22. Buscar principios en el deber que uno tiene es muy importante
Solía tener esta noción sobre mi deber: pensaba que, mientras tuviera buenas intenciones y quisiera cumplir bien con mi deber, obtendría la aprobación y aceptación de Dios debido a mis buenas intenciones y Él bendeciría mi deber con buenos resultados. Pero, cuando me criticaban, reprendían y hasta me podaban a pesar de mis esfuerzos, me sentía agraviada. Me preguntaba: “¿Acaso Dios no escruta el corazón de las personas? ¿Por qué reciben mis intenciones con un baldazo de agua fría?”. Luego, me volvía negativa, pasiva y demasiado cautelosa en mi deber. Solía aceptar estas situaciones con frustración y nunca tenía claro lo que estaba haciendo mal al cumplir mi deber de esta manera. Se convirtió en un nudo en mi corazón. No fue hasta que oré y busqué en experiencias recientes que llegué a entender un poco este problema.
He estado supervisando el trabajo de video en la iglesia durante los últimos dos años y, en mayo de 2024, el líder descubrió que las imágenes que se habían usado en el video de un himno no coincidían con su tema, por lo que era necesario volver a hacerlo. Más tarde, vi el video. Descubrí que algunas de las imágenes que había usado el equipo de producción eran bastante novedosas, pero no coincidían con el sentimiento que la canción intentaba transmitir. Pensé que quizás habían querido innovar, pero que no habían conseguido captar los principios. Al día siguiente, el líder compartió en detalle los problemas del video y también podó al equipo de producción. Un punto clave que mencionó realmente me impactó. El líder dijo que carecían completamente de principios en sus deberes, que no entendían la verdad, no podían discernir las cosas con claridad y no buscaban. Simplemente actuaban según sus nociones, imaginaciones y buenas intenciones, por lo que causaban trastornos y perturbaciones. Cuando oí esto, me pregunté: “¿No es este el mismo error que suelo cometer en mi deber?”. Los videos que habíamos producido recientemente habían sido bastante monótonos en cuanto al formato de presentación, y muchos hermanos y hermanas sugirieron que debíamos que innovar. Pensé: “Es cierto, tenemos este problema en nuestros videos. Así que aprendamos y hagamos una innovación audaz. Les mostremos a todos que somos creativos y que no estamos estancados en el pasado”. Así que busqué algunos videos de referencia y pensé que podríamos innovar en el formato. Cuando mostramos los borradores a algunos hermanos y hermanas, dijeron que eran bastante innovadores. Dado que esta vez habíamos usado unos formatos nuevos, pensé: “Tal vez deberíamos dejar que el líder les eche un vistazo y los revise”. Pero luego me preocupé: “¿Y si el líder encuentra algunos problemas de principios y rechaza estos formatos? Si creemos que está bien, tal vez no deberíamos mostrárselo al líder y simplemente debamos subirlo”. Pero no me sentía tranquila al respecto, así que, nerviosa, envié el video al líder para que lo revisara. El líder terminó señalando un montón de problemas. Dijo que algunos de los formatos no coincidían con el tema y también dijo que nuestras ideas eran demasiado simplistas y que no teníamos ningún discernimiento. Me sentí bastante abatida. Sabía que el video aún tenía problemas, pero nuestras intenciones eran buenas y queríamos innovar. Llena de fervor en mi corazón, quería hacer el trabajo bien. ¿Por qué el líder no podía decir algunas palabras de aliento para hacernos sentir mejor al respecto?
Después, reflexioné: “¿Por qué, cuando el líder me reprochaba y podaba en mi deber, me sentía agraviada y hasta pensaba que el líder no me entendía?”. Oré a Dios para buscar entender en qué me había equivocado en mi deber. Durante mis prácticas devocionales, leí las palabras de Dios: “Al desempeñar tu deber, definitivamente no puedes guiarte por tus preferencias personales y hacer lo que te gustaría hacer, aquello que te cause felicidad o cualquier cosa que te haga quedar bien. Eso es actuar según tu propia voluntad. Si dependes de tus preferencias personales en el cumplimiento del deber, pensando que eso es lo que exige Dios, y que es lo que hará feliz a Dios, y si le impones a Él tus preferencias personales por la fuerza o si las practicas como si fueran la verdad, acatándolas como si fueran los principios-verdad, entonces ¿acaso no es eso un error? Eso no es cumplir con tu deber, y de esta forma no serás recordado por Dios. Algunas personas no entienden la verdad y no saben lo que significa cumplir bien con su deber. Les parece que se han esforzado y le han dedicado a ello el corazón, que se han rebelado contra su carne y han sufrido, entonces, ¿por qué nunca pueden cumplir con su deber de manera satisfactoria? ¿Por qué está Dios siempre insatisfecho? ¿Qué han hecho mal? Su error fue no buscar los requerimientos de Dios, y en su lugar actuar según sus propias ideas; esta es la razón. Tomaron sus propios deseos, preferencias y motivaciones egoístas como la verdad, y los trataron como si fueran lo que Dios amaba, como si fueran Sus estándares y requerimientos. Percibieron como verdad lo que creían correcto, bueno y maravilloso; eso es un error. De hecho, aunque la gente pueda pensar algunas veces que algo es correcto y que concuerda con la verdad, eso no significa necesariamente que concuerde con las intenciones de Dios. Mientras más correcto lo consideren, más cautos deben ser y más han de buscar la verdad para comprobar si lo que piensan cumple con los requerimientos de Dios. Si precisamente contradice Sus requerimientos y Sus palabras, entonces es inaceptable incluso si piensas que es lo correcto, no es más que un pensamiento humano y no concuerda con la verdad, por muy correcto que creas que es. Lo correcto o incorrecto que sea algo debe venir determinado en base a las palabras de Dios. Da igual lo correcto que creas que es algo, es incorrecto a menos que tenga como base las palabras de Dios, así que debes descartarlo. Solo es aceptable cuando concuerda con la verdad, y tu cumplimiento del deber solo puede estar a la altura del estándar si defiendes de esta manera los principios-verdad. ¿Qué es pues el deber? Es una comisión que Dios les ha confiado a las personas, es parte de la obra de la casa de Dios, y es una responsabilidad y obligación que debería estar a cargo de cada uno de los escogidos de Dios. ¿Es el deber tu carrera? ¿Es un asunto familiar personal? ¿Es acertado decir que una vez que te han encargado un deber, este se convierte en tu asunto personal? No es así en absoluto. Entonces, ¿cómo debes cumplir con tu deber? Actuando en concordancia con las exigencias, las palabras y los estándares de Dios, y basando tu comportamiento en los principios-verdad en lugar de en unos deseos humanos subjetivos. Algunas personas dicen: ‘Una vez que se me ha encargado un deber, ¿acaso no es asunto mío? Mi deber es mi responsabilidad, ¿no es entonces asunto mío ese encargo? Si gestiono mi deber como un asunto propio, ¿no significa eso que lo haré bien? ¿Lo haría bien si no lo tratara como un asunto propio?’. ¿Son estas palabras acertadas o equivocadas? Son equivocadas, no están en consonancia con la verdad. El deber no es un asunto tuyo particular, es asunto de Dios, pertenece a Su obra, y debes hacerlo como Dios te pide; solo cumpliendo con tu deber con un corazón sumiso a Dios puedes estar a la altura del estándar. Si siempre cumples con tu deber según tus propias nociones y figuraciones, y según tus propias inclinaciones, así nunca vas a estar a la altura del estándar. Cumplir siempre con tu deber como te da la gana no es cumplir con tu deber, porque eso que haces no está en el ámbito de gestión de Dios, no es la obra de la casa de Dios. En vez de eso, vas por tu cuenta, haces tus propias tareas, y por tanto no es algo que Dios recuerde” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo si se buscan los principios-verdad es posible cumplir bien el deber). Después de leer las palabras de Dios, entendí que mi mentalidad era exactamente lo que Dios exponía. Pensaba que, mientras me esforzara, pensara al respecto y pagara un precio por tratar de entender las cosas, estaría cumpliendo bien con mi deber y Dios debería estar satisfecho. Pero no consideraba si mis “buenas intenciones” estaban de acuerdo con los principios. A veces, en caliente, pensaba que algo era adecuado o bueno y simplemente lo hacía, sin buscar con seriedad los principios ni tomarme el tiempo para buscar información, estudiar o resumir. Como consecuencia, el trabajo que producía no solía estar de acuerdo con los principios. Por ejemplo, cuando los no creyentes hacen videos de himnos, se centran en captar la atención de la gente y aumentar el porcentaje de clics, y usan transiciones elaboradas y técnicas avanzadas de edición para hacer que los videos sean más llamativos. Pero nuestro propósito principal al hacer videos es ayudar a las personas a sosegarse y escuchar las palabras de Dios. Se trata de propagar Sus palabras y dar testimonio de Él. Si tomamos nuestras preferencias personales o los criterios de los no creyentes como los principios para cumplir nuestros deberes, surgen desviaciones a menudo y no se consigue dar testimonio de Dios con el resultado. Además, mi aptitud es limitada y no tengo la capacidad de juzgar con discernimiento. Aunque deseo cumplir bien con mi deber, quiero seguir los principios al hacer las cosas e innovar y evitar las cosas repetitivas, como no entiendo la verdad y no veo las cosas con claridad, suelo tener desviaciones en mi comprensión de los principios y los resultados de mi trabajo no son buenos. Por ejemplo, en esta ocasión, queríamos innovar en el formato del video, así que me apresuré a usar nuevos elementos que había aprendido en el video. Sin embargo, en realidad, solo capté lo básico de lo que había aprendido y no consideré si el formato de presentación visual coincidía con el tema del video o si algunas técnicas se usaban de acuerdo con los principios. Como consecuencia, el video tenía poca eficacia y hasta contenía errores básicos. El líder señaló mis problemas, dijo que era ingenua y que me faltaba discernimiento. Hasta llegué a sentirme agraviada y pensé que el líder estaba siendo desconsiderado. Sentía que tenía buenas intenciones, así que, aunque hubiera desviaciones o problemas, el líder debería decirme algunas palabras de consuelo por mis buenas intenciones. En ese momento, pensé: “¿Está mi exigencia de acuerdo con los principios?”. En la casa de Dios, las cosas deben hacerse prestando especial atención a los principios, lo correcto es correcto y lo incorrecto es incorrecto. Si los trabajos que hago están de acuerdo con los principios y logran buenos resultados, es natural que la iglesia los use. Pero si vulneran los principios y no pueden dar testimonio de Dios, el líder no los usará y, además, señalará con claridad mis problemas. Una indicación tan directa no es para exponer mis debilidades o atacarme, sino para ayudarme a ver con claridad mis deficiencias y carencias, con el fin de que busque más los principios y me esfuerce más en mejorar mis habilidades profesionales en el futuro. De este modo, podré hacer mejores videos. Las correcciones y podas así son la mejor manera de ayudar a las personas a cumplir con su deber. Pero yo no sabía distinguir lo correcto de lo incorrecto y me gustaba oír palabras de consuelo y comprensión, mientras que me resistía cuando el líder me hablaba hasta con la mínima severidad en su tono. Era como si, siempre que mis intenciones fueran buenas, entonces, aunque cometiera un error, no me deberían criticar y me deberían permitir guardar las apariencias. ¿Acaso no es esta la filosofía de Satanás para los asuntos mundanos? Pensándolo bien, esas exigencias carecen realmente de razón y no son el comportamiento de alguien que acepta la verdad. Nuestros deberes no son asuntos privados. Cada deber concierne a la obra de la casa de Dios y a dar testimonio de Él, por lo que debemos abordarlo con cautela, cuidado y un corazón temeroso de Dios. Además, deberíamos buscar más y consultar más con los demás para evitar hacer trabajos basados en nuestras nociones o imaginaciones y que deshonren a Dios. Confiar únicamente en las buenas intenciones y el entusiasmo, sin buscar los principios, puede llevar a una persona a causar trastornos y perturbaciones en su deber.
Más tarde, reflexioné: “Sé que debo buscar los principios cuando enfrento asuntos en mis deberes, pero, a veces, pienso que algo es bastante bueno y simplemente lo hago de inmediato, sin querer buscar los principios. ¿Por qué soy tan obstinada?”. Leí un pasaje de las palabras de Dios y obtuve cierta comprensión sobre mis intenciones en mis deberes. Dios Todopoderoso dice: “¿Es el deseo constante de exhibir la propia experiencia y mostrar las propias habilidades en la casa de Dios el punto de partida correcto? (No). ¿En qué sentido es incorrecto? Explicadme la razón. (Su intención es lucirse y destacar; están persiguiendo sus propias profesiones. No piensan en cómo desempeñar bien sus deberes ni en cómo actuar de manera que beneficie a la obra de la casa de Dios. En cambio, quieren actuar según sus propias preferencias, sin salvaguardar los intereses de la casa de Dios ni buscar los principios-verdad). ¿Cómo ven los demás este asunto? (Estar siempre presumiendo cuando ocurre algo es un carácter satánico. No piensan en cómo llevar a cabo sus deberes y dar testimonio de Dios; siempre quieren dar testimonio de sí mismos, y esta senda es incorrecta por naturaleza). Este punto de partida es incorrecto por naturaleza, eso es cierto. ¿En qué sentido es incorrecto? Es una cuestión que todos vosotros sois incapaces de refutar. Parece que os sentís reprimidos, y que todos queréis mostrar vuestra experiencia para exhibir vuestras habilidades, ¿no es así? Entre los no creyentes hay un dicho, ¿de cuál hablo?: ‘Una vieja se pinta los labios, para que tengas algo que mirar’. ¿No es eso lo que significa ‘exhibir tus habilidades’? (Sí). Exhibir tus habilidades significa querer mostrar tus capacidades y presumir, ganar prestigio y estatus entre los demás, y que te tengan en alta estima. Como mínimo, se trata de querer aprovechar la oportunidad de exhibir las propias capacidades para informar y notificar a los demás de que: ‘Tengo auténticas habilidades, no soy una persona corriente, no me menosprecies, soy un individuo con talento’. Al menos, ese es el significado que hay detrás. Entonces, cuando alguien tiene esas intenciones y siempre quiere mostrar sus habilidades, ¿cuál es la naturaleza de esto? Quieren ir en pos de su propia profesión, gestionar su propio estatus, asegurarse una posición y ganar prestigio entre los demás. Es tan sencillo como eso. No lo están haciendo para desempeñar su deber, o por el bien de la casa de Dios, y no están buscando la verdad y actuando de acuerdo con los principios y requerimientos de la casa de Dios. Lo hacen para sí mismos, para ser más reconocidos, para elevar su valía y reputación; lo hacen para que la gente los elija supervisor o líder. Una vez elegidos como líderes u obreros, ¿acaso no tendrán estatus? ¿Acaso no serán el centro de atención? Esta es su búsqueda, su punto de partida es así de simple, no es nada más que la búsqueda de estatus. Persiguen estatus a propósito y no protegen la obra de la casa de Dios ni sus intereses” (La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Cómo perseguir la verdad (6)). Las palabras de Dios me permitieron ver que las intenciones y los motivos de una persona en sus deberes son muy importantes. Si una persona usa su deber como un medio para presumir, mostrar sus talentos para ganar admiración y elevar su reputación, entonces, es probable que actúe de manera impulsiva, y sus pensamientos se centrarán en su propia reputación y estatus. Cumplir de esta manera con el deber que uno tiene es, en esencia, dedicarse a sus propios negocios. También reflexioné: “¿Por qué surgen tantos problemas cuando cumplo mi deber?”. Era porque mis intenciones eran problemáticas. En mi deber, no pensaba en cómo dar testimonio de Dios ni cómo lograr mejores resultados. En cambio, quería usar mi trabajo para demostrar que era alguien con ideas y creatividad, y que no estaba estancada en las mismas ideas de siempre. Todo esto era para ganarme el elogio de los demás. Por ejemplo, recientemente, algunos hermanos y hermanas nos habían dado algunas sugerencias y habían dicho que el formato de los videos que estábamos produciendo no era variado. Pensé: “Si sigo sin innovar, ¿pensarán que no soy creativa?”. Para evitar que tuvieran esa impresión, empecé a estudiar videos, aprendí estilos que parecían populares y tenían porcentajes altos de clics, y pensé en intentar innovar en el próximo video que produjera para que la gente me viera con otros ojos. Cuando mostramos muestras del video a algunos hermanos y hermanas, dijeron que era bastante innovador, así que me sentí bastante satisfecha y tenía muchas ganas de que más personas vieran el video lo antes posible. Ni siquiera quise enviárselo al líder para que lo revisara, pues temía que, después de verlo, pudiera señalar algunos problemas de principios e impedir que se subiera el video. Simplemente no quería buscar su ayuda. Al reflexionar sobre todo esto, tuve una sensación de pavor. Me di cuenta de que mis intenciones en mi deber eran erróneas y que era demasiado obstinada. Casi había subido un video problemático, lo que no solo no habría dado testimonio de Dios, sino que lo habría deshonrado. Las consecuencias de esto habrían sido inimaginables.
Más tarde, recordé las palabras de Dios: “¿Sabéis cuál es el mayor tabú en el servicio del hombre a Dios? Algunos líderes y obreros siempre quieren ser diferentes, estar por encima del resto, alardear y encontrar algunos nuevos trucos para que Dios vea cuán capaces son en verdad. Sin embargo, no se centran en entender la verdad ni en entrar en la realidad de las palabras de Dios. Esta es la manera más necia de actuar. ¿No es esta, acaso, la revelación de carácter arrogante? […] Así pues, nunca jamás hagas impulsivamente lo que quieras. ¿Cómo puede ser que no tengas en cuenta el resultado? Cuando ofendes al carácter de Dios e infringes Sus decretos administrativos, y posteriormente eres descartado, no tendrás más que decir” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). Dios dice que lo más tabú que una persona puede hacer en su deber es querer siempre ser diferente y presumir. Para demostrar lo capaces y hábiles que son, las personas suelen actuar a ciegas y de forma impulsiva, basándose en su propia voluntad. Así es como se revela un carácter arrogante. Igual que en esta ocasión cuando hicimos el video, yo no entendía la verdad y solo tenía un conocimiento superficial de las habilidades profesionales relacionadas, no investigué a fondo muchos de los formatos del programa ni los métodos de presentación y simplemente tomé prestadas ideas basándome en lo que me parecía bien. Sobre todo, cuando tenía algunas ideas para el video que me parecían creativas o brillantes, me sentía bastante satisfecha, tenía una gran confianza en mí misma y pensaba que esta producción de video seguro que haría que las personas me vieran con otros ojos. Si hubiera sido más razonable y hubiera reconocido que no comprendía la verdad ni podía ver las cosas con claridad, entonces, antes de probar un nuevo formato, habría investigado con cuidado, habría consultado con los demás, habría revisado el video de forma reiterada y, después de hacerlo, habría buscado más para asegurarme de que no hubiera problemas antes de subirlo. Pero tenía una confianza ciega en mí misma, lo que es señal de estupidez e ignorancia. ¡Era verdaderamente arrogante e ignorante! No entendía mis propias capacidades ni buscaba cuando hacía las cosas. Al cumplir mi deber según mis propias preferencias, era propensa a causar trastornos. ¡Cumplir mi deber de esta manera era realmente peligroso!
Durante mis prácticas devocionales, leí dos pasajes de las palabras de Dios que me dejaron clara la senda de práctica. Dios Todopoderoso dice: “Si no actúas según los principios-verdad, te decantas por los pensamientos y puntos de vista incorrectos de los no creyentes en su lugar y basas tus acciones en estos pensamientos y puntos de vista, tus esfuerzos serán en vano. Aunque pagaras un precio alto y te esforzaras mucho, el resultado final seguirá siendo baldío. ¿Cómo contempla Dios este asunto? ¿Cómo lo caracteriza? ¿Cómo trata con él? Como poco, tus obras no son buenas, no dan testimonio de Dios ni lo glorifican y nadie recordará el precio que pagaste y el esfuerzo mental que hiciste; todo es inútil. ¿Lo entiendes? (Sí). Antes de hacer nada, medítalo cuidadosamente, habla más con otros, busca claridad en los principios antes de actuar y no te comportes de una manera exaltada o impulsiva, guiado por tu egoísmo y tus deseos. Sea cual sea el resultado, al fin tendrás que soportarlo solo y Dios emitirá un veredicto. Si esperas que tus acciones no sean en vano, que Dios las recuerde o, mejor aún, que se conviertan en buenas obras con las que Él se complazca, deberías buscar los principios más a menudo. Si no te preocupas de estas cosas, si no te importa que tus obras sean buenas ni que Dios se complazca con ellas y si ni siquiera te inquieta la posibilidad de que recibas un castigo, pero piensas: ‘Tanto da, no podré verlo o sentirlo ahora de todos modos’, si tienes estos pensamientos y puntos de vista, no actuarás con un corazón temeroso de Dios. Te comportarás de una manera osada, desatada y temeraria, sin preocuparte ni refrenarte por nada. Sin un corazón temeroso de Dios, es muy probable que la dirección que tomes al actuar esté desviada. Según la naturaleza y los instintos humanos, el resultado final probablemente sea que tus acciones no solo no sirvan para que Dios se sienta complacido al respecto y las recuerde, sino que también se convertirán en trastornos, perturbaciones y acciones malvadas. De modo que es bastante evidente cuál será tu resultado final y cómo Dios lo tratará y manejará. Por tanto, antes de hacer nada, antes de manejar cualquier asunto, primero deberías reflexionar sobre qué quieres, considerar concienzudamente cuál será el resultado definitivo de esta cuestión y proceder solo en ese momento. Así pues, ¿cuál es el trasfondo de esta situación? La respuesta es: tu actitud y los principios que sigues al hacer algo. La mejor actitud es buscar los principios más a menudo y no basar tu juicio en tus percepciones, preferencias, intenciones, deseos o intereses inmediatos; en su lugar, debes tratar de encontrar los principios, orar y buscar a Dios más frecuentemente, confiar los problemas a los hermanos y las hermanas más a menudo y hablar con aquellos con quienes colaboras para cumplir los deberes y buscar resolverlos con ellos. Ten claros los principios que debes seguir justo antes de actuar; no te comportes de un modo impulsivo ni desordenado. ¿Por qué crees en Dios? No lo haces por conseguir una comida, pasar el tiempo, ir a la moda o satisfacer tus necesidades espirituales. Lo haces para salvarte. Así pues, ¿cómo puedes salvarte? Cuando hagas algo, tus actos deberían ajustarse a la salvación, a los requisitos de Dios y a la verdad, ¿cierto?” (La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Cómo perseguir la verdad (15)). “Dado que esta es la casa de Dios, es justo y apropiado que la gente desempeñe los deberes que debe desempeñar aquí. Sin embargo, la gente no lo hace por sí misma, por su existencia cotidiana, su vida, su familia o su profesión. Entonces, ¿para qué lo hace? Por la obra y la gestión de Dios. No importa de qué profesión específica o tipo de trabajo se trate, si es tan pequeño como un signo de puntuación o un estilo de formato, o tan significativo como un artículo específico de trabajo, todo cae dentro del ámbito de la obra de Dios. Por tanto, si posees la razón, debes preguntarte primero: ‘¿Cómo debo llevar a cabo este trabajo? ¿Cuáles son los requerimientos de Dios? ¿Qué principios ha establecido la casa de Dios?’. A continuación, enumera uno por uno los principios pertinentes y actúa en estricta conformidad con cada regla y principio. Mientras se ajuste a los principios y no se extienda más allá de su alcance, todo lo que hagas será apropiado, y Dios lo tratará y clasificará como si estuvieras desempeñando tu deber. ¿No es esto algo que la gente debería entender? (Sí). Si entiendes esto, no deberías estar siempre reflexionando sobre cómo deseas hacer las cosas o qué deseas hacer. Pensar y actuar así carece de razón. ¿Deberían hacerse cosas que carecen de razón? No. Si deseas hacerlas, ¿qué debes hacer al respecto? (Rebelarme contra mí mismo). Debes rebelarte contra ti mismo, desprenderte de ti mismo y dar prioridad a tu deber y a los requerimientos y principios de la casa de Dios” (La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Cómo perseguir la verdad (6)). Después de leer las palabras de Dios, se me alegró el corazón y entendí lo que constituye una buena obra. Es decir, hacer las cosas de acuerdo con los principios y las exigencias de Dios, y dar así testimonio de Dios y glorificarlo. Un acto solo se puede llamar una buena obra cuando se logran estos resultados positivos, y solo entonces Dios lo aprobará y aceptará. Si actuamos a ciegas, basándonos en nuestra propia voluntad o pasiones y sin buscar los principios-verdad, entonces, por mucho esfuerzo que hagamos y por alto que sea el precio que paguemos, todo será en vano y no estará para nada de acuerdo con las intenciones de Dios. Hasta podría ir en contra de los principios y causar perturbaciones y trastornos. Me di cuenta de que las intenciones con las que se hacen las cosas son cruciales y que la senda que uno recorre también es de gran importancia. Además, cumplir mi deber en la casa de Dios no es un asunto privado y no puedo hacer simplemente lo que se me antoje. Tal como dice Dios, se deben buscar los principios pertinentes hasta para algo tan nimio como un signo de puntuación o un formato. Esto está relacionado con la actitud de una persona hacia su deber y si tiene un corazón temeroso de Dios. Por lo tanto, antes de hacer cualquier cosa, debemos reflexionar primero sobre los principios que están relacionados con ello, lo que exige Dios, cómo se puede hacer el trabajo para complacer a Dios y cómo se pueden obtener resultados positivos. Al reflexionar más sobre estas cuestiones, podemos actuar con mayor cautela y un mayor deseo de orar y buscar, y también buscaremos conscientemente los principios relacionados. Incluso si, por el momento, no encontramos principios claros, podemos buscar compartir más con quienes entienden la verdad o tienen experiencia en estas habilidades y buscar una senda para actuar que sea relativamente adecuada. Si la mayoría de las personas no pueden ver un asunto con claridad, entonces, podemos buscar ayuda de lo Alto, y debemos esforzarnos al máximo dentro de los límites de nuestra aptitud y, si más adelante encontramos desviaciones, debemos resumirlas y corregirlas. De este modo, cumpliremos nuestro deber de forma relativamente acertada. Más tarde, cuando cumplía mi deber, oraba conscientemente a Dios y buscaba cómo lograr resultados positivos. Me volví menos confiada de mis propias capacidades, sobre todo cuando me sentía bastante satisfecha y conforme con ciertas cosas, y buscaba la opinión de varias personas distintas para confirmarlo. Si la mayoría coincidía en que algo era apropiado, actuaba en consecuencia. Al cumplir mi deber de esta manera, llegué a sentirme más tranquila. Por ejemplo, recientemente, probamos un nuevo formato para el póster e incorporamos algunos elementos nuevos. Hablé del tema con los hermanos y hermanas para, primero, crear varios planes. No estábamos seguros de estar tomando el rumbo adecuado, así que lo consultamos con el líder. Durante el proceso de producción, algunas personas plantearon ciertas preguntas y seguimos consultando sobre los asuntos que no teníamos claros. En nuestra búsqueda, el líder señaló algunos problemas en nuestros pósteres, por lo que estudiamos las habilidades profesionales y los conocimientos relevantes en esta área y, finalmente, los pósteres que creamos resultaron un poco más adecuados.
A través de esta experiencia, entendí que el proceso de cumplir con el deber de uno consiste en buscar los principios-verdad y que uno debe tener un corazón temeroso de Dios y encontrar los principios correctos al cumplir su deber. Solo de esta manera se puede actuar conforme a las intenciones de Dios. Esto no solo aporta tranquilidad, sino que también permite que uno progrese en sus habilidades profesionales. Lo más importante es que, mediante la búsqueda, uno pasa más tiempo sosegado ante Dios, se centra más en su trabajo real y su relación con Dios también se vuelve más cercana. Estos son los frutos de actuar de acuerdo con los principios. ¡Gracias a Dios!