94. Lo que gané haciendo un trabajo real

Por Xiran, China

En noviembre de 2021, me eligieron líder de la iglesia. Al principio, aprendía activamente de mis compañeros y participaba en tareas diversas, y aunque era una labor algo ajetreada y agotadora, en verdad me sentía realizado. Después de un tiempo, descubrí que tenía que investigar, hacer seguimiento y participar en la resolución de problemas en distintas áreas de la obra de la iglesia, y que eso requería mucho tiempo y energía. Pensé: “Si participo en todas las tareas, ¿no estaré aún más ajetreado y cansado?”. En esa época, supervisaba el trabajo evangélico, pero cuando empecé había un montón de cosas que no entendía y, para desempeñar bien esa labor, tenía que invertir más tiempo y energía en aprender y buscar. Me acordé de Mo Li, quien antes había sido líder y entendía mejor que yo cómo poner en marcha el trabajo evangélico y hacer un seguimiento de él. Me pareció que estaría bien que ella supervisara el trabajo evangélico, y que el que una persona experimentada se ocupara de él me facilitaría mucho las cosas. A partir de entonces, dejé que Mo Li supervisara el trabajo evangélico una temporada, y me limitaba a preguntarle en las reuniones sobre cómo iban las cosas. Cuando escuchaba que todas las acciones necesarias se habían puesto en marcha, no le pedía más detalles y tan solo le decía que hiciera un seguimiento de cerca. En esa época, sabía que, como líder, tenía que indagar sobre los detalles del trabajo, pero no quería fatigarme demasiado. Me parecía bien que Mo Li estuviera a cargo, por lo que rara vez le preguntaba por el trabajo evangélico. Algún tiempo después, los líderes superiores me enviaron una carta para preguntarme qué posibles destinarios del evangelio podrían recibir la predicación y cuáles no. Me quedé desconcertado, pues no había entendido estos detalles específicos. Así que le pregunté a Mo Li, pero dijo que ella solo tenía una comprensión general del tema, y que no conocía los detalles concretos de cada destinatario potencial del evangelio y que en realidad no había indagado sobre ellos. Al oírlo, me enojé, y pensé: “¡Has estado supervisando el trabajo evangélico y aun así no has llegado a comprender los pormenores! ¡No estás haciendo un trabajo real!”. Después, investigué los detalles, y solo entonces averigüé que el método habitual de Mo Li para poner en marcha los arreglos del trabajo evangélico consistía en leerlos con los hermanos y hermanas, y que no proporcionaba ninguna enseñanza detallada ni otros arreglos. Cuando oí a los hermanos y hermanas informar de esto, me sentí inquieto, pues pensaba que Mo Li había sido muy negligente en sus deberes. En ese momento, también me di cuenta de que el principal problema era yo. Por lo general, me limitaba a organizar el trabajo durante las reuniones, y aunque les decía a los hermanos y hermanas que pusieran más empeño en sus deberes, y que confiaran en Dios cuando afrontaran dificultades, en realidad solo pregonaba doctrinas y consignas, y rara vez preguntaba sobre los detalles del trabajo, lo cual era como si me lavara las manos del asunto. Al igual que con el trabajo evangélico, tras asignarle las tareas a Mo Li, me limitaba a esperar a que ella realizara bien el trabajo mientras yo me sentaba a cosechar los beneficios. ¿Cómo podía yo desempeñar bien mis deberes así? Todos los problemas con el trabajo los había causado yo por mi negligencia y por disfrutar de la comodidad. Recuerdo que en esa época había dos destinatarios potenciales del evangelio, pero como no los investigué ni hice el seguimiento de ellos a tiempo, se demoró en predicarles el evangelio. Más tarde, me advirtió el predicador: “Llevas un mes como líder; ¿por qué sigues sin entender estas tareas? Deberías reflexionar sobre ti mismo”.

Durante mis devociones espirituales, leí estas palabras de Dios: “La principal característica del trabajo de los falsos líderes es parlotear sobre doctrina y repetir consignas. Tras dictar sus órdenes, sencillamente se lavan las manos del asunto. No preguntan por el desarrollo posterior del trabajo; no preguntan si han surgido problemas, anomalías o dificultades. Consideran que han terminado su cometido en el momento en el que asignan el trabajo. De hecho, como líder, tras organizar el trabajo, debes hacer un seguimiento del progreso de este. Aunque no conozcas ese campo del trabajo, aunque carezcas de conocimientos al respecto, puedes buscar una manera de hacer tu trabajo. Puedes buscar a alguien que lo capte de veras, que entienda la profesión en cuestión, para que lleve a cabo investigación y haga sugerencias. A partir de sus sugerencias podrás identificar los principios adecuados y, así, serás capaz de hacer seguimiento del trabajo. Estés o no familiarizado con la profesión en cuestión, la comprendas o no, al menos debes dirigir el trabajo, hacer un seguimiento de él, pedir información y preguntar en todo momento para informarte de su progreso. Has de mantenerte al tanto de esas cuestiones; es tu responsabilidad, parte de tu trabajo. No hacer seguimiento del trabajo, no hacer nada más después de haberlo asignado, lavarse las manos: así es como hacen las cosas los falsos líderes. También son manifestaciones de los falsos líderes no hacer un seguimiento del trabajo ni dar indicaciones respecto a este ni pedir información sobre los problemas que surgen ni resolverlos ni captar el progreso o la eficacia del trabajo(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (4)). “Como los falsos líderes no se enteran del progreso de la obra y son incapaces de identificar con celeridad —y mucho menos resolver— los problemas que surgen en ella, a menudo se producen reiterados retrasos. En ciertos trabajos, dado que la gente no capta los principios y no hay nadie adecuado para hacerse responsable o dirigirlo, los que lo llevan a cabo se hallan a menudo en un estado de negatividad, pasividad y espera que repercute gravemente en el progreso de la obra. Si los líderes hubieran cumplido con sus responsabilidades, si hubieran dirigido el trabajo, lo hubieran impulsado, lo hubieran supervisado y hubieran buscado a alguien que entendiera de ese campo para guiar el trabajo, entonces el trabajo habría progresado más rápido, en lugar de sufrir reiterados retrasos. Para los líderes, pues, es vital entender y captar la situación actual del trabajo. Por supuesto, también es muy necesario que los líderes entiendan y capten cómo está progresando el trabajo, porque el progreso guarda relación con la eficacia del trabajo y los resultados que se pretende lograr con él. Si los líderes y obreros no captan cómo progresa la obra de la iglesia y no hacen un seguimiento ni supervisan nada, el progreso acabará siendo lento. Esto se debe a que la mayoría de las personas que cumplen deberes son sumamente ruines, no tienen sentido de la carga y a menudo son negativas, pasivas y superficiales. Si no hay nadie con sentido de la carga y capacidad de trabajo que se responsabilice de la obra de manera concreta, averigüe a tiempo el progreso de esta y guíe, supervise, discipline y pode al personal que realiza los deberes, entonces, de manera natural, el nivel de eficiencia del trabajo va a ser muy bajo y los resultados serán muy deficientes. Si los líderes y obreros ni siquiera pueden ver esto con claridad, son necios y ciegos. Por tanto, los líderes y obreros deben indagar, hacer seguimiento y captar enseguida el progreso de la obra, fijarse en los problemas que se han de resolver en las personas que realizan los deberes y establecer cuáles de ellos se han de solucionar para obtener mejores resultados. Todas estas cosas son fundamentales, una persona que ejerce como líder debe tenerlas claras. Para realizar bien tu deber, no has de ser como un falso líder que hace algo de trabajo superficial y ya con eso piensa que ha cumplido bien su deber. Los falsos líderes son descuidados y despreocupados en su trabajo, no tienen sentido de la responsabilidad, no resuelven los problemas cuando surgen, y sea cual sea el trabajo que hagan, solo rascan la superficie y lo abordan de manera superficial, no hacen más que soltar palabras altisonantes, escupir doctrinas y palabrería vacía, y actuar por inercia en su trabajo. En general, este es el estado en el que trabajan los falsos líderes. En comparación con los anticristos, los falsos líderes no hacen nada abiertamente malvado y no obran deliberadamente con maldad; sin embargo, si te fijas en la efectividad de su trabajo, es justo calificarlos como negligentes, decir que no soportan ninguna carga, y calificarlos como irresponsables y como carentes de lealtad hacia su trabajo(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (4)). Las palabras de Dios señalaban la actitud que los líderes y obreros deberían tener en su trabajo, en concreto, hacer un seguimiento activo, indagar y evaluar el progreso del trabajo, así como resolver los distintos problemas y dificultades, para asegurar que la obra avanzara sin contratiempos. Estas eran las responsabilidades de los líderes y obreros. Aunque uno sea inexperto, puede recurrir a quienes dominan las destrezas profesionales, y encontrar así principios de práctica para ser capaces de hacer un seguimiento del trabajo. Pero un falso líder no capta las condiciones actuales ni el progreso de la obra, ni comprende los resultados que cada tarea debería lograr ni cómo se desempeñan las personas. Actúa de manera superficial y chapucera, obra por inercia y no lleva a cabo un trabajo real, con lo que provoca que la obra no avance. Lo que Dios exponía era exactamente mi conducta. En el trabajo evangélico, puse mi falta de comprensión inicial como excusa y delegué su supervisión en Mo Li. Pensé que como ella había sido líder y estaba familiarizada con el trabajo evangélico, debería ser capaz de asumirlo, pero luego yo no hice un seguimiento real ni me informé sobre cuántos posibles destinatarios del evangelio podrían recibir la predicación ni sobre qué problemas y dificultades tenían los hermanos y hermanas en sus deberes. Incluso pensé que como Mo Li había dicho que todas las tareas estaban en marcha y no había mencionado ninguna dificultad, yo no tenía mucho de lo que preocuparme y por eso no participé en el trabajo evangélico. Como líder, se suponía que era responsable de dar seguimiento, investigar y supervisar el progreso y el estado de todos los aspectos del trabajo, y aunque dejara que Mo Li supervisara el trabajo evangélico, aún debería hacer un seguimiento, vigilar e investigar los permenores. Si el trabajo no producía frutos, tenía que hallar las causas y resolver los problemas y dificultades a tiempo. Pero delegué la labor en otros y empecé a adoptar una actitud de lavarme las manos; en consecuencia, el trabajo evangélico se retrasó. A simple vista, parecía que estaba cumpliendo con mi deber sin cometer ningún mal obvio ni causar perturbaciones, pero como líder, estaba satisfaciendo a la carne sin hacer un trabajo real, lo que conducía a que el trabajo evangélico no produjera frutos. Yo era un falso líder, totalmente indigno de este deber. Pensando en esto, me sentí hondamente arrepentido. No podía seguir así más tiempo, y tenía que cambiar rápido mi actitud hacia los deberes. Después de eso, empecé a hacer un seguimiento real del trabajo evangélico, y cuando descubría problemas, compartía enseñanzas para resolverlos. El trabajo evangélico empezó de forma gradual a producir frutos. Tras un tiempo desempeñando mi labor, creí haber cambiado un poco, pero para mi sorpresa, no mucho después, volví a quedar en evidencia.

Unos meses más tarde, me transfirieron a otra iglesia para que fuera líder; mi responsabilidad primordial era supervisar el trabajo de depuración de la iglesia. Vi que algunos de los materiales para depurar incrédulos y personas malvadas estaban incompletos y requerían pruebas factuales adicionales, por lo que compartí enseñanzas con los hermanos y hermanas que se ocupaban de esta labor. Sin embargo, como acaban de empezar a instruirse, no captaban los principios y no llegaban a asimilar los conceptos clave, de modo que los materiales complementarios estaban incompletos y hubo que revisarlos una y otra vez. En una ocasión, vi que en los materiales complementarios aún faltaban detalles, y me dije para mí: “He compartido estos principios varias veces. Aunque en teoría los comprenden, en la práctica, cuando se ven ante distintas situaciones, no saben qué hacer. Parece que realmente tendré que guiarlos en la elaboración de ciertos materiales para que se pongan al día. Así sus deberes se llevarían a cabo de manera más eficiente”. Pero entonces recapacité: “Si los ayudo a elaborar los materiales de depuración, consumiré un montón de tiempo y energía. Ya estoy demasiado atareado con mis deberes, así que ¿quién sabe cuán agotador sería eso? Además, tampoco estoy descuidando esta labor; ellos necesitan instruirse, y debería ser suficiente con que los supervise y los controle. Solo así podrán lograr algún progreso”. Teniendo esto presente, solo les proporcionaba enseñanzas y análisis, y dejaba que completaran estos materiales ellos mismos. Sin embargo, los materiales suplementarios aún tenían lagunas, y hubo que rehacer muchos de ellos, lo que retrasó seriamente el progreso. Más tarde, durante una reunión, los líderes superiores se enteraron de cómo avanzaba el trabajo de depuración y me señalaron: “Aunque has proporcionado a los hermanas y hermanas enseñanzas y análisis sobre esta labor, han tenido que complementar estos materiales varias veces, lo cual ha retrasado mucho el progreso. En este punto, es necesario que los acompañes en la recopilación y organización de estos materiales, instruirlos de verdad y mejorar la eficiencia de sus deberes. Esta es también la responsabilidad de un líder”. Al oír que los líderes me señalaban esto, me sentí un tanto culpable. Si hubiera participado realmente en esta labor, el trabajo no se habría demorado tanto.

Durante la reunión, leímos estas palabras de Dios: “Existe otro tipo del que hemos hablado a menudo mientras hablábamos sobre el tema de ‘las responsabilidades de los líderes y obreros’. Este tiene algo de calibre, no anda falto de inteligencia, en su trabajo cuenta con formas, métodos y planes para resolver los problemas y, cuando le encargan un trabajo, puede ponerlo en marcha de un modo cercano a los estándares esperados. Es capaz de descubrir cualquier problema que surja en el trabajo y puede además resolver algunos; cuando oye los problemas de los que informan algunas personas u observa el comportamiento, las manifestaciones, el discurso y las acciones de otras, reacciona en su fuero interno y tiene su propia opinión y actitud. Por supuesto, si estas personas persiguen la verdad y tienen un sentido de la carga, entonces todos estos problemas se pueden resolver. Sin embargo, de manera inesperada, se quedan problemas sin resolver en el trabajo que recae bajo la responsabilidad del tipo de persona sobre el que estamos hablando hoy. ¿Por qué pasa esto? Porque estas personas no hacen trabajo real. Aman la comodidad y odian el trabajo arduo, solo hacen esfuerzos superficiales y aparentes, les gusta permanecer ociosos y disfrutar de los beneficios del estatus, les gusta dar órdenes a la gente y hablan por hablar y hacen algunas sugerencias y con eso dan el trabajo por concluido. No se toman en serio ningún elemento del trabajo real de la iglesia ni del trabajo crucial que Dios les encomienda; no tienen este sentido de la carga e, incluso si la casa de Dios enfatiza estas cosas en repetidas ocasiones, ellos siguen sin tomárselas en serio. Por ejemplo, no quieren intervenir ni indagar sobre el trabajo de producción de películas ni sobre el relacionado con textos de la casa de Dios, ni desean examinar cómo progresan estos tipos de trabajo y qué resultados están logrando. Solo hacen algunas indagaciones indirectas y, una vez que saben que las personas están ocupadas con este trabajo y lo están haciendo, no se preocupan más por ello. Incluso cuando saben perfectamente bien que hay problemas en el trabajo, siguen sin querer hablar sobre ellos ni resolverlos, así como tampoco indagan ni examinan cómo hacen sus deberes las personas. ¿Por qué no indagan ni investigan estas cosas? Piensan que, si las investigan, entonces habrá muchos problemas esperando a que los resuelvan y será demasiado preocupante. ¡La vida será demasiado agotadora si siempre tienen que estar resolviendo problemas! Si se preocupan demasiado, nunca más saborearán la comida ni podrán dormir bien, su carne estará cansada y la vida se tornará entonces miserable. Por eso, cuando perciben un problema, lo eluden y lo ignoran si pueden. ¿Qué problema hay con este tipo de persona? (Son demasiado vagos). Decidme, ¿quién tiene un problema grave: la gente perezosa o la de poco calibre? (La gente perezosa). ¿Por qué tiene un problema grave la gente perezosa? (Las personas con poco calibre no pueden ser líderes ni obreros, pero pueden ser en cierto modo eficaces cuando realizan una tarea que se ajusta a sus capacidades. Sin embargo, las personas perezosas no pueden hacer nada; aunque tengan calibre, no tiene ningún efecto). Las personas perezosas no son capaces de hacer nada. Resumido en dos palabras, son personas inútiles; tienen una discapacidad de segunda clase. Por muy bueno que sea el calibre de los perezosos, no es más que una fachada; aunque tienen buen calibre, no sirve para nada. Son demasiado perezosos, saben lo que deben hacer, pero no lo hacen y, aunque tengan conocimiento de que algo supone un problema, no buscan la verdad para resolverlo, y si bien saben qué dificultades deben sufrir para que el trabajo sea efectivo, no están dispuestos a soportar ese sufrimiento aunque merezca la pena, así que no pueden obtener ninguna verdad ni realizar ningún trabajo real. No desean soportar las penurias que a las personas les toca soportar; solo saben disfrutar de la comodidad, de los momentos de alegría y ocio, y de una vida libre y relajada. ¿Acaso no son inútiles? Las personas que no pueden soportar la adversidad no merecen vivir. Aquellos que siempre desean vivir la vida de un parásito son personas sin conciencia ni razón, bestias, y tales personas no son aptas siquiera para ser mano de obra. Como no pueden soportar la adversidad, ni siquiera cuando son mano de obra son capaces de hacerlo bien y, si desean obtener la verdad, hay incluso menos esperanzas de ello. Alguien que no puede sufrir y no ama la verdad es una persona inútil, no es apta ni siquiera para ser mano de obra. Es una bestia sin pizca de humanidad. A tales personas se las debe descartar, solo esto concuerda con las intenciones de Dios(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (8)). Dios expone que el motivo principal por el que los falsos líderes no hacen un trabajo real es la pereza. Disfrutan de las comidades carnales, les encanta mandonear a la gente y no quieren solucionar los problemas aun cuando los vean. Carecen de un sentido de carga o responsabilidad por sus deberes, y por bueno que sea su calibre, no sirven para nada. Tuve la sensación de que las diversas conductas de los falsos líderes que Dios exponía describían mi propio comportamiento. En los últimos tiempos, mi deber había consistido solo en mandonear a la gente. Solo hablaba y me limitaba a preguntar sobre cómo iban las cosas a un nivel básico. No buscaba resultados ni solucionaba problemas, y en esencia, no hacía un trabajo real, solo disfrutaba de los beneficios de mi estatus. En particular, vi que Dios dice que las personas perezosas tienen problemas de calidad humana, que no están dispuestas a sufrir y pagar un precio en sus deberes, carecen de conciencia y razón, que ni siquiera su labor cumple con el estándar, y que Dios detesta verdaderamente a esa gente. Esto me alteró mucho. No solo no había puesto mi corazón ni mis fuerzas en cumplir con las responsabilidades de mi deber, sino que también me había convertido en una persona detestada por Dios. Ser capaz de desempeñar el deber de un líder ya era una gran elevación de Dios, además de una oportunidad que Dios me había concedido para instruirme. Debería esforzarme al máximo por cumplir bien este deber, lo cual también beneficiaría a mi crecimiento en la vida. Tenía claro que los hermanos y hermanas que organizaban los materiales para depurar a la gente recién comenzaban a instruirse, que no captaban los principios y que incluso tras varias rondas de añadidos, los materiales seguían incompletos. Si esto continuaba, el trabajo se retrasaría. Debería haber reflexionado más sobre este asunto y haberlos guiado en detalle. Tenía que acompañarlos personalmente en la elaboración de algunos materiales, a fin de que pudieran captar los principios cuanto antes. Pero sentía que eso requeriría mucho tiempo y energía, lo que implicaría fatiga y sufrimiento de la carne, por lo que en realidad no quería solucionar esta cuestión. Incluso ponía excusas, alegando que necesitaban instruirse por sí mismos para mejorar. Como consecuencia, varios materiales quedaron sin completar durante largo tiempo. En realidad, estos problemas podrían haberse solucionado si yo hubiera reflexionado más y hubiera pagado un precio, pero era demasiado perezoso y solo pensaba en la carne cuando hacía mis deberes. Tenía un actitud negligente y carecía de un sentido de carga o responsabilidad hacia el trabajo, y como consecuencia, el trabajo de depuración se retrasó. Si continuaba así, Dios me descartaría tarde o temprano. No podía seguir como hasta entonces. Debería asumir mis responsabilidades y cumplir bien con mis deberes de acuerdo con los requerimientos de Dios.

Más tarde, leí más palabras de Dios, y gané varias sendas relacionadas con cómo los líderes y obreros hacen un trabajo real. Dios Todopoderoso dice: “A la hora de facilitar orientación inicial para una tarea, además de ofrecer planes de puesta en marcha concretos para situaciones especiales, los líderes y obreros de calibre medio y capacidad de trabajo relativamente escasa deberían recibir una orientación más específica y detallada. Aunque puede que, en términos de doctrina, estas personas entiendan los principios y los planes de puesta en marcha específicos para una tarea, todavía no saben cómo ponerlos en práctica cuando llega el momento de la puesta en marcha real. ¿Cómo deberías tratar a los pocos líderes y obreros que tienen escaso calibre y carecen de capacidad de trabajo? […] Debes cumplir las responsabilidades que te corresponden; debes tener en cuenta a las iglesias donde están a cargo aquellos que son relativamente débiles y poseen una capacidad de trabajo relativamente escasa. Los líderes y obreros deben prestar especial atención y facilitar orientación especial en estos asuntos. ¿A qué se refiere la orientación especial? Aparte de compartir la verdad, también debes facilitar instrucciones y asistencia más específicas y detalladas, lo cual requiere mayor esfuerzo en cuanto a comunicación. Si les explicas el trabajo y todavía no lo entienden ni saben cómo ponerlo en marcha, o incluso si lo entienden en términos de doctrina y parece que saben cómo ponerlo en marcha, pero sigues sin estar seguro y te preocupa un poco cómo irá la puesta en marcha real, ¿qué deberías hacer entonces? Has de adentrarte personalmente en la iglesia local para orientarlos y poner en marcha la tarea junto a ellos. Háblales de los principios mientras llevas a cabo arreglos específicos relativos a las tareas que deben realizarse de acuerdo con los requerimientos de los arreglos del trabajo, como qué hacer primero y qué después, y cómo asignar personas de manera adecuada; organiza apropiadamente todas estas cosas. Esto es orientarlos de manera práctica en su trabajo, en lugar de limitarse a gritar consignas o dar órdenes arbitrarias y sermonearlos con algunas doctrinas, para luego considerar que se ha terminado el trabajo; esta no es una manifestación de hacer trabajo específico, y gritar consignas y mangonear a la gente no son responsabilidades de los líderes y obreros. Una vez que los líderes o supervisores de las iglesias locales puedan asumir el trabajo, que este vaya bien encaminado y básicamente no haya problemas importantes, solo entonces puede marcharse el líder u obrero. Esta es la primera tarea específica mencionada en la novena responsabilidad de los líderes y obreros para la puesta en marcha de los arreglos del trabajo: facilitar orientación. Entonces, ¿cómo exactamente se debería facilitar orientación? Los líderes y obreros deberían primero practicar la reflexión y hablar sobre los arreglos del trabajo, indagar y comprender los diversos requerimientos específicos de los arreglos del trabajo y entender y captar los principios que estos engloban. Después, deberían hablar, juntamente con los líderes y obreros de todos los niveles, sobre los planes específicos relativos a la puesta en marcha de los arreglos del trabajo. Asimismo, deberían facilitar planes específicos de puesta en marcha para situaciones especiales y, por último, deberían dar asistencia e instrucciones más detalladas y específicas a los líderes y obreros que son relativamente débiles y tienen un calibre relativamente escaso. Si algunos líderes y obreros son del todo incapaces de poner en marcha la tarea, ¿qué se debería hacer en tales situaciones? Los líderes y obreros de los niveles superiores deberían adentrarse en la iglesia y participar personalmente en la tarea, resolviendo así los problemas reales a través de la enseñanza de la verdad, y hacer que aprendan a llevar a cabo y poner en marcha el trabajo de acuerdo con los principios(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (10)). Dios ha señalado la senda de práctica respecto de cómo los líderes y obreros hacen un trabajo real. A los hermanos y hermanas que no captan los principios y tienen escasa capacidad de trabajo, deberíamos proporcionarles orientación y ayuda más detallada y específica. Esto es lo que Dios exige a los líderes y obreros. A los hermanos y hermanas que acababan de empezar a instruirse en el trabajo de depuración y no habían llegado a captar los principios, debería haberles proporcionado una orientación detallada y específica y haberles enseñado en persona con situaciones reales de trabajo. Pero presté atención a mi carne y no llevé a cabo nada del trabajo real que necesitaba hacerse, lo que en consecuencia retrasó la tarea. Fue una grave negligencia en el cumplimiento de mi deber. Yo supervisaba el trabajo de depuración de la iglesia, por lo que tenía que purgar a los incrédulos, así como a las personas malvadas y anticristos que trastornaban y perturbaban la vida de iglesia, para permitir que los hermanos y hermanas disfrutaran de ella de manera adecuada, compartieran mejor la verdad y crecieran en la vida. Pero como yo no llevaba a cabo un trabajo real, no se lidió a tiempo con las personas que se deberían haber expulsado, lo que perjudicó la obra de la iglesia. A este respecto, yo estaba en esencia cometiendo el mal. A partir de entonces, quise desempeñar bien mi deber de acuerdo con los requerimientos de Dios, y proporcionar con prontitud enseñanzas y orientación a los hermanos y hermanas para que captaran rápido los principios y cumplieran adecuadamente con sus deberes.

Poco después, los líderes superiores devolvieron algunos materiales de depuración que necesitaban con urgencia ser complementados con pruebas factuales. Pensé en asignárselo a los hermanos y hermanas, pero me di cuenta de que aún no captaban los principios y que, si se encargaban ellos de completar los materiales, eso sin duda retrasaría el progreso. Así que fui a verlos y analizamos y compartimos los principios juntos. Basándome en las cuestiones que los líderes habían señalado, les pedí que contaran primero sus puntos de vista, y luego hice uso de los principios para compartir con ellos lo que les faltaba, propiciando que captaran algunos principios. Descubrí que cuando quise desempeñar bien mi deber, no me sentía tan cansado, y que los hermanos y hermanas también lograban progresos en sus deberes. Esta forma de practicar me dio paz mental. Al analizar los materiales con los hermanos y hermanas, también comprendí mejor los principios para discernir a las personas. Todos estos resultados los obtuve llevando a cabo un trabajo real.

A través de la experiencia, llegué a ver lo importante que es realmente que los líderes y obreros hagan un trabajo real, pues afecta diferectamente al progreso de la obra de la iglesia. Al mismo tiempo, me di cuenta de que cuando la gente cumple realmente con los deberes de acuerdo con los requerimientos de Dios, puede conseguir algunos resultados. ¡Gracias a Dios!

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