51. Por qué oculté mi confusión

Por Miao Miao, China

Dios Todopoderoso dice: “Honestidad significa dar tu corazón a Dios; ser auténtico y abierto con Dios en todas las cosas, nunca esconder los hechos, no tratar de engañar a aquellos por encima y por debajo de ti, y no hacer cosas solo para ganarte el favor de Dios. En pocas palabras, ser honesto es ser puro en tus acciones y palabras, y no engañar ni a Dios ni al hombre(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Tres advertencias). “Entre los no creyentes, si hablas con franqueza, dices la verdad y eres una persona honesta, entonces serás calumniado, juzgado y rechazado. Por tanto, sigues las tendencias mundanas, y vives conforme a las filosofías satánicas, te vuelves cada vez más hábil para mentir y más falso. También aprendes a utilizar medios insidiosos para lograr tus objetivos y protegerte. Te vuelves cada vez más próspero en el mundo de Satanás, y como resultado, te hundes cada vez más en el pecado hasta que no puedes salir de él. En la casa de Dios, las cosas son precisamente lo contrario. Cuanto más mientas y juegues a ser falso, más se cansará de ti el pueblo escogido de Dios y te rechazará. Si te niegas a arrepentirte y sigues aferrándote a las filosofías y a la lógica satánicas, y te vales de ardides y tramas elaboradas para disimular y enmascararte, entonces es muy probable que seas revelado y descartado. Esto es porque Dios aborrece a la gente falsa. Solo la gente honesta puede prosperar en la casa de Dios, y la gente falsa acabará siendo rechazada y descartada. Todo esto está predestinado por Dios(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La práctica más fundamental de ser una persona honesta). A partir de las palabras de Dios, veo que a Él le gustan las personas honestas. Las personas honestas hablan con sencillez y abiertamente y son sinceras con Dios y con los demás. Dicen cualquier cosa que hay en su corazón, sin disfraz ni engaño. Es a tales personas a las que Dios quiere salvar. La gente falsa tiene pensamientos muy complejos. No hay transparencia en sus palabras y acciones. Cuando no entienden algo, no preguntan ni buscan. En cambio, se ocultan y disfrazan constantemente. Tales personas tienen actitudes falsas y no se salvan con facilidad. Al echar la vista atrás, a menudo me disfrazaba para proteger mi imagen y estatus. Vivía con un carácter falso. Cuando me encontraba con problemas o dificultades que no podía entender ni resolver en mis deberes, no me sinceraba para buscar. No solo vivía en la oscuridad, la negatividad y el dolor, sino que también era ineficaz en mis deberes. Más tarde, al leer las palabras de Dios, entendí lo que significaba ser una persona honesta y empecé a practicar a conciencia el serlo.

Era junio de 2020 y estaba haciendo videos en la iglesia. Al principio pensaba que, como acababa de empezar a practicar, cada vez que no entendía algo en mi trabajo, tomaba la iniciativa de preguntar y aprendía de los hermanos y hermanas. Además, hablaba abiertamente sobre cualquier estado que tuviera, todo el mundo compartía conmigo con paciencia y me ayudaba y, pasado un tiempo, todos los hermanos y hermanas decían que estaba progresando rápidamente. Durante un resumen del trabajo, la supervisora dijo que, aunque era joven, mi calibre era bastante bueno, estaba aprendiendo rápidamente en mi trabajo y era candidata para el cultivo. Asimismo, dio instrucciones a los otros de que me ayudaran y guiaran más, para que así mi progreso fuera incluso más rápido. Ver que la supervisora me tenía en tan alta consideración me alegraba mucho, pero también sentía algo de presión: “La supervisora tiene grandes esperanzas en mí, así que a partir de ahora tengo que poner empeño en mi trabajo, esforzarme para familiarizarme enseguida con las cosas y poder producir videos de manera independiente. No puedo dejar en evidencia tantos problemas como antes, de lo contrario, los hermanos y hermanas seguro que pensarán que soy incapaz y la supervisora ya no me considerará candidata para el cultivo”. Después de eso, al enfrentarme a problemas que no entendía mientras hacía videos, dudé si debía preguntar. Pensé: “Si sigo preguntando, ¿se cuestionarán los hermanos y hermanas por qué, incluso después de practicar durante unos cuantos meses, todavía tengo tantas dudas? ¿Me despreciará la supervisora si lo descubre? ¿No perjudicaría eso la imagen de buen calibre que tengo a ojos de los demás? Olvídalo, no preguntaré más, investigaré por mi cuenta. De esta manera, dejaré en evidencia menos carencias”. Así que empecé a buscar tutoriales por mi cuenta para estudiar e intenté diversos métodos para resolver problemas. Por lo tanto, mi progreso en la producción de video se ralentizó. Una vez, una hermana notó que avanzaba algo despacio con un video y me preguntó si estaba teniendo dificultades. La verdad era que de veras quería decirle que las estaba teniendo, para así poder encontrar una solución inmediata, ahorrar un montón de tiempo y evitar hacer las cosas por el camino largo. Sin embargo, entonces pensé: “Ya he preguntado antes por este problema. Si lo vuelvo a hacer, ¿qué pensará la hermana? ¿Pensará que me falta calibre y soy incapaz de recordar las cosas que se me han enseñado antes? ¿Considerará que no merece la pena cultivarme? Olvídalo, la supervisora dijo que mi calibre era bueno y aprendía rápido; tiene una buena impresión de mí, así que no puedo permitir que vea lo incompetente que soy”. Entonces, le dije a la hermana: “Por ahora no hay problema, lo que sucede es que no he usado mucho este tipo de tecnología antes. Si practico unas cuantas veces más, lograré dominarla”. Después de oírme decir eso, no me volvió a preguntar. De igual manera, todavía había algunos ámbitos en los que no sabía qué hacer, pero prefería estudiar por mi cuenta y buscar tutoriales en lugar de preguntar a mis hermanos y hermanas. El resultado era que mi producción de video progresaba despacio y no estaba obteniendo muy buenos resultados.

Más adelante, una hermana me dijo sin rodeos: “Al principio, pensaba que eras abierta y sincera. Solías hablar abiertamente sobre cualquier problema que tuvieras y hacías preguntas. ¿Qué ha cambiado? No podemos ver tu corazón ni sabemos qué estás pensando. Observamos que tu progreso de producción es lento, pero no sabemos dónde te has atascado ni cómo ayudarte. ¿Has reflexionado sobre estos estados?”. Era muy consciente de que Dios permitía que la hermana me hablara así y que sus palabras me servían como recordatorio para reflexionar sobre mí misma, pero me daba miedo que, si me sinceraba sobre mi verdadero estado, todo el mundo me calara completamente, así que continué levantando una fachada. Esta situación duró dos o tres meses y, mientras mi estado seguía yendo a peor, mis deberes también se volvieron ineficaces y acabé destituida. En cuanto tuve noticia de esto, me sentí muy afligida y angustiada. Me pareció que había sido muy estúpida. Me había disfrazado tanto pues nunca quería que los demás vieran mis defectos, pero ¿qué había ganado? Me había distanciado de mis hermanos y hermanas y estos no podían calarme. Además, no realicé ningún progreso en mis deberes e incluso acabé destituida. Mientras más lo pensaba, más me arrepentía de lo que había hecho y no pude evitar derramar lágrimas. Me pregunté a mí misma: “Está claro que había muchas cosas que no entendía ni sabía hacer, así que, ¿por qué no buscaba ni aprendía proactivamente de los demás? Era evidente que mi estado no era bueno, ¿por qué no estaba dispuesta a sincerarme entonces?”. Durante mi búsqueda, me encontré con un pasaje de las palabras de Dios: “Las propias personas son seres creados. ¿Pueden los seres creados alcanzar la omnipotencia? ¿Pueden alcanzar la perfección y la impecabilidad? ¿Pueden alcanzar la destreza en todo, llegar a entenderlo todo, ver la esencia de todo y ser capaces de cualquier cosa? No pueden. Sin embargo, dentro de los humanos hay un carácter corrupto y una debilidad fatal. En cuanto aprenden una habilidad o profesión, las personas sienten que son capaces, que tienen estatus y valor, que son profesionales. Sin importar lo mediocres que sean, quieren presentarse como figuras famosas o excepcionales, convertirse en una celebridad de poca importancia, y hacer creer a la gente que son perfectos y sin ningún defecto. A ojos de los demás, desean hacerse famosos, poderosos o figuras importantes y quieren volverse imponentes, capaces de cualquier cosa y sin que haya nada que no puedan lograr. Creen que si pidieran ayuda parecerían incapaces, débiles e inferiores y la gente los despreciaría. Por eso siempre quieren mantener las apariencias. Algunos, cuando se les pide que hagan algo, dicen que saben hacerlo, cuando en realidad no saben. Después, a escondidas, lo consultan e intentan aprender a hacerlo, pero, tras estudiarlo varios días, siguen sin entender cómo llevarlo a cabo. Cuando se les pregunta cómo lo llevan, dicen: ‘¡Pronto, pronto!’. Pero en su corazón piensan: ‘Todavía no lo entiendo, no tengo ni idea, no sé qué hacer. No puedo delatarme, he de seguir fingiendo, no puedo dejar que la gente vea mis fallos y mi ignorancia. No puedo dejar que me menosprecien’. ¿De qué problema se trata? Intentar guardar las apariencias a toda costa es vivir un infierno. ¿Qué tipo de carácter es este? La arrogancia de estas personas no tiene límite, han perdido toda razón. No quieren ser como los demás, no quieren ser gente corriente, gente normal, sino superhumanos, personas excepcionales, peces gordos. ¡Este es un problema descomunal! En cuanto a las debilidades, deficiencias, ignorancia, estupidez y falta de entendimiento dentro de la humanidad normal, lo ocultan todo y no dejan que otras personas lo vean y siguen disfrazándose. Hay quienes no ven nada con claridad y, sin embargo, afirman que, en su corazón, comprenden. Cuando les pides que lo expliquen, no saben hacerlo. Después de que lo haya explicado otra persona, alegan que estaban a punto de decir lo mismo, pero no pudieron expresarlo a tiempo. Hacen todo lo posible por disfrazarse para tratar de quedar bien. ¿Qué os parece? ¿No vive esa gente con la cabeza en las nubes? ¿No está soñando? Ni ellos mismos saben quiénes son, no saben vivir una humanidad normal. Ni una vez han actuado como seres humanos prácticos. Si te pasas los días con la cabeza en las nubes, saliendo del paso, sin hacer nada de forma realista y viviendo siempre de acuerdo con tu imaginación, esto es un problema. La senda que eliges en la vida no es correcta. Si haces esto, entonces da igual cuánto creas en Dios, no entenderás la verdad ni podrás obtenerla(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Las cinco condiciones que hay que cumplir para emprender el camino correcto de la fe en Dios). Al contemplar las palabras de Dios, me pareció que me hallaba justo en el estado que Él exponía. Siempre quería ser superior, como si fuera sobrehumana, así que siempre me disfrazaba cuando revelaba mi corrupción o me encontraba problemas que no entendía. Para tales personas es complicado obtener la verdad. En mis comienzos haciendo videos, no entendía nada ni sentía presión, por lo que estaba dispuesta a buscar y aprender de los demás cuando afrontaba problemas y dificultades. Al practicar así, me parecía que ganaba mucho y progresaba rápidamente. Pero más adelante, cuando oí a la supervisora decir que tenía buen calibre y era alguien con talento potencial para el cultivo, me coloqué sin darme cuenta entre las personas principales para ser cultivadas dentro de la iglesia. Percibía que la supervisora tenía una buena opinión de mí y me valoraba, por tanto, sentía que necesitaba proteger mi imagen y no dejar en evidencia demasiados defectos, de lo contrario, los demás me calarían y menospreciarían. Siempre protegía con esmero mi estatus e imagen a ojos de los demás e incluso cuando me topaba con problemas y dificultades que no sabía resolver en la producción de video, no tenía el valor de preguntar, pues temía que dejar en evidencia mis defectos conllevaría que los demás no me tuvieran en alta estima ni me valoraran. ¡Mi deseo de fama, provecho y estatus era muy fuerte! Vivía en un estado de simulación, lo que resultó en que durante varios meses no hiciera ningún progreso en la producción de video y, al final, perdiera la oportunidad de producirlos. ¡Era tan estúpida! Cuando empecé a practicar la creación de videos, era normal tener defectos y carencias, es más, me resultaba imposible encargarme de las tareas por mi cuenta, así que necesitaba preguntar más, cooperar con mis hermanos y hermanas y aprender más de ellos. Solo así podía lograr un progreso continuo. Si pudiera haber dejado de lado mi orgullo y buscar activamente y aprender de mis hermanos y hermanas, no me hubieran destituido por mi constante ineficacia en mis deberes. Al darme cuenta de esto, me pareció que esta destitución se debía por completo a la justicia de Dios.

Más adelante, me pregunté: “¿Por qué me disfrazo siempre?”. Más tarde, me crucé con un pasaje de las palabras de Dios que me ayudó a comprender mi estado con mayor claridad. Dios dice: “Cuando alguien es elegido líder por los hermanos y hermanas, o la casa de Dios lo asciende para que lleve a cabo determinado trabajo o deber, esto no significa que tenga un estatus o una posición especiales, que las verdades que comprenda sean más profundas y más numerosas que las de otras personas, y ni mucho menos que esta persona sea capaz de someterse a Dios y no traicionarlo. Desde luego, tampoco significa que conozca a Dios y que sea una persona temerosa de Él. De hecho, no ha logrado nada de esto. El ascenso y el cultivo son solamente ascenso y cultivo en el sentido simple, y no es lo mismo que Dios los haya predestinado y aprobado. Su ascenso y cultivo simplemente significan que ha sido ascendida y está a la espera de ser cultivada. El resultado final de este cultivo depende de si esta persona persigue la verdad, y de si es capaz de elegir la senda de búsqueda de la verdad. Por lo tanto, cuando en la iglesia alguien es ascendido y cultivado para que sea líder, solo se le asciende y cultiva en sentido directo; no quiere decir que ya sea acorde al estándar y competente como líder, que ya sea capaz de asumir la labor de liderazgo y hacer un trabajo real; eso no es así. La mayoría de la gente no puede desenmascarar estas cosas y, sobre la base de sus propias figuraciones, admira a quienes han ascendido. Esto es un error. Independientemente de cuántos años lleve creyendo en Dios, ¿alguien que es ascendido realmente posee la realidad-verdad? No necesariamente. ¿Es capaz de implementar los arreglos del trabajo de la casa de Dios? No necesariamente. ¿Tiene sentido de la responsabilidad? ¿Es leal? ¿Es capaz de someterse? Ante un problema, ¿es capaz de buscar la verdad? No se sabe. ¿Tiene esta persona un corazón temeroso de Dios? ¿Y cómo es de grande este corazón? ¿Es capaz de evitar seguir su propia voluntad al hacer las cosas? ¿Es capaz de buscar a Dios? Durante el período en que lleva a cabo el trabajo de liderazgo, ¿es capaz de presentarse ante Dios con frecuencia para buscar Sus intenciones? ¿Es capaz de guiar a la gente hacia la realidad-verdad? Sin duda es incapaz de tales cosas. No ha recibido formación y no han tenido bastantes experiencias, así que no puede hacer esas cosas. Es por eso que ascender y cultivar a alguien no quiere decir que ya entienda la verdad ni que ya sepa cumplir su deber de manera acorde al estándar. Entonces, ¿qué objetivo y significado tiene ascender y cultivar a alguien? El de que se asciende a esta persona, como individuo, para que practique y para que se la riegue y la forme especialmente, de modo que se la capacite para comprender los principios-verdad y los principios, medios y métodos para hacer cosas diferentes y resolver diversos problemas, así como para manejar y lidiar con los diversos tipos de entornos y personas con los que se topan, conforme a las intenciones de Dios y de una manera que proteja los intereses de la casa de Dios(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (5)). Antes, siempre había pensado que, al ser alguien a la que ascendieron y cultivaron en la iglesia, seguro que era mejor y más capaz que los demás y debía hacerlo todo bien, sin cometer demasiados errores, para así demostrar que era diferente al resto. En especial, cuando veía a hermanos y hermanas a mi alrededor a los que se les daban bien sus habilidades y tareas, cuyos videos eran de alta calidad y se producían con eficiencia, sentía mucha presión y siempre me esforzaba por alcanzar su nivel o superarlos para así demostrar que tenía buen calibre y merecía el cultivo. Por tanto, cuando me enfrentaba a problemas que no entendía, no paraba de ocultarme y disfrazarme, por miedo a que los hermanos y hermanas notaran mis defectos y a no poder conservar esa imagen de que tenía “buen calibre”. En verdad, si la supervisora dispuso que yo creara videos fue simplemente porque tenía algunos puntos fuertes en producción audiovisual. Eso no significaba que fuera mejor que los demás ni que dominara las habilidades necesarias para la labor. Sin embargo, no afronté mis defectos y me coloqué a mí misma en un pedestal. Esto era un malentendido mío respecto al ascenso y el cultivo, además de una muestra de mi falta de autoconciencia. Ahora entendía que el ascenso no era un capital ni probaba que fuera competente para asumir un deber y sabía que no me podía seguir disfrazando desde esta óptica falaz. Si sabía hacer algo, entonces debía decir que así era. Si no, debía admitir que no era capaz. Necesitaba sincerarme ante los hermanos y hermanas y practicar ser una persona honesta. Eso es lo acorde a las intenciones de Dios. Tras eso, me sinceré con los hermanos y hermanas sobre mi estado de los meses anteriores y, después de hablar, me sentí realmente aliviada y libre.

Más tarde, el líder dispuso que hiciera trabajo de diseño. Al principio, no captaba los principios de ese trabajo y había muchos problemas en las imágenes que hacía. Quería abordar los problemas y dificultades que estaba teniendo en mi trabajo de diseño para buscar soluciones junto a los demás. En este punto, una hermana les dijo a todos que yo antes hacía videos en la iglesia, tenía buen calibre mental y aprendía rápido y, en cuanto lo dijo, todos los demás hermanos y hermanas me miraron. Sus palabras implicaban que era impresionante que alguien tan joven supiera hacer videos. Sentí el rubor en el rostro, pues era la única que sabía que me habían destituido simplemente por no hacer grandes avances en la producción de video. Pero ahora todo el mundo pensaba que sabía hacer videos y que tenía potencial, y me tenían en alta consideración. De manera inconsciente, mi carácter empezó a revelarse de nuevo, pues pensaba: “Seguro que a ellos les resultan simples las preguntas que quería hacer, ¿me despreciarán si las hago? Tal vez debería resolverlas por mi cuenta”. Con esto en mente, no hice ninguna pregunta. Más tarde, tuve muchos remordimientos, me pregunté: “¿Por qué me he vuelto a ocultar y disfrazar? ¿Cuál fue la auténtica razón detrás de esto?”. En mi búsqueda, leí las palabras de Dios: “¿De qué clase de carácter se trata cuando la gente monta siempre una fachada, se blanquean a sí mismos, se dan aires para que los demás los tengan en alta estima y no detecten sus defectos o carencias, cuando siempre tratan de presentar a los demás su mejor lado? Eso es arrogancia, falsedad, hipocresía, es el carácter de Satanás, es algo perverso. Tomemos como ejemplo a los miembros del régimen satánico: por mucho que se peleen, se enemisten o se maten en la oscuridad, nadie puede denunciarlos o exponerlos. Temen que la gente vea su rostro demoniaco, y hacen todo lo posible para encubrirlo. En público, se esfuerzan al máximo para blanquearse, diciendo lo mucho que aman al pueblo, lo grandes, gloriosos e infalibles que son. Esta es la naturaleza de Satanás. La característica más notable de la naturaleza de Satanás son las artimañas y los engaños. ¿Y cuál es el objetivo de estas artimañas y engaños? Engañar a la gente, impedir que vean su esencia y su verdadera cara, y lograr así el objetivo de prolongar su gobierno. Puede que la gente común carezca de tal poder y estatus, pero ellos también desean hacer que los demás tengan una visión favorable de ellos, que los tengan en alta estima y les otorguen un estatus elevado en su corazón. Eso es un carácter corrupto, y si las personas no entienden la verdad, son incapaces de reconocerlo. […] Equivocarse o disfrazarse: ¿cuál de las dos cosas se relaciona con el carácter? Disfrazarse es una cuestión de carácter, implica un carácter arrogante, perversidad y engaño, Dios lo detesta especialmente. De hecho, cuando te disfrazas a ti mismo, todo el mundo entiende lo que está pasando, pero piensas que los demás no lo pueden ver e intentas por todos los medios discutir y justificarte a ti mismo para guardar las apariencias y hacer que todos piensen que no hiciste nada malo. ¿Acaso no es una tontería? ¿Qué piensan los demás de esto? ¿Cómo se sienten? Con asco y repulsión. Si tras cometer un error puedes tratarlo correctamente, y eres capaz de permitir que todo el mundo hable de él, permites sus comentarios y que lo disciernan, puedes exponerte al respecto y diseccionarlo, ¿qué opinión tendrá todo el mundo de ti? Dirán que eres una persona honesta, porque tu corazón está abierto a Dios. Podrán ver tu corazón mediante tus acciones y comportamientos. Pero si intentas disfrazarte y engañar a todo el mundo, la gente te tendrá en poca estima y dirá que eres un necio y una persona poco prudente. Si no intentas fingir ni justificarte, si admites tus errores, todos dirán que eres honesto y prudente. ¿Y qué te convierte en prudente? Todo el mundo comete errores. Todo el mundo tiene fallos y defectos. Y en realidad, todo el mundo tiene el mismo carácter corrupto. No te creas más noble, perfecto y bondadoso que los demás; eso es ser totalmente irracional. Una vez que tengas claro el carácter corrupto de la gente y la esencia y el verdadero rostro de su corrupción, no intentarás cubrir tus propios errores ni les reprocharás a los demás los suyos; podrás afrontar ambas cosas correctamente. Solo entonces te volverás perspicaz y no harás necedades, lo cual te convertirá en prudente. Aquellos que no son prudentes son gente necia y siempre insisten en sus pequeños errores mientras se esconden entre bastidores. Es repugnante de presenciar. De hecho, lo que haces les resulta obvio al instante a otras personas, pero sigues actuando con total descaro. A los demás les parece la actuación de un payaso. ¿Acaso no es una tontería? Sí. La gente necia carece de sabiduría. No importa cuántos sermones oigan, siguen sin entender la verdad ni ver nada tal y como es realmente. Nunca se bajan de su púlpito, pensando que son diferentes de todos los demás y son más respetables; esto es arrogancia y sentenciosidad, es necedad. Los necios carecen de comprensión espiritual, ¿verdad? Los asuntos en los que te muestras necio e imprudente son aquellos en los que no tienes comprensión espiritual y no puedes entender la verdad fácilmente. Esta es la realidad del asunto(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Los principios que deben guiar el comportamiento de una persona). A partir de las palabras de Dios, entendí que me seguía ocultando y disfrazando sin darme cuenta, sobre todo por mi fuerte deseo de fama, provecho y estatus y porque mi carácter era realmente arrogante. Fuera donde fuera o hiciera donde hiciera mi deber, siempre quería afianzarme y que otros pensaran bien y tuvieran buena opinión de mí, así que empleaba diversos trucos para encubrir mis defectos y mantener una buena imagen en el corazón de las personas. Cuando hacía videos, no cumplí bien mi deber y acabé destituida porque me disfrazaba y no estaba dispuesta a buscar. Esta vez, cuando oí a alguien decir que tenía buen calibre y potencial, que me tenía en alta consideración, no pude evitar volver a colocarme en un pedestal y quise disfrazarme de nuevo. Si continuaba igual, seguiría sin poder hacer bien mi deber ni realizar ningún progreso. Si lo pensaba, en realidad no entendía mucho y tenía grandes carencias en numerosos ámbitos, pero todavía levantaba una fachada para hacer que otros me tuvieran en alta estima y para proteger mi estatus e imagen en los corazones de los hermanos y hermanas. ¡Era realmente hipócrita y falsa! Solo soy un ser creado, así que debería mantenerme en mi lugar y en la posición adecuada; fueran cuales fueran mi nivel de habilidad o mis carencias, debía abrirme al respecto, buscar la ayuda de los hermanos y hermanas para compensar mis defectos y trabajar en cooperación armoniosa con ellos. Esta es la razón que debía tener, además de cómo debía hacer bien mi deber y proteger el trabajo de la iglesia activamente. Sin embargo, cuando estaba claro que no sabía o no era capaz de hacer algo, me comportaba como si lo fuera. ¡Era muy arrogante, lamentable e hipócrita y no tenía autoconciencia! Pensé en los fariseos del judaísmo. Parecían devotos, incluso oraban en los cruces de caminos, pero lo hacían para que los demás los vieran, para desorientarlos y enredarles el corazón. Creían en Dios, pero se resistían a Él y Dios los condenó y maldijo. Yo era igual y estaba caminando por la misma senda que los fariseos. Si no me arrepentía y cambiaba, me hallaría en gran peligro y, tarde o temprano, Dios también me revelaría y descartaría. Al darme cuenta de esto, tuve algo de miedo y quise enmendar rápido mi estado y no seguir así.

Durante mis devociones espirituales, leí otro pasaje de las palabras de Dios: “Debes buscar la verdad para resolver cualquier problema que surja, sea el que sea, y bajo ningún concepto simular o dar una imagen falsa ante los demás. Tus defectos, carencias, fallos y actitudes corruptas… sé totalmente abierto acerca de todos ellos y compártelos. No te los guardes dentro. Aprender a abrirse es el primer paso para la entrada en la vida y el primer obstáculo, el más difícil de superar. Una vez que lo has superado, es fácil entrar en la verdad. ¿Qué significa dar este paso? Significa que estás abriendo tu corazón y mostrando todo lo que tienes, bueno o malo, positivo o negativo; que te estás descubriendo ante los demás y ante Dios; que no le estás ocultando nada a Dios ni estás disimulando ni disfrazando nada, libre de mentiras y falsedades, y que estás siendo igualmente sincero y honesto con otras personas. De esta manera, vives en la luz y no solo Dios te escrutará, sino que otras personas podrán comprobar que actúas con principios y cierto grado de transparencia. No necesitas ningún método para proteger tu reputación, imagen y estatus, ni necesitas encubrir o disfrazar tus errores. No es necesario que hagas estos esfuerzos inútiles. Si puedes dejar de lado estas cosas, estarás muy relajado, vivirás sin limitaciones ni dolor y completamente en la luz(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). Las palabras de Dios me aportaron una senda de práctica, la de que, cuando me enfrente a cosas que no entienda o no sepa hacer, debería decirlo enseguida y no ocultarle nada a Dios ni a los demás, sino ser abierta y honesta. Así no me agotaré y me resultará más fácil obtener la obra del Espíritu Santo. A Dios le gustan las personas honestas y tener problemas o defectos no es algo que temer. La clave está en afrontar nuestros defectos y carencias del modo correcto y ser simples, abiertos y buscar activamente. Esta es una actitud honesta y es del agrado de Dios. Con esto en mente, oré a Dios, le pedí que me guiara para salir de mi estado incorrecto y para ser una persona honesta, simple y abierta. Más adelante, saqué a la luz los problemas y dificultades que me había encontrado mientras creaba imágenes y busqué de los hermanos y hermanas. Gracias a la comunicación de todos, obtuve una senda y supe qué hacer y sentí el corazón mucho más libre y en calma.

Mediante esta experiencia, entendí que disfrazarme por reputación y estatus solo causa dolor. No solo provoca que no consiga nada en mis deberes ni progrese en la vida, sino que además me distancia de mis hermanos y hermanas. No me genera ningún beneficio. Solo puedo vivir en calma y libertad si me pongo en el lugar de un ser creado y soy abierta y honesta con los demás, digo lo que pienso y no me disfrazo ni soy engañosa.

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