69. Reflexiones sobre no hacer trabajo real

Por Xu Yan, China

En mayo de 2023, estaba a cargo del trabajo de sermones. A mediados de octubre, destituyeron a uno de los líderes del grupo por no hacer trabajo real y, más tarde, eligieron líder del grupo al hermano Li Zhi. En ese momento, el líder me envió una carta especial para recordarme que Li Zhi tenía una aptitud mediocre y carecía de capacidad de trabajo, y me pidió que lo ayudara y apoyara más. Así que, ese mismo día, le escribí una carta a Li Zhi contándole sobre las situaciones concretas de los miembros del grupo y los problemas urgentes que había en el grupo, y le pedí que priorizara el trabajo en consecuencia. Li Zhi me respondió y dijo que, al principio, sentía que no tenía suficiente aptitud, que tenía demasiados defectos y que no estaba a la altura del deber de un líder de grupo, pero que, tras leer las palabras de Dios, su estado mejoró y que había hecho un plan para el próximo trabajo. Pensé: “Li Zhi tiene algo de entrada en la vida. Aunque le falta capacidad de trabajo, mientras sea una persona adecuada, no hay que temer el hecho de que tenga defectos y puedo apoyarlo y ayudarlo más”. Sentía que, en cuanto captara algunos principios y ganara algo de experiencia de trabajo, todo iría bien. A partir de entonces, di seguimiento de cerca al trabajo de Li Zhi. Era capaz de aceptar las sugerencias que le hacía y aportaba comentarios de manera oportuna sobre los detalles del trabajo.

En poco más de un mes, Li Zhi encontró de a poco a tres miembros para el equipo de trabajo relacionado con textos, y todos presentaban cierta aptitud. Me sentí bastante contenta y pensé: “Siempre me ha costado encontrar a personas adecuadas, pero Li Zhi acaba de llegar y ya las ha encontrado. Parece que su capacidad de trabajo no es tan mala”. Pensé en cuando yo estaba a cargo del trabajo de tres grupos distintos y de cultivar personas. En ese entonces, vivía cada día de forma frenética, pero, ahora que Li Zhi entendía más o menos cómo hacer su trabajo, yo podía relajarme un poco. A partir de entonces, dejé de dar el mismo seguimiento cercano al trabajo. Quince días después, me di cuenta de que el grupo que Li Zhi tenía a cargo no había enviado ningún sermón. Estaba un poco confundida. “Li Zhi dijo que las tres hermanas que acababan de unirse al grupo tenían cierta aptitud, entonces, ¿por qué no han obtenido ningún resultado visible en sus deberes? ¿Será que no captan los principios porque acaban de empezar a formarse?”. Con esto en mente, fui a comprobar el proceso del grupo de revisión de sermones, y vi que Li Zhi era capaz de detectar algunos problemas en los sermones y que no había desviaciones evidentes en el trabajo. Pensé: “Li Zhi siempre ha obtenido resultados mediocres en el trabajo que tiene a cargo. No se puede esperar que obtenga resultados de inmediato. Tal vez mejore con el tiempo”. En ese momento, también pensé: “Quizás deba investigar más a fondo”. Pero, en cuanto pensé en que tendría que dedicar mucho tiempo a resolver cualquier problema que hubiera y que aún tenía que dar seguimiento al trabajo de otros dos grupos, sentí que acabaría agotada si tenía que implicarme en todo esto. Después de meditarlo mucho, finalmente decidí que era mejor dejar que fuera Li Zhi el que lo investigara y resolviera. En una ocasión, me enteré de que una de las tres hermanas que acababan de transferir, Lu Yuan, era reacia a que Li Zhi la supervisara y le diera seguimiento, ya que creía que las constantes preguntas sobre cómo avanzaba su trabajo le hacían perder el tiempo y hasta expresó esa opinión delante de los demás. Sabía que tenía una actitud equivocada y que afectaría al trabajo de sermones, pero no investigué más ni traté de resolverlo, y solo pedí a Li Zhi que compartiera con Lu Yuan. Después, Li Zhi informó que Lu Yuan cumplía sus deberes con normalidad, así que no di más seguimiento al asunto.

Sin darme cuenta, ya era mediados de diciembre y descubrí que el grupo que Li Zhi tenía a cargo seguía sin entregar muchos sermones. Me di cuenta de que algo no iba bien, así que escribí una carta de inmediato para preguntarle a Li Zhi sobre la situación. Dijo que su estado no era bueno y que varios hermanos y hermanas habían dicho que no podía hacer trabajo real ni resolver las dificultades que enfrentaban en sus deberes, y que estaban pensando en denunciarlo. En ese momento, me quedé impactada. ¿No había sido capaz de hacer algo de trabajo antes? ¿Cómo había llegado de repente al punto de que lo denunciaran? Sentí un poco de miedo. Lo que había sucedido con el trabajo de ese grupo se relacionaba con que yo no había hecho trabajo real durante esa época. Yo tenía una responsabilidad ineludible. Fui de inmediato a visitar al grupo para entender la situación. Para mi sorpresa, Li Zhi sentía que tenía poca aptitud y que no podía ser el líder del grupo, así que asumió la responsabilidad y renunció. Por más que el líder compartiera con él y tratara de ayudarlo, no sirvió de nada. Después de que Li Zhi se fue, descubrí que el grupo que había tenido a cargo tenía un montón de problemas. Lu Yuan se la pasaba todo el tiempo descargando su negatividad. Pensaba que el hecho de que Li Zhi la supervisara y revisara su trabajo la hacía perder el tiempo. Eso hacía que Li Zhi no pudiera dar seguimiento al trabajo de sermones, lo que afectaba gravemente los resultados de dicho trabajo. Las tres hermanas nuevas que acababan transferir no tenían freno ni disciplina y eran desorganizadas en sus deberes y, cuando se encontraban con dificultades, simplemente se las pasaban a Li Zhi. Pero Li Zhi nunca planteó el problema de la actitud que ellas tenían hacia sus deberes y tampoco informó de ello a los superiores. Simplemente les permitió seguir haciendo el vago. Tras enterarme de todo esto, me quedé estupefacta. Li Zhi había llevado el trabajo hasta ese punto en solo tres meses y los miembros del grupo estaban siendo extremadamente negligentes en su deber. Yo no estaba ni enterada de todos estos problemas que habían paralizado por completo el trabajo de sermones. ¡Me arrepentí de no haber sido más diligente! Después, destituí a los miembros inadecuados del grupo, reasigné a cierto personal nuevo y, solo entonces, el trabajo empezó a mejorar de a poco.

Después de este incidente, me sentí muy culpable. Yo había sido muy consciente de que Li Zhi tenía una aptitud mediocre y de que su capacidad de trabajo no era muy buena, así que ¿cómo pude haber soltado las riendas y haber desatendido el trabajo de este grupo? Si me hubiera centrado más en dar seguimiento al trabajo y revisarlo, habría podido descubrir los problemas de Li Zhi antes y habría evitado estas consecuencias. El hecho de que el trabajo diera esos resultados reveló que yo no estaba haciendo trabajo real. Durante esa época, solía buscar palabras de Dios que exponían a los falsos líderes y las leía. Entre ellas, había un pasaje que se relacionaba especialmente con mi estado. Dios dice: “Los falsos líderes nunca preguntan sobre la situación laboral de los diversos supervisores de equipo ni la comprueban. Tampoco preguntan al respecto, ni hacen un seguimiento ni tienen idea de la entrada en la vida de los supervisores de distintos equipos y del personal responsable de diversos trabajos importantes, ni de sus actitudes hacia la obra de la iglesia, sus deberes y la fe en Dios, la verdad y Dios mismo. No saben si estos individuos han experimentado alguna transformación o si han crecido, ni conocen los diversos problemas que pueden existir en su trabajo; en particular, no conocen la influencia de los errores y las desviaciones que se producen en las diversas etapas del trabajo en la obra de la iglesia y en la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios, ni si alguna vez se han corregido estos errores y estas desviaciones. Ignoran por completo todas estas cosas. Si no saben nada de estas condiciones detalladas, se vuelven pasivos cada vez que surgen problemas. No obstante, los falsos líderes no se preocupan en absoluto de estos problemas detallados mientras hacen su trabajo. Después de designar a diversos supervisores de equipo y asignar tareas, creen que su trabajo ya está hecho; que cuenta como que han realizado bien su trabajo y, si surgen otros problemas, no son de su incumbencia. Debido a que los falsos líderes son incapaces de supervisar y dirigir a los diversos supervisores de equipo y de hacer un seguimiento de ellos, y a que no cumplen sus responsabilidades en estas áreas, la obra de la iglesia se convierte en un desastre. Esto es lo que pasa cuando los líderes y obreros son negligentes en sus responsabilidades. Dios puede escrutar las profundidades del corazón humano; esta es una capacidad de la que los humanos carecen. Por tanto, al trabajar, las personas deben ser más diligentes y atentas, ir con regularidad al lugar de trabajo para hacer un seguimiento de las tareas, supervisarlas y dirigirlas, con el fin de asegurar el progreso normal de la obra de la iglesia. Está claro que los falsos líderes son unos irresponsables redomados en su trabajo y nunca supervisan ni dirigen las diversas tareas ni hacen un seguimiento de ellas. Como resultado, algunos supervisores no saben cómo resolver diversos problemas que surgen en el trabajo y permanecen en sus roles de supervisores a pesar de no ser lo suficientemente competentes. En última instancia, el trabajo se retrasa una y otra vez y lo convierten todo en un gran caos. Esta es la consecuencia de que los falsos líderes no pregunten sobre las situaciones de los supervisores ni las examinen ni hagan un seguimiento de ellas, un resultado cuya única causa es la dejación de la responsabilidad por parte de los falsos líderes(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (3)). Dios dice que los falsos líderes no son responsables con sus deberes y no hacen trabajo real. Después de elegir a un supervisor, piensan que todo va bien y que ya pueden desentenderse, así que no revisan ni captan los detalles de los distintos aspectos del trabajo. Ni siquiera saben si el supervisor o las personas que cumplen esos deberes realmente son competentes o si el trabajo se ha paralizado, lo que lo perjudica gravemente. Eso es un falso líder en toda regla. Yo era exactamente el tipo de falso líder del que Dios habla. Después de que eligieran líder del grupo a Li Zhi, vi que él encontró a tres miembros para el equipo de trabajo relacionado con textos y, cuando me comunicaba con él sobre el trabajo, su actitud siempre era bastante buena. Por lo tanto, pensé que Li Zhi hacía un trabajo sólido y que podía estar tranquila confiándoselo. Entonces, me volví una burócrata que no supervisaba su trabajo ni le daba seguimiento. Como consecuencia, no sabía que Li Zhi tenía dificultades en sus deberes y tampoco tenía ni idea de que los miembros del grupo estaban desatendiendo las tareas correspondientes y que eran negligentes en sus deberes. Sabía que, sistemáticamente, el trabajo de sermones de su grupo no estaba dando resultados, pero tenía miedo de que, si me ponía a investigar los detalles, tendría que dedicar tiempo y esfuerzo a resolver los problemas, así que dejé que Li Zhi se encargara de ello. Además, Lu Yuan no permitía que los demás supervisaran su trabajo y no paraba de desahogar su negatividad en el grupo. Jugaba un papel que obstruía el trabajo de sermones. No expuse sus problemas, sino que dejé que Li Zhi se encargara de ellos y, después, no di seguimiento a los resultados. Esto provocó que no se resolvieran los problemas y que Lu Yuan no consiguiera cumplir un papel positivo en el grupo, lo que afectó el progreso del trabajo. Al ver esto, me di cuenta de que realmente estaba siendo una falsa líder. Cumplir mis deberes solo consiguió causar transgresiones.

Luego, reflexioné: “¿Qué me llevó a confiar tanto en Li Zhi?”. Leí las palabras de Dios: “Los falsos líderes nunca indagan sobre los supervisores que no hacen un trabajo real o que no se ocupan del trabajo que les corresponde. Piensan que basta con elegir a un supervisor y que con eso se acaba el asunto, y que a partir de ese momento, el supervisor puede lidiar con todas las cuestiones del trabajo por su cuenta. Así que los falsos líderes solo celebran reuniones muy de vez en cuando y no supervisan el trabajo ni preguntan cómo va, y actúan como jefes que se mantienen al margen. […] Ellos mismos son incapaces de hacer un trabajo real, y tampoco son meticulosos en cuanto al trabajo de los jefes de grupo y supervisores; no hacen seguimiento sobre ello ni indagan al respecto. Su visión de las personas solo se basa en sus propias impresiones e imaginaciones. Cuando ven que alguien se desempeña bien durante un tiempo, creen que esta persona será buena para siempre, que no va a cambiar; no creen a nadie que diga que existe un problema con esta persona y lo ignoran cuando alguien les advierte sobre ella. ¿Creéis que los falsos líderes son estúpidos? Son necios y estúpidos. ¿Qué los hace estúpidos? Depositan alegremente su confianza en una persona, pues creen que, ya que cuando se la eligió, esta persona hizo un juramento y mostró determinación, y oraba mientras corrían lágrimas por su rostro, eso significa que es confiable y nunca surgirá ningún problema si se encarga del trabajo. Los falsos líderes no entienden la naturaleza de las personas; desconocen la verdadera situación de la especie humana corrupta. Dicen: ‘¿Cómo va a cambiar alguien a peor tras ser elegido supervisor? ¿Cómo alguien que parece tan serio y fiable va a eludir su trabajo? No haría tal cosa, ¿verdad? Tiene mucha integridad’. Como los falsos líderes ponen demasiada fe en sus propias imaginaciones y sentimientos, esto les incapacita en última instancia para resolver a tiempo los muchos problemas que surgen en el trabajo de la iglesia, y les impide despedir con celeridad al supervisor implicado y modificar el deber asignado a ellos. Son auténticos falsos líderes. […] Los falsos líderes tienen un defecto fatal: se apresuran a confiar en la gente basándose en sus propias imaginaciones. Y esto se debe a que no entienden la verdad, ¿no es así? ¿Cómo revela la palabra de Dios la esencia de la especie humana corrupta? ¿Por qué deberían confiar en la gente cuando Dios no lo hace? Los falsos líderes son demasiado arrogantes y sentenciosos, ¿no es así? Lo que piensan es: ‘No es posible que haya juzgado mal a esta persona, no debería haber ningún problema con alguien que a mi juicio es apta; desde luego no es una persona que se entregue a la comida, la bebida y el entretenimiento ni al que le guste la comodidad y odie el trabajo arduo. Es totalmente fiable y de confianza. No va a cambiar; si lo hiciera, eso significaría que me he equivocado con ella, ¿no?’. ¿Qué clase de lógica es esta? ¿Acaso eres una especie de experto? ¿Tienes visión de rayos X? ¿Tienes esta habilidad especial? Podrías vivir con una persona durante uno o dos años, pero ¿serías capaz de ver quién es en realidad sin un entorno adecuado que deje su esencia-naturaleza totalmente al descubierto? Si Dios no la revelara, podrías vivir junto a ella durante tres o incluso cinco años, y seguirías teniendo dificultades para ver qué tipo de esencia-naturaleza tiene. ¿Y cuánto más tiene esto de cierto si rara vez la ves o estás con ella? Los falsos líderes confían alegremente en alguien en función de una impresión temporal o de la valoración positiva de un tercero, y se atreven a confiar el trabajo de la iglesia a una persona semejante. Así, ¿acaso no están siendo extremadamente ciegos? ¿Es que no obran con imprudencia? Y cuando trabajan así, ¿acaso los falsos líderes no están siendo extremadamente irresponsables?(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (3)). Después de leer las palabras de Dios, entendí la razón por la que confiaba de forma ciega y temeraria en las personas. La causa principal era que no entendía la verdad, era muy arrogante y sopesaba a las personas según mis nociones e imaginaciones. Consideraba que alguien podía hacer trabajo real solo porque tenía un buen desempeño momentáneo. Esto me llevó a confiar en exceso en las personas y a descuidar la supervisión y el seguimiento del trabajo. De hecho, el líder ya me había advertido que Li Zhi no tenía muy buena aptitud ni capacidad de trabajo, y me dijo que diera más seguimiento a los detalles del trabajo y que lo guiara más para cumplirlo. Pero, como Li Zhi había encontrado a tres miembros para el equipo de trabajo relacionado con textos y había detectado algunos problemas en los sermones, cambié mi opinión sobre él y pensé que tenía cierta capacidad de trabajo y que su aptitud no era tan mala. A partir de entonces, no intervine más en su trabajo, lo que hizo que se retrasara. Cuando reflexioné con detenimiento, me di cuenta de que a dos de los tres miembros los había proporcionado el líder y que Li Zhi solo había estado a cargo de asignarles sus deberes. No era que Li Zhi los había descubierto mientras él mismo cultivaba a las personas. Además, la razón por la que pudo detectar algunos problemas en los sermones fue porque había practicado la redacción de sermones y podía captar algunos principios. Pero, cuando se trataba de resolver los problemas con la verdad, como los estados de los miembros del grupo o sus actitudes hacia sus deberes, no sabía cómo hacerlo. Yo no estaba sopesando a las personas según los principios-verdad y, además, había estado disfrutando de la tranquilidad y no estaba dispuesta a sufrir ni a pagar un precio, así que no daba seguimiento al trabajo de Li Zhi ni lo guiaba de forma detallada. Al final, esto perjudicó el trabajo. Al reflexionar al respecto, sentí culpa y remordimiento en el corazón. Me di cuenta de que tanto mis ojos como mi corazón habían estado realmente ciegos.

Después, busqué para leer las palabras de Dios sobre cómo hacer trabajo real. Dios dice: “Independientemente de la importancia y de la naturaleza del trabajo que realice un líder o un obrero, su principal prioridad es entender y captar cómo va ese trabajo. Deben estar presentes para hacer un seguimiento y realizar preguntas para obtener información de primera mano. No deben limitarse a confiar en los rumores o a escuchar los informes de otras personas. En cambio, deben observar con sus propios ojos la situación del personal y cómo avanza el trabajo, y entender qué dificultades se presentan, si hay ámbitos que no se ajustan a los requisitos de lo Alto, si se infringen los principios, si hay perturbaciones o trastornos, si falta el equipo necesario o el material didáctico relacionado para el trabajo profesional: deben estar al tanto de todo. Por muchos informes que escuchen, o por mucho que se basen en los rumores, nada es mejor que hacer una visita personal; hacerlo de esta manera es más preciso y fiable para observar las cosas con sus propios ojos. Una vez familiarizados con todos los aspectos de la situación, tendrán una idea acertada sobre lo que está pasando. Sobre todo, han de tener una idea clara y precisa de quién tiene buen calibre y es digno de ser cultivado, ya que solo esto les permite cultivar y usar a las personas con precisión, lo cual es crucial para que los líderes y obreros hagan bien su trabajo(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (4)). Dios dice que, para hacer trabajo real de forma correcta, la clave está en no tener consideración con la carne y no limitarse a escuchar los informes de los demás. Debemos participar en persona, profundizar en el lugar donde se realiza el trabajo y entender sus detalles. También debemos involucrarnos personalmente en resolver los problemas. Debemos dar seguimiento a los resultados del trabajo tras un tiempo y no solo ponerlo en práctica sin darle seguimiento. Además, debemos asegurarnos de detectar y resolver los problemas. Así que oré a Dios en mi corazón y le dije que ya no sería una burócrata y, a partir de entonces, empecé a centrarme en hacer un trabajo detallado, a preguntar en persona sobre algunos problemas y a esforzarme en resolverlos. En ese entonces, el trabajo de sermones del grupo que la hermana Su Jing tenía a cargo no estaba dando ningún resultado y, cuando fui a revisar el trabajo, ella me explicó que hacía trabajo real, sufría y pagaba un precio. Al oír su informe, parecía que Su Jing hacía muchas cosas, pero esto no coincidía con los resultados del trabajo, así que empecé a examinar el trabajo en detalle. Descubrí que a Su Jing le preocupaban mucho su reputación y estatus, y que, al informar sobre el trabajo, solo contaba sobre las buenas noticias y ocultaba las malas. Cuando yo le preguntaba por los detalles del trabajo, siempre esquivaba los temas clave y, tras varias rondas de investigación e indagación, confirmé que Su Jing no tenía capacidad de trabajo, así que la destituí. Como, en ese momento, no encontraba a nadie adecuado para ser líder del grupo, yo misma me hice cargo de algunos de los detalles del trabajo. Tras dos meses de participar de forma activa en el trabajo y de darle seguimiento, los resultados del trabajo de sermones mejoraron. Probé el dulce sabor de hacer trabajo real.

Sin darme cuenta, llegó abril. El trabajo de los tres grupos que tenía a cargo empezó a mostrar avances de a poco y habíamos identificado a candidatos para líderes de grupo. En mi corazón, pensaba: “El trabajo finalmente está encauzado y, con que dé seguimiento a las cosas a menudo, todo irá bien y por fin podré descansar”. De a poco, empecé a centrarme solo en los sermones que se enviaban a diario y dejé de tomar la iniciativa de revisar los detalles del trabajo. Un día de junio, vi un video de un testimonio vivencial en el que un hermano era el líder de la iglesia y estaba a cargo del trabajo evangélico. Hacía un trabajo muy detallado y conocía bien la situación de cada destinatario potencial del evangelio. Al compararme, me di cuenta de que yo estaba muy por detrás. Sobre todo, en los últimos quince días, me había limitado a estar satisfecha con que se entregaran sermones y no había revisado los detalles del trabajo de cada grupo. Me di cuenta de que me había vuelto un poco laxa en mi trabajo. Pensé que tenía que cambiar las cosas sin demora. Después, empecé a revisar los detalles del trabajo de varios grupos. No me di cuenta hasta que revisé, pero cuando lo hice, me llevé una gran sorpresa. Un grupo tenía una enorme cantidad de sermones pendientes sin revisar y, en otro grupo, los resultados del trabajo habían decaído de forma considerable. Cuanto más revisaba, más problemas encontraba. Estaba muy enfadada conmigo misma. ¿Cómo había vuelto a transitar, a mi pesar, por la senda de una falsa líder? Oré, busqué y leí un pasaje de las palabras de Dios: “Existe otro tipo del que hemos hablado a menudo mientras hablábamos sobre el tema de ‘las responsabilidades de los líderes y obreros’. Este tiene algo de calibre, no anda falto de inteligencia, en su trabajo cuenta con formas, métodos y planes para resolver los problemas y, cuando le encargan un trabajo, puede ponerlo en marcha de un modo cercano a los estándares esperados. Es capaz de descubrir cualquier problema que surja en el trabajo y puede además resolver algunos; cuando oye los problemas de los que informan algunas personas u observa el comportamiento, las manifestaciones, el discurso y las acciones de otras, reacciona en su fuero interno y tiene su propia opinión y actitud. Por supuesto, si estas personas persiguen la verdad y tienen un sentido de la carga, entonces todos estos problemas se pueden resolver. Sin embargo, de manera inesperada, se quedan problemas sin resolver en el trabajo que recae bajo la responsabilidad del tipo de persona sobre el que estamos hablando hoy. ¿Por qué pasa esto? Porque estas personas no hacen trabajo real. Aman la comodidad y odian el trabajo arduo, solo hacen esfuerzos superficiales y aparentes, les gusta permanecer ociosos y disfrutar de los beneficios del estatus, les gusta dar órdenes a la gente y hablan por hablar y hacen algunas sugerencias y con eso dan el trabajo por concluido. No se toman en serio ningún elemento del trabajo real de la iglesia ni del trabajo crucial que Dios les encomienda; no tienen este sentido de la carga e, incluso si la casa de Dios enfatiza estas cosas en repetidas ocasiones, ellos siguen sin tomárselas en serio. […] ¿Qué problema hay con este tipo de persona? (Son demasiado vagos). Decidme, ¿quién tiene un problema grave: la gente perezosa o la de poco calibre? (La gente perezosa). ¿Por qué tiene un problema grave la gente perezosa? (Las personas con poco calibre no pueden ser líderes ni obreros, pero pueden ser en cierto modo eficaces cuando realizan una tarea que se ajusta a sus capacidades. Sin embargo, las personas perezosas no pueden hacer nada; aunque tengan calibre, no tiene ningún efecto). Las personas perezosas no son capaces de hacer nada. Resumido en dos palabras, son personas inútiles; tienen una discapacidad de segunda clase. Por muy bueno que sea el calibre de los perezosos, no es más que una fachada; aunque tienen buen calibre, no sirve para nada. Son demasiado perezosos, saben lo que deben hacer, pero no lo hacen y, aunque tengan conocimiento de que algo supone un problema, no buscan la verdad para resolverlo, y si bien saben qué dificultades deben sufrir para que el trabajo sea efectivo, no están dispuestos a soportar ese sufrimiento aunque merezca la pena, así que no pueden obtener ninguna verdad ni realizar ningún trabajo real. No desean soportar las penurias que a las personas les toca soportar; solo saben disfrutar de la comodidad, de los momentos de alegría y ocio, y de una vida libre y relajada. ¿Acaso no son inútiles? Las personas que no pueden soportar la adversidad no merecen vivir. Aquellos que siempre desean vivir la vida de un parásito son personas sin conciencia ni razón, bestias, y tales personas no son aptas siquiera para ser mano de obra. Como no pueden soportar la adversidad, ni siquiera cuando son mano de obra son capaces de hacerlo bien y, si desean obtener la verdad, hay incluso menos esperanzas de ello. Alguien que no puede sufrir y no ama la verdad es una persona inútil, no es apta ni siquiera para ser mano de obra. Es una bestia sin pizca de humanidad. A tales personas se las debe descartar, solo esto concuerda con las intenciones de Dios(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (8)). Al leer cómo Dios expone a esos falsos líderes que tienen aptitud, pero no cumplen de manera correcta sus deberes, me tembló el corazón. Antes, siempre pensaba que no era demasiado perezosa y nunca pensé que era el tipo de persona inútil que Dios expone. Sin embargo, esta vez, ante los hechos, tuve que admitir que la raíz de no haber hecho trabajo real era que amaba el confort, odiaba el trabajo duro, codiciaba la comodidad y era demasiado perezosa. Al hacer memoria sobre el tiempo en el que había supervisado el trabajo de tres grupos distintos, al principio, pude asumir cierta responsabilidad, soportar algunas dificultades y pagar un precio, y el trabajo evidenció cierto progreso. Pero era tenía demasiada consideración con mi carne y siempre temía dedicar más tiempo y energía y cansarme, así que, cuando vi algunos resultados en el trabajo, surgió mi deseo de comodidad y empecé a delegar trabajo en los líderes de grupo y a disfrutar en secreto de mi tiempo libre. Por fuera, parecía que trabajaba todos los días, pero no hacía trabajo real y detallado. Sabía perfectamente que Li Zhi acababa de empezar a formarse y, aun así, le dejé trabajo. También sabía perfectamente que algunos miembros del grupo tenían problemas y requerían que les diera seguimiento y prestara atención constantes, pero, aun así, adopté una política no intervencionista. Sobre todo, cuando una hermana con la que colaboraba me pidió que supervisara a un grupo débil, me sentí reacia en mi corazón y quise escoger una tarea más fácil. Aunque finalmente lo acepté, lo hice con reticencia y sin ganas. Fue porque codiciaba el confort que, en mis deberes, solo me centraba en evitar el sufrimiento carnal y minimizar el esfuerzo mental. Me bastaba con solo revisar los sermones cada día y no quería hacer el esfuerzo mental para pensar activamente en los problemas de cada grupo. Empezaba mis deberes con un buen desempeño, pero nunca seguía hasta el final y siempre tomaba la senda más fácil. Dios dio a las personas una mente para reflexionar sobre los asuntos correctos, pero yo nunca quería usarla ni pensar detenidamente en los problemas. La iglesia había dispuesto que cumpliera un deber muy importante, pero yo no pensaba en cómo pagar un precio para hacer que el trabajo fuera eficaz. En cambio, no era responsable con mis deberes solo por buscar el confort de la carne. Realmente no tenía conciencia ni humanidad. ¿No era exactamente el tipo de persona inútil de la que habla Dios? Aunque no tenía ninguna discapacidad, no me esforzaba al máximo en mis deberes. Eso me convertía en una persona inútil.

Más adelante, empecé a preguntarme: “¿Qué me va a aportar al final el codiciar constantemente la comodidad de la carne? ¿Tiene algún valor apreciar mi carne constantemente?”. Leí las palabras de Dios: “La carne del hombre es como la serpiente: su sustancia es hacer daño a su vida y cuando consigue completamente lo que quiere, la vida se pierde. La carne es propia de Satanás. Siempre hay deseos extravagantes dentro de ella; la carne siempre piensa en sí misma y siempre desea facilidad y quiere disfrutar de la comodidad, carece de preocupación y sentido de la urgencia, se regodea en la holgazanería y, si la satisfaces hasta un determinado punto, acabará por devorarte. Es decir, si la satisfaces una vez, te pedirá que la vuelvas a satisfacer la próxima vez. La carne siempre tiene deseos extravagantes y nuevas exigencias y se aprovecha de que la complazcas para hacer que la valores aún más y vivas entre sus comodidades y, si no puedes vencerla, con el tiempo, acaba por arruinarte(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo amar a Dios es realmente creer en Él). En efecto, la carne es como una serpiente: le das la mano y te toma el brazo. Cuanto más la satisfaces, más insaciable se vuelve y, al final, puede devorar a una persona. Haciendo memoria, cuando participaba en persona en el trabajo, aunque mi carne estaba un poco cansada, podía centrarme en buscar la verdad para afrontar cualquier cosa que surgiera, oraba más a Dios y reflexionaba más sobre mí misma. Lo crucial era que, mientras cumplía mis deberes, sentía que Dios me guiaba, mi espíritu estaba en paz y tranquilo, y tenía una relación normal con Dios. Pero, cuando tenía consideración con mi carne, ya no pensaba en cómo cumplir bien mis deberes. En cambio, pensaba en cómo podía hacer para descansar más y relajar la mente y, de a poco, cuando veía problemas, no tenía la voluntad de afrontarlos ni, mucho menos, de resolverlos activamente. A veces, hasta pensaba: “¿Para qué me canso tanto? ¿Para qué me involucro en todo y acabo tan agotada? ¿No es eso una estupidez?”. De a poco, fui cediendo a mi carne, lo que me llevó a volverme cada vez más pasiva en mis deberes, a retrasar el trabajo y a cometer transgresiones. Después de entender estas cosas, estuve dispuesta a rebelarme contra mi carne, así que oré a Dios, dispuesta a arrepentirme y a hacer trabajo real.

Un día, durante mis prácticas devocionales, leí más de las palabras de Dios: “En la actualidad no hay muchas oportunidades para cumplir con un deber, así que debes aprovecharlas cuando puedas. Es precisamente cuando te enfrentas a un deber que debes esforzarte, entonces es cuando debes ofrecerte, gastarte por Dios, y cuando se te requiere que pagues el precio. No te guardes nada, no albergues ningún plan, no dejes ningún margen de maniobra, no te concedas una salida. Si dejas margen, eres calculador o escurridizo y holgazaneas, entonces estás destinado a hacer un trabajo deficiente(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La entrada en la vida comienza con el cumplimiento del deber). “Si de verdad posees cierto grado de calibre, realmente dominas las competencias profesionales dentro del ámbito de tu responsabilidad y no eres ajeno a tu profesión, entonces solo tienes que acatar una frase, y podrás ser leal a tu deber. ¿Qué frase? ‘Pon el corazón en ello’. Si pones el corazón en las cosas y las personas, entonces serás capaz de ser leal y responsable en tu deber. ¿Es fácil poner en práctica esta frase? ¿Cómo se aplica? No significa utilizar los oídos para oír ni la mente para pensar; significa utilizar el corazón. Si una persona puede realmente utilizar su corazón, entonces, cuando sus ojos vean a alguien hacer cierta cosa, actuar de alguna manera o reaccionar de cierta forma ante algo, o cuando sus oídos escuchen las opiniones o argumentos de ciertas personas, al utilizar su corazón para reflexionar y contemplar estas cosas, surgirán en su mente algunas ideas, puntos de vista y actitudes. Estas ideas, puntos de vista y actitudes le proporcionarán una comprensión profunda, concreta y correcta de la persona o cosa y, al mismo tiempo, darán lugar a juicios y principios adecuados y correctos. Solo cuando alguien tiene estas manifestaciones de usar su corazón, significa que es leal a su deber(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (7)). Las palabras de Dios me hicieron entender que, para cumplir bien mis deberes y hacer trabajo real, primero debo rebelarme conscientemente contra mi carácter corrupto y poner el corazón en mis deberes. Mientras me dedique de corazón a ello, podré descubrir problemas y resolverlos realmente. Solo así puedo cumplir mis deberes con lealtad y solo entonces se puede considerar que estoy haciendo trabajo real. Si no pongo el corazón y tampoco quiero esforzarme ni pagar un precio, no me esforzaré por buscar la verdad cuando vea problemas y puede que ni siquiera los detecte ni, mucho menos, los resuelva. Al final, no podré cumplir bien mis deberes.

Más adelante, hablé con la hermana con la que trabajaba sobre los problemas del grupo, uno por uno. Revisamos con cuidado el trabajo del grupo y encontramos algunas desviaciones y lagunas. Entonces, escribí una carta para comunicarme de forma práctica y, de a poco, se resolvió la baja eficacia en el desempeño de los deberes en el grupo. Pero sabía que esas tareas no podían resolverse de una tacada, que haría falta dar seguimiento y supervisión continuos, y que era un trabajo que se debía hacer a largo plazo. A veces, cuando se acumulaba el trabajo, todavía revelaba un estado de querer ser perezosa y evitar el agotamiento, pero podía darle la vuelta y rebelarme contra mi carne a tiempo, y hacer trabajo real basándome en las palabras de Dios. Sin darme cuenta, el trabajo de sermones en los grupos que tenía a cargo empezó a mostrar resultados evidentes y me sentí muy feliz. Sentía paz en el corazón al cumplir mis deberes de esta manera.

Después de esta experiencia, entendí que hacer trabajo real no es difícil y solo se trata de ponerle el corazón. Cuando tus intenciones son correctas y no se centran en el confort y las comodidades de la carne, sino en cómo hacer trabajo real, tu corazón se centra más en los asuntos correctos y puedes sentir la guía de Dios en tus deberes y ver los problemas con mayor claridad y precisión. Lo más importante es que, al hacer trabajo real, puedes descubrir más problemas, puedes practicar resolverlos con la verdad y, a través de la búsqueda, también llegas a entender otro aspecto de los principios-verdad. He llegado a entender que hacer trabajo real es la senda para tener un corazón tranquilo y en paz. ¡Gracias a Dios!

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