43. Las consecuencias de darse el gusto de la comodidad en el deber de uno

Por Li Xiaoya, China

En agosto de 2022, era responsable del trabajo de riego en la iglesia. Regaba activamente y apoyaba a los recién llegados, y al cabo de un tiempo, había obtenido algunos resultados en el cumplimiento de mi deber. Más tarde, me eligieron líder de distrito. En aquel momento, sentí cierta resistencia en mi interior, “Como líder, debes conocer todos los aspectos de la labor de la iglesia. Te enfrentas a muchos problemas y tienes mucho estrés. Debes soportar mucho sufrimiento y pagar un alto precio. Me parece que ya estoy bastante ocupada encargándome de un solo trabajo, el de riego. Si fuera líder, ¿acaso no estaría aún más atareada y acabaría más cansada?”. Quise eludirlo y por eso le dije a los líderes superiores: “No sirvo para ser líder. No poseo la realidad-verdad, Soy arrogante y sentenciosa, y siempre confío en mis propias ideas para cumplir con mi deber. ¿Y si por casualidad hago algo que trastorne y perturbe la labor de la iglesia, y dañe su obra? Será mejor que otra persona se haga cargo”. Pero en mi corazón sentía cierto arrepentimiento. Me parecía que rechazar el deber no era conforme a las intenciones de Dios. Así que oré a Dios y le pedí que protegiera mi corazón para que pudiera someterme.

Después de orar, leí estas palabras de Dios: “Algunas personas no están dispuestas a coordinarse con otras en el servicio a Dios, aunque hayan sido llamadas a hacerlo; estas son personas perezosas que solo desean deleitarse en las comodidades. Cuanto más se te pida que sirvas en coordinación con otras personas, más experiencia adquirirás. Debido a que tienes más cargas y experiencias, tendrás más oportunidades de ser perfeccionado. Por tanto, si puedes servir a Dios con sinceridad, serás considerado con Su carga; así pues, tendrás más oportunidades de que Él te perfeccione. Es justo ese grupo de personas el que actualmente está siendo perfeccionado. Cuanto más te conmueva el Espíritu Santo, más tiempo dedicarás a ser considerado con la carga de Dios, más serás perfeccionado por Él y más te ganará Él, hasta que, al final, te convertirás en alguien a quien Dios utiliza. En la actualidad, hay algunas personas que no llevan cargas por la iglesia. Estas personas son flojas y descuidadas, y solo les preocupa su propia carne. Son extremadamente egoístas y, también, ciegas. Si no puedes ver este asunto con claridad, no llevarás ninguna carga. Cuanto más considerado seas con las intenciones de Dios, mayor será la carga que Él te confiará. Las personas egoístas no están dispuestas a sufrir tales cosas ni a pagar el precio y, como resultado, perderán oportunidades para que Dios las perfeccione. ¿Acaso no se están haciendo daño a sí mismas? Si eres alguien considerado con las intenciones de Dios, desarrollarás una carga verdadera para la iglesia. De hecho, en lugar de considerar que esto es una carga que llevas para la iglesia, sería mejor que la consideraras como una carga que llevas para tu propia vida, porque el propósito de esta carga que desarrollas para la iglesia es que utilices estas experiencias para que Dios te perfeccione(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Sé considerado con las intenciones de Dios para alcanzar la perfección). “Cuando se asciende y cultiva a alguien para ser líder, se le permite aprender a discernir los estados de diferentes personas, formarse en buscar la verdad para resolver las dificultades de estas, apoyar y proveer para ellas y guiarlas hacia la realidad-verdad. Al mismo tiempo, también deben formarse para resolver diversos problemas y dificultades que se encuentran durante el trabajo, y aprender a distinguir a diversos tipos de anticristos y a lidiar con ellos, así como con personas malvadas e incrédulos, y aprender a hacer el trabajo de limpiar la iglesia. De esta manera, en comparación con otros, pueden experimentar más personas, acontecimientos y cosas, y más entornos que ha dispuesto Dios, comer y beber más y más de las palabras de Dios e incluso entrar en más realidades-verdad. Se trata de una oportunidad para formarse ellos mismos, ¿no es así? Mientras existan más oportunidades para la formación, más abundantes serán las experiencias de las personas, más amplias sus perspectivas y más rápido empezarán a crecer. Sin embargo, si las personas no hacen el trabajo de liderazgo, solo hallarán y experimentarán la existencia y las experiencias personales, y solo reconocerán actitudes corruptas individuales y varios estados personales; todo lo cual solo está relacionado con ellas mismas. Una vez que estos individuos se convierten en líderes, se encuentran a más personas, más acontecimientos y entornos, lo cual los alienta a acudir a menudo ante Dios para buscar los principios-verdad. Para ellos, estas personas, acontecimientos y cosas imperceptiblemente forman una carga, y de manera natural crean además condiciones altamente favorables para su entrada en la realidad-verdad, lo cual es bueno(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (5)). Tras leer las palabras de Dios, comprendí que cumplir con los deberes de un líder era una buena oportunidad para equiparme con la verdad y practicar haciendo las cosas de acuerdo con los principios. Pero yo no amaba la verdad. Busqué razones y excusas diversas para evadir el deber. Yo solo quería un deber sencillo que no me supusiera sufrir ni pagar un precio. No soportaba ninguna carga con respecto a mi vida. ¡Qué tonta era y qué ciega estaba! Siendo líder, entras en contacto con mucha gente y te encuentras con muchos problemas y dificultades. Sin embargo, si buscas continuamente la verdad, descubrirás cómo discernir a personas de toda índole, y cómo compartir enseñanzas y resolver las dificultades y problemas que tus hermanos y hermanas afrontan en sus deberes y en su entrada en la vida. Viviendo muchas veces esta clase de experiencia, entenderás y ganarás mucho, y tu progreso en la vida será rápido. Cuando comprendí esto, estuve dispuesta a someterme y hacer todo lo posible para cumplir con mi deber.

Para empezar, no entendía mucho sobre los diversos aspectos de la labor de la iglesia. Gracias a las enseñanzas y la ayuda de la hermana con la que colaboraba, comprendí la situación de la iglesia y me hice una idea de algunos de los principios para cumplir mi deber. Vi que había bastantes problemas que debían manejarse en las diversas áreas de trabajo, y fui capaz de tratarlos correctamente y resolverlos con seriedad. Sin embargo, cuando el trabajo se volvió más intenso, vi que había muchos problemas que debían hablarse y resolverse. A veces tenía que quedarme levantada hasta tarde, y me sentía muy cansada y algo irritable. Más tarde, dividimos el ámbito de nuestras respectivas responsabilidades. Yo me encargaba principalmente del riego y del trabajo relacionado con textos. En secreto, me sentía un poco descontenta: “Ser responsable del trabajo riego significa que debo buscar qué palabras de Dios compartir para revertir los problemas y las desviaciones que se presentan cuando los regadores cumplen con su deber. También necesito comprender en todo momento los estados y dificultades de los recién llegados. Si esto ya es agotador, ¿no lo será aún más si encima tengo que hacer el trabajo relacionado con textos? ¿Seré capaz de sobrellevarlo?”. La hermana que era mi compañera vio mis recelos y habló conmigo. “Nos hemos dividido las tareas, pero aún somos un equipo. Si encuentras dificultades, las afrontaremos y resolveremos juntas”. Solo entonces me sometí a regañadientes. Después de eso, cuando cumplía con mi deber, buscaba tareas sencillas y que me fueran familiares. No prestaba atención al trabajo que no estaba dentro de mis atribuciones. Cuando respondía a las cartas de los líderes superiores, solo escribía sobre las cosas sencillas, y le endosaba a mi compañera las cartas que requerían mucha reflexión y capacidad intelectual para que las respondiera ella. A veces, sentía un poco de remordimiento. Me parecía que estaba siendo demasiado perezosa y que mostraba consideración por la carne. Pero aunque este pensamiento me cruzaba por la cabeza, después no le daba mayor importancia.

En aquel momento, había problemas en el trabajo relacionado con textos que requerían enseñanzas y solución. Sin embargo, parecía que iban a exigirme que investigara y meditara sobre ellos; era demasiado engorroso. Decidí que esperaría un poco y que juntas, con la hermana con la que colaboraba, los resolveríamos otro día, así yo no tendría que gastar energías. Pero ella estaba siempre ocupada con otras tareas. De este modo, pospuse una y otra vez atender los problemas en el trabajo relacionado con textos y los dejé sin resolver durante casi un mes. Más tarde, también surgieron varios problemas en el trabajo de riego, del cual yo era responsable. Algunos recién llegados estaban negativos y débiles, y no asistían a las reuniones porque no recibían riego y apoyo a tiempo. Decidí que escribiría enseguida una carta para hablar con los regadores sobre los problemas a este respecto, pero luego pensé que escribir una carta era mucha molestia, y que, de todos modos, la enseñanza no calaría demasiado hondo: era mejor esperar hasta la reunión y compartir el tema cara a cara. Así que no escribí una carta para resolver estos problemas en tiempo y forma. Me consolé pensando: “Tengo muchas responsabilidades, así que es perdonable que no pueda abarcarlo todo. Si los resultados no son buenos, es porque los regadores no llevan a cabo un trabajo real”. De este modo, siempre encontraba excusas diversas para mostrar consideración por la carne. En el fondo, me daba cuenta de que se trataba de pereza y consideración por la carne, pero no reflexionaba seriamente sobre mí misma y seguía con esa actitud confusa y atolondrada. Esto continuó hasta que, un día, fui en bicicleta a ver a una hermana. Al cruzar una intersección, choqué con otra mujer que iba en bicicleta. A ella no le pasó nada, pero yo me caí al suelo. Me dolía mucho la cadera derecha y me había torcido el pie. Me obligué a seguir pedaleando, aunque en el fondo me sentía miserable. Pensé que, si hubiera circulado más despacio, no habría sufrido este accidente. En ese momento, me di cuenta de que el suceso no había sido una coincidencia. Tenía que aprender una lección. Solo entonces acudí a Dios para orar y buscar.

Después, leí Sus palabras: “Codiciar las comodidades de la carne también es un problema grave. ¿Cuáles creéis que son algunas de las manifestaciones de codiciar las comodidades de la carne? ¿Qué ejemplos podéis aportar a partir de lo que habéis visto en vuestras propias experiencias? ¿Cuenta como tales manifestaciones disfrutar de los beneficios del estatus? (Sí). ¿Algo más? (Preferir tareas fáciles a las difíciles cuando se desempeña el deber, y querer siempre optar por el trabajo liviano). Al hacer un deber, la gente siempre escoge el trabajo liviano, el menos cansado y que no implique desafiar a las condiciones climáticas a la intemperie. Eso implica elegir trabajos fáciles y eludir los complicados, y se trata de una manifestación de codicia de las comodidades de la carne. ¿Qué más? (Quejarse siempre cuando el deber es un poco duro, un poco agotador, cuando implica pagar un precio). (Preocuparse por la comida y la ropa, y por los placeres carnales). Todas estas son manifestaciones de codicia de las comodidades de la carne. Cuando una persona así ve que una tarea es demasiado laboriosa o arriesgada, se la endosa a otra; se limita a hacer el trabajo con tranquilidad, y pone excusas, dice que tiene escaso calibre, que le falta capacidad de trabajo y no puede emprender esta tarea, si bien el verdadero motivo es que codicia las comodidades de la carne. No desea sufrir, sea cual sea el trabajo que haga o el deber que cumpla. Si le dices que, una vez que finalice la tarea, habrá cerdo estofado para comer, la hace con mucha rapidez y eficacia, y no tienes que meterle prisa, presionarla ni vigilarla, pero si no hay cerdo estofado para comer y tiene que hacer horas extra en su deber, procrastina y se busca toda clase de razones y excusas para posponerlo, y tras hacerlo durante un tiempo, dice: ‘Me siento aturdido, tengo la pierna entumecida, ¡estoy agotado! Me duele todo el cuerpo, ¿puedo descansar un rato?’. ¿Cuál es el problema? Codicia las comodidades de la carne. También están los que siempre se quejan de las dificultades mientras hacen su deber, que no quieren esforzarse, que, en cuanto tienen un poco de tiempo muerto, descansan, charlan distraídos o disfrutan del ocio y el entretenimiento. Y cuando el trabajo se intensifica y rompe el ritmo y la rutina de sus vidas, se sienten infelices e insatisfechos por ello. Gruñen y se quejan, y se vuelven negligentes al hacer su deber. […] Por muy ajetreado que sea el trabajo de la iglesia o por muy entretenidos que sean sus deberes, la rutina y la normalidad de sus vidas jamás se ven interrumpidas. Nunca descuidan ninguno de los pequeños detalles de la vida de la carne y los controlan perfectamente; son muy estrictas y serias al respecto. Sin embargo, al abordar el trabajo de la casa de Dios, por muy importante que sea el asunto, y aunque este pueda afectar a la seguridad de los hermanos y hermanas, lo abordan negligentemente. Ni siquiera se preocupan de aquellas cosas que competen a la comisión de Dios ni al deber que han de hacer. No asumen ninguna responsabilidad. Esto es entregarse a las comodidades de la carne, ¿no? ¿Son las personas que se entregan a las comodidades de la carne aptas para desempeñar un deber? En cuanto alguien saca el tema de hacer su deber o habla de pagar un precio y de sufrir penurias, no paran de negar con la cabeza. Tienen demasiados problemas, les embargan las quejas y están llenas de negatividad. Esas personas son inútiles, no están cualificadas para hacer su deber y se las debería descartar(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (2)). La exposición de las palabras de Dios me hizo sentir tanto dolor que fue como si me apuñalaran el corazón. De lo que Dios hablaba era precisamente mi estado. Al cumplir con mi deber, elegía trabajos sencillos y eludía los complicados. Solo escogía tareas fáciles y que no me cansaran. A mi compañera le endosaba cualquier trabajo que implicara soportar un sufrimiento o pagar un precio. Cuando al principio me eligieron líder, buscaba continuamente motivos y excusas para eludir el deber. Decía que yo era de pobre calibre, que carecía de capacidad de trabajo y que no sería capaz de cumplir bien con este deber. En realidad, se trataba de pereza y miedo al sufrimiento de la carne. Cuando respondía a las cartas, me daba pereza y no quería soportar sufrimiento, por lo que solo elegía hablar de los problemas sencillos, mientras que aquellos que requerían reflexión y consideración se los trasladaba a mi hermana para que respondiera ella. Al principio, yo estaba a cargo del trabajo relacionado con textos, y debería haber cargado con la responsabilidad de resolver los problemas y dificultades de mis hermanos y hermanas. Pero no quería soportar sufrimiento ni pagar un precio, por lo que no pensé en cómo resolver estos problemas. Prefería esperar a que los solucionaran otros mientras yo me quedaba de brazos cruzados y me alimentaba de su esfuerzo. Dependía en todo momento de mi compañera. Como resultado, el trabajo relacionado con textos se vio afectado. Además, me di el gusto de la comodidad. Cuando descubrí problemas en el trabajo de riego, no compartí nada para resolverlos a tiempo, lo cual perjudicó la vida de los recién llegados. Sin embargo, no me comprendía a mí misma y me consolé trasladándoles la responsabilidad a los regadores. ¡En verdad fui demasiado falsa! Dios me concedió la gracia de llevar a cabo un deber tan importante, pero a cada instante mostraba consideración por la carne y buscaba mi comodidad mientras retrasaba la labor de la iglesia. ¡Qué aborrecible era para Dios! Pensé en cuando acababa de aceptar este deber y oré ante Dios, diciendo que quería cumplir bien con mi deber y satisfacerlo a Él. Pero en cuanto llegó el momento de que la carne sufriera, traté de escapar para satisfacerla. ¿Cuál era el motivo?

Más tarde, leí dos pasajes de las palabras de Dios y hallé la raíz del problema. Dios Todopoderoso dice: “Mientras las personas no hayan experimentado la obra de Dios y no hayan comprendido la verdad, la naturaleza de Satanás es la que toma las riendas y las domina desde el interior. ¿Qué cosas específicas conlleva esa naturaleza? Por ejemplo, ¿por qué eres egoísta? ¿Por qué proteges tu propia posición? ¿Por qué tienes sentimientos tan fuertes? ¿Por qué te gustan esas cosas injustas? ¿Por qué te gustan esas maldades? ¿Cuál es la base para que te gusten estas cosas? ¿De dónde proceden? ¿Por qué las aceptas de tan buen grado? Para este momento, todos habéis llegado a comprender que esto se debe, principalmente, al veneno de Satanás que hay dentro del hombre. Entonces, ¿qué es el veneno de Satanás? ¿Cómo se puede expresar? Por ejemplo, si preguntas ‘¿Cómo debería vivir la gente? ¿Para qué debería vivir?’, te responderán: ‘Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda’. Esta sola frase expresa la raíz del problema. La filosofía y la lógica de Satanás se han convertido en la vida de las personas. Sea lo que sea lo que persigue la gente, lo hace para sí misma, por tanto solo vive para sí misma. ‘Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda’: esta es la filosofía de vida del hombre y también representa la naturaleza humana(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo caminar por la senda de Pedro). “Los falsos líderes no hacen trabajo real, pero saben comportarse como funcionarios. ¿Qué es lo primero que hacen una vez que se convierten en líderes? Comprar el favor de la gente. Adoptan el enfoque de ‘Los nuevos funcionarios quieren impresionar’. Para empezar, hacen algunas cosas para ganarse el favor de los demás y lidian con ciertos elementos que mejoran el bienestar diario de todo el mundo. Primero intentan causar una buena impresión en ellos, para mostrar a todos que están en sintonía con las masas, para que todo el mundo los elogie y diga: ‘Este líder se comporta como un padre con nosotros’. Entonces, asumen oficialmente el cargo. Sienten que tienen apoyo popular y que se ha asegurado su posición; entonces empiezan a disfrutar de los beneficios del estatus, como si fuera lo que les corresponde. Sus lemas son: ‘La vida solo consiste en comer rico y vestirse bien’, ‘La vida es breve; disfruta mientras puedas’ y ‘Vive hoy sin preocuparte por el mañana’. Disfrutan de cada día tal y como viene, se divierten mientras pueden y no piensan en el futuro, y mucho menos se plantean qué responsabilidades debe cumplir un líder y qué deberes ha de hacer. Predican algunas palabras y doctrinas y desempeñan algunas tareas para guardar las apariencias como una cuestión de rutina; no realizan ningún trabajo real. No están desenterrando problemas reales en la iglesia y resolviéndolos por completo, entonces, ¿qué sentido tiene que hagan tareas tan superficiales? ¿No es esto engañoso? ¿Se pueden confiar tareas importantes a este tipo de falsos líderes? ¿Se ajustan a los principios y condiciones de la casa de Dios para la selección de líderes y obreros? (No). Estas personas no tienen nada de conciencia o razón, están desprovistas de todo sentido de la responsabilidad y, sin embargo, todavía desean ostentar algún puesto oficial, ser líderes en la iglesia: ¿por qué son tan desvergonzadas? En cuanto a algunas personas que tienen sentido de la responsabilidad, si son de escaso calibre, no pueden ser líderes, y eso por no hablar de los inútiles que no tienen ningún sentido de la responsabilidad; son menos aptos aún para ser líderes(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (8)). Las palabras de Dios me hicieron comprender la raíz de mi permisividad con las comodidades carnales. La razón principal era que los venenos de Satanás estaban profundamente arraigados en mi corazón y se habían convertido en mi naturaleza. Me habían erosionado venenos como: “Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda”, “La vida solo consiste en comer rico y vestirse bien”, y “La vida es breve; disfruta mientras puedas”. En todas mis acciones, primero consideraba si mi propia carne sufriría. Solo contemplaba mis propios intereses. A cada instante, actuaba solo pensando en mi bienestar y en mi propio beneficio. En el pasado, cuando estaba en el colegio y me ponían una pregunta difícil, no me esforzaba para solucionarla. Pensaba que me supondría demasiado esfuerzo mental, que sería demasiado agotador. Después de casarme, pensaba en comer bien, en vestir bien y en divertirme. Creía que, en la vida, la gente tenía que centrarse en disfrutar y que esa era la forma de cuidarse a uno mismo, y que si no lo hacías, eras idiota. Cuando empecé a creer en Dios, seguía viviendo para satisfacer la carne. Cuando cumplía con mis deberes, era astuta, traicionera y negligente. Carecía del menor sentido de la responsabilidad hacia mi deber, y no quería sufrir nada en absoluto ni pagar el menor precio. En cuanto encontraba una dificultad, me echaba atrás e incluso cuando era algo que debía hacer, lo evitaba siempre que era posible. Vi que vivía subordinada a esos venenos satánicos. Era muy egoísta y despreciable. Anteponía el beneficio y carecía de humanidad. El trabajo de riego es crucial para el progreso en la vida de todo recién llegado. Sabía bien que, si los nuevos fieles eran negativos y no asistían a las reuniones, tenía que apresurarme a compartir la verdad para resolverlo, pero como era una perezosa y tenía miedo de que la carne sufriera, lo retrasaba y no resolvía los asuntos. Yo era una falsa líder. ¡Sencillamente no era digna de cumplir con los deberes de un líder!

Más tarde, leí otras palabras de Dios: “¿Dónde muestran primordialmente su falsedad los falsos líderes? Lo más destacable es que no hacen trabajo real; solo hacen algunas tareas para quedar bien y luego dan el trabajo por concluido y empiezan a disfrutar de los beneficios de su estatus. Por mucho trabajo de este tipo que hagan, ¿significa esto que llevan a cabo trabajo real? La comprensión de la verdad por parte de la mayoría de los falsos líderes es impura, solo entienden algunas palabras y doctrinas, lo cual dificulta mucho hacer bien el trabajo real. Una parte de los falsos líderes no puede siquiera resolver problemas relacionados con asuntos generales; está claro que tienen un calibre pobre y carecen de entendimiento espiritual. No vale absolutamente de nada cultivarlos. Algunos falsos líderes sí tienen un poco de calibre, pero no hacen un trabajo real y disfrutan de las comodidades de la carne. Las personas que disfrutan de las comodidades de la carne no difieren mucho de los cerdos. Los cerdos se pasan el día comiendo y durmiendo. No hacen nada. Sin embargo, tras un año de trabajo duro y de mantenerlos alimentados, cuando toda la familia come carne a final de año, se puede decir que han sido útiles. Si se mantiene a un falso líder como a un cerdo, comiendo y bebiendo gratis tres veces al día, creciendo gordo y fuerte, pero no hace ningún trabajo real y es un haragán, ¿acaso no ha sido inútil mantenerlo? ¿Ha servido de algo? Solo puede servir como contraste y se le debería descartar. De verdad, es mejor mantener a un cerdo que a un falso líder. Los falsos líderes pueden tener el título de ‘líder’, pueden ocupar ese puesto, comer bien tres veces al día, disfrutar de muchas de las gracias de Dios, ponerse rollizos y rosados de tanto comer a final de año, pero ¿qué hay del trabajo? Fíjate en todo lo que has logrado este año en el trabajo. ¿Has obtenido resultados en algún ámbito del trabajo este año? ¿Qué trabajo real has realizado? La casa de Dios no pide que hagas todas las tareas a la perfección, pero debes hacer bien el trabajo crucial, como el evangélico, por ejemplo, o el de producción de películas o el relacionado con textos, entre otros. Todos ellos deben ser fructíferos. En circunstancias normales, la mayoría del trabajo debería producir algunos resultados y logros al cabo de tres o cinco meses; si no se dan logros después de un año, entonces existe un problema grave. Dentro del ámbito de tu responsabilidad, ¿qué trabajo ha sido el más fructífero? ¿Por cuál has pagado el mayor precio y sufrido más a lo largo del año? Presenta este logro y reflexiona sobre si has conseguido algunos logros valiosos en tu año de disfrute de la gracia de Dios; deberías disponer de claridad al respecto en tu fuero interno. ¿Qué hacías mientras comías el alimento de la casa de Dios y gozabas de Su gracia todo este tiempo? ¿Has logrado algo? Si no has logrado nada, es que solo estás saliendo del paso, eres un auténtico falso líder. ¿Se debería destituir y descartar a tales líderes? (Sí)” (La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (4)). Vi que Dios decía: “Las personas que disfrutan de las comodidades de la carne no difieren mucho de los cerdos”. “¿Qué hacías mientras comías el alimento de la casa de Dios y gozabas de Su gracia todo este tiempo?”. “¿Se debería destituir y descartar a tales líderes?”. Estas palabras me llegaron al corazón. A ojos de Dios, los que se dan el gusto de las comodidades carnales sin llevar a cabo un trabajo real son falsos líderes. Desempeñan su deber sin ninguna efectividad y no son dignos de permanecer en la casa de Dios. Pensé: ¿qué hice exactamente cuando desempeñaba mi deber? ¿Qué resultados obtuve? Que yo fuera capaz de desempeñar los deberes de un líder era la gracia de Dios. Dios esperaba que yo hiciera un trabajo real y cumpliera con las responsabilidades y obligaciones que un ser creado debe cumplir. Pero ¿cómo traté mi deber? Siempre mostraba consideración por la carne y carecía de cualquier sentido de responsabilidad hacia mi deber. Cuando me enfrentaba a problemas en mi deber, no compartía enseñanzas ni los resolvía. Esperaba que la hermana con la que colaboraba realizara cualquier tarea que implicara tomarse molestias o pagar un precio. Ocupaba la posición de líder, pero no llevaba a cabo un trabajo real. Era astuta y traicionera y no asumía ninguna responsabilidad ni soportaba ningún sufrimiento. Solo pensaba en vivir cómodamente. ¿No era yo igual que un cerdo? ¿Qué sentido tiene vivir así? Si continuaba de este modo, Dios me abandonaría y me descartaría. Cuando lo pensaba, en verdad me odiaba a mí misma. Acudí a Dios en oración y le dije: “Querido Dios, por medio de Tu revelación vi cuán egoísta y despreciable soy. Todas mis acciones han sido aborrecibles y repugnantes para Ti. Querido Dios, estoy dispuesta a arrepentirme y corregir mi actitud con respecto al desempeño de mi deber. Cumpliré con mi deber y con mis responsabilidades y ya no viviré para la carne”. Más tarde, asistí a reuniones de grupo para entender qué ocurría con los obreros del trabajo relacionado con textos. Hablé con ellos de su estado y de las dificultades en sus deberes para ayudarlos. También organicé reuniones para los regadores, y, junto con ellos, busqué las razones por las que el trabajo de riego no producía resultados y revertí las desviaciones con prontitud. Gracias a una cooperación verdadera, el trabajo de riego mostró una mejoría, y algunos de los nuevos fieles incluso predicaban activamente el evangelio. Experimenté que todo esto era el liderazgo de Dios.

En diciembre de 2023, la policía estaba siguiendo y vigilando a mi compañera, por lo que durante un tiempo tenía que dejar de cumplir con sus deberes. En ese momento, todo el trabajo recayó únicamente sobre mí, el trabajo evangélico, el trabajo de riego, el trabajo de depuración y el trabajo relacionado con textos. Ante la cantidad de asuntos que debía gestionar, me sentí bajo tanta presión que apenas podía respirar. Me dije para mis adentros: “Todo este trabajo tengo que hacerlo yo sola. ¿Cómo podré soportarlo? ¿Cuánto sufrimiento tendré que soportar y cuán alto será el precio que tendré que pagar? Aunque trabaje día y noche, no lograré terminarlo. Si esto sigue así, acabaré desplomándome de agotamiento”. En mi corazón, me sentía reprimida y miserable. En ese momento, me di cuenta de que mi estado era incorrecto. Aún tenía miedo de que la carne sufriera y estaba pensando en disfrutar de la comodidad. Así que fui rápido a orar a Dios, y le pedí que protegiera mi corazón para poder calmarme primero y someterme a este ambiente. Más tarde, leí las palabras de Dios: “Lo que las personas deben hacer es esforzarse al máximo para cumplir con lo que deben. En tanto tomes consciencia, lo sientas en tu corazón, lo veas en las palabras de Dios, la gente a tu alrededor te lo recuerde, o recibas alguna señal o presagio de parte de Dios que te brinde información —que es algo que deberías hacer, que es lo que Dios te encomienda—, debes cumplir con tu responsabilidad y no quedarte de brazos cruzados sin hacer nada ni observar desde afuera. No eres un robot; tienes mente y pensamientos. Cuando algo ocurre, sabes con certeza lo que deberías hacer y, sin duda, tienes sentimientos y conciencia. Entonces, pon en práctica esos sentimientos y esa conciencia en las situaciones reales, vívelos y conviértelos en tus acciones, y de esta manera habrás cumplido con tu responsabilidad. Respecto a lo que puedas darte cuenta, debes practicar según los principios-verdad que comprendes. Así, estás haciendo todo lo posible y poniendo tu máximo esfuerzo en cumplir con tu deber(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (21)). Tras leer Sus palabras, tuve algo de fe. Dios había permitido que me encontrara en este ambiente para que pudiera aprender a rebelarme contra la carne, experimentar Sus palabras, y creer que Dios mismo estaba realizando Su obra. Solo tenía que hacer las cosas que entendiera y que fuera capaz de hacer en la medida de mis posibilidades; con eso bastaba. Al pensarlo así, ya no me sentía tan miserable ni reprimida. A continuación, manejé y resolví primero los problemas importantes y cruciales. Un predicador me envió una carta para decirme que primero eligiera líderes y diáconos para los puestos vacíos en cada una de las iglesias. Así todos podrían compartir la carga del trabajo y sería más fácil. Gracias a que todos coordinaron sus fortalezas para trabajar de común acuerdo, se eligió a los líderes y diáconos y la obra no se vio demasiado afectada.

Después de experimentar esta revelación, comprendí mi propia naturaleza satánica egoísta y despreciable, y mi actitud con respecto al cumplimiento del deber sufrió una transformación. ¡Gracias a Dios!

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