49. Mis reflexiones después de que me podaran
En 2023, me eligieron líder de distrito. Sentí que tenía una gran responsabilidad. Iba de una iglesia a otra todos los días y abordaba de manera proactiva cualquier problema que encontraba. Después de un tiempo, se lograron algunos resultados en el trabajo de depuración de la iglesia y también comenzaron a verse avances en otras tareas. Me volví un poco autocomplaciente y sentí que había hecho trabajo real. Más tarde, cuando la líder superior, la hermana Chenxi, dio seguimiento al trabajo, señaló que el trabajo de las elecciones avanzaba lentamente, que la elección de los líderes y diáconos no se había completado, lo que obstaculizaba el trabajo de la iglesia, y que el trabajo evangélico tampoco estaba avanzando. Cuando oí a Chenxi decir esto, aunque me sentí algo avergonzada, sabía que esos problemas eran realmente ciertos y no podía negarlos, así que empecé a dar seguimiento a esas tareas. Después de ciertos esfuerzos, se vieron algunos avances tanto en el trabajo de las elecciones como en el evangélico, y pensé: “Desde que Chenxi señaló estos problemas, he estado dando seguimiento al trabajo, se ha postulado a los líderes y diáconos, y el trabajo evangélico ha mejorado en comparación con el mes pasado. Esta vez, seguro que no mencionará que tengo problemas”.
Más tarde, cuando Chenxi volvió a preguntar sobre cómo avanzaba el trabajo de las elecciones, compartí con ella lo que sabía de la situación, pero, para mi sorpresa, me dijo: “Ya que se ha postulado a los líderes y diáconos, ¿se han recopilado de forma adecuada sus currículums y evaluaciones? ¿Cuándo comenzará la elección oficial?”. Al oír a Chenxi decir esto, me puse ansiosa de repente y pensé: “Aunque he estado dando seguimiento al trabajo de elecciones en cada iglesia, no estoy segura de que se hayan recopilados todos los currículums y las evaluaciones ni de cuándo se llevará a cabo la elección oficial”. Dije de inmediato: “Aún hay que dar seguimiento a este asunto”. Entonces, Chenxi preguntó: “En tu ámbito de responsabilidad hacen falta muchos más líderes y diáconos, lo que está obstaculizando el trabajo. ¿Por qué no estás tomando medidas al respecto con más urgencia? También está el trabajo evangélico. Algunas iglesias no han obtenido ningún resultado en mucho tiempo. ¿Sabes cuál es exactamente el problema? ¿Qué estás haciendo para resolverlo? Los resultados evangélicos en toda tu zona no son buenos en este momento”. Cuando oí esto, me sentí reticente y pensé: “Después de que señalaras las desviaciones en nuestro trabajo recientemente, ¿acaso no dimos seguimiento a estas cosas de inmediato y las resolvimos? Hemos estado haciendo sacrificios y no hemos sido perezosos. Poner en práctica el trabajo también lleva tiempo, ¿no es así? Además, ¿acaso el trabajo evangélico y el de las elecciones no han progresado recientemente? ¿Por qué sigues podándonos? Parece que no importa lo que hagamos, nunca es suficiente para ti. ¿Acaso no estás atacándonos de forma intencionada y buscando errores para criticarnos?”. Cuanto más lo pensaba, más reticente me sentía y dije enojada: “Está claro que no tengo capacidad de trabajo y que mi deber no está dando buenos resultados. ¡Sería lo mismo que si me destituyeran!”. Al verme así, Chenxi me dijo que yo no aceptaba la verdad y que, cuando había problemas en el trabajo, no buscaba la verdad para corregir las desviaciones, sino que me sentía reticente y poco dispuesta a colaborar. Pero, independientemente de lo que ella me dijera, no quise oír nada más y me limité a bajar la cabeza y a sentirme muy agraviada. Pensé: “Realmente he estado trabajando duro últimamente. ¿Acaso todo este tiempo no le estuve dando seguimiento a este trabajo? ¿No es esto hacer trabajo real? Aun así, sigues pensando que con eso no basta y hasta dices que no acepto la verdad, así que, si me debes destituir, ¡hazlo ya y destitúyeme de una vez! Las exigencias del deber de liderazgo son demasiado altas, y está claro que no puedo cumplirlas”. Después de este incidente, me sentí realmente molesta. Cuando me calmé para hacer introspección, me di cuenta de que Chenxi no me señalaba mis problemas para ponerme las cosas difíciles ni para burlarse de mí, sino porque pensaba en el trabajo de la iglesia. ¿Por qué no podía aceptarlo? Acudí a Dios en oración y le dije: “Dios Todopoderoso, hoy, la hermana me señaló los problemas en mi deber, pero me resultó muy difícil aceptarlo. Quería seguir discutiendo y justificándome, y me seguía sintiendo agraviada. Dios, te ruego que me esclarezcas y me guíes para entenderme a mí misma”.
En mi búsqueda, vi que Dios expone los comportamientos de los anticristos que no aceptan la verdad, y los relacioné conmigo misma. Dios Todopoderoso dice: “Cuando se poda a un anticristo, lo primero que este hace es resistirse y rechazarlo en lo más profundo de su corazón. Lucha contra ello. ¿Y por qué es así? Porque los anticristos, por su propia esencia-naturaleza, sienten aversión por la verdad y la detestan, y no aceptan la verdad en absoluto. Naturalmente, la esencia y el carácter de un anticristo le impiden reconocer sus propios errores o su propio carácter corrupto. En función de estos dos hechos, la actitud de un anticristo hacia la poda es la de rechazarla y desafiarla, total y absolutamente. La detestan y se resisten a ella desde el fondo de su corazón, y no muestran el menor atisbo de aceptación o sumisión, y mucho menos de auténtica reflexión o arrepentimiento. Cuando se poda a un anticristo, da igual quién lo haga, a qué se refiera, el grado de culpa que tenga en el asunto, lo flagrante que sea su error, el mal que cometa, o las consecuencias que su maldad cree para la obra de la iglesia; el anticristo no tiene en cuenta nada de esto. Para los anticristos, el que los poda los está señalando o busca faltas para mortificarlos. El anticristo puede incluso creer que está siendo intimidado y humillado, que no está siendo tratado como un ser humano, y que está siendo menospreciado y ridiculizado. Después de que un anticristo es podado, nunca reflexiona sobre qué fue lo que realmente ha hecho mal, qué carácter corrupto ha revelado y si ha buscado los principios que tendría que haber seguido, si actuó de acuerdo con los principios-verdad o si cumplió con sus responsabilidades relativas al asunto por el que lo podan. No examinan ni reflexionan sobre nada de esto, tampoco piensan sobre estas cuestiones ni las sopesan. En cambio, se enfrentan a la poda según su propia voluntad y con un ánimo impetuoso. Cada vez que un anticristo es podado, se llenará de ira, desobediencia y resentimiento y no escuchará el consejo de nadie. Se niega a aceptar que lo poden y es incapaz de regresar ante Dios para conocerse y reflexionar sobre sí mismo, para abordar las acciones que violan los principios, como ser superficial o descontrolarse en su deber, ni tampoco utiliza esta oportunidad para resolver su propio carácter corrupto. En cambio, halla excusas para defenderse, para reivindicarse, e incluso dirá cosas para provocar la discordia e incitar a los demás. En resumen, cuando se poda a los anticristos, sus manifestaciones concretas son la desobediencia, la insatisfacción, la resistencia y el desafío, y algunas quejas surgen en su corazón: ‘He pagado un precio muy alto y he trabajado mucho. Aunque no seguí los principios ni busqué la verdad en algunas cosas, ¡no hice todo esto para mí mismo! Aunque haya perjudicado un poco la obra de la iglesia, ¡no lo hice a propósito! ¿Quién no comete errores? No puedes aprovecharte de mis equivocaciones y podarme continuamente sin tener consideración de mis debilidades ni preocuparte por mi estado de ánimo o mi autoestima. ¡La casa de Dios no ama a la gente, y eso es muy injusto! Además, me podas por haber cometido un error de poca importancia; ¿acaso no significa eso que me miras con ojos desfavorables y me quieres descartar?’. Cuando se poda a los anticristos, lo primero que les pasa por la mente no es reflexionar sobre lo que han hecho mal o sobre el carácter corrupto que han revelado, sino discutir y explicarse y justificarse a sí mismos, y al mismo tiempo hacer conjeturas” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 12: Quieren retirarse cuando no tienen estatus ni esperanza de recibir bendiciones). Las palabras de Dios me permitieron ver que, por mucho que los anticristos trastornen y perturben el trabajo de la casa de Dios, no sienten ningún cargo de conciencia y, cuando se los poda, solo se sienten reticentes, se justifican a sí mismos y tratan constantemente de defender sus argumentos, sin aceptar ni admitir sus errores. Incluso toman que los otros hermanos y hermanas los poden como si les estuvieran buscando defectos o poniendo las cosas difíciles. Esto se debe a que la naturaleza de los anticristos es aversa a la verdad y la odia. Haciendo memoria, cuando me podaron, ¿no había revelado también un carácter averso a la verdad? La líder superior señaló que nuestro trabajo de elecciones avanzaba despacio y que había sido pasiva e indolente en mis deberes. También señaló que el trabajo evangélico dentro de nuestra área de responsabilidad no había sido eficaz. Estos eran hechos. Ella señaló los problemas en nuestro trabajo y nos guio para corregir estas desviaciones. Lo hacía para proteger el trabajo de la iglesia. Debí haberlo aceptado, haber reflexionado sobre los problemas en mi trabajo y, luego, haberlos corregido sin demora. Sin embargo, no solo no hice introspección, sino que también vivía en un estado de autocomplacencia. Sentí reticencia hacia la líder superior y me desagradaba, no paraba de hablar y de justificarme a mí misma en mi interior, ya que pensaba que me señalaba mis problemas simplemente porque yo no le agradaba y que solo me buscaba los defectos de forma intencionada. Hasta pensé que las exigencias del deber de liderazgo eran demasiado altas, así que me volví negativa y desafiante, dije que carecía de capacidades de trabajo y que sería mejor que me destituyeran por no cumplir con mi deber. El hecho de que no cumpliera con mi deber, fingiera que era incompetente y renunciara a él ¡era realmente carecer de razón! ¿Acaso no había revelado exactamente el carácter de un anticristo, que es averso a la verdad y la odia? Pensé en un anticristo a quien habían expulsado de la iglesia. Siempre trabajaba según su propia voluntad y, cuando surgían problemas que perjudicaban el trabajo de la iglesia, no sentía remordimiento ni aceptaba la poda, guía o ayuda de los hermanos y hermanas. Incluso después de esto, ella no cambió y simplemente siguió discutiendo y quejándose a voces contra los hermanos y hermanas. Al final, la expulsaron de la iglesia por las numerosas acciones malvadas que cometió. Si yo seguía negándome a aceptar que los hermanos y hermanas me podaran o aconsejaran y perjudicaba gravemente el trabajo de la iglesia, entonces, al final, ¡Dios también me revelaría y descartaría, como a un anticristo! Al darme cuenta de que yo también me comportaba como un anticristo y tenía un carácter averso a la verdad, empecé a tener miedo. Oré en silencio a Dios y le pedí que no me dejara hacer el mal ni resistirme a Él.
Después de orar, pensé: “¿Qué significa hacer trabajo real?”. En mi búsqueda, leí las palabras de Dios: “No importa el talento que tengas, el nivel de calibre y formación que poseas, la cantidad de consignas que seas capaz de gritar, las palabras y doctrinas que seas capaz de entender; no importa lo ocupado o cansado que estés un día, lo lejos que hayas viajado, el número de iglesias que hayas visitado, el riesgo que asumas ni el sufrimiento que soportes: nada de esto importa. Lo que importa es si realizas tu trabajo según los arreglos del trabajo, si pones en marcha esos arreglos con precisión, si participas en cada trabajo concreto del que seas responsable durante tu etapa como líder y la cantidad de problemas reales que hayas resuelto, el número de individuos que hayan llegado a entender los principios-verdad gracias a tu liderazgo y orientación y cuánto haya avanzado y progresado la obra de la iglesia; lo que importa es si has obtenido estos resultados. Al margen del trabajo concreto en el que participes, lo que importa es si sigues y diriges de manera constante el trabajo en lugar de actuar con petulancia y dar órdenes. Además de esto, lo que también importa es si tienes o no entrada en la vida mientras cumples tu deber, si puedes tratar estos asuntos según los principios, si puedes aportar un testimonio de poner en práctica la verdad y si puedes tratar y resolver los problemas reales a los que se enfrenta el pueblo escogido de Dios. Todas estas cosas, y otras similares, son criterios para evaluar si un líder u obrero ha cumplido o no sus responsabilidades” (La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (9)). Las palabras de Dios me permitieron ver que Él no evalúa si un líder u obrero está haciendo trabajo real en función de cuánto ha sufrido o cuántos sacrificios parece haber padecido, sino por cuántas dificultades y problemas ha resuelto en el trabajo, lo efectivo que es el trabajo y lo eficaz que es en su deber. Pero yo siempre había confiado en mis propias nociones e imaginaciones y pensaba que, independientemente del desenlace, la eficacia o el progreso, mientras no estuviera siendo perezosa, me mantuviera ocupada todos los días y llevara a cabo a tiempo el trabajo necesario, entonces, estaba haciendo trabajo real. Así que, cuando la líder superior señaló que no estaba haciendo trabajo real, me sentí agraviada, no estuve dispuesta a aceptarlo y quise discutir. Al hacer introspección a la luz de las palabras de Dios, vi que, aunque estaba ocupada todos los días, no estaba buscando los principios-verdad para resolver muchos problemas reales, sobre todo, en la elección de los líderes y diáconos. Aunque escribía cartas para motivar a la gente, más que nada lo hacía por inercia, me limitaba a gritar lemas y a dar un seguimiento básico a las cosas. Después, casi ni preguntaba cómo había ido la puesta en práctica en la iglesia, cómo avanzaban las cosas y qué dificultades aún quedaban por resolver, lo que llevó a que las elecciones avanzaran lentamente y que el trabajo tuviera una eficacia muy baja. El mismo problema ocurrió cuando di seguimiento al trabajo evangélico. En apariencia, parecía que daba mucho seguimiento al trabajo, pero, la mayor parte del tiempo, solo estaba transmitiendo información de un lado a otro. Rara vez preguntaba sobre los problemas específicos que había y mucho menos los resolvía a tiempo, lo que hizo que el trabajo fuera poco eficaz. Esto no era hacer trabajo real. Al cumplir mi deber de esta manera, solo lo hacía por inercia y, en esencia, trataba de engañar a la gente y de timar a Dios. Dios nos exige que cumplamos nuestros deberes de manera que seamos considerados con Sus intenciones y que nos centremos en la eficacia y la efectividad. Solo al hacer esto cumplimos nuestro deber a la altura del estándar. Yo solo ponía en práctica el trabajo de manera superficial y no resolvía problemas reales, lo que hizo que no se lograran avances ni resultados reales en el trabajo que tenía a cargo. Si esto seguía así, simplemente me acabarían revelando como una falsa líder y me destituirían. Al darme cuenta de todo esto, me odié a mí misma y me propuse en silencio: “Cuando vuelva a cumplir mi deber, debo hacerlo con diligencia y total compromiso. Además, cuando lleve a cabo trabajos, debo centrarme en su eficacia y en obtener resultados reales para permitir que avancen lo más rápido posible”. Más tarde, al poner en práctica el trabajo evangélico, hablé con los líderes y diáconos sobre la intención de Dios de salvar al hombre y la importancia de predicar el evangelio, y los guie para que participaran realmente en el trabajo evangélico. Los hermanos y hermanas llegaron a entender la importancia de predicar el evangelio y se dedicaron de forma activa al trabajo evangélico. Más tarde, se pudieron ver ciertos avances en el trabajo evangélico. En el trabajo de las elecciones, también di seguimiento a los problemas y los resolví a tiempo. Después de un tiempo, ya se había elegido a la mayoría de los líderes y diáconos de la iglesia y el trabajo de la iglesia pudo proceder con normalidad.
Más adelante, leí más de las palabras de Dios: “Cuando se trata de recibir la poda, ¿qué es lo mínimo que la gente debería saber? Se debe experimentar la poda para cumplir adecuadamente con el deber. Es indispensable. Es algo que las personas deben afrontar a diario y que a menudo experimentan a fin de lograr la salvación en su fe en Dios. Nadie puede apartarse de la poda. ¿Podar a alguien tiene que ver con sus expectativas y su porvenir? (No). Entonces, ¿para qué se poda a alguien? ¿Se hace para condenarlo? (No, se hace a fin de ayudar a la gente a entender la verdad y cumplir con el deber según los principios). Así es. Ese es el entendimiento más correcto. Podar a alguien es un tipo de disciplina, un tipo de reprensión, y naturalmente, también es una forma de ayudar y darle un remedio a la gente. Recibir la poda te permite alterar tu búsqueda incorrecta a tiempo. Te permite reconocer de inmediato los problemas que actualmente tienes, a la vez que reconocer a tiempo las actitudes corruptas que revelas. En cualquier caso, la poda te ayuda a reconocer tus errores y a hacer tus deberes según los principios; te salva de causar desviaciones y extraviarte, y te impide causar catástrofes. ¿No es esta la mayor ayuda para las personas, su mayor remedio? Los que tienen conciencia y razón deberían ser capaces de considerar recibir la poda correctamente” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (VIII)). Las palabras de Dios me permitieron entender el significado de que me podaran y que esta experiencia es necesaria para que alguien cumpla su deber a la altura del estándar. Cuando los hermanos y hermanas perciben problemas o desviaciones en nuestros deberes, que puedan señalar nuestros problemas y podarnos o exponernos a tiempo nos ayuda a darnos cuenta de nuestros problemas y corregirlos con rapidez. Esto protege el trabajo de la iglesia y nos brinda una verdadera ayuda. Pensé en cómo la líder superior señalaba de forma reiterada los problemas en mi trabajo y que no lo hacía para dificultarme las cosas o avergonzarme, sino para ayudarme a que me diera cuenta de las deficiencias y desviaciones en mi trabajo, lo que me permite hacer mejor el trabajo de la iglesia en el futuro y también me ayuda a reconocer mi carácter corrupto de ser superficial en mi deber. En ese momento, me di cuenta realmente de que la poda no solo beneficia la entrada en la vida de las personas, sino que también las ayuda a corregir a tiempo los problemas y las desviaciones en sus deberes, lo que les impide descarriarse por su propio camino y que se perjudique el trabajo de la iglesia. ¡La poda es el amor y la salvación de Dios! Más tarde, cuando la líder superior dio seguimiento a mi trabajo, siguió señalando mis problemas y, aunque, a veces, todavía me encontraba en un estado de querer discutir, me di cuenta de que el seguimiento que la líder daba a mi trabajo era su manera de guiarme de la mano y enseñarme cómo entrar en los principios en mi trabajo. Por eso, no me sentí tan reticente en mi interior.
No mucho después, la líder superior envió una carta en la que decía que yo estaba siendo pasiva en dar seguimiento al trabajo evangélico y que había llegado a desatender el trabajo evangélico y a pasar todas las dificultades a los trabajadores evangélicos. Al leer la carta, no pude sino discutir en mi corazón: “¿Cómo puedes decir que he llegado a desatenderlo? El trabajo evangélico no ha tenido eficacia, lo que me ha causado ansiedad y frustración. Últimamente he estado trabajando duro para impulsar el trabajo evangélico y he brindado plática y ayuda en relación con los problemas que han surgido. ¿Cómo puedes decir que no he estado involucrada en el trabajo evangélico?”. En ese momento, me di cuenta de que estaba empezando a revelar otra vez un carácter averso a la verdad y pensé: “La carta de la líder debe haber señalado un problema, así que debo tener sentido de la razón y someterme primero”. Así que oré en silencio en mi corazón y le pedí a Dios que me guiara para someterme. Luego, recordé un pasaje de las palabras de Dios que había leído hace algún tiempo sobre cómo manejar la poda y lo busqué de inmediato para leerlo. Dios Todopoderoso dice: “Entonces, ¿qué es exactamente una actitud sumisa? Para empezar, debes tener una actitud positiva. Cuando se te poda, no analizas primero lo correcto y lo incorrecto, sino que te limitas a aceptarlo con un corazón sumiso. Por ejemplo, puede que alguien diga que hiciste algo mal. Aunque no lo entiendas en tu corazón y no sepas qué has hecho mal, no obstante lo aceptas. La aceptación es primordialmente una actitud positiva. Además, existe una actitud que es ligeramente más negativa, que consiste en mantener silencio y no ofrecer ninguna resistencia. ¿Qué clase de conductas conlleva esto? No argumentas tu razonamiento, no te defiendes ni pones excusas objetivas. Si siempre pones excusas y alegas razones para justificarte, si le cargas la responsabilidad a otros, ¿es eso resistencia? Es un carácter de rebeldía. No debes rechazar, resistirte o argumentar tu razonamiento. Aunque tu razonamiento sea sólido, ¿es eso la verdad? Es una excusa objetiva propia del hombre, no la verdad. No se te está preguntando sobre excusas objetivas: por qué sucedió esto o cómo surgió; en cambio, se te está diciendo que la naturaleza de esa acción no concordó con la verdad. Si tienes conocimiento a ese nivel, sin duda serás capaz de aceptar y no resistirte. Lo fundamental es tener ante todo una actitud sumisa cuando te sucede algo. […] Ante la poda, ¿qué acciones constituyen una actitud de aceptación y sumisión? Como mínimo, hay que ser sensato y razonable. Primero debes someterte, no resistirte ni rechazarlos, y debes llevarlo con racionalidad. De este modo, tendrás un mínimo de razón. Si quieres lograr la aceptación y la sumisión, debes comprender la verdad. No es sencillo comprender la verdad. Primero, has de aceptar las cosas de parte de Dios; cuando menos, debes saber que ser podado es algo que Dios permite que te suceda o que proviene de Él. Con independencia de que la poda sea o no totalmente razonable, debes tener una actitud de aceptación y sumisión. Esta es una manifestación de sumisión a Dios, y al mismo tiempo, es también una aceptación de Su escrutinio. Si te limitas a seguir argumentando tu razonamiento y defendiéndote, pensando que la poda viene del hombre y no de Dios, entonces tu comprensión es imperfecta. Por un lado, no has aceptado el escrutinio de Dios y, por otro, no tienes ni una actitud ni un comportamiento sumisos en el entorno que Dios ha dispuesto para ti. Eres una persona que no se somete a Dios” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Las cinco condiciones que hay que cumplir para emprender el camino correcto de la fe en Dios). Las palabras de Dios nos dicen que, cuando nos podan, no debemos analizar lo correcto y lo incorrecto ni tratar de discutir y justificarnos a nosotros mismos, sino que debemos empezar por aceptar y someternos. Incluso si no entendemos, debemos abordar este asunto con una actitud de búsqueda y sumisión. Este es el sentido de la razón que una persona debe tener. Dios permitió que enfrentara esta poda y yo debía aceptarla de parte de Él. Aunque aún no me daba cuenta de mis problemas, no debía tratar de discutir ni de justificarme a mí misma. En cambio, debía sosegarme, buscar con humildad y reflexionar sobre las desviaciones y los problemas en mi trabajo. Esta es la actitud correcta que debía tener al enfrentar la poda. Al reflexionar más, aunque solía dar seguimiento al trabajo evangélico, no realizaba muchas de las tareas detalladas. Por ejemplo, nunca investigué ni resolví específicamente los problemas que enfrentaban los trabajadores evangélicos al predicar el evangelio y dar testimonio de Dios. ¿No era esto exactamente lo que la líder superior había dicho acerca de que no participaba en los detalles del trabajo y desatendía el trabajo evangélico? Al darme cuenta de estas cosas, acepté de corazón la guía de la líder. Después, realmente di seguimiento a los trabajadores evangélicos y, cuando surgían problemas, buscaba sin demora las verdades relevantes y compartía soluciones. De a poco, el trabajo evangélico comenzó a mejorar.
Al experimentar estas múltiples rondas de poda, llegué a entender mejor mi carácter de anticristo, que es averso a la verdad, y me di cuenta de que, como las personas tienen actitudes corruptas, suelen cumplir sus deberes de manera superficial. Además, me di cuenta de que, si no aceptamos que nos poden y, en cambio, nos resistimos y somos desafiantes, esto solo perjudicará gravemente el trabajo. Fueron precisamente estas rondas de poda que no fueron de mi agrado las que me protegieron e impidieron que tomara la senda equivocada de una falsa líder. ¡Que me podaran fue realmente beneficioso para mi desempeño en mi deber!