosas de una manera distorsionada, desfasada. Esto es tener calibre promedio. Una persona de escaso calibre, por otra parte, requiere repetidas señales e indicaciones, así como una persuasión colectiva por parte de todo el mundo —junto a algunos hechos y ejemplos concretos que muestren de qué modo beneficia esta novedad a las personas tras su adopción generalizada—, antes de aceptarla con reticencia y usarla. Sin embargo, en privado, sigue eligiendo lo antiguo. Esta es una persona de muy escaso calibre. Tener escaso calibre significa que su fracaso es constante a la hora de reconocer los efectos positivos que provoca en la gente la aparición de cosas nuevas, es incapaz de detectar las diferencias entre lo nuevo y lo viejo y nunca alcanza a descubrir ni revelar las ventajas y los avances de las novedades ni los inconvenientes de lo antiguo y lo desfasado que es, mientras que, además, se aferra siempre a sus viejos pensamientos y puntos de vista. Por tanto, su capacidad para aceptar las cosas es muy escasa. Las personas con escasa capacidad para aceptar las cosas tienen escaso calibre, no pueden desentrañar la esencia ni la raíz de los problemas, por mucho que se lo expliques. De estas personas que tienen el calibre más escaso ni siquiera se puede decir que tengan ninguna capacidad para aceptar las cosas. Cuando se enfrentan a las novedades, no se trata de que estén o no dispuestas de manera subjetiva a aprenderlas y aceptarlas; más bien, el problema es que carecen de percepción alguna respecto a ellas. Ya sea en la vida real o en el cumplimiento del deber, sean cuales sean las novedades que aparezcan o las cosas que progresen o mejoren, estas personas no las perciben ni son conscientes de ellas. ¿Proviene su ignorancia sobre tales cosas de no leer las noticias o los periódicos? No, es porque su calibre simplemente carece de la capacidad para aceptar las cosas. Es como si no tuvieran facultades receptivas. En cuanto a la aparición de cualquier cosa nueva, son insensibles, torpes y carecen de percepción. Aunque vivan en una ciudad bulliciosa, es como si vivieran en una remota aldea de montaña. Son del todo ajenas a cualquier acontecimiento que ocurra en la vida humana, ya sea importante o menor. Por tanto, dentro de su ámbito de vida, no hay ninguna novedad que pueda influir en su alimentación, atuendo, alojamiento y transporte. Son como animales. Lo que hay en su esfera de pensamiento se limita a un pequeño rango de cosas dentro del marco de su ámbito de vida, aquellas que conocen desde la edad en la que estaban aprendiendo a contemplar diversas cosas en el mundo. Más allá de eso, nada del mundo exterior influye en absoluto en ellas ni les interesa. ¿Qué clase de personas son estas? ¿Son deficientes mentales? (Sí). Por supuesto, los asuntos de los que estamos hablando son muy pequeños, aspectos triviales de la vida diaria; no nos referimos a temas generales relacionados con las noticias globales importantes. Incluso les es ajena la aparición de una novedad muy pequeña, por la que no muestran ningún grado de aceptación. Esta “aceptación” se refiere a cómo la aparición de una cosa nueva modifica sus pensamientos y puntos de vista, conlleva algunas mejoras para su vida —entre ellas el estilo de vida, el conocimiento básico de la vida y demás— y conduce a alguna mejora y progreso en su capacidad para lidiar con los problemas en la vida. Las personas sin capacidad para aceptar las cosas siempre mantienen su manera de vivir original, rutinaria. Por ejemplo, antes la gente solía decir que el tofu estofado con espinacas era algo bueno, que aportaba hierro y calcio y que comerlo de esa manera era bueno para el crecimiento. Más tarde, otros dijeron que los investigadores alimentarios habían descubierto que la espinaca contiene ácido oxálico y que comerla acompañada de tofu durante un largo periodo favorece la formación de piedras en el cuerpo. Después de oír esto, tal persona piensa: “¿Qué es el ácido oxálico? ¿Quién ha visto alguna vez eso en las espinacas? Las he comido durante muchísimos años y no ha sucedido nada. ¡Las seguiré comiendo!”. No lo aceptan. Se trata de alguien que no tiene ningún grado de aceptación en absoluto hacia las novedades o los nuevos puntos de vista. A modo de contraste, las personas con capacidad para aceptar las cosas, una vez que confirman que las espinacas contienen ácido oxálico, se plantean cómo eliminarlo y, al ponerse a averiguar más al respecto, descubren que escaldar las espinacas en agua hirviendo elimina el ácido oxálico. Aquellos con la capacidad para aceptar las cosas discernirán, en vista de la nueva información y por medio de la indagación, la veracidad de esta y si resulta beneficiosa para la gente; solo entonces decidirán si aceptarla o rechazarla. Harán preguntas, se enterarán de los detalles y luego aplicarán esta información a la vida real, y evitarán así los inconvenientes o el perjuicio que cause a las personas la novedad en cuestión. Por otro lado, a esos atolondrados que carecen por completo de la capacidad para aceptar las cosas, sea cual sea la nueva información que oigan, ni les importa ni indagan al respecto, sino que la rechazan directamente, se aferran a lo viejo y desfasado. En última instancia, esto responde al problema de su calibre. En lo que respecta a las novedades, no saben cómo abordarlas ni qué principios deberían captar, así como tampoco consideran las consecuencias que podría conllevar para su vida o para su trabajo rechazarlas. En resumen, siempre albergan una actitud suspicaz hacia las cosas nuevas y la nueva información, sin atreverse a aceptarlas. Tales personas son de escaso calibre.
Aquellos de escaso calibre no pueden resolver los problemas a los que se enfrentan en la vida de manera independiente, sean muchos o pocos. Tales individuos carecen de la capacidad para vivir con independencia. Sea cual sea el asunto, sea cual sea la manera de hacer las cosas que en su momento heredaran de sus ancestros, van a continuar haciéndolas igual; no cambian nada y se aferran a ellas hasta el final, inflexibles. Si los criticas y les dices que hacer así las cosas es un error, no te escucharán e incluso se volverán sumamente obstinados, hasta el punto de discutir contigo: “Así es como se ha transmitido desde nuestros antepasados. ¡La generación de mi abuelo y la de mis padres lo hicieron de esta manera y se ha transmitido así!”. ¿Son necesariamente correctas las cosas que se transmiten? No se plantean esta cuestión, lo que demuestra su escaso calibre. Si poseyeran el calibre de una persona normal, reflexionarían sobre tal cuestión. Cuando oyeran información sobre las novedades, mostrarían cierto grado de aceptación. Si no exhiben estas manifestaciones, significa que no tienen ningún grado de aceptación. Esas personas carecen de capacidad para vivir con independencia. Por muchos años que vivan, siempre dicen: “Era así en los tiempos de mi padre. Era así en los tiempos de mi abuelo y mi bisabuelo. Así que, en mi generación, debe seguir siendo así”. Está claro que son fósiles. Son como troncos de madera podridos, ¡son unas reaccionarias! No tienen ninguna capacidad para aceptar nada nuevo, lo que demuestra que su calibre es muy escaso. Por mucho que les expliques el progreso de las novedades, ellas no las aceptan. Tales personas carecen de capacidad para vivir con independencia. De cara al exterior, parece que se ocupan por su cuenta de su alimentación, atuendo, alojamiento y transporte, pero las formas y los métodos que usan son deficientes. No adaptan su estilo de vida a los tiempos o al crecimiento en los diversos ámbitos del sentido común y el conocimiento que la especie humana ha adquirido. Estas son las que tienen escaso calibre. Aunque no se mueran de hambre ni de frío ni hayan sufrido ninguna enfermedad importante, a juzgar por su perspectiva sobre la supervivencia y su estilo de vida, se limitan a vivir de manera atolondrada y además se las puede calificar como deficientes mentales, idiotas o necias. Algunas se sienten incómodas cuando se las llama deficientes mentales o idiotas, pero, les incomode o no, es la verdad. Así de escaso es su calibre. Verdaderamente me gustaría decir algo que te hiciera sentir cómoda, pero simplemente no posees calibre para esto. Careces de capacidad en todos los aspectos y no tienes pensamientos ni puntos de vista correctos ni precisos que se conformen al pensamiento de la humanidad normal respecto a cualquier asunto. ¿No es esto carecer de calibre? Bastante amable soy por no llamarte inútil. Esta clase de persona sin calibre está solo a un paso de ser una discapacitada mental. Los discapacitados mentales no son siquiera capaces de cuidar de sí mismos, confían por entero en la asistencia de los demás. A la hora de comer, sus padres les siguen dando de comer cucharada a cucharada y ni siquiera son conscientes de si están saciados o no. Las personas de escaso calibre son deficientes mentales; son idiotas y están a solo un paso de ser discapacitadas mentales. Así de escaso es su calibre. Decidme, ¿acaso no son patéticas? ¿No son bastante desesperantes? Las de escaso calibre no tienen capacidad de aprendizaje, capacidad para entender las cosas ni capacidad de comprensión. Menos aún cuentan con la capacidad para aceptar las cosas; no poseen capacidades en ningún aspecto. Da igual cómo les expliques las cosas o que les pongas ejemplos, sigue sin entrarles en la cabeza y no entienden lo que se ha dicho. ¿Acaso no es esto deficiencia mental? Da igual cómo se lo expliques, no son capaces de entenderlo. Aunque hables con mucha claridad y se lo expliques en profundidad, no lo pillan e incluso les parece que lo que dices es muy raro. Carecen del pensamiento de la humanidad normal e incluso recurren a una serie de falacias para refutarte. No hay manera de razonar con ellas, así que diles solo seis palabras: “¡Estás más allá de la razón!”. Su calibre es así de escaso. ¿Es posible que no te sientas angustiado y exasperado con ellas? Da igual lo que les digas, es inútil. Por mucho que intentes esclarecerlas, no lo entienden. Incluso con un asunto pequeño, hace falta un día entero para esclarecerlas y, si hablas de una manera ligeramente más profunda, no lo comprenderán. Tienes que emplear términos muy superficiales y hablar mucho para que logren entenderlo. Aunque lleguen a hacerlo, cuando surja otro asunto similar, seguirán sin pillarlo. ¿No es esto deficiencia mental? Sin embargo, esta clase de personas con deficiencia mental no se consideran unas necias. Dicen: “No asumas que soy un necio. Si me das a elegir entre diez yuanes o diez dólares estadounidenses, observa mi elección: sin duda, me quedaré con los dólares estadounidenses porque sé que valen más”. Los demás les dicen: “Sigues siendo un necio”. ¿Por qué los demás las califican como necias? Porque, para demostrar que no es necia, una persona corriente no usaría este tipo de ejemplo ni un método tan inferior para demostrarlo. El motivo por el que nunca se consideran a sí mismas unas necias es precisamente que su calibre es sumamente escaso, no disponen de estándares para evaluar a ninguna persona, acontecimiento o cosa ni saben cómo hacerlo. Las personas realmente astutas, después de esforzarse y batallar de forma constante entre un grupo de personas durante cuatro o cinco años, se darán cuenta de que en cualquier grupo hay gente mejor que ellas, que las superan. Siempre sienten que su propio calibre no es lo bastante bueno, que su capacidad e inteligencia no son lo bastante buenas. Siempre son capaces de descubrir sus propias deficiencias, de reconocer dónde se quedan cortas en comparación con las demás y de identificar sus propios problemas; siempre pueden ver los puntos fuertes de los demás. Esta clase de persona es astuta y posee calibre. Aquellas sin calibre, entretanto, cuando viven en grupo, siempre sienten que las demás son inferiores. Observan que hay quienes no saben siquiera deletrear ciertas palabras ni saben escribir en un teclado, así que las desdeñan por tener escaso calibre. Utilizan cosas insignificantes, pequeñas, que ellas sí son capaces de hacer para afirmar que su propio calibre es bueno. También las hay que, al ver que las demás son menos exigentes respecto a su propia higiene o no saben vestir bien, dicen de ellas que tienen escaso calibre. Al ser estas personas mismas un poco más limpias, son capaces de levantar una fachada de refinamiento o tienen algo de conocimiento y ciertos puntos fuertes, así que consideran que su propio calibre es bueno. ¿Son astutas o son unas necias? Son unas necias. Fíjate en cómo hablan las astutas: “¿Por qué la he vuelto a fastidiar? ¡Me he dado cuenta de que soy un necio!”. Aquellos que dicen a menudo que son necios y que tienen deficiencias son realmente astutos. Los que nunca admiten ser necios y siempre dicen: “¿Piensas que soy necio? ¡Tú intenta pedirme dinero, ya verás si te lo doy!”, son realmente necios. En lenguaje coloquial, de los necios se dice que “la cabeza no les da para más”. Si pueden decir cosas tan necias, ¿acaso no se trata de necedad? ¿No es que “la cabeza no les da para más”? (Sí). Cuando ven a alguien que tiene algunos fallos o defectos o deja lagunas en lo que hace, se ríen a sus espaldas, dicen: “¿Cómo puede ser tan necio?”. Cuando ven a alguien que siempre es calculador para aprovecharse y urdir astutas intrigas, lo consideran astuto y de buen calibre. Las personas realmente astutas evalúan la calidad del calibre de alguien y si es astuto o necio en función de sus diversas capacidades. Las necias, sin embargo, solo se fijan en el calculador, en el que se aprovecha y siempre evita las pérdidas y en aquel al que se le da bien servirse a sí mismo por medio de engaños, pues creen que todos los que son así son astutos y de buen calibre. En realidad, son todos unos necios. El hecho de evaluar la calidad del calibre de alguien según lo calculador que sea muestra lo necias que son tales personas. No hace mucho mencionamos una de las manifestaciones más necias, el hecho de que digan: “Si me ofreces diez dólares estadounidenses o diez yuanes, fíjate en lo que escojo. Desde luego, no elegiría el renminbi, ¡no creas que no sé que los dólares estadounidenses valen más! Si me ofreces carne o tofu, fíjate en cuál me como. ¿Crees que soy tan necio como para comerme el tofu y no la carne? ¡Sé que la carne sabe mejor!”. De hecho, tales personas son idiotas. Si de veras no quieres que los demás perciban tu necedad, no deberías usar nunca tales ejemplos. ¿Lo entiendes? (Sí). ¿Cometen ese error a menudo los necios? (Sí). Incluso piensan: “¡Mira qué buenos ejemplos pongo! ¿Ves lo astuto que soy? ¿Te parece que soy un necio? ¡El necio lo serás tú!”. El tipo de persona más necia exuda necedad constantemente. Con esto concluye la enseñanza de esta capacidad: la capacidad para aceptar las cosas.
La quinta capacidad es la capacidad cognitiva. ¿A qué se refiere la capacidad cognitiva? Su énfasis principal está en el grado de entendimiento que tiene una persona respecto a las cosas en sí. Para evaluar la capacidad cognitiva de alguien, uno debe fijarse en el nivel de entendimiento que tiene respecto a una cosa y en el periodo de tiempo que necesita para lograr entender la esencia de esta. Si el periodo de tiempo que necesita es muy corto y su grado de entendimiento es lo bastante profundo, por lo que llega al nivel de entender la esencia de la cosa en cuestión, eso es que posee capacidad cognitiva. Si el periodo de tiempo que alguien necesita para entender una cosa se halla dentro del rango normal y es capaz de entender la esencia de esta cosa misma, puede percibir claramente tanto las causas y consecuencias como la raíz y la esencia de los problemas que esconde y, además, cuenta en su corazón con un entendimiento sobre esta cosa—mejor aún si puede aportar una definición y sacar una conclusión sobre ella—, a eso se le llama tener buen calibre. Es decir, como persona normal que posee el pensamiento de la humanidad normal, con independencia de que seas hombre o mujer, de si acabas de alcanzar la edad adulta o ya has entrado en la mediana edad o la vejez, si tu entendimiento de la esencia de esta cosa misma se logra dentro del intervalo de tiempo normal, entonces tu calibre se considera bueno. Si el margen de tiempo que necesitas para entender este asunto triplica o cuadruplica el de una persona normal —es decir, si una persona de buen calibre necesita tres días, pero tú necesitas diez o incluso un mes— y, cuando ya has comprendido con claridad toda la secuencia de acontecimientos de este asunto y ya se han manifestado los perjuicios y las consecuencias negativas causadas por este, solo entonces te das cuenta de su gravedad y de cuál es su raíz y su esencia, a lo sumo tu calibre es promedio. En otras palabras, si este asunto no ha causado todavía consecuencias serias, sino que no han parado de surgir ciertas consecuencias negativas y es solo durante este proceso cuando obtienes poco a poco algo de conocimiento sobre la raíz y la esencia de tal asunto, de modo que llegas a una definición y una conclusión, entonces tu calibre se considera promedio. Pero, si solo después de que este asunto haya dado lugar a consecuencias negativas o serias, de repente te das cuenta de la naturaleza de este asunto y la entiendes, entonces tu calibre es extremadamente escaso. Si este asunto ya ha causado consecuencias negativas y todavía no sabes cuál es el problema respecto a esta cuestión ni cuál es la raíz del problema, así como tampoco puedes aún sacar una conclusión al respecto, entonces no tienes calibre. La capacidad cognitiva se divide en estos cuatro niveles. Primero están las personas de buen calibre. Es decir, cuando algo acaba de surgir y te exige sacar una conclusión inmediata en el margen de unas pocas horas —y, además, se trata de una situación urgente en la que, si no emites un juicio con prontitud, desarrollas un plan para lidiar con el asunto y resolverlo o incluso concibes un plan de control de pérdidas para impedir que se siga desarrollando, se producirán consecuencias negativas—, tienes buen calibre si, dentro de este plazo, puedes llegar a ser consciente de la raíz de esta cuestión y a emitir un juicio preciso de manera inmediata y decisiva, de tomar una decisión precisa y de sacar una conclusión, así como de luego formular un plan razonable para lidiar con ella. Sin embargo, supongamos que lo único que te parece es que hay algún problema con este asunto, pero no sabes dónde radica este o cuál es su raíz y, dentro del periodo de tiempo normal para lidiar con este asunto, no dispones de conclusiones, veredictos o planes para ocuparte de él. En su lugar, te limitas a esperar con pasividad y observas cómo se continúa desarrollando y, solo mediante este progreso, intentas identificar cuál es en realidad la esencia de este asunto y emitir un juicio que no es muy preciso y, a continuación, sigues esperando y observando, con lo que, antes de que el asunto se haya desarrollado por completo, puede que apenas seas capaz de desentrañar la esencia del problema o apenas se te ocurra una solución, sino que tu manejo del asunto sigue sin ser rápido. Si este es el caso, entonces tu calibre es muy promedio. Si este asunto ya se ha desarrollado por completo y se han producido consecuencias, la esencia del problema ya ha surgido por completo y solo entonces te das cuenta de que este asunto es malo y comprendes cuál es la raíz subyacente —o tal vez no puedas siquiera comprender para nada esa raíz, sino que simplemente soportas con pasividad o te enfrentas a la consecuencia final del asunto—, eso significa que tu calibre es escaso. Otra manifestación de las personas con escaso calibre es que, si tales cosas vuelven a suceder, siguen teniendo la misma actitud, adoptan el mismo método para lidiar con ellas y lo hacen a la misma velocidad. Es decir, cada vez que ocurren tales asuntos, siempre lidian con ellos de esta misma manera, con la misma rapidez y eficiencia. Ya sucedan muchas o pocas cosas, no son capaces de discernir su esencia ni modifican en consecuencia ninguna de sus opiniones o puntos de vista sobre los asuntos mundanos. Son personas de escaso calibre. Precisamente por ser de escaso calibre, carecen de la capacidad para vivir con independencia; es decir, no disponen de una perspectiva sobre la supervivencia o sobre la vida. Esta es una indicación de su escaso calibre. La manifestación de las personas sin calibre es esta: cuando un asunto ya ha sucedido y pueden incluso haber aparecido las consecuencias, aún desconocen lo sucedido, es como si estuvieran soñando. Esto es no tener calibre ni capacidad cognitiva. ¿Lo entendéis? (Sí). La capacidad cognitiva se refiere principalmente al entendimiento de la esencia de diversas personas y acontecimientos y a la raíz de sus problemas; esta es la capacidad cognitiva. Significa que cuando ves las manifestaciones, las revelaciones y la humanidad de cierto tipo de personas, puedes conocer los problemas que están afrontando, cuál es la raíz de estos en el entorno en el que viven, así como cuál es la esencia de los acontecimientos que estás observando en la actualidad y dónde radica la raíz de los problemas en estos. La capacidad cognitiva se refiere principalmente a dos aspectos: a desentrañar la esencia de las personas, acontecimientos y cosas y a desentrañar la raíz de sus problemas. ¿Qué más podéis entender sobre la capacidad cognitiva? ¿Lo entiende alguien como la capacidad para entender y adquirir conocimiento? (No). La capacidad cognitiva de la que estamos hablando implica principalmente la capacidad para contemplar a las personas y los acontecimientos. Si el estándar según el cual contemplas a las personas y acontecimientos es muy bajo, tu entendimiento es muy superficial o no eres capaz de comprender la esencia de algunas personas, acontecimientos o cosas, entonces tu capacidad cognitiva es muy escasa o incluso inexistente. Si con independencia de cuántas palabras obviamente incorrectas o cuántos puntos de vista erróneos expresen las personas a tu alrededor, cuántas acciones incorrectas realicen o cuánta corrupción obvia revelen, no puedes descubrir la esencia del problema, no conoces qué tipo de personas son, si son honradas, si son personas que persiguen la verdad, cómo es su calidad humana o cuál es su esencia —si no sabes ninguna de estas cosas—, entonces no tienes capacidad cognitiva. No cuentas con ningún estándar de evaluación ante cualquier persona o asunto. Después de que el asunto haya pasado, no dispones de ninguna conclusión sobre la esencia de tales problemas y, es más, no cuentas con un entendimiento de ningún tipo respecto a ella. Por supuesto, no tienes principios para lidiar con tales asuntos o sendas de práctica por ellos; esto es lo que significa no tener capacidad cognitiva. La capacidad cognitiva se refiere principalmente a la capacidad que tiene alguien para entender a las personas, acontecimientos y cosas. Con esto concluye nuestro debate sobre esta capacidad.
La sexta capacidad es la capacidad para emitir juicios. La capacidad para emitir juicios se da cuando, al afrontar un asunto, puedes juzgar si es correcto o incorrecto, bueno o malo y positivo o negativo, así como luego usar tu juicio para determinar la manera apropiada de abordarlo y lidiar con él. Cuando una persona se enfrenta con normalidad a algún asunto, ya se trate de algo que haya visto o experimentado antes o no y sea este relativamente positivo o negativo, ¿qué clase de actitud debería adoptar hacia ese asunto? ¿Debería rechazarlo o bien asumirlo y aceptarlo? Si una vez que lo comprendes con claridad, tienes tu propia postura y posees opiniones precisas que se conforman a los principios-verdad, esto prueba que tienes capacidad para emitir juicios. Por ejemplo, cuando oyes a una persona decir algo, después de darle vueltas, puedes determinar lo que significa, qué propósito quiere lograr el hablante, por qué lo dice, por qué usa tales palabras y ese tono, así como por qué tiene cierta mirada en los ojos cuando lo dice. Eres capaz de comprender las intenciones, propósitos y motivos subyacentes que hay detrás de lo que dice. Con independencia de cómo lidies después con estas intenciones y motivos subyacentes, puedes percibir in situ algunos de los problemas subyacentes al asunto. Sabes lo que quiere hacer, por qué quiere hacerlo así, el propósito que quiere lograr, el efecto que pretende que tengan sus palabras y los medios ocultos, las intrigas y las tramas que hay implicados. Puedes notar algunas indicaciones, ser consciente de que no se trata de un problema corriente e incluso puede que tengas una sensación de alerta en el corazón. Esto demuestra que tienes capacidad para emitir juicios. Si tienes la capacidad para emitir juicios, esto significa que eres una persona de buen calibre. Por muy agradables que suenen las palabras de alguien, por mucho que se conformen a la verdad en términos de doctrina, por honrada que su actitud les parezca a los demás o por muy profundamente que esté oculto su propósito, todavía puedes juzgar el problema por medio de sus revelaciones y fenómenos externos o por lo que dice; esto demuestra que tienes buen calibre y que tienes la capacidad para emitir juicios. Por ejemplo, cuando te enfrentas a algún asunto, con independencia de en qué medida se haya desarrollado, puedes desentrañar su esencia y la raíz del problema mediante el entendimiento del proceso de este asunto. Esto es tener la capacidad para emitir juicios. Por ejemplo, en el caso de la iglesia, cuando hay anticristos y personas malvadas que trastornan y perturban, en lo relativo a quién es el cabecilla, quiénes los seguidores, quién representa el papel principal en este asunto, quién es pasivo, así como qué clase de influencia podrá tener este asunto mismo sobre las personas y qué tipo de consecuencias adversas surgirán si este se sigue desarrollando, al entender las circunstancias básicas de dicho asunto, puedes emitir un juicio sobre toda la situación. Aunque tu juicio en ese momento discrepe en cierto grado con cómo acabó saliendo el asunto, como poco, cuentas con un punto de vista, una actitud y principios precisos para lidiar con este. Con eso es suficiente para demostrar que tienes la capacidad para emitir juicios respecto a dicho asunto. Es decir, tienes la capacidad para juzgar quién es el cabecilla o instigador de un asunto o en qué medida se desarrollará en el futuro y qué clase de actitud y principios deberías usar para abordarlo e impedir que conduzca a consecuencias adversas. Siempre y cuando dispongas de la capacidad para juzgar, la lógica y el método de tu juicio sean los correctos y la base de tu juicio al menos concuerde con la humanidad o, mejor aún, concuerde con los principios-verdad, esto demuestra que tienes la capacidad para emitir juicios. Aunque tu juicio discrepe en cierto grado con el asunto mismo, mientras haya una base para tu juicio, este se conforme a los patrones de cómo el asunto mismo se desarrolla y concuerde con la raíz y esencia de problemas similares o análogos —y, asimismo, concuerde con los principios-verdad—, también se puede decir que cuentas con la capacidad para emitir juicios. Tener la capacidad para emitir juicios demuestra que puedes pensar sobre los problemas. Si tus juicios concuerdan con la raíz, con la esencia y con todos los demás aspectos del asunto mismo, entonces eso es una prueba de que eres una persona de buen calibre.
Con independencia de a qué personas o asuntos se enfrente alguien, solo cuando tenga el pensamiento correcto y solo a partir de la premisa de juzgar si un asunto es correcto o incorrecto, bueno o malo, o bien si es positivo o negativo, puede tener un plan consecuente para lidiar con ello y resolverlo. Si una persona no sabe qué pensar respecto a los problemas —dicho de manera específica, si no puede juzgar los problemas— entonces tampoco puede lidiar con ellos, es decir, carece de la capacidad para lidiar con los problemas. Cualquiera que se ocupe de los problemas lo hace a partir de la premisa de juzgar si un asunto es correcto o incorrecto; de lo contrario, su plan para resolver el problema y su senda de práctica carecerá de una base. Por ejemplo, alguien te informa de que en cierta iglesia la vida de iglesia no es buena, de que la mayoría de sus miembros se muestran negativos e indiferentes, no están dispuestos a reunirse ni a cumplir su deber. ¿Cómo juzgas tal fenómeno? ¿Es este un problema de la vida real? (Sí). Dado que es un problema de la vida real, se te tiene que ocurrir un plan de práctica específico para lidiar con él y resolverlo. Antes de resolver el problema, ¿acaso no necesitas juzgar cuál es la raíz y esencia de este y quiénes lo están causando? ¿Acaso no te hace falta juzgarlo? (Sí). Solo por medio del pensamiento puedes tener juicio y solo después del juicio puedes identificar la raíz del problema y, en función de la raíz y esencia de este, puedes determinar entonces los métodos apropiados y adecuados para lidiar con el problema y los planes para resolverlo. Si te has enterado de que la vida de iglesia no es buena en una iglesia concreta, pero desconoces el porqué, ¿cómo juzgarías dónde radica la raíz del problema? (Primero pensaría que guarda relación directa con el líder de la iglesia. Si este no tiene entendimiento espiritual, ha creído en Dios desde hace años pero no entiende la verdad, no puede lidiar con ningún problema que se encuentra y no sabe cómo guiar al pueblo escogido de Dios a que coma y beba las palabras de Dios o comparta la verdad, entonces una iglesia con semejante falso líder está destinada a carecer de buena vida de iglesia). Este es un juicio. En general, para los problemas simples, si un juicio es acertado, puede permitirte captar la raíz del problema. Sin embargo, algunos problemas son complejos y si la información que entiendes no es completa, es posible que tu único juicio no te permita captar la raíz del problema. Por tanto, ¿hay también segundos y terceros juicios? (Sí). Después de contar con tres juicios, es posible que uno de ellos sea el más preciso. ¿Qué otros juicios se te ocurren entonces? (Se me ocurre que, en general, los miembros de esa iglesia tienen escaso calibre y poca capacidad para comprender la verdad y no la aman. Por eso son pobres los resultados en la vida de iglesia). ¿Se conforma esto a la realidad de la situación? Este es el segundo juicio. ¿Hay más? (También consideraría la presencia de personas malvadas que perturban esta iglesia). Este es el tercer juicio. ¿Cuál de estos tres juicios concuerda más con la situación real y es más realista y cuál es hueco? (Me parece que el segundo juicio es un poco hueco. De hecho, si la iglesia tuviera a una persona adecuada como líder responsable del trabajo, los resultados de la vida de iglesia serían buenos. Por medio de comer y beber las palabras de Dios y entender la verdad, los hermanos y hermanas seguro que contarían con el impulso para cumplir sus deberes. Me parece que el primero y el tercer juicio son los más realistas). El segundo juicio es doctrina hueca. El primero y el tercero concuerdan con la situación real y son precisos. Por un lado, estos dos juicios emplean pensamiento lógico; por otro, se basan en algunos fenómenos que se encuentran habitualmente en la vida real. Si puedes captar fenómenos comunes, eso demuestra que tu pensamiento es correcto y se conforma a la lógica. Si no puedes captar la situación real y tu juicio está desconectado de la vida real, esto demuestra que tu pensamiento carece de lógica y tiene problemas, así como que contemplas los problemas de una manera nada realista ni objetiva. El primer juicio y el tercero son objetivos. Puede que una situación sea que el líder de la iglesia no sepa cómo hacer el trabajo. Él mismo no tiene senda en la entrada en la vida, así que tiene incluso menos senda en lo que respecta a liderar a la iglesia y a los hermanos y hermanas. Por consiguiente, la vida de iglesia no mejora. De hecho, la mayoría de los miembros de la iglesia creen con sinceridad en Dios y tienen impulso, pero en realidad la vida de iglesia no da ningún fruto. Cada reunión sigue la misma rutina: cantar, orar, leer las palabras de Dios y, luego, el líder o el diácono comparten algunos entendimientos o doctrinas superficiales. Pocos de allí pueden hablar sobre entendimiento vivencial real. Por añadidura, el líder de la iglesia tiene escaso calibre y una experiencia superficial, es incapaz de compartir la verdad para resolver los problemas. Así, la vida de iglesia parece aburrida y poco agradable. Se han celebrado múltiples reuniones, pero nadie ha obtenido nada de ellas, así que a la mayoría de las personas les parece que asistir a tales reuniones es menos beneficioso que leer las palabras de Dios en casa y no están dispuestas a asistir. Algunas personas, después de creer en Dios durante uno o dos años y entender algo de verdad, quieren cumplir deberes. Sin embargo, algunos líderes de la iglesia no saben quiénes son las adecuadas para qué deber o qué clase de trabajo es apropiado para ellas. Son incapaces de disponer de las personas o de usarlas de manera razonable y tampoco pueden usar sus propias experiencias para apoyarlas y ayudarlas a cumplir sus deberes. Esto puede llevar a que algunas se vuelvan negativas y no estén dispuestas a cumplir sus deberes. De hecho, la mayoría de las personas que están dispuestas a hacer su deber pueden cumplirlo bien, es solo que carecen de apoyo y ayuda. Si los líderes de la iglesia y los diáconos pueden apoyarlas y ayudarlas de acuerdo con las palabras de Dios, el número de personas en la iglesia dispuestas a hacer su deber se incrementará y podrán cumplir su deber con normalidad. La vida de iglesia da malos resultados y algunos problemas siguen sin resolverse durante largo tiempo porque los líderes y diáconos de la iglesia no saben hacer el trabajo. Pasado un tiempo, muchas personas se vuelven negativas y carecen ya de impulso; esto afecta al pueblo escogido de Dios en el cumplimiento de su deber. Si los resultados de la vida de iglesia son pobres, eso se debe principalmente a que los líderes y diáconos de la iglesia no saben hacer el trabajo de la iglesia. Esta es una situación. Otra que se da es cuando los anticristos y las personas malvadas ostentan el poder y causan perturbaciones en la iglesia, algo que ocurre de vez en cuando. Cuando los líderes de la iglesia no saben cómo llevar a cabo el trabajo y además hay anticristos y personas malvadas ostentando el poder, se forman camarillas constantemente, con lo que se establecen reinos independientes y se atormenta y reprime a otros. Esto lleva a que se reprima, atormente y excluya a algunos hermanos y hermanas que creen sinceramente en Dios y están dispuestos a cumplir su deber. Quieren cumplirlo, pero no tienen oportunidad y eso los deja negativos y débiles. Estas personas que creen sinceramente en Dios no disfrutan cuando se reúnen con los anticristos y su séquito. Los anticristos siempre quieren ostentar el poder y afianzarse. Cuando los que creen sinceramente en Dios asisten a las reuniones, quieren entender más de la verdad y compartir sus experiencias, pero los anticristos los reprimen y no les dan la oportunidad. El resultado es que la vida de iglesia se vuelve desordenada, la gente se desorganiza y las reuniones ya no son disfrutables. Pierden el poco entusiasmo y amor que tenían y ya no están dispuestas a cumplir su deber. Los malos resultados en la vida de iglesia pueden deberse a cualquiera de estas razones. Esto es lo que se os ocurre y lo que juzgáis. Si la conclusión a la que llegas por medio del juicio está relacionada con la situación real, aunque solo sea parcialmente o solo identifique un posible problema, eso sigue siendo una manifestación de tener la capacidad para emitir juicios. Al menos, la conclusión y opinión que alcanzas por medio del juicio guarda relación con la situación real, no con la doctrina, lo hueco o algo que nunca existe. Esto demuestra que tienes la capacidad para emitir juicios. Si las conclusiones que sacas de todos los asuntos no concuerdan con los patrones normales de cómo se desarrollan las cosas o con cómo resulta cualquier asunto en la vida real y son puramente imaginadas, huecas, nada realistas y falsas, además de no guardar relación con las situaciones reales, entonces, esto significa que no tienes capacidad para emitir juicios o cometes frecuentes errores de juicio. Entonces, ¿qué hay del segundo juicio que mencionasteis antes, el de que los malos resultados de la vida de iglesia se deben a que las personas en esta tienen escaso calibre y no aman la verdad? ¿Qué clase de juicio es este? (Es un error de juicio). A esto se le llama cometer un error de juicio. Si no puedes captar por completo las situaciones que suelen ocurrir con tales asuntos —es decir, las pocas situaciones que es más probable que ocurran— y solo se te ocurre una situación por medio del juicio o piensas en situaciones posibles, pero también en situaciones imposibles, ¿qué demuestra esto? Demuestra que tu capacidad para emitir juicios es promedio. Una persona con capacidad promedio para emitir juicios cuenta con algunas ideas sobre un asunto, pero no puede estar segura. En tales casos, el juicio que hace no es preciso. Si los juicios de una persona son unas veces correctos y otras incorrectos, algunos se conforman a la situación real y otros no, pero los imprecisos son relativamente más frecuentes, esto indica que su capacidad para emitir juicios es escasa. Supongamos que las conclusiones a las que llega por medio del juicio son del todo huecas, no se conforman en absoluto a los patrones de cómo se desarrollan las cosas y, más aún, no concuerdan con los fenómenos que son comunes o frecuentes ni están para nada relacionadas con los hechos. Sus juicios no son más que fantasías, no tienen conexión de ningún tipo con los patrones de cómo se desarrollan las cosas ni con la esencia-humanidad misma y son del todo incompatibles con el contexto de la vida real y el entorno que la rodea. Es decir, supongamos que sus juicios están desconectados de la realidad; lo que se le ocurre por medio del juicio nunca podría suceder en la vida real y aquello de lo que habla no es para nada la esencia del problema. Si este es el caso, entonces esta persona no tiene capacidad para emitir juicios.
Para evaluar si una persona tiene la capacidad para emitir juicios, lo primordial es comprender si sus juicios respecto a diversos tipos de personas y cosas son precisos. Por ejemplo, digamos que ves a alguien llorando y no sabes por qué. Ves que llora muy compungido y con mucha tristeza, que además está orando y leyendo las palabras de Dios de tanto en tanto y no responde a nadie que le habla. Se te pide que juzgues qué le pasa esta persona y dices: “Puede que eche de menos su casa. Su madre cayó enferma hace algún tiempo, así que quiere volver a casa”. ¿Es acertado este juicio? Otros dicen: “Puede que se sienta negativo. La mayoría del tiempo, cuando la gente llora es porque alguien ha herido sus sentimientos. Por ejemplo, la gente llora cuando la intimidan o engañan. Cuando se ha enfrentado a algún problema y se le ha tratado de manera injusta, siempre llora y no está dispuesto a hablar ni a interactuar con los demás. Esta es una manifestación de sentirse negativo”. Otros emiten este juicio: “Solía predicar el evangelio y cumplir el deber en exteriores, pero ahora lleva mucho cumpliéndolo en interiores, puede que no se haya acostumbrado y se sienta sofocado”. ¿Existen otras posibilidades? Hay quien dice: “Tal vez no pudiera comer carne ayer, eso le haya disgustado y por eso llora”. Otros dicen: “Ayer vino a hablar conmigo. Yo pensé que solo estaba de paso, así que lo miré y no dije nada. ¿Puede que se enfadara por eso? ¿Puede que esté llorando por ese motivo?”. ¿Cómo se debería juzgar este asunto de una manera que se conforme a la situación real? ¿Es fácil juzgar esto? (Puedo emitir algunos juicios. Las pocas razones que se acaban de mencionar, como la añoranza, los sentimientos dolorosos o un estado de ánimo sombrío y sofocado, son todos estados que posiblemente puedan causar que una persona llore. Sin embargo, cosas pequeñas como no poder comer carne o que alguien al que le habló la ignorara no deberían ser suficientes para que una persona llore). ¿Qué puede hacer llorar mucho a alguien? Las aflicciones, la tristeza, echar de menos a alguien o a algo, la sensación de estar en deuda. Por tanto, deberías preguntarle: “¿Por qué lloras? ¿Lloras porque se te ha tratado injustamente y te sientes triste o porque estás haciendo introspección y te parece que le debes mucho a Dios?”. Al mantener una conversación de corazón semejante con él, sabrás por qué está llorando. En resumen, no es posible que esté llorando porque no comiera bien o no pudiera comer carne ni tampoco porque alguien lo ignorara o le hiciera un mal gesto. Por supuesto, en circunstancias normales, sufrir algo de adversidad no haría llorar a una persona, como tampoco lloraría por encontrarse de vez en cuando en un estado de ánimo no demasiado bueno. Las únicas cosas que pueden hacer llorar a una persona suelen ser las situaciones antes mencionadas. Puedes juzgar la razón por la que llora en función de esas situaciones habituales y luego emitir un juicio a partir de estas manifestaciones comunes y consistentes, como el hecho de que, en general, no llora a menos que se enfrente a algo triste o a algo que afecte a un tema delicado, que no derrama lágrimas con facilidad y solo llora cuando habla de asuntos particularmente molestos y de cosas que le tocan el alma especialmente o, también, cuando ha hecho algo malo o ha cometido un grave error y se siente en deuda con Dios; al juzgarlo según este contexto, puedes averiguar más o menos por qué está llorando. Una situación por la que lloraría es que un familiar se pusiera gravemente enfermo o muriera o que él mismo sufriera una enfermedad grave y se angustiara por ello. Otra opción es que llorara porque hizo algo malo y de este modo cometió una transgresión y se sentía en deuda con Dios, por lo que quería esforzarse al máximo para cambiar de rumbo, pero no dejaba de tener debilidades y era incapaz de superarlas. Este cúmulo de complejas emociones lo conducirían al llanto. Estos juicios son relativamente acordes a la situación real. Al juzgar a partir de sus coherentes manifestaciones y de las características de su personalidad, puedes descubrir la causa principal de por qué está llorando ahora. Así pues, el juicio será relativamente más preciso. Al entender, por una parte, la estatura de tales personas y algunos de los problemas que están experimentando en la actualidad y, por otra, los defectos de su humanidad misma, así como algo de la corrupción y las debilidades que revelan con frecuencia, básicamente puedes acotar el ámbito y juzgar cuál es la causa raíz del problema de esta persona dentro de este ámbito. Emitir un juicio de tal manera será relativamente preciso.
Acabamos de terminar de compartir sobre las manifestaciones de las personas con buen calibre, calibre promedio y escaso calibre en cuanto a su capacidad para emitir juicios, ¿no es cierto? (Sí). También existe la categoría de personas con el peor calibre. Da igual lo que ocurra o lo que le vean hacer a alguien, tales personas no saben emitir un juicio. ¿Por qué no? Porque su calibre es muy escaso, no tienen capacidad para emitir juicios y no saben cómo juzgar las cosas. Por ejemplo, supongamos que oyen a alguien decir algo negativo. En lo que respecta a cuál es la esencia y la naturaleza de este enunciado negativo, no saben en qué basar su juicio, no tienen ni idea. Esto es no saber cómo pensar sobre los problemas y no saber cómo juzgar las cosas. Cuando ven a alguien hacer algo, no son capaces de juzgar cuál es la naturaleza de este asunto o cómo es la calidad humana de esta persona según la esencia del asunto. Tampoco saben cómo juzgar estas cosas a partir de su experiencia al comportarse y menos aún en función de las palabras de Dios. Por tanto, no tienen capacidad para emitir juicios. ¿Cuál es la causa principal de no ser capaz de juzgar las cosas? Este tipo de personas no saben cómo pensar sobre los problemas y, en cuanto a contemplar a las personas y las cosas, no saben en qué aspecto de ellas fijarse, en cómo contemplarlas o desde qué base hacerlo. Asimismo, no saben qué conclusiones sacar después, cómo sacarlas ni cómo abordar ni lidiar con este tipo de persona o asunto una vez que han llegado a una conclusión. Tienen la mente en blanco, envuelta en una neblina. Esto es carecer de la capacidad para emitir juicios. El problema principal de las personas que carecen de la capacidad para emitir juicios es que no entienden ni comprenden ninguno de los principios e incluso les falta experiencia a la hora de comportarse. Por tanto, cuando interactúan con diversas clases de personas, no saben con cuáles merece la pena asociarse y con cuáles no. No saben quiénes son relativamente amables y además cuentan con algunos puntos fuertes de los que pueden aprender para compensar sus defectos ni quién puede ayudarlas y beneficiarlas. Tampoco a las de qué clase pueden tolerar y con cuáles pueden llevarse bien a regañadientes, así como qué clase de personas tienen una humanidad tan increíblemente malvada que asociarse con ellas podría con facilidad resultar en problemas o disputas, por lo que se las debería mantener lejos; todo esto lo ignoran. En resumen, estas personas que carecen de la capacidad para emitir juicios no saben nada ni son capaces de juzgar a ninguna persona o asunto. Sin embargo, tienen además su propio enfoque, una regla fija que siguen. Dicen: “No importa junto a quién me esté ocupando de las cosas ni con quién esté hablando, simplemente los engatuso haciendo bromas. No estoy enemistado con nadie. Sean buenas o malas personas, crean de verdad en Dios o no, amen la verdad o sientan aversión por esta, me llevo bien con ellas y no ofendo a nadie. Cuando veo a gente malvada, la evito; cuando veo a gente dócil, la intimido”. Esta es precisamente su lógica endiablada. No saben con qué clase de personas deberían asociarse, qué clase de personas deberían mantener a distancia y con cuáles nunca deberían relacionarse ni hacer tratos. No ejercen el menor discernimiento y consideran que todas son iguales, tratan a todo el mundo del mismo modo. Se trate de quien se trate, a no ser que tengan una opinión favorable sobre esa persona, la considerarán un forastero o un enemigo. Por muy buena que sea una persona, siempre y cuando no les suponga ningún beneficio, la tratarán con cautela. No se sinceran con nadie y adoptan con todo el mundo el enfoque de la cautela. ¿El calibre de esas personas es bueno o es escaso? (Es escaso). Ya que son de escaso calibre, ¿cómo pueden seguir teniendo tales pensamientos? Estas personas son de mente estrecha. ¿Cuál es la diferencia entre las personas sin calibre y las discapacitadas mentales? La gente sin calibre es mentalmente deficiente e idiota. Aparte de mantenerse alimentadas y vestidas, mantener su imagen y mostrarse calculadoras para aprovecharse y no sufrir ninguna pérdida, no tienen calibre de ningún tipo. Las personas mentalmente discapacitadas, por otra parte, ni siquiera se muestran calculadoras para proteger sus propios intereses o aprovecharse; simplemente no tienen pensamientos en absoluto. Los deficientes mentales y los idiotas, aparte de ser calculadores, no poseen capacidad alguna de supervivencia ni calibre y no tienen capacidad para emitir juicios. Por tanto, no existen principios respecto a cómo tratan a las personas, sino que solo se dejan llevar por sus sentimientos. Mientras sientan que no eres bueno para ellas, te evitarán, serán reticentes contigo, te odiarán en su corazón y te rechazarán. No importa la buena voluntad que tengas hacia ellas ni cómo las ayudes, mientras no puedan percibirlo con claridad, no les parecerá que eres amistoso con ellas ni tampoco que no seas perjudicial para ellas en absoluto. No pueden identificar si las personas, acontecimientos y cosas son correctos o incorrectos, buenos o malos, positivos o negativos; no pueden juzgar estas cosas. Solo son un tanto calculadoras. Cuando se han aprovechado, están contentas; cuando no, sienten que han sufrido una pérdida, que se les ha tratado injustamente, que los demás se han reído de ellas y deciden que, la próxima vez, no dejarán que nadie se aproveche ni permitirán que los demás presuman o les saquen ventaja delante de ellas; no les concederán ninguna oportunidad a los demás. Decidme, ¿cuenta como tener calibre el mero hecho de ser calculadoras? Solo es ligeramente mejor que ser discapacitado mental, pero en cuanto a capacidades, no cuentan con ninguna; no tienen ninguna de las diferentes capacidades para lidiar con diversos tipos de asuntos. Simplemente son idiotas y deficientes mentales. Las personas así no tienen calibre. ¿Lo entendéis? (Sí). Lo único que tienen esas personas de lo que carecen los discapacitados mentales es que son calculadoras; los discapacitados mentales no tienen siquiera eso. Cuando tales personas oyen esto, no se quedan convencidas, dicen: “¿Cómo que no tengo capacidad para emitir juicios? Junta unos dólares estadounidenses y un poco de oro y fíjate en si puedo reconocerlos o no. ¡Sé distinguirlos! ¡El oro es amarillo y los dólares estadounidenses son papel moneda! Reúne platino y plata y veamos si puedo emitir un juicio o no. El platino y la plata tienen tonos distintos de blanco, ¡eso lo distingo!”. ¿Acaso no es una necedad? Esto es bastante estúpido. Solo son capaces de diferenciar entre estas cosas y, aun así, quieren presumir de ello y demostrar que no son estúpidas. Han hecho muchísimas necedades, muchísimas cosas que demuestran falta de calibre; ¿por qué no hablan sobre ellas ni tratan de entenderlas? Precisamente porque les falta calibre, dado que este es muy escaso y no pueden identificar ni diferenciar estos aspectos, tales personas sacan a relucir una o dos cosas que los discapacitados mentales son incapaces de hacer a fin de demostrar que ellas no lo son, sino que tienen algo de ingenio y calibre. ¿No es esto una necedad? Esto es una mayor demostración de su necedad. Ahora también ha terminado nuestra enseñanza sobre las manifestaciones de las personas que no tienen calibre. ¿Cuál es el criterio principal para saber si alguien tiene capacidad para emitir juicios? La de si tienen el pensamiento de la humanidad normal. Si no tienes el pensamiento de la humanidad normal, no serás capaz de juzgar nada. Si tienes el pensamiento de la humanidad normal, puede que tus juicios sigan siendo equivocados, pero como poco, se demuestra que tienes la capacidad para emitir juicios y posees la capacidad de pensamiento de la humanidad normal. Los juicios que emites no son especulaciones, suposiciones, hipótesis ni inferencias. Más bien, son las diferentes conclusiones y opiniones a las que se llega tras considerar todos los aspectos de un asunto. A esto se le llama la capacidad para emitir juicios.
Ahora que hemos terminado de discutir la capacidad para emitir juicios, hablemos a continuación sobre la capacidad para identificar las cosas. ¿A qué se refiere la capacidad para identificar las cosas? Se refiere principalmente a identificar si las personas, acontecimientos y cosas son positivas o negativas, correctas o incorrectas y buenas o malas; consiste en calificar o clasificar a las personas, acontecimientos y cosas, en encuadrar en diversas categorías a las personas, acontecimientos y cosas a las que te enfrentas. La intención y el propósito de identificarlas es ordenar tanto a las personas como a las cosas positivas y negativas según su clase. Clasificar, por supuesto, no significa agrupar a los pájaros en la categoría de pájaros, a los animales en la categoría de animales o a las plantas en la de plantas. La capacidad para identificar las cosas no se refiere a la capacidad para identificarlas, sino a la capacidad para identificar los atributos de las diversas personas, acontecimientos y cosas. Por ejemplo, ¿puedes categorizar las manifestaciones, las revelaciones y la esencia de diversas personas? ¿Puedes definir los atributos de las diversas personas, acontecimientos y cosas con los que te encuentras? Por ejemplo, al identificar a los incrédulos, ¿puedes identificar las revelaciones de estos que te permiten reconocer claramente que son incrédulos? Si sabes qué características y rasgos tienen, qué revelaciones de humanidad exhiben, qué palabras dicen, qué acciones toman y qué pensamientos y puntos de vista poseen, entonces deberías ser capaz de identificar a los incrédulos. Cuando aparecen diversas personas, acontecimientos y cosas, una persona con buen calibre puede identificar si son cosas positivas o negativas, si son personas positivas o negativas, si son rectas o malvadas y si son correctas o incorrectas. Puede definir los atributos de diversas personas, acontecimientos y cosas e identificar si se conforman a la humanidad y a la verdad. Es alguien de buen calibre. Entonces, ¿qué hay de las personas con calibre promedio? Pueden identificar a las diversas personas, acontecimientos y cosas con atributos obvios. Por ejemplo, hay quien dice: “¿Cómo podría haber un dios? ¿Dónde está? ¿Por qué no puedo confirmar que existe?”. En cuanto a las palabras como esta que niegan a Dios de manera obvia, tienen algún discernimiento y pueden identificar que tales personas son incrédulas y personajes negativos. Pueden identificar la obvia maldad y las cosas evidentemente negativas, injustas, perversas, pero en cuanto a algunas que son engañosas, de las que rara vez se oye hablar y se quedan a medio camino o en una zona gris, no pueden distinguirlas ni son capaces de tratarlas de manera diferente. Sí tienen la capacidad para discernir a las personas malvadas que cometen fechorías obvias. Saben que esa persona es malvada y que, si alguien así se convirtiera en líder y ganara estatus, sería un anticristo. Sin embargo, si esta persona tiene escasa calidad humana, pero no ha cometido acciones malvadas, no podrían identificar si se la puede categorizar como una persona malvada ni qué acciones malvadas podría cometer, así como tampoco podrían definir los atributos de tal persona. Esto es tener calibre promedio. El comportamiento de algunas personas es bastante obvio, como por ejemplo caer en comportamientos licenciosos, adorar ídolos, seguir las cosas mundanas, disfrutar de cotillear, reprimir e intimidar con frecuencia a los demás o cometer asesinatos y provocar incendios; de estas personas dirían que no son buenas y que Dios las detesta, esta es una diferenciación que pueden hacer. Pero, en cuanto a algunas personas cuyo comportamiento externo parece bastante bueno —a menudo dan limosna y ayudan a otros, muestran paciencia y se llevan razonablemente bien con los demás—, cuya humanidad parece bastante buena desde fuera, si bien sus palabras y acciones no concuerdan con la verdad la mayoría de las veces, y cuyas acciones vulneran a menudo los principios-verdad, no serían capaces de discernir si tales personas son las que persiguen la verdad ni a qué categoría pertenecen exactamente. En cuanto a las personas, acontecimientos y cosas que son obvios y fáciles de etiquetar, pueden discernir si son correctos o incorrectos, buenos o malos, si son rectos o perversos y si son cosas positivas o negativas. Pueden diferenciar tales asuntos externos, pero no pueden diferenciarlos cuando se trata de esas personas, acontecimientos y cosas que realmente implican a los principios y están relacionados con la verdad. No pueden discernir cuales están obviamente de acuerdo con la verdad y cuales la vulneran. Esto es tener calibre promedio. Por ejemplo, algunas personas llevan ropa de una tela relativamente buena, que parece elegante y de alta calidad, les hace parecerse a esas figuras de alto nivel o a las élites empresariales en el mundo. Al ver esto, las personas con calibre promedio dicen: “Esta ropa es la que les gusta a los no creyentes. En cuanto a las personas que creen en Dios, no debería gustarnos; estas no son cosas positivas”. No es correcto decir esto. Esta ropa no tiene un aspecto seductor ni atrayente, sino que parece elegante, digna y decente, hace que el que la lleva parezca noble. Sin embargo, estas personas contemplan tales prendas —que hacen que el que la lleva parezca noble y elegante, y que ahora están de moda— como cosas negativas y dicen que son perversas. Esto es ser incapaz de identificar estas cosas, ¿cierto? (Sí). Por tanto, ¿cómo es la capacidad para identificar las cosas de tales personas? Como mucho, es promedio. Esto es tener calibre promedio. Son personas que no son siquiera capaces de diferenciar algunas cosas que los no creyentes sí pueden; los no creyentes con buen calibre pueden discernir la buena y la mala humanidad, pero ellas no. A pesar de entender algunas doctrinas después de creer en Dios, tales personas no pueden diferenciar entre las cosas positivas y las negativas. Pueden discernir las cosas que son obvias, pero no las que no lo son. Son capaces de discernir a las personas evidentemente malvadas, los obvios incidentes que causan los trastornos y perturbaciones, así como los incidentes obvios al vulnerarse los principios, pero en lo que respecta a ciertas personas, acontecimientos y cosas que son relativamente especiales, siniestros y extraños, que están ocultos en las sombras, esos no pueden identificarlos. Solo pueden identificarlos mediante la enseñanza y las indicaciones de los demás o porque las propias personas hagan algo obvio. De lo contrario, no pueden. Esto indica que su capacidad para identificar las cosas es promedio. Además, hay quienes, sean cuales sean las circunstancias, no pueden identificar a ninguna persona, acontecimiento o cosa ni definir sus atributos. Por ejemplo, en lo que respecta a evaluar qué son exactamente los atributos de cierta categoría de personas —si son auténticas creyentes o incrédulas, si persiguen la verdad o si son aptas para que se las cultive—, no saben nada de estas cosas ni son capaces de comprenderlas. Incluso cuando tales personas exhiben muchas manifestaciones y tienen problemas muy obvios, siguen sin poder identificarlas ni definir sus atributos. Esto es carecer de la capacidad para identificar las cosas. Aunque surjan algunas personas, acontecimientos y cosas comunes y fácilmente discernibles, no pueden decir con claridad si estas personas son buenas o malvadas o si estos asuntos son rectos o perversos. No saben cómo diferenciarlos o categorizarlos ni saben cómo clasificarlos. Incluso después de leer las palabras de Dios y compartir con los demás, siguen sin poder identificarlos. Al final, hacen que otros decidan por ellas, dicen: “Son como tú los califiques. Si los calificas como rectos, entonces son rectos; si los calificas como perversos, entonces eso es lo que son”. En resumen, no pueden definirlos ni sacar conclusiones por sí mismas. Sea cual sea la situación, a la hora de sacar una conclusión, están perdidas y no tienen nada que decir. ¿No es esto carecer de la capacidad para identificar las cosas? (Sí). Incluso en el fenómeno externo más simple, si les pides que identifiquen cuál es su naturaleza y cuáles son sus atributos, no lo saben. Sin embargo, tienen un truco: pueden hablar sin parar, relatar lo que una persona ha dicho y hecho. Pero si les preguntas: “¿Es esta persona una auténtica creyente o no? ¿Es alguien que tiene una enorme aspiración por Dios?”, responden: “Bueno, hace más de diez años que cree en Dios y ha renunciado a su familia y su carrera. Cuando su hija tenía tres o cuatro años, se la confió a los hermanos y hermanas y se fue de casa para cumplir su deber”. Son calculadoras; evitan sacar conclusiones por sí mismas y, en su lugar, te permiten a ti decidirlo. Si les preguntas: “Entonces, ¿es alguien que acepta la verdad?”, responden: “Bueno, desde que se convirtió en líder de la iglesia, se ha estado levantando muy temprano y yéndose a la cama muy tarde. En cuanto a si acepta la verdad, cuando una vez los hermanos y hermanas le señalaron algunos de sus problemas, se echó a llorar allí mismo, dijo que estaba en deuda con Dios y no lo había hecho bien”. “¿Y se arrepintió luego?”. “Bueno, en ese momento su actitud fue bastante buena”. Les gusta acumular información sobre ti, enseñarte que tienen algo entre manos, que lo saben todo y que saben cómo contemplar a las personas, te impiden que las subestimes. En realidad, no pueden discernir a las personas ni sacar conclusiones. Simplemente te dicen un puñado de fenómenos y de información, te dejan a ti identificar qué clase de persona es y que saques tus conclusiones y definas sus atributos. Tú dices: “Básicamente se puede considerar que esta persona es alguien que acepta la verdad. Tiene impulso en su fe en Dios y es un verdadero creyente. Lo que sucede es que, como tiene escaso calibre y carece de capacidad de comprensión, nunca es capaz de encontrar principios de práctica y no puede practicar la verdad, a pesar del hecho de que está dispuesto a aceptarla”. Responden: “A mí no me parece alguien con capacidad de comprensión. Cada vez que habla sobre algo desagradable, llora; siempre es la misma actitud”. ¿Ves? Ellos mismos no tienen capacidad para identificar las cosas, sin embargo, se les da bastante bien sumarse a los comentarios de los demás. ¿No es eso problemático? La manifestación más común de las personas que carecen de la capacidad para identificar las cosas es que les gusta hablarte sobre un puñado de fenómenos, de informaciones, de problemas difíciles, del rumbo de los acontecimientos o de todo lo que han observado sobre cierta situación. A continuación, esperan de ti que la definas y, después de darles una definición, les parece buena y pueden aceptarla. Después de aceptarla, siguen sin saber por qué la has definido de este modo. Desconocen la base o los principios que hay detrás de tu conclusión y cómo tratar o lidiar con este tipo de persona en cuestión. No saben nada sobre estas cosas. Incluso después de la enseñanza y el estudio, siguen sin entender. Esto demuestra que no tienen capacidad para identificar las cosas; esta es una manifestación de no tener calibre. Además, cometen con frecuencia el error de distorsionar los hechos y confundir una cosa con otra. Sea cual sea el asunto que comenten, no logran captar su raíz ni su esencia y, en su lugar, sacan conclusiones que solo se basan en fenómenos externos. Por ejemplo, describen la fechoría de un anticristo como una transgresión, creen que, mientras el anticristo lo reconozca, puede enmendarse. Si ven a una persona honesta contar una mentira, la califican de persona falsa. Si ven a alguien que es arrogante y sentencioso, lo califican de persona malvada. Esta es la clase de errores que cometen las personas que carecen de la capacidad para identificar las cosas. Para cada persona, la capacidad para identificar las cosas es una clase de calibre que deberían poseer cuando se enfrentan a diversas personas, acontecimientos y cosas en la vida. La capacidad para identificar las cosas no solo consiste en identificar la esencia de diversas personas, acontecimientos y cosas, sino que además determina sus atributos. Mientras mayor sea la precisión con la que puedas determinar estos atributos, más alta será la capacidad para identificar las cosas que has demostrado poseer. Si tus determinaciones no son muy precisas y hay un espacio entre tus determinaciones y la esencia y raíz del asunto, eso prueba que tu capacidad para identificar las cosas es promedio. Si no puedes determinar los atributos de las personas, acontecimientos y cosas ni desentrañar estos atributos, eso prueba que no tienes capacidad para identificar las cosas. Por ejemplo, digamos que, en lo que respecta a una persona, solo puedes describir sus muchas manifestaciones y revelaciones, pero no puedes desentrañar su esencia. Es decir, solo puedes hablar sobre cómo esta persona tiende a ser negativa o qué puntos fuertes tiene, sobre muchas cosas que le han ocurrido; sin embargo, no conoces su calidad humana, su calibre ni su actitud hacia la verdad, no puedes desentrañar estos asuntos esenciales y no dispones de una definición para las personas, acontecimientos y cosas que aparecen u ocurren a su alrededor. Con independencia de si tales cosas son correctas o incorrectas, rectas o perversas, cosas positivas o negativas, manifestaciones de buena o malvada humanidad, no podemos desentrañar ni discernir ninguna de estas cosas. Da igual cuántas verdades hayas oído o cuántos testimonios vivenciales hayas escuchado, sigues sin poder identificar o diferenciar a diversas personas, acontecimientos y cosas; en tu corazón, no tienes definición para ninguna categoría de personas, acontecimientos o cosas. Esto es carecer de la capacidad para identificar las cosas y es además una manifestación de no tener calibre.
Si las personas que carecen de la capacidad para identificar las cosas no tienen autoconciencia y además son arrogantes y sentenciosas, ¿qué error es más probable que cometan? El de aprovecharse de unas pocas manifestaciones exhibidas por otras personas y luego etiquetarlas y definirlas arbitrariamente. Por ejemplo, ven que hay quienes son un poco obstinados y entonces dicen que son como las personas malvadas, que son diablos, ¿acaso no es este un enorme error? Esas personas son un poco obstinadas y, debido a las condiciones familiares o al entorno en el que crecieron, adoptaron algunos malos hábitos de vida o desarrollaron hábitos nocivos y defectos. En general, la calidad humana de estas personas no es amable, pero tampoco es malvada, así que no se las puede llamar personas malvadas. Sin embargo, aquellas que carecen de la capacidad para identificar las cosas se aprovechan de un par de cosas que dice una de estas personas o de una o dos cosas que hacen y luego las definen a ciegas, dicen: “Esta persona tiene una personalidad extraña, nada sociable, obstinada. Es malvada”. Esta definición es errónea. Las personas realmente malvadas dicen palabras agradables y engatusan a los demás; usan tácticas, ocultan, engañan y juegan con los demás. Algunas personas malvadas puede que incluso den limosna, ayuden a los demás y muestren paciencia. Aquellos que carecen de la capacidad para identificar las cosas dirán de una persona así: “Es muy buena, una auténtica creyente”, pero, en realidad, es una farisea hipócrita. Aquellos que carecen de la capacidad para identificar las cosas no pueden desentrañar la esencia de las personas; durante las elecciones votan incluso a personas malvadas para que se conviertan en líderes. ¿A qué equivale esto? Equivale a colaborar con el mal y a incitarlo. Algunas personas malvadas no exhiben su maldad en su comportamiento ni la revelan. Llevan la maldad en el corazón. Todo lo que hacen es con un propósito y todas sus intenciones tienen una cualidad encubierta. Las cosas que hacen ante tus ojos no reflejan de verdad sus intenciones reales. La totalidad de sus verdaderas intenciones y propósitos y su perversidad se oculta en su corazón. Si alguien carece de la capacidad para identificar las cosas y no puede discernir a tales personas, es probable que las considere buenas personas, gente que persigue la verdad. Las hay que tienen una personalidad directa y no emplean ninguna táctica cuando se asocian con los demás. Hablan de manera directa y son un poco irritables en lo que se refiere a su personalidad y temperamento. En realidad, su humanidad no presenta problemas importantes, es solo que a veces su tono es brusco al hablar. Sin embargo, revelan exactamente lo que piensan; cualquier cosa que piensen es lo que revelan de cara al exterior. Hay quienes piensan a menudo que estas personas no saben cómo interactuar con todo el mundo ni socializar y no están acostumbrados a su manera de expresarse. Tales personas hablan con particular brusquedad y franqueza, siempre hacen daño a los demás sin pretenderlo. Con el tiempo, le acaban haciendo daño a todos y la gente no alberga buenos sentimientos hacia ellas. Algunos que carecen de discernimiento dicen que una persona así es malvada, pero, de hecho, no lo es. Dices que es malvada; pues bien, entonces saca a la luz los hechos de cómo ha atormentado a los demás. ¿A quién ha atormentado o reprimido? ¿A quién ha perjudicado o engañado? Si de veras hay una base fáctica que demuestre que esta persona es malvada —no solo que meramente perjudica a los demás con sus palabras, sino que también hay maldad en el fondo de su corazón y que de veras es perjudicial para los demás—, entonces se la puede calificar como una persona malvada. Si no tiene intención de perjudicar a los demás, entonces no es una persona malvada. Simplemente tiene una personalidad directa y habla con brusquedad, es algo innato. Hablar con brusquedad, como mucho, es un fallo y un defecto de su humanidad. No sabe tener tacto ni ponerse al mismo nivel que los demás cuando habla, no sabe mostrar tolerancia hacia otras personas, amoldarse a los demás, ser tolerante con ellos ni tener en cuenta sus sentimientos. No sabe nada de esto. Le faltan muchas cosas a su humanidad. Sin embargo, algunos que carecen de discernimiento las consideran personas malvadas. De hecho, la mayoría del tiempo, con las cosas que hacen, salvaguardan los intereses de la casa de Dios. Aunque su tono es un poco brusco cuando hablan con los demás, no hacen daño a nadie ni tienen intención de perjudicarles. Es solo que carecen de tacto en su discurso y no consideran la situación cuando hablan. Debido a ciertos defectos y fallos en la humanidad de estas personas, muchas otras piensan erróneamente que son malvadas, sin embargo, no son capaces de aportar ninguna prueba de que hagan algo malvado. Este es un juicio incorrecto, una calificación equivocada que se hace de ellas. Puede que aquellos que son realmente malvados no hagan daño a los demás de cara al exterior, sino que es posible que den limosna y ayuden a otros y que sus palabras exhiban entendimiento, atención, cuidado y acomodo y hasta muestren tolerancia y amor hacia los demás —sus palabras y acciones pueden parecer muy buenas—, pero en ciertas circunstancias especiales o asuntos especiales y en cuestiones relacionadas con sus propios intereses, pueden reprimir, perjudicar e intrigar en secreto contra los demás e incluso no salvaguardar los intereses de la casa de Dios en absoluto. Aunque algo no guarde relación con sus propios intereses, aunque solo tuvieran que mover un dedo, ni siquiera así salvaguardarán los intereses de la casa de Dios. Lo que viven estos individuos de cara al exterior parece excepcionalmente bueno, desde fuera no se detectan fallos ni defectos en su humanidad, pero en realidad son unos auténticos malvados. Hay muchos que no logran discernir a tales individuos y están cegados por sus tácticas, sus filosofías para los asuntos mundanos y sus conspiraciones e intrigas. Si la esencia-naturaleza de una persona de esta clase y sus fechorías se dejan en evidencia, ellos no solo no lo aceptan, sino que además consideran que es una buena persona, que es alguien al que la casa de Dios debería cultivar y dar un papel importante. Carecen de discernimiento respecto a tales individuos. No hablemos sobre si estas personas pueden evaluar a alguien de acuerdo con la palabra de Dios o los principios-verdad y fijémonos solo en su calibre —incluso consideran a las que son obviamente malvadas como buenas personas y, aunque sus fechorías sean un hecho, las siguen considerando así—, lo que significa que son sumamente atolondradas. Las personas que carecen de la capacidad para identificar las cosas no solo son deficientes mentales e idiotas, sino que además son atolondradas. Estos individuos malvados han reprimido y atormentado a otros y han empleado diversas tácticas para jugar con los demás, sin embargo, estas personas no consideran que esto sea maldad ni perciben que lo sea. Además, hay una manifestación obvia de las personas malvadas, la de que nunca salvaguardan los intereses de la casa de Dios; ni una vez. Aunque tuvieran que decir una única palabra o mover un solo dedo, seguirían sin salvaguardarla, menos si cabe en lo que respecta a asuntos relacionados con su seguridad personal o su estatus y reputación. En tales casos, salvaguardarán si cabe en menor medida los intereses de la casa de Dios. Hay quienes no pueden desentrañar a estos malvados individuos. Decidme, ¿acaso tienen calibre? Las personas malvadas tienen una esencia malvada; reprimirán a cualquiera. Sea quien sea, siempre que alguien afecte a su estatus o sus intereses, se convierte en objetivo de su represión. Aquellos que carecen de discernimiento no pueden desentrañar estos asuntos. ¿Acaso los que carecen de discernimiento no son unos atolondrados? (Sí). Ni siquiera saben si las personas malvadas los van a reprimir. Decidme, ¿hasta qué punto son unos atolondrados? ¿Es que no son sumamente atolondrados? (Sí). Después de que se destituya a ciertas personas malvadas, algunos de aquellos sin ninguna capacidad para identificar las cosas llegan a alzar la voz por ellas, para defenderlas y clamar por la injusticia que han sufrido, solo porque estas personas malvadas creen en Dios desde hace muchos años, poseen algunos dones, son elocuentes, disponen de tácticas y de cara al exterior renuncian a cosas, se esfuerzan y soportan adversidades. Sus defensores no mencionan cuánta maldad han hecho estas personas malvadas, en cambio, dicen: “Han creído en Dios durante muchos años, han seguido a Dios con decidida devoción y han sufrido mucha adversidad. Incluso los arrestó el gran dragón rojo y soportaron la tortura y cumplieron condena en prisión y ayudaron al hermano tal o la hermana cual”. Solo se fijan en estas cosas e ignoran las malas acciones de esas personas, sin mencionar cuánta maldad han hecho. ¿Acaso no son muy atolondrados? (Sí). Aquellos que son sumamente atolondrados están más allá de la redención, son incurables. Los que no poseen la capacidad para identificar las cosas son personas sin calibre, no cuentan con capacidades de ninguna clase. No saben ni pueden identificar si algo es correcto o incorrecto o si alguien es una figura positiva o negativa. No pueden ver la esencia y la naturaleza de una persona con claridad ni sintetizar los atributos de esta a través de su conducta, sus manifestaciones, sus revelaciones de corrupción y de las múltiples pruebas de su maldad. Siempre y cuando esa persona esté todavía en la iglesia, ellos la tratarán como a un hermano o hermana, con un amor de corazón. No tienen discernimiento sobre nadie ni pueden tratar a nadie de acuerdo con los principios. No tienen capacidad para identificar las cosas. No saben ni pueden identificar si diversos asuntos son rectos o perversos, si tienen un efecto positivo o negativo en las personas, como tampoco si se los debería considerar correctos y aceptados o bien incorrectos y ya discernidos, rechazados y resistidos. Cuando les das un ejemplo para explicar algún asunto, saben que no es bueno, que no se conforma a los principios-verdad ni es aplicable a la casa de Dios. Pero la próxima vez que surge un asunto similar, siguen sin saber cómo abordarlo ni pueden aplicar los principios; solo lo entienden si les das otro ejemplo. Tienes que explicarles los asuntos uno a uno, como si le estuvieras enseñando a un niño para que aprenda. Esto es carecer de la capacidad para identificar las cosas. Da igual si es una persona o una cosa, no saben si es recta o perversa, correcta o incorrecta, positiva o negativa, si se conforma a la verdad y a las necesidades de la humanidad o no y cómo deberían contemplarlo los creyentes en Dios; no saben nada de esto. Carecen de capacidad para identificar las cosas. Entonces, ¿sobre qué base se evalúa el nivel de la capacidad para identificar las cosas que tiene alguien? Se basa en si tus definiciones respecto a los atributos de diversas cosas son precisas. Si lo son, entonces tienes la capacidad para identificar las cosas. Si la precisión de tus definiciones de los atributos de diversas cosas está por encima del cincuenta por ciento, entonces tu capacidad para identificar las cosas es promedio o por encima de la media. Si no llega al cincuenta por ciento, entonces es escasa. Si la precisión no es siquiera del uno por ciento, entonces no tienes capacidad para identificar las cosas y eres una persona sin calibre. Se discierne de esta manera si alguien tiene la capacidad para identificar las cosas. No daré más ejemplos sobre esta capacidad. Os dejo este tema a vosotros, podéis compartirlo por vuestra cuenta.
A continuación, debatiremos sobre la octava capacidad, la capacidad para responder a las cosas. La capacidad para responder a las cosas se refiere a cómo aborda un asunto una persona, con independencia de si este asunto ya ha tenido lugar o si sucede de repente, o de que los diversos factores de este asunto hayan cambiado; cómo aborda este asunto una persona es en lo que consiste su capacidad para responder a las cosas. Entonces, ¿a qué se refiere principalmente la capacidad para responder a las cosas? Se refiere a tu capacidad para identificar, juzgar y abordar una cuestión y para lidiar con ella. Cuando te enfrentas a alguna persona, acontecimiento o cosa, ¿cuál es su naturaleza? ¿Es una cosa positiva o negativa? ¿Cómo se debería afrontar este tipo de cosa y cómo se lidia con ella? Cuando ocurre de repente, ¿qué lecciones se deberían aprender? ¿Cuáles son las buenas intenciones de Dios? Si algo así puede dañar el trabajo de la iglesia, entonces, ¿cómo debería lidiarse con ello de una manera que se conforme a los principios y remedie las consecuencias del daño causado, de tal modo que ya no perjudique al trabajo de la iglesia y además se detenga el efecto negativo para que deje de desarrollarse? Si cuando te enfrentas a alguna persona, acontecimiento o cosa —en función de los principios de discernimiento que has captado y los principios-verdad que conoces—, puedes juzgar con precisión la esencia y la causa principal de tales asuntos y los principios y el plan para lidiar con ellos, entonces eres una persona con la capacidad para responder a las cosas, lo que también significa que eres una persona de buen calibre. Por ejemplo, cuando un asunto sucede de repente delante de ti, ¿cómo deberías afrontarlo? Primero, deberías ver con claridad en qué dirección se puede desarrollar, qué consecuencias traería si se continúa desarrollando, dónde radica la causa raíz de que ocurra, cuál es su esencia; debes ser capaz de discernir y de ver con claridad todas estas cosas. Califica el asunto por medio del discernimiento y luego encuentra de inmediato un plan para lidiar con él. Cómo se debería lidiar con el asunto, quién es el cabecilla, quiénes son los seguidores, quién es la parte principalmente responsable, quién debería cargar con la responsabilidad principal, cómo lidiar con las partes responsables… todas estas son cosas que debes averiguar. Asimismo, al lidiar con los problemas, debes minimizar las pérdidas y además reorganizar y ajustar el personal. Solo de esta manera se podrán corregir los errores con prontitud, se resolverán los problemas por completo y se remediará la situación, lo que permitirá que las cosas se desarrollen en una dirección correcta y beneficiosa. En resumen, si puedes considerar todos los diversos factores implicados en este asunto y luego tienes una manera correcta de abordarlo, con principios correctos y precisos para lidiar con él, a esto se le llama tener la capacidad para responder a las cosas y significa que eres alguien de buen calibre. Por supuesto, este método para abordar el asunto y los principios para lidiar con él podrían ser conclusiones y definiciones a las que llegas por medio de contactar y compartir con las personas que saben sobre la situación, o bien a través de cooperar y debatir con todos. Si mediante indagar sobre el rumbo de la situación real y luego preguntar por las sugerencias de los hermanos y hermanas que entienden esta clase de asunto, puedes acabar por llegar a una definición, sacar una conclusión, determinar una solución y lidiar de manera adecuada con el asunto, completar los ajustes de personal, compensar las pérdidas causadas por este asunto y luego ajustar el trabajo de la iglesia de modo que ya no se desarrolle en una dirección perjudicial, entonces a esto se le llama la capacidad para responder a las cosas. Si puedes lidiar con los asuntos a este nivel, se puede considerar que tienes buen calibre. Por supuesto, tener buen calibre no significa que una persona pueda, cuando se enfrenta a un asunto, desentrañarlo de inmediato, tomar decisiones rápidas y lidiar con él de manera exhaustiva y apropiada; este no es necesariamente el caso. Se requiere un proceso para que las personas lidien con los problemas; es necesario que entiendan los diversos aspectos del asunto para que desentrañen la esencia de las cosas. Las personas son de carne y hueso, hacen las cosas dentro del ámbito de la humanidad y se requiere un proceso. Esto es diferente a cómo obra el Espíritu de Dios; el Espíritu de Dios escruta toda la tierra de una manera que lo abarca todo; Dios siempre puede ver la esencia y la causa principal de todas las cosas y todos los problemas. Cuando las personas no son capaces de desentrañar las cosas ocultas detrás de los asuntos, resulta fácil engañarlas y cegarlas. Precisamente por esto, la gente necesita indagar en profundidad en el verdadero estado de los asuntos que hay detrás de las cuestiones. Después de entender las situaciones reales ocultas detrás de una cuestión, si puedes lidiar rápido con los problemas, resolver las desviaciones, ajustar de un modo apropiado a aquellos que están directamente al cargo en el personal de trabajo y garantizar el funcionamiento normal del trabajo, esto prueba que tienes la capacidad para responder a las cosas. En especial, cuando te enfrentas a incidentes repentinos, si puedes lidiar con diversas personas, acontecimientos y cosas de acuerdo con los principios, esto prueba que eres una persona con buen calibre. Las personas con una capacidad promedio para responder a las cosas, cuando se encuentran con situaciones normales y comunes, pueden hacer algunas cosas siguiendo procedimientos y de manera rutinaria, pero los resultados que consiguen son promedio; no logran ningún avance o progreso significativo. En cuanto se enfrentan a situaciones especiales o a incidentes repentinos, están perdidas y son incapaces de lidiar con ellos. Por ejemplo, cuando algunas personas predican el evangelio, en circunstancias normales pueden ganar a unas cuantas personas cada mes. Esto refleja un calibre promedio y que los resultados de su predicación del evangelio son también promedio, no son particularmente buenos. Si de repente surge en la iglesia un incidente en el que los anticristos desorienten a las personas, estos trabajadores evangélicos se quedan confusos y no saben qué hacer. El trabajo evangélico se detiene y no saben si deberían continuar predicando o esperar a los arreglos del trabajo. No saben buscar los principios del trabajo de predicar el evangelio. En los arreglos del trabajo de la casa de Dios, se suele decir: “El trabajo evangélico no debe detenerse en ningún momento ni bajo ninguna circunstancia”. Sin embargo, con solo encontrarse con un incidente en el que los anticristos desorientan a las personas, detienen el trabajo evangélico. ¿Están haciendo su deber con lealtad? Están lejos de hacerlo. ¿Se están sometiendo a las instrumentaciones y arreglos de Dios? También están lejos de someterse. Cuando se encuentran con anticristos o falsos líderes, cometen fechorías de manera imprudente y causan trastornos y perturbaciones, se confunden. No se les ocurre preguntar a aquellos que entienden la verdad cómo deberían lidiar con este asunto con el que se han encontrado e, incluso menos aún saben buscar principios de práctica ni una senda de práctica en las palabras de Dios. Carecen de esta capacidad para responder a las cosas. Algunos líderes de la iglesia, cuando ven a un anticristo que difunde falacias para desorientar a las personas, no saben cómo compartir la verdad para refutar esas falacias. No saben qué hacer, pero siguen orando: “Oh, Dios, por favor, ata a Satanás, por favor, cierra la boca de Satanás e impide que difunda falacias para desorientar a las personas. Por favor, salva a esas personas ignorantes y necias e impide que el anticristo las desoriente. ¡Oh, Dios, por favor, tráelas de vuelta!”. ¿Puede el hecho de limitarse a orar y no buscar la verdad resolver el problema? Si las personas no cooperan ni cumplen su deber, es inútil. Hay muchas cosas que deberían hacer. Primero, deberían fijarse en qué clase de trasfondo tiene este anticristo, qué características exhibe y en qué confía para desorientar a las personas; deberían ver también si hay algunas personas de buen calibre que pueden aceptar la verdad entre aquellos a los que han desorientado y darse prisa en recuperarlas. Este es el trabajo que se debería hacer primero. Sin embargo, estos líderes de la iglesia no saben esto ni tampoco saben trabajar de esta manera. Simplemente terminan confundidos, patalean con ansiedad. Algunos individuos inútiles incluso lloran por pura ansiedad. ¿De qué sirve llorar? ¿Se puede recuperar a los que se ha desorientado si te pones a llorar? Al llorar no se trabaja para nada ni representa que acarrees una carga. Es una manifestación de incompetencia. Las personas con calibre, cuando se enfrentan a tales asuntos, lo primero que hacen es calmarse. Después de orar, buscar, analizar y juzgar y luego compartir, al final toman una decisión. Las personas de escaso calibre están perdidas cuando se enfrentan a los asuntos: no saben orar ni buscar ni saben encontrar a unas cuantas personas que entiendan la verdad con las que compartir, se limitan a esperar con pasividad. Esto es lo que más demora los asuntos. Tú no cuentas con una solución, pero tal vez otros sí. ¿Por qué no buscar ayuda de otros? Las personas inteligentes, incluso mientras esperan, no olvidan cumplir con su propio deber y responsabilidad. Este cumplimiento del deber y la responsabilidad es proactivo, no es pasivo. No es esperar a que Dios dicte órdenes o a que Él actúe en persona para cambiar la situación. En su lugar, consiste en realizar grandes esfuerzos para recuperar a aquellos a los que es posible recuperar durante el periodo de espera. En cuanto a los que son irrecuperables, como los estúpidos atolondrados, los que están poseídos por los espíritus malvados y los incrédulos que creen en Dios solo para subirse al carro y comer gratis, con esos no hay que perder el tiempo. En cuanto a aquellos que no han sido cegados, se deben hacer arreglos rápidos para que alguien comparta la verdad y hable sobre discernir al anticristo con ellos. ¿No es este un plan para lidiar con la situación? Es una medida de respuesta. Las personas de escaso calibre no disponen de tales medidas de respuesta; solo saben llorar y quejarse. Esto es carecer de la capacidad para responder a las cosas. Si una persona es capaz de trabajar con normalidad en situaciones corrientes, pero una vez que se enfrenta a situaciones especiales se queda pasmada y perdida, entonces la capacidad para responder a las cosas de esta clase de persona es, como mucho, promedio. Si alguien no puede siquiera lidiar con las situaciones corrientes, esta clase de persona no tiene capacidad para responder a las cosas. Por ejemplo, si se la envía a una iglesia para organizar la elección de un líder de iglesia, no sabe a qué clase de persona elegir o cómo reunir a la gente y organizar la elección. Ni siquiera entiende los procedimientos básicos para las elecciones. Además de esto, hay algunas personas en la iglesia que tienen actitudes corruptas graves —las que pertenecen a la categoría de acosadores, rufianes y bribones— y estas aprovechan la oportunidad para trastornar la elección. En esta clase de situación, aquellos sin capacidad para responder a las cosas son incluso menos capaces de lidiar con ella, simplemente son tomados cautivos y se rinden. Al final, solo les pueden decir a los hermanos y hermanas: “Elegid vosotros. Acompañaremos a quien sea que elijáis”. ¿Qué clase de criaturas son? ¿No son unos inútiles? Esto es no tener capacidad para responder a las cosas. Aquellos que no tienen capacidad para responder a las cosas también carecen de capacidad de trabajo. Ya sea en situaciones normales o especiales, cuando sucede algo, se derrumban y se retraen; cuando sucede algo, están perdidos y se echan a llorar. Cuando no sucede nada, pueden decir unas cuantas palabras y doctrinas, pero cuando algo ocurre y se les pide que lidien con un problema, no pueden hacerlo. Por ejemplo, cuando algunos individuos son superficiales en el cumplimiento de su deber, aquellos sin capacidad para responder a las cosas solo saben discutirlo con ellos, dicen: “Por favor, no seas superficial, por favor, ¡cumple bien tu deber!”. ¿Puede esto resolver el problema de esos individuos? Deberían compartir con esos individuos sobre el problema de ser superficial. Si esos individuos no entienden la verdad ni pueden reconocer su problema, deberían compartir la verdad con ellos. Si esos individuos actúan de esta manera a pesar de saber que es un error, deberían diseccionarlos y podarlos. Si se debe a algún otro asunto, deberían compartir en función de este. Deberían determinar un plan de acción apropiado basado en la clase de problema que ha surgido y luego actuar de manera acorde. Si no puedes hacer esto, entonces careces de la capacidad para responder a las cosas. ¿Lo entendéis? (Sí). Si cuando te enfrentas a un asunto no dispones de una solución, no hay forma de abordarlo y no hay principios para lidiar con ello, entonces careces de la capacidad para responder a las cosas. ¿Acaso esas personas no tienen una capacidad para responder a las cosas de lo más escasa? (Sí).
Aquellos con la mejor capacidad para responder a las cosas son personas que, cuando se enfrentan a algunos asuntos especiales o a situaciones repentinas, pueden juzgarlas e identificarlas con prontitud y entonces dan lugar a planes relativamente apropiados para lidiar con ellos. Los que tienen una capacidad promedio para responder a las cosas pueden lidiar con los asuntos comunes o rutinarios cuando se los encuentran. Pueden trabajar siguiendo procedimientos para mantener y gestionar la situación o ajustar y sustituir al personal; se les da bien hacer este tipo de trabajo. Sin embargo, cuando se encuentran con situaciones repentinas, no pueden lidiar con ellas. Aunque se les comuniquen los principios, no pueden aplicarlos; aunque se les conceda autoridad y se les pida que se encarguen del asunto, siguen sin ser capaces de hacerlo. Estos tener una capacidad promedio para responder a las cosas. Aquellos con escasa capacidad para responder a las cosas ni siquiera se encargan bien de los asuntos rutinarios. Solo saben expresar doctrinas, se atienen a los preceptos y, al final, la causa principal del problema no se resuelve en absoluto. Basta un anticristo que causa perturbaciones y desorienta a las personas para que renuncien a predicar el evangelio; un falso líder que dice tonterías también es suficiente para hacerles detener el trabajo evangélico. ¿Se trata de personas que siguen la voluntad de Dios? Están lejos de lograr eso. La capacidad para responder a las cosas de estas personas es demasiado escasa. Sea cual sea la situación que surja, aquellos con escasa capacidad para responder a las cosas no podrán lidiar con ella. Por ejemplo, si se inicia un incendio en una habitación, entran en pánico y buscan rápidamente un extintor. Después de encontrarlo, no saben cómo usarlo y tienen que buscar las instrucciones. El resultado es que el incendio se extiende. Esto ocurre porque no saben cómo usar el extintor, lo que lo demora todo, y también se debe a su falta de capacidad para responder a las cosas. Hasta son incapaces de abordar una situación tan urgente como un incendio; esto es carecer de la capacidad para responder a las cosas. Por dar otro ejemplo, si un niño se atraganta mientras come, no puede respirar y pone los ojos en blanco, esta gente entra en pánico. No saben si llevar al niño al hospital o no, o si darle agua para que beba. Están tan angustiadas que empiezan a sudar y se les pone la cara roja, pero simplemente no saben qué hacer. Pasado un rato, el niño tose unas cuantas veces y al fin puede volver a respirar. Vivieron en el pánico durante un largo rato, pero no aportaron ninguna solución para abordar el problema. Afortunadamente, el niño tuvo suerte; de lo contrario, habría muerto bajo su cuidado. Las personas de escaso calibre no tienen capacidades en absoluto ni pueden hacer nada bien. Las pocas doctrinas que entienden no son más que preceptos y consignas. En lo que respecta tanto a situaciones típicas como a situaciones especiales, siempre son incapaces de lidiar con ellas o de abordarlas. Por tanto, en cuanto a su capacidad para responder a las cosas, más si cabe carecen tales personas por completo de ella; no la tienen en absoluto. En cualquier situación a la que se enfrentan, no pueden responder a ella ni ocuparse de ella; son incapaces de entender estos asuntos. Piensan que con poder decir algunas palabras y doctrinas y gritar algunas consignas es suficiente, que eso significa que tienen capital y se sienten realizadas en sus vidas. En realidad, cuando algo sucede, las doctrinas que conocen no sirven para ningún propósito. A pesar de ello, no logran darse cuenta de que esto es un reflejo de su escaso calibre; no son conscientes de lo escaso que es. ¿No es esto un calibre sumamente escaso? (Sí). ¿Acaso no son estúpidas tales personas? (Sí). A los estúpidos, la cabeza no les da para más. ¿Qué significa que “la cabeza no les da para más”? Significa que da igual cuántas doctrinas entiendan o cuántos preceptos puedan seguir, cuando ocurre algo, ninguno de estos preceptos o doctrinas pueden resolver el problema real. Sin embargo, todavía no pueden comprender esto y piensan: “¿Por qué son estas doctrinas y preceptos ineficaces?”. Aunque se devanen los sesos, no sirve de nada; da igual cómo reflexionen sobre ello, siguen sin poder averiguar cómo lidiar con el problema o resolverlo. Algunas personas, cuando lidian con incidentes de los anticristos, no rescatan primero a aquellos a los que han desorientado los anticristos ni apoyan a aquellos que se han vuelto negativos y no están dispuestos a reunirse debido a la desorientación de los anticristos. ¿Qué hacen primero? Organizan grandes reuniones para hablar sobre qué manifestaciones tienen los anticristos, que clase de personas son, las diferencias entre los anticristos y aquellos con el carácter de los anticristos, cómo discernir exactamente a los anticristos y a aquellos con el carácter de los anticristos. Para cuando terminan de compartir todo esto, algunos de los desorientados por los anticristos ya hace mucho que dejaron la iglesia y otros que son negativos y débiles ya no asisten a las reuniones. Han dejado pasar el mejor momento para rescatar a esas personas, ¡con lo que de veras han causado un gran perjuicio! En resumen, aquellos de escaso calibre tienen además un importante defecto en lo que respecta a su capacidad para responder a las cosas y es que carecen por completo de ella. No os fijéis en lo elocuentes que son ni en lo bien que dicen las palabras y doctrinas y hablan sobre teología en circunstancias normales, solo fijaos en si cuentan con la capacidad para lidiar con los problemas cuando se enfrentan a situaciones reales. En especial, cuando surgen incidentes repentinos, fijaos en si tienen la capacidad para emitir juicios y la capacidad para identificar las cosas, si tienen planes para lidiar con los problemas y resolverlos. Si es así, demuestran ser alguien que tiene sus propias opiniones y sabe cómo pensar sobre las cosas. Pero si carece de la capacidad para identificar las cosas y la capacidad para emitir juicios y, cuando algo ocurre, entra en pánico y se angustia y solo es capaz de decir doctrinas grandilocuentes y de gritar consignas, entonces esta persona no puede resolver problemas y es una inútil. No importa cuántas dificultades, problemas o defectos tenga otro, esta persona usa la misma serie de teorías para explicarlos y abordarlos y sigue compartiendo con él de esta manera, pero nunca es capaz de resolver problemas; esto es carecer por completo de la capacidad para responder a las cosas. Precisamente, carecer de la capacidad para lidiar con los problemas es una incapacidad para responder a las cosas. Aquellos que no tienen la capacidad para responder a las cosas carecen de calibre. En términos generales, son estúpidos, idiotas y deficientes mentales. No importa cuántas doctrinas expresen, es inútil, sencillamente no se les puede dar uso. Esto concluye nuestra enseñanza sobre la octava capacidad, la capacidad para responder a las cosas.
Pasemos ahora a la novena capacidad, la capacidad para tomar decisiones. La capacidad para tomar decisiones pone a prueba en gran medida el calibre de una persona; las personas promedio no la poseen. Aquellas que de veras poseen el calibre y la capacidad para tomar decisiones son las que están al nivel de tomar decisiones. Por tanto, ¿a qué se refiere principalmente la capacidad para tomar decisiones? Se refiere a cómo, cuando surgen diversas personas, acontecimientos y cosas y la mayoría de las personas no pueden desentrañarlos, hay quienes pueden discernir y lidiar con diversas clases de problemas y personas a partir de las palabras de Dios y de la verdad. Esta capacidad para lidiar con los problemas se llama capacidad para tomar decisiones. Aquellos que tienen esta capacidad para lidiar con las cosas tienen capacidad para tomar decisiones; los que no, no tienen capacidad para tomar decisiones. ¿Con qué tiene que ver la capacidad para tomar decisiones? Está relacionada con la capacidad de comprensión, la capacidad para emitir juicios, la capacidad para identificar las cosas y la capacidad para responder a las cosas. A todo ello en conjunto se le llama la capacidad para tomar decisiones. Aquellos que tienen capacidad para tomar decisiones pueden juzgar la esencia de los problemas e identificar los atributos de estos. Por supuesto, lo que es más importante, pueden captar los principios y la dirección para lidiar con diversos problemas. Solo las que pueden hacer estas cosas son personas que tienen capacidad para tomar decisiones. Por ejemplo, digamos que todo el mundo habla uno detrás de otro sobre un puñado de fenómenos y hechos, así como de los factores, circunstancias y condiciones existentes y demás. Partiendo de la base de los diversos factores y condiciones mencionados antes, aquellos que tienen capacidad para tomar decisiones deciden en última instancia cómo actuar exactamente, cuáles deberían ser los medios para la acción y la dirección de esta, cuál es el mejor nivel alcanzable y cuál el mínimo aceptable; cuentan con una referencia. Entonces, conforme a los principios-verdad que entienden, lidian con los problemas. Las que tienen esta capacidad son personas con capacidad para tomar decisiones y las que tienen mejor calibre. Con independencia de a qué clase de habilidad profesional se enfrenten o con qué clase de problema estén lidiando y, al margen de si el problema descubierto tiene una sola faceta o muchas, de si es simple o complejo, pueden usar las diversas informaciones que surgen de todos los aspectos para juzgar la esencia del problema, analizar luego la causa principal de este y, al final, decidir cómo actuar en función del problema y de las condiciones existentes. Esta decisión se toma principalmente en función de lo que se puede lograr en las condiciones existentes y, la senda de acción por la que se deciden es la mejor solución. Aquellos que pueden lidiar con los problemas de esta manera son personas con capacidad para tomar decisiones. Las personas con esta clase de capacidad para tomar decisiones son las que tienen muy buen calibre. Solo tales personas son apropiadas para ser líderes y son aptas para cumplir un deber en un grupo de toma de decisiones. Las personas de calibre escaso o promedio, cuando se enfrentan a cualquier clase de problema, solo pueden limitarse al asunto en cuestión y a decir algunas palabras superficiales, además de ser completamente incapaces de resolver el problema. Aunque consulten con otros e indaguen sobre el asunto, al final no pueden llegar a una definición ni saben cómo actuar. Esto es carecer de capacidad para tomar decisiones. Sea como sea de compleja la situación actual o por muy difícil que sea el problema con el que se debe lidiar ahora mismo y lo grandes que sean los impedimentos que puedan encontrarse al hacerlo, las personas con capacidad para tomar decisiones pueden lidiar con ellos adecuadamente de acuerdo con los principios y su manera de hacerlo es relativamente apropiada y fiable. Tales personas son aquellas que tienen capacidad para tomar decisiones. Cuando las que poseen una capacidad promedio para tomar decisiones se encuentran con situaciones corrientes y a algunos sucesos comunes en la iglesia, pueden lidiar con ellos. Sin embargo, si se encuentran a ciertas personas, acontecimientos y cosas especiales, se confunden, no saben cómo afrontarlos ni cómo lidiar con ellos. Después de mucho considerarlo, siguen sin poder emitir un juicio claro ni alcanzar una decisión. Las personas con capacidad para tomar decisiones saben buscar los principios-verdad dirigidos al quid del problema. Las personas sin capacidad para tomar decisiones no saben dónde radica el quid del problema ni cómo ni qué buscar. Esta es la diferencia entre ambas. Si por medio de la búsqueda, un individuo llega a saber qué hacer, esto indica que tiene un calibre promedio. En cuanto a las personas de escaso calibre, aunque lleguen a entender algunos principios-verdad por medio de la búsqueda y, al mismo tiempo, sientan que saben cómo lidiar con el asunto, siguen sin poder hacerlo cuando llega la hora de lidiar con ello. Se quedan desconcertadas: “¿Por qué no puedo aplicar los principios-verdad que acabo de entender? ¿De qué me estoy perdiendo?”. De nuevo, se sienten confusas y, al final, siguen sin poder resolver el problema. Esto es carecer de la capacidad para tomar decisiones; esto es tener escaso calibre. Las personas con el calibre más escaso solo hacen lo que tú les dices. Si no les dices qué hacer, no saben cómo actuar. Cuando aquellas al nivel de la toma de decisiones las autorizan y les encargan que lleven a cabo una tarea o las instruyen para ello, solo sabrán llevarla a cabo de la manera que se les ha dicho que lo hagan. Sin embargo, en cuanto a por qué exactamente se hace la tarea de esa forma, qué resultados pretenden lograrse con ella o qué hacer y cómo lidiar con ella si surgen situaciones inesperadas que difieren del escenario original, no saben ninguna de estas cosas y tienen que preguntar y esperar a que otros les ayuden a resolver el asunto. Esto es carecer de la capacidad para tomar decisiones. Tales personas son como robots, no tienen autonomía y los demás solo las manipulan y controlan. La capacidad para tomar decisiones es algo que ni se plantea para esta clase de personas sin calibre, están muy alejadas de la capacidad para tomar decisiones, simplemente no llegan a alcanzarla. La capacidad para tomar decisiones solo se necesita dividir en tres niveles: alto, medio y bajo. Alto, medio y bajo se corresponden con buena, promedio y escasa. No merece siquiera la pena hablar sobre la capacidad para tomar decisiones en lo que respecta a las personas sin calibre; hagan lo que hagan, no pueden tomar decisiones. Por ejemplo, no saben qué ropa concreta es adecuado ponerse cuando llega el otoño y el tiempo refresca ni cuál es mejor llevar al llegar el invierno y el frío; no poseen siquiera el conocimiento más básico, así que, ¿no sería acaso una broma pedirles que tomen decisiones respecto a asuntos importantes relacionados con el trabajo de la iglesia? La capacidad para tomar decisiones es algo que ni siquiera se plantea para las personas sin calibre. La capacidad para tomar decisiones se aplica principalmente a aquellos al nivel de los líderes, obreros y supervisores. Hay muy pocas personas que posean alta capacidad para tomar decisiones. ¿Con qué más guarda relación la capacidad para tomar decisiones? Con las consecuencias del asunto sobre el que has tomado una decisión; bien vayan estas a ser beneficiosas para las personas o a tener un efecto negativo en ellas, bien vayan a causar un buen efecto en que entiendan la verdad o se comporten de acuerdo con los principios, esto es algo que debes averiguar. No es que simplemente ser capaz de tomar decisiones, resultar decisivo y llevar enseguida la voz cantante sea lo mismo que tener capacidad para tomar decisiones. También depende de si la solución y el objetivo y la dirección por los que te decidiste son los correctos. Si los resultados que se consiguen son positivos, realmente tienes capacidad para tomar decisiones. Si los resultados son negativos —llevan a las personas por el mal camino, les causan gran perjuicio o las arruinan—, entonces no tienes ninguna capacidad para tomar decisiones de ninguna clase. Por tanto, la creencia que tiene la gente de que todas las personalidades destacadas y prominentes tienen capacidad para tomar decisiones, de que todas las personalidades destacadas poseen un calibre relativamente alto, así como una capacidad para tomar decisiones relativamente alta, no es un punto de vista preciso; es una opinión totalmente errónea. Que las decisiones que tomes sean correctas también depende de cuáles sean los principios, objetivos y direcciones que haya detrás. Si los objetivos y direcciones son beneficiosos para la especie humana y si ayudan y benefician de manera positiva a la conducta propia, la práctica de la verdad, el logro de la salvación, el cambio de carácter y a temer a Dios y evitar el mal, entonces tu capacidad para tomar decisiones es realmente alta. Pero si tomas decisiones a ciegas que acaban dañando gravemente a las personas, causándoles gran perjuicio, llevándolas por el mal camino, provocando que se aparten de Dios y pierdan la dirección, entonces esto es dañar a la gente y no se puede decir que tengas capacidad para tomar decisiones. Con esto concluye nuestro debate sobre la capacidad para tomar decisiones.
La siguiente capacidad es la capacidad para evaluar y apreciar las cosas. ¿Sabéis lo que significa? Este es un tema poco común. La capacidad para evaluar y apreciar las cosas se refiere a si, cuando abordas a alguna persona, acontecimiento o cosa puedes evaluar y apreciar sus puntos fuertes, méritos y aspectos valiosos a partir de la información que puedes observar y captar, y luego aplicarlos a tu propia vida, tu conducta propia y tus acciones. Si no puedes evaluar ni apreciar algo, no serás capaz de distinguir cuáles son sus méritos ni sus defectos, no entenderás qué importancia tiene ni podrás extraer ningún beneficio de ello. Esto significa que no tienes la capacidad para evaluar y apreciar las cosas. Sin embargo, si puedes evaluar y apreciar las cosas, aprender algo útil de ciertos asuntos y aplicarlo a tu vida real y, si lo que has aprendido puede aportar cierto grado de apoyo a tu vida humana y a que selecciones una senda de vida, entonces esto prueba que tienes cierta capacidad para evaluar y apreciar las cosas. Mientras más alta sea tu capacidad a este respecto, mayor es la evidencia de que tienes buen calibre. Vamos a poner un ejemplo simple: contemplar un cuadro. Aunque no hayas estudiado arte, si puedes observar la composición de un cuadro y percibir el significado que contiene desde la perspectiva de la humanidad —y tu perspectiva es además muy precisa y relacionada con el hecho de ser humano— y puedes ver en ello algunas cosas concretas que guardan relación con el hecho de ser humano y luego aplicarlas a tu propia vida o a tu trabajo, esta manifestación prueba que tienes la capacidad para evaluar y apreciar las cosas. El ámbito de la capacidad para evaluar y apreciar las cosas se refiere a algunas relativamente concretas, no abstractas. Las cosas abstractas incluyen los colores, las obras de arte y demás. Como estas cosas no guardan relación con el hecho de ser humano, no son lo bastante concretas y están muy alejadas del pensamiento humano normal y ciertas cosas presentes en la vida humana y no están estrechamente relacionadas con la vida, no las categorizamos dentro del ámbito de la capacidad para evaluar y apreciar las cosas. En cuanto a ciertas cosas que son relativamente cercanas a la vida, que contienen algunos significados ocultos o están relacionadas con el hecho de ser humano, si eres capaz de evaluarlas, discernirlas y aplicarlas; si puedes ver tanto sus méritos como sus inconvenientes y tienes tus propios pensamientos y puntos de vista sobre ellas y puedes entender los aspectos que son beneficiosos para la humanidad de las personas y puedes discernir cualesquiera elementos distorsionados e inflexibles que van en contra de la verdad cuando están presentes; entonces, a esto se le llama tener la capacidad para evaluar y apreciar las cosas. Si no puedes valorar estas cosas y, cuando te fijas en algo concreto, solo puedes discernir sus puntos fuertes e inconvenientes en cuanto a doctrina, pero no puedes comprender con exactitud con qué aspectos de la humanidad están relacionados en la vida diaria, entonces tu capacidad para evaluar y apreciar las cosas es promedio. Si miras una obra de arte y, después de examinarla repetidas veces, sigues sin saber lo que está intentando expresar o por qué el creador lo hizo así y, con independencia de si la obra de arte tiene que ver con la humanidad o no, no puedes ver qué cosas esenciales contiene ni cuál es su importancia, entonces esto significa que careces de la capacidad para evaluar y apreciar las cosas. Carecer de la capacidad para evaluar y apreciar las cosas significa que no tienes puntos de vista sobre nada y te desorientan fácilmente las tendencias sociales o ciertas cosas negativas que las personas defienden. Es decir, puede que consideres algo que de manera inherente es negativo como positivo y aceptarlo. La consecuencia de esto es que te envenenará y que, si permanece en ti durante mucho tiempo y se arraiga en ti profundamente, impedirá e interferirá con tu aceptación de la verdad. Vamos a dar otro ejemplo referente a la capacidad para evaluar y apreciar las cosas. Por ejemplo, digamos que el metraje en bruto de una película dura tres horas y, después de montarla, la duración pasa a ser de dos horas y cuarenta minutos. ¿Es esta la duración convencional de una película? (No). ¿Qué indica esto? (Indica que los cineastas carecen de la capacidad para evaluar y apreciar las cosas). ¿Qué significa en concreto la capacidad para evaluar y apreciar las cosas respecto a una película? (Significa que no pueden seleccionar el mejor metraje ni hacer juicios precisos respecto a qué metraje se debería mantener y cuál se debería descartar). No saben la temática que se pretende transmitir en la película o qué escenas están estrechamente relacionadas con dicha temática. En consecuencia, no pueden decidir qué mantener y qué descartar. Es decir, no saben qué escenas o qué puntos de la trama son prescindibles y solo están relacionados tangencialmente con la temática y se pueden eliminar, así como qué escenas o puntos de la trama están más vinculados a la temática y hace falta mantenerlos. Como carecen de la capacidad para evaluar y apreciar las cosas, durante el montaje “muestran misericordia”, sienten que esto no se puede cortar y esto tampoco. Al final, tras un considerable esfuerzo, solo eliminan escenas que presentan problemas obvios o un metraje mal rodado. En cuanto al contenido que no está estrechamente relacionado con la temática, lo mantienen por completo. Esto es carecer de la capacidad para evaluar y apreciar las cosas. No tienen un entendimiento claro de la definición de una película; en cuanto a las formas específicas y las técnicas expresivas de cine y la relación entre cada escena, así como a qué escenas son de veras propias de una película, no entienden nada de esto. Esto es carecer de la capacidad para evaluar y apreciar las cosas. Y, por tanto, están llenos de confianza durante el rodaje, se les nota la angustia en la cara durante el montaje y, en lo que respecta a la crítica, se muestran preocupadísimos. Después de la crítica, se sienten muy seguros respecto a cómo proceder porque, por medio de la guía de lo Alto, han aprendido qué escenas descartar y luego tienen el atrevimiento de cortarlas. Al final, ¿cuánto cortan la película? La cortan hasta una duración de una hora y cuarenta minutos. Los cámaras se sienten bastante molestos. “¿No es esto malgastar los frutos de nuestra labor? Pasamos seis meses de arduo rodaje filmando mucho metraje, pero no has tenido misericordia, has cortado esto y lo otro, ¿acaso esto sigue siendo siquiera una película?”. Mi respuesta es que cortar tanto es justo lo correcto, pues así es como debería ser una película. Lo que tenías no era una película, sino que, en el mejor de los casos, era una serie de televisión. La verdad no está al alcance de las personas con una escasa capacidad para evaluar y apreciar las cosas; compartir la verdad con ellas no logrará ningún resultado. En lo que respecta a cualesquiera cosas o ideas y puntos de vista, no pueden evaluar los que se conforman a las necesidades y estándares de la humanidad normal, los que van en contra de la humanidad normal, los que son reales y prácticos, los que son huecos e imaginados, los que concuerdan con los requerimientos de Dios y los que van en contra de las intenciones de Dios. En una película, en lo que respecta a qué escenas tienen un papel secundario en la temática, cuáles van directas al grano, presentan la temática sin rodeos y son fundamentales para expresar la esencia de esta, así como cuáles son superfluas o innecesarias, no son capaces de dilucidar estas cosas ni entienden ninguna de ellas. En cuanto al montaje, siempre “muestran misericordia” y son reacios a cortar metraje. Esto es carecer de la capacidad para evaluar y apreciar las cosas. Si después de rodar el material, por medio de considerar las ideas que la película pretende transmitir y la dirección que pretende comunicar, sabes qué escenas no se deberían incluir, qué escenas carecen de suficiente impacto y qué escenas son tomas de seguridad que nunca se pretendieron usar pero que se prepararon como seguridad en caso de que surgieran circunstancias especiales, si has considerado estos asuntos en tu corazón y tienes planes para lidiar con ellos, además de soluciones, a esto se le llama tener la capacidad para evaluar y apreciar las cosas. Si no puedes hacer ninguna de estas cosas y las perspectivas y métodos que usas para considerar y contemplar problemas carecen de una base y al final no puedes sacar una conclusión correcta, esto significa que careces de la capacidad para evaluar y apreciar las cosas. Por supuesto, la mayoría de las personas en la iglesia carecen de la capacidad para evaluar y apreciar las cosas. La capacidad para evaluar y apreciar las cosas no solo consiste en cuánto puedes desentrañar de una obra creativa, una creación artística o algo que funciona como sustento espiritual o teoría filosófica sobre la humanidad de las personas; la clave está en que además debes tener una opinión precisa sobre estas cosas. Por una parte, tu opinión se debe conformar con los hechos y con las necesidades de la humanidad. Por otra parte, lo que entiendes o comprendes debe concordar con las cosas positivas y las leyes de todas las cosas; no debe ser hueco ni distorsionado y, en última instancia, se reduce a concordar con los principios-verdad. Si no solo puedes ver qué ideas y puntos de vista se están transmitiendo, no te quedas atascado sin más a ese nivel, sino que además puedes percibir si estas ideas y puntos de vista son correctos en realidad, si realmente se conforman a las necesidades de la humanidad, si son realmente puros y si de veras se conforman a la verdad —si puedes hacer todas estas cosas—, entonces eres alguien con una buena capacidad para evaluar y apreciar las cosas. Las personas con una buena capacidad para evaluar y apreciar las cosas son las que tienen buen calibre. Si no puedes lograr todas estas cosas o solo puedes hacerlo a un nivel promedio, entonces tu capacidad para evaluar y apreciar las cosas es meramente promedio. Si no puedes comprender lo fundamental de estos asuntos, si no puedes, por ejemplo, entender ninguna obra audiovisual, las obras literarias y artísticas, el arte y demás, ya sean abstractos o concretos, y te parece que son tan incomprensibles como un idioma extranjero y careces de capacidad dentro de tu humanidad para evaluar y apreciar tales cosas, entonces no tienes la capacidad para evaluar y apreciar las cosas; eres una persona sin calibre. Si por medio de observar el comportamiento o el estado psicológico y la expresión general del estado mental de un personaje dentro de una escena con ciertos colores, cierta iluminación y un entorno determinado, puedes saber el impacto que esta escena va a tener en la mente del espectador, entonces posees la capacidad para evaluar y apreciar las cosas. Sin embargo, las personas sin la capacidad para evaluar y apreciar las cosas no pueden ver esto. Dicen: “¿Qué más da si la iluminación es tenue o no o si los colores son bonitos o no? ¿Acaso el personaje no sigue siendo el mismo? ¿Cómo puedes distinguir cuál es su estado mental? ¿Por qué yo no lo veo?”. Esto es carecer de capacidad para evaluar y apreciar las cosas. No importa cómo se lo expliques, puede que aseguren que lo entienden, pero, en realidad, en su corazón siguen sin comprenderlo. Este campo siempre será ajeno a ellos. Aquellos que carecen de la capacidad para evaluar y apreciar las cosas, sea cual sea la clase de trabajo que hagan o la clase de obras literarias o artísticas que contemplen, son incapaces de expresar sus propios pensamientos y puntos de vista. En especial, en cuanto a la obra o las creaciones que requieren expresar un hondo significado, expresar una temática o aportar guía espiritual, no pueden hacerlo bien y no pueden ser competentes para tales tareas. Si posees la capacidad para evaluar y apreciar las cosas y, además de eso, también entiendes la verdad, entonces, en lo que respecta al trabajo de la casa de Dios relacionado con el cine, la literatura y el arte, el cual requiere de capacidad para evaluar y apreciar las cosas, puedes hacerlo bien, ser competente en él y cumplir bien esta clase de deber. Si careces de la capacidad para evaluar y apreciar las cosas, entonces tienes escaso calibre y no puedes ser competente para este tipo de trabajo. Algunas personas dicen: “He escuchado la verdad durante muchísimos años y entiendo los principios-verdad. ¿Significa esto que puedo ser competente para este tipo de trabajo?”. Eso seguirá siendo insuficiente. Aunque entiendas algo de verdad, sin el complemento de la capacidad para evaluar y apreciar las cosas, solo puedes llevar a cabo trabajo como el de predicar el evangelio o regar la iglesia. Sin embargo, respecto al trabajo que implica capacidad para evaluar y apreciar las cosas, no serás competente en él. Por tanto, si se ha elegido erróneamente a algunas personas para este tipo de trabajo y ahora se dan cuenta de que no tienen potencial en este campo ni la capacidad para evaluar y apreciar las cosas de manera inherente, deberían renunciar lo antes posible, decir: “No puedo hacer este trabajo. Mi humanidad no posee capacidad para evaluar y apreciar las cosas”. Por supuesto, poseas o no capacidad para evaluar y apreciar las cosas, es un estándar para evaluar el calibre de una persona. Aunque no es un estándar principal, para cierto trabajo especial, la capacidad para evaluar y apreciar las cosas también es necesaria. Con esto concluye nuestra enseñanza sobre la capacidad para evaluar y apreciar las cosas. Hay una capacidad más, la capacidad de innovación, sobre la que vamos a compartir la próxima vez.
¿Os deja las cosas más claras compartir de esta manera? (Sí). Si solo hablara en términos generales y dijera: “El calibre de una persona se evalúa según su eficiencia y efectividad a la hora de hacer las cosas”, solo seríais capaces de recitar esta doctrina, pero seguiríais sin tener claro a qué aspectos específicos se refiere el calibre. Luego pensé que sería mejor compartir de forma más específica; cuando obtengáis claridad sobre este tema, seréis capaces de evaluar con precisión y entender claramente vuestro propio calibre. Esto os ayudará a saber el lugar que os corresponde y a no sobreestimar vuestras capacidades. Contemplar con claridad y entender vuestras propias capacidades, determinar si vuestro calibre es bueno, promedio, escaso o inexistente e identificar a qué grupo pertenecéis… encontrar de este modo el lugar que os corresponde os permite actuar y comportaros bien. Por un lado, os permite tener un entendimiento preciso de vosotros mismos. Por otro, en cuanto a resolver vuestras actitudes corruptas, aporta además cierta clase de apoyo para transformar vuestro propio carácter arrogante. ¿No es eso cierto? (Sí). Concluyamos aquí nuestra charla por hoy. ¡Adiós!
4 de noviembre de 2023