61. Ya no me limita mi poca aptitud

Por Yicao, China

A comienzos de 2022, mientras estaba cumpliendo mis deberes relacionados con textos en la iglesia, me reasignaron a otro deber. Más adelante, hice introspección y me di cuenta de que no había cumplido mi deber acorde al estándar debido a que mi carácter era gravemente corrupto y a que me aferraba constantemente a mis propias opiniones. Unos meses después, los líderes me pidieron que volviera a hacer deberes relacionados con textos. Un día de agosto de 2022, de casualidad, me enteré de que antes me habían reasignado debido a que tenía poca aptitud y que la iglesia había dispuesto que volviera a hacer el trabajo relacionado con textos únicamente porque había aumentado el volumen de trabajo y faltaban obreros en ese ámbito. Al oír esto, me sentí muy angustiada y pensé: “Al principio pensé que esta vez me habían traído de vuelta porque tenía cierta aptitud y podía encargarme de este deber, pero no esperaba que los hermanos y hermanas me hubieran evaluado de esta manera. Parece que no importa cuánto me esfuerce en este deber, todo será en vano. Los hermanos y hermanas que acaban de comenzar a hacer trabajo relacionado con textos tienen buena aptitud y, después de un tiempo de cultivo, me superarán. Yo solo estoy cumpliendo este deber por un tiempo. Los hermanos y hermanas con buena aptitud pueden desempeñar un papel importante en su trabajo y tienen esperanzas más grandes de obtener la salvación. Pero mi poca aptitud significa que no puedo encargarme de trabajos importantes y que me podrían reasignar en cualquier momento, así que, ¿cómo puedo tener esperanza alguna de obtener la salvación? En lugar de hacer esto, sería mejor que predique el evangelio y riegue a los nuevos fieles. Al menos en el trabajo evangélico, puedo hacer algunas buenas acciones y tener alguna esperanza de sobrevivir”. Al pensar en estas cosas, me sentí muy abatida y hasta me arrepentí de haber vuelto a hacer trabajo relacionado con textos.

Más tarde, me di cuenta de que mi estado no era correcto, así que acudí a Dios en oración: “Dios, oí a las hermanas decir que antes me reasignaron de deber debido a mi poca aptitud. Me siento muy triste, pero sé que no debo ser negativa ni tener una comprensión errónea. Te ruego que me esclarezcas para entender Tu intención y que pueda tener la fe para esforzarme por mejorar”. En ese momento, pensé en un pasaje de las palabras de Dios: “El deseo de Dios es que todas las personas sean hechas perfectas, en última instancia ganadas por Él, que sean completamente purificadas por Dios y que se conviertan en personas que Él ama. Sin importar que Yo diga que sois atrasados o de un bajo calibre, es un hecho. Esto que afirmo no demuestra que Yo pretenda abandonaros, que haya perdido la esperanza en vosotros, y mucho menos que no esté dispuesto a salvaros. Hoy he venido a hacer la obra de vuestra salvación, y esto quiere decir que la obra que hago es la continuación de la obra de salvación. Cada persona tiene la oportunidad de ser hecha perfecta: siempre y cuando estés dispuesto y busques, al final podrás alcanzar este resultado, y ninguno de vosotros será abandonado. Si eres de bajo calibre, Mis requisitos respecto a ti serán acordes con ese bajo calibre; si eres de alto calibre, Mis requisitos respecto a ti serán acordes a tu alto calibre; si eres ignorante y analfabeto, Mis requisitos estarán a la altura de tu nivel de analfabetismo; si eres letrado, Mis requisitos para ti serán acordes al hecho de que seas letrado; si eres anciano, Mis requisitos para ti serán según tu edad; si eres capaz de proveer hospitalidad, Mis requisitos para ti serán conforme a esta capacidad; si afirmas no poder ofrecer hospitalidad, y sólo puedes realizar cierta función, ya sea difundir el evangelio, cuidar de la iglesia o atender a los demás asuntos generales, te perfeccionaré de acuerdo con la función que lleves a cabo. Ser leal, someterse hasta el final mismo y buscar tener un amor supremo a Dios, esto es lo que debes lograr y no hay mejores prácticas que estas tres cosas(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Restaurar la vida normal del hombre y llevarlo a un destino maravilloso). Las palabras de Dios realmente me conmovieron. Dios ha preparado para todos la oportunidad de obtener la salvación e, independientemente de que una persona tenga buena o mala aptitud, o que sea joven o mayor, Dios exige a cada persona según su estatura y aptitud reales y dispone deberes adecuados para cada uno. No importa el deber que cumpla una persona, mientras persiga la verdad y sea leal a Dios, Él concederá Su salvación equitativamente, sin favoritismos. Pensé en el hermano del testimonio vivencial del vídeo titulado: “Los mayores aún podemos dar testimonio de Dios”. Aunque era muy mayor y estaba enfermo, hizo todo lo posible en su deber de acogida y practicó escribir artículos vivenciales para dar testimonio de Dios. Pudo entender algunas verdades y su vida progresó. Esto demuestra la justicia y la rectitud de Dios. Dios exige a cada persona según su trasfondo, estatura y aptitud, y no le pone las cosas difíciles a nadie. Pero yo no entendía la intención de Dios y pensaba de forma falaz que solo quienes tenían buena aptitud podían obtener la salvación, y que los de poca aptitud no podían ser salvos. Así que, cuando me enteré de que los hermanos y hermanas evaluaron que tenía poca aptitud y que no estaba a la altura del trabajo relacionado con textos, sentí que no podía desempeñar un papel importante en la iglesia, que Dios no me apreciaba y que no tenía esperanza de obtener la salvación. Hasta me arrepentí de haber vuelto a hacer el trabajo relacionado con textos. Vivía en mis propias nociones e imaginaciones, malinterpretaba a Dios y ¡era realmente estúpida y carecía de razón! En realidad, Dios sabe cuál es mi aptitud, al igual que los hermanos y hermanas. Como la iglesia había dispuesto que hiciera el trabajo relacionado con textos, debía someterme, esforzarme al máximo para trabajar en función de lo que entiendo y puedo hacer, y actuar con la conciencia tranquila. Eso es lo que debía hacer. No podía seguir estando abatida debido a mi poca aptitud.

Después, empecé a buscar y me pregunté a mí misma: “¿Por qué, cuando me enteré de mi poca aptitud, empecé a sentirme tan abatida y descontenta?”. Leí las palabras de Dios: “Cuando algunos oyen a un líder de alto nivel decir que no tienen entendimiento espiritual, sienten que son incapaces de entender la verdad, que sin duda alguna Dios no los quiere y que no tienen ninguna esperanza de ser bendecidos; sin embargo, a pesar de sentirse tristes, todavía son capaces de cumplir su deber con normalidad; estas personas tienen un poco de razón. Cuando algunos oyen a alguien decir que no tienen entendimiento espiritual, se vuelven negativos y ya no desean cumplir su deber. Piensan: ‘Dices que no tengo entendimiento espiritual; ¿acaso no significa eso que no tengo ninguna esperanza de ser bendecido? Puesto que no recibiré ninguna bendición en el futuro, ¿para qué sigo creyendo? No aceptaré que me pongan a rendir servicio. ¿Quién se esforzaría por ti si no recibe nada a cambio? ¡No soy tan estúpido!’. ¿Tienen este tipo de personas conciencia y razón? Reciben mucha gracia de Dios y, sin embargo, no saben cómo devolver lo recibido y ni siquiera quieren rendir servicio. Este tipo de individuos están acabados. Ni siquiera pueden rendir servicio hasta el final y no tienen una fe verdadera en Dios; son incrédulos. Si tuvieran un corazón sincero para Dios y una fe real en Él, al margen de cómo los evaluaran, esto solo les permitiría conocerse a sí mismos de una manera más real y precisa; deberían enfocar este asunto correctamente y no permitir que esto afecte al hecho de seguir a Dios o de cumplir su deber. Aunque no puedan recibir bendiciones, deberían seguir estando dispuestos a rendir servicio a Dios hasta el final, sentirse felices de hacerlo, sin quejas, y permitir que Dios los instrumente en todo; solo entonces serán personas con conciencia y razón. El hecho de que alguien reciba bendiciones o sufra una catástrofe está en manos de Dios: Él es soberano sobre todo esto y lo dispone, y no es algo que la gente pueda pedir o pueda trabajar para conseguirlo. Por el contrario, depende de si esa persona puede obedecer las palabras de Dios, aceptar la verdad y cumplir bien su deber según los requisitos de Dios; Él recompensará a cada persona de acuerdo con sus obras. Si alguien tiene un poco de sinceridad y dedica todas las fuerzas que pueda reunir al deber que debería cumplir, con eso basta, y se ganará la aprobación y la bendición de Dios(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 12: Quieren retirarse cuando no tienen estatus ni esperanza de recibir bendiciones). “Los anticristos creen en Dios solo con el propósito de obtener beneficios y bendiciones. Incluso si soportan un poco de sufrimiento o pagan algún precio, todo tiene la finalidad de hacer un trato con Dios. Su intención y su deseo de obtener bendiciones y recompensas son inmensos y se aferran a ellos con fuerza. No aceptan ninguna de las muchas verdades que Dios ha expresado, siempre piensan en el corazón que creer en Dios consiste en obtener bendiciones y procurarse un buen destino, que este es el principio más elevado y que nada puede sobrepasarlo. Piensan que la gente no debería creer en Dios, salvo por ganar bendiciones y que si no fuera por estas, creer en Él no tendría ningún significado ni valor, perdería ambas cosas. ¿Alguna otra persona inculcó estas ideas en los anticristos? ¿Se derivan de la formación o la influencia de otra persona? No, estas ideas vienen determinadas por la esencia-naturaleza inherente de los anticristos, que nadie puede cambiar. A pesar de que el Dios encarnado pronuncia muchas palabras hoy en día, los anticristos no aceptan ninguna de ellas y, por el contrario, se resisten a ellas y las condenan. Su naturaleza de sentir aversión por la verdad y de odiarla nunca puede cambiar. Si no pueden cambiar, ¿qué indica esto? Que su naturaleza es perversa. Esto no es una cuestión de perseguir o no la verdad; es un carácter perverso, es clamar y contrariar a Dios de forma descarada. Esta es la esencia-naturaleza de los anticristos; es su verdadera cara(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 7: Son perversos, insidiosos y falsos (II)). Gracias a la exposición de las palabras de Dios, encontré la raíz del problema. Resultó que, detrás de mi negatividad y mis malentendidos, tenía opiniones erróneas sobre lo que debía perseguir. Consideré que buscar bendiciones mediante la fe en Dios era un objetivo de búsqueda legítimo y, cuando mi deseo de bendiciones no se cumplió, me desanimé, me decepcioné, me volví negativa y me sentí dolida. Cuando evaluaron que tenía poca aptitud y no era apta para el trabajo relacionado con textos, pensé que estaba acabada y que, por mucho que persiguiera la verdad, no valdría de nada y que, tarde o temprano, me descartarían. Como consecuencia, vivía en un estado de negatividad y ya no tenía motivación para cumplir mis deberes. Vi que cumplía mis deberes solo para obtener bendiciones y que vivía según las filosofías satánicas de: “Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda” y “No muevas un dedo si no hay recompensa”. Todo lo que hacía lo impulsaba la palabra “beneficio”. Si algo beneficiaba mi futuro o podía traerme bendiciones, estaba dispuesta a hacerlo y descubría que era capaz de sufrir y pagar un precio. Pero si algo no me beneficiaba, no estaba dispuesta a hacerlo y hasta quería evitarlo o rechazarlo. ¡Vi que era realmente egoísta y que me guiaba mi propio beneficio! Al recordar el momento en que empecé a creer en Dios, vi que lo abandoné todo para seguir a Dios con la intención de obtener un buen desenlace y destino. Además, independientemente de los deberes que la iglesia me asignara, los aceptaba, me sometía a ellos y estaba dispuesta a sufrir y pagar un precio. Pensaba que obtendría la salvación y sobreviviría, así que tenía una energía inagotable. Pero, cuando los hermanos y hermanas evaluaron que tenía poca aptitud, sentí que no tenía oportunidades de que me promovieran y cultivaran, que no podía hacer trabajos importantes y que, finalmente, me descartarían. Así que me volví negativa, albergaba malentendidos y no estaba dispuesta a seguir haciendo el trabajo relacionado con textos. Aunque parecía creer en Dios y seguirlo, me seguía centrando en mi futuro y porvenir. Quería intercambiar el desempeño de mis deberes por un buen desenlace y destino. Al hacerlo, intentaba negociar con Dios y engañarlo. ¡Estaba transitando por la senda de un anticristo! Al darme cuenta de esto, me sentí muy culpable. Pensé en cómo la iglesia dispuso que hiciera el trabajo relacionado con textos y me dio la oportunidad de formarme en mis deberes, y vi que esto era la gracia de Dios. Sin embargo, no pensaba en estar agradecida ni en retribuir el amor de Dios. En cambio, siempre quería intentar negociar con Él. Ni siquiera tenía la conciencia y razón que una persona debería tener. ¡Realmente carecía de humanidad! Me sentí verdaderamente en deuda con Dios, me odié a mí misma por estar tan profundamente corrompida y no quise seguir más en esa negatividad.

Más tarde, seguí reflexionando y pensé: “Cuando los hermanos y hermanas dijeron que tenía poca aptitud, me sentí abatida y triste. Hubo otra razón para ello, y es que no he sido capaz de evaluar lo que es tener buena o mala aptitud ni tampoco de tratarme a mí misma de manera correcta”. Leí las palabras de Dios: “¿Cómo se debe medir el calibre de una persona? En función del punto hasta el que comprendan las palabras de Dios y la verdad. Esa es la forma más certera de hacerlo. Hay personas que son elocuentes, espabiladas y tienen una habilidad especial para tratar con los demás, pero cuando escuchan sermones nunca pueden entender nada y cuando leen las palabras de Dios no las comprenden. Al hablar de su testimonio vivencial, siempre dicen palabras y doctrinas, y de este modo revelan que son novatos y dan a otros la sensación de que no tienen comprensión espiritual. Esas personas tienen un calibre escaso(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Comprender la verdad es lo más importante para cumplir bien con el deber). “Ya sea que se trate de comprender la verdad o de aprender una profesión o una habilidad especializada, la gente de calibre bueno puede entender los principios implicados, llegar a la raíz de las cosas e identificar su realidad y su esencia. De esa manera, en todo lo que hacen, en cada trabajo que emprenden, realizan los juicios correctos y determinan los estándares y principios acertados. En eso consiste el calibre bueno. La gente que tiene este tipo de calibre puede encargarse de supervisar las diferentes obras de la casa de Dios. Aquellos que tienen un calibre promedio o escaso no son capaces de hacer ese trabajo. Esto no significa de ninguna manera que la casa de Dios favorezca o menosprecie a algunas personas o las trate de manera diferente; simplemente, son muchos los que no pueden encargarse de la supervisión a causa de su calibre. ¿Por qué no pueden? ¿Cuál es la causa? Que no comprenden la verdad. ¿Y por qué no la comprenden? Porque su calibre es promedio o incluso escaso. Es por eso que la verdad está fuera de su alcance y no son capaces de entenderla cuando la oyen. Puede ser que algunos no comprendan la verdad porque no escuchan con atención o podría ser porque son jóvenes y aún no tienen un concepto de la fe en Dios y no les resulta demasiado interesante. Sin embargo, ninguna de esas es la razón principal. La razón principal es que no tienen suficiente calibre. No importa cuál sea su deber o cuánto tiempo lleven haciendo el trabajo ni cuántos sermones escuchen o cómo les hables sobre la verdad, a las personas con un calibre inferior seguirá sin entrarles en la cabeza. Dilatan la realización de su deber, hacen un completo desastre y no logran nada. Algunas de las personas que sirven como líderes de grupo y se encargan de la supervisión de una parte de la obra tampoco comprenden los principios cuando recién asumen la responsabilidad del trabajo. Después de varios fracasos llegan a entender la verdad y captan los principios buscando y haciendo preguntas. Luego, en función de esos principios, pueden encargarse de la supervisión y asumir el trabajo por ellos mismos. Eso significa tener calibre. A otras personas puedes decirles todos los principios e incluso describirles en detalle la manera de implementarlos y parecerán comprender lo que les dices, pero, de todas formas, no podrán entender los principios cuando hagan las cosas; en cambio, confiarán en sus propias ideas y figuraciones, incluso creyendo que eso es correcto. Pero no pueden asegurar —y, en realidad, no lo saben— si hacen las cosas conforme a los principios. Si lo Alto hace preguntas, se ponen nerviosas y no saben qué decir. Solo se sienten seguras cuando lo Alto se encarga de la supervisión y las guía. Eso indica que su calibre es muy escaso. Con un calibre tan escaso, no pueden cumplir con los requisitos de Dios ni vivir a la altura de los principios-verdad y mucho menos llevar a cabo sus deberes de una manera satisfactoria(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Comprender la verdad es lo más importante para cumplir bien con el deber). Las palabras de Dios me permitieron entender que las personas con buena aptitud pueden captar los puntos clave tras escuchar las palabras de Dios y, a partir de estas palabras, pueden entender la verdad, reflexionar y conocerse a sí mismas, y encontrar una senda de práctica y entrada. Además, las personas con buena aptitud tienen comprensión espiritual y son perceptivas. Cuando se encuentran con situaciones, pueden sacar conclusiones y practicar de forma correcta según los principios que exige Dios. En cambio, las personas con poca aptitud tienen más dificultades para entender la verdad, son menos perceptivas y, por muchos sermones que escuchen, su crecimiento en la vida es lento. Les cuesta captar principios en sus deberes, se suelen limitar a seguir preceptos y la eficacia de sus deberes es un poco menor. Al meditar en las palabras de Dios, hice introspección: “Llevo varios años haciendo trabajo relacionado con textos y he escuchado muchos principios, pero no he progresado mucho. En especial, cuando enfrento asuntos un poco más complejos, me confundo y tiendo a limitarme a seguir preceptos. Cada vez que termino una tarea, todavía necesita la revisión y orientación de los líderes, y la eficacia de mi trabajo es bastante baja”. Solo entonces me di cuenta de que, en efecto, tenía poca aptitud. En el pasado, pensaba que tenía buena aptitud, pero no la medía basándome en los principios-verdad, sino únicamente en mis propias nociones e imaginaciones. Aunque podía hacer algunos trabajos, eso no significaba que tuviera buena aptitud, sino que, después de hacer este trabajo durante mucho tiempo, había adquirido algo de experiencia. Pero, comparada con los hermanos y hermanas que realmente tenían buena aptitud, me seguía faltando muchísimo. En ese momento, logré evaluar de forma correcta mi aptitud real y pude aceptar y reconocer en mi corazón la evaluación que me hicieron los hermanos y hermanas. Aunque mi aptitud no era muy buena, la iglesia aún me había dado la oportunidad de hacer trabajo relacionado con textos. Esto era la gracia de Dios. No podía carecer de conciencia y debía trabajar de forma proactiva y cumplir mi deber para retribuir el amor de Dios.

Después, leí otro pasaje de las palabras de Dios y corregí un poco mi opinión errónea de perseguir bendiciones. Dios dice: “¿En qué sentido es un error tratar la búsqueda de bendiciones como un objetivo? Se opone completamente a la verdad y no es congruente con la intención de Dios de salvar a las personas. Dado que recibir bendiciones no es un objetivo adecuado al que la gente deba aspirar, ¿cuál es un objetivo adecuado? La búsqueda de la verdad, la búsqueda de la transformación del carácter y la capacidad de someterse a todas las instrumentaciones y disposiciones de Dios: estos son los objetivos a los que la gente debe aspirar. Supongamos, por ejemplo, que ser podado suscita en ti nociones y malinterpretaciones y que te vuelves incapaz de someterte. ¿Por qué no puedes someterte? Porque crees cuestionado tu destino o tu sueño de recibir bendiciones. Te vuelves negativo, te acongojas y quieres renunciar a tu deber. ¿Por qué? Porque hay un problema en tu búsqueda. ¿Y cómo se debe resolver? Es imprescindible que, de inmediato, abandones estas ideas erróneas y busques la verdad para resolver el problema de tu carácter corrupto. Debes decirte: ‘No debo desistir, he de seguir cumpliendo bien el deber de un ser creado y hacer a un lado el deseo de recibir bendiciones’. Cuando renuncias al deseo de recibir bendiciones y recorres la senda de perseguir la verdad, se te quita un peso de encima. ¿Y podrás estar negativo todavía? Aunque aún haya momentos en que lo estés, no dejas que esto te constriña, en el fondo sigues orando y luchando, cambiando del objetivo de tu búsqueda —de recibir bendiciones y tener un destino, a la búsqueda de la verdad—, y piensas para tus adentros: ‘La búsqueda de la verdad es el deber de un ser creado. No hay mayor cosecha que comprender ciertas verdades hoy día, esta es la mayor bendición de todas. Aunque Dios no me quiera, yo no tenga un buen destino y mis esperanzas de recibir bendiciones se hagan añicos, continuaré cumpliendo adecuadamente con el deber, tengo esa obligación. Sea cual sea el motivo, no permitiré que afecte a mi cumplimiento adecuado del deber ni a mi cumplimiento de la comisión de Dios; este es mi principio de conducta’. Con esto, ¿no has trascendido las limitaciones de la carne? Algunos pueden decir: ‘Bueno, ¿y qué si sigo siendo negativo?’. Entonces busca de nuevo la verdad para resolverlo. Por muchas veces que caigas en la negatividad, si simplemente sigues buscando la verdad para resolverla, y sigues esforzándote por ella, poco a poco saldrás de tu negatividad. Y un día, sentirás que no sientes el deseo de obtener bendiciones y que no estás constreñido por tu destino y desenlace, y que es más fácil y eres más libre viviendo sin estas cosas(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo hay entrada en la vida en la práctica de la verdad). Las palabras de Dios me permitieron encontrar el objetivo correcto en mi búsqueda. La fe no debería ser para recibir bendiciones, sino para perseguir la verdad, buscar cambiar de carácter y lograr someterse a Dios. Independientemente de que tenga un buen desenlace o destino, soy un ser creado y, como tal, debo someterme a Dios, adorarlo y cumplir con mi deber. Este es el sentido de razón que un ser creado debe tener. Pensé en los once requisitos que Dios nos exige cumplir para obtener la salvación, uno de los cuales dice: “Si eres verdaderamente un servidor, ¿me puedes servir lealmente, sin ningún elemento de superficialidad o negatividad?(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Un problema muy serio: la traición (2)). Al reflexionar, me di cuenta de que cumplir mi deber no debería implicar realmente mis propios deseos y exigencias. Además, no importa cómo Dios orqueste las cosas, debo someterme, sin tratar de elegir por mí misma. Incluso si Dios dice que soy una servidora, debo seguir rindiéndole servicio con lealtad y mantenerme en mi lugar como ser creado. Dios había permitido que, en esta ocasión, oyera a los hermanos y hermanas evaluar que tenía poca aptitud, y había una lección que debía aprender. A través de esta situación, quedaron reveladas mis despreciables intenciones de creer en Dios para recibir bendiciones y tratar de negociar con Él, lo que me permitió reconocer a tiempo mis anteriores opiniones erróneas sobre qué perseguir, arrepentirme y corregirlas. ¡Esto era el amor de Dios! Sin esto, nunca me habría conocido a mí misma y me habría sido difícil tomar la senda de perseguir la verdad y obtener la salvación. Al darme cuenta de esto, ya no me resistí a esta situación ni quise preocuparme ni inquietarme por mi futuro o destino.

Después, leí un pasaje de las palabras de Dios, que me dio una senda de práctica. Dios Todopoderoso dice: “‘Aunque mi calibre es bajo, tengo un corazón honesto’. Estas palabras parecen muy reales y hablan de un requerimiento que Dios hace a las personas. ¿Qué requisito? Que si las personas tienen deficiencia de calibre, no es el fin del mundo, pero deben poseer un corazón honesto, y, si es así, serán capaces de recibir la aprobación de Dios. No importa cuál sea tu situación o cuáles tus antecedentes, debes ser una persona honesta, hablar con honestidad, actuar con honestidad, poder llevar a cabo tu deber con todo el corazón y toda la mente y ser leal en el cumplimiento de tu deber, no intentar buscar atajos, no ser una persona escurridiza ni falsa, no mentir ni engañar, y no hablar con rodeos. Debes actuar de acuerdo con la verdad y ser alguien que la busque. Muchas personas piensan que son de bajo calibre, y que nunca cumplen bien con su deber o con el nivel requerido. Hacen las cosas lo mejor que pueden, pero nunca pueden captar los principios ni son capaces todavía de obtener resultados demasiado buenos. En definitiva, lo único que pueden hacer es quejarse de ser de calibre demasiado bajo, y se vuelven negativas. Entonces, ¿no hay un camino a seguir para una persona que sea de bajo calibre? Ser de bajo calibre no es una enfermedad mortal, y Dios nunca dijo que Él no salva a aquellos que sean de bajo calibre. Como Dios dijo anteriormente, Él está apenado por quienes son honestos pero ignorantes. ¿Qué quiere decir ser ignorante? En muchos casos, la ignorancia proviene del hecho de ser de bajo calibre. Cuando la gente es de bajo calibre, tiene una comprensión superficial de la verdad. No es lo bastante específica ni práctica, y a menudo se limita a una comprensión literal o somera, se queda en la doctrina y los preceptos. Esa es la razón por la que esa gente no puede entender numerosos problemas, y nunca puede captar los principios al cumplir con su deber ni pueden cumplir bien con él. Entonces, ¿Dios no quiere personas de bajo calibre? (Sí las quiere). ¿Qué senda y qué dirección indica Dios a la gente? (La de ser una persona honesta). ¿Puedes ser una persona honesta solo con decirlo? (No, debes mostrar las manifestaciones de una persona honesta). ¿Cuáles son las manifestaciones de una persona honesta? Primero, no tener dudas acerca de las palabras de Dios. Esa es una de las manifestaciones de una persona honesta. Además de esto, la manifestación más importante es buscar y practicar la verdad en todo: esto es crucial. Dices que eres honesto, pero siempre pasas por alto las palabras de Dios y simplemente haces lo que te parece. ¿Acaso es esa la manifestación de una persona honesta? Dices: ‘Aunque tengo poco calibre, tengo un corazón honesto’. Y, sin embargo, cuando te llega un deber te da miedo sufrir y asumir la responsabilidad si no lo haces bien, por eso pones excusas para evadir tu deber o sugieres que lo haga otro. ¿Es esta la manifestación de una persona honesta? Claramente, no lo es. Entonces, ¿cómo debería comportarse una persona honesta? Debe someterse a los arreglos de Dios, ser leal al deber que le corresponde cumplir, y esforzarse por satisfacer las intenciones de Dios. Esto se manifiesta de diferentes maneras. Una es aceptar tu deber con un corazón honesto, no considerar tus intereses carnales, no ser desganado en él, y no conspirar por tu propio bien. Estas son manifestaciones de honestidad. Otra es dedicar todo el corazón y todas tus fuerzas a cumplir bien con tu deber, haciendo las cosas en forma adecuada y poniendo el corazón y tu amor en el deber a fin de satisfacer a Dios. Estas son las manifestaciones que debería tener una persona honesta cuando cumple con su deber(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). Las palabras de Dios me permitieron entender que la aptitud de una persona no es el estándar para medir si puede obtener la salvación, sino que la clave está en si una persona puede entender y practicar la verdad y si su carácter-vida cambia al final. Aunque algunas personas tienen poca aptitud y entienden la verdad lentamente, la persiguen, practican ser personas honestas y dedican su corazón y todos sus esfuerzos a sus deberes. Las personas así, en última instancia, pueden obtener la salvación. Al pensar en mí misma, tenía poca aptitud y tendía a seguir preceptos, por lo que no lograba buenos resultados. Esa era mi realidad. Pero Dios dice que tener poca aptitud no es una enfermedad mortal. Puesto que tengo poca aptitud y entiendo la verdad lentamente, debería esforzarme más en las palabras de Dios. Debería escuchar más los sermones y la enseñanza de lo Alto, y debería buscar, compartir y hablar más con los hermanos y hermanas sobre cualquier problema o dificultad. De esta manera, puedo progresar y hacer algo de trabajo real. Pensé en los falsos líderes y anticristos a quienes revelaron en la iglesia. Algunos tenían buena aptitud y dones, pero, como no perseguían la verdad en absoluto y hacían sus deberes únicamente en beneficio de su propia reputación y estatus, al final, trastornaron y perturbaron el trabajo de la iglesia, y se los expulsó y descartó. Mientras que puede que algunos hermanos y hermanas no tengan buena aptitud, practican lo que entienden de las palabras de Dios, cumplen sus deberes de todo corazón, son diligentes y se someten a cualquier deber que la iglesia les asigne. Como son personas hechas y derechas, tienen corazones correctos y una actitud honesta hacia Dios y sus deberes, pueden obtener algunos resultados en sus deberes. Por supuesto, si una persona realmente tiene muy poca aptitud, hasta el punto de que prácticamente no puede entender las palabras de Dios ni la verdad, le resulta difícil obtener la verdad, lograr cambiar su carácter-vida y que Dios la salve. Esta también es una realidad. Por lo tanto, que una persona pueda obtener la salvación depende de si puede entender las palabras de Dios, si puede entender y practicar la verdad, y si su carácter-vida cambia. Estas son las cosas más fundamentales.

Luego, leí otro pasaje de las palabras de Dios y entendí con mayor claridad la senda de práctica. Dios dice: “Mejorar el calibre de las personas implica exigiros que mejoréis la capacidad de comprensión para que entendáis las palabras de Dios y sepáis ponerlas en práctica. Esta es la exigencia más básica de todas. Si me sigues sin entender lo que digo, ¿no tienes una fe confusa? Por muchas palabras que declare, si están fuera de vuestro alcance, si no las comprendéis muy bien diga lo que diga, tenéis poco calibre. Sin capacidad de comprensión no entendéis nada de lo que digo, lo que dificulta enormemente conseguir el efecto deseado; hay muchas cosas que no os puedo decir directamente y no puedo conseguir el efecto previsto, por lo que es necesaria una obra adicional. Como vuestra capacidad de comprensión, vuestra habilidad para ver las cosas y los criterios según los cuales vivís son sobradamente insuficientes, debo obrar en vosotros una ‘mejora del calibre’. Es inevitable y no hay alternativa. Solo así puedo conseguir algún resultado; si no, las palabras que digo caerían en saco roto. ¿Y entonces no pasaríais todos a la historia como pecadores? ¿No os convertiríais en escoria humana? ¿No sabéis qué obra estoy llevando a cabo en vosotros ni lo que os exijo? Debéis conocer vuestro calibre: no satisface Mis exigencias en absoluto. ¿Y esto no retrasa Mi obra? A tenor de vuestro calibre actual y del estado de vuestro carácter en la actualidad, ni uno solo de vosotros es apto para dar testimonio de Mí ni está a la altura de la tarea de cargar con las pesadas responsabilidades de Mi obra futura. ¿No estáis profundamente avergonzados? Si seguís así, ¿cómo podréis satisfacer Mis intenciones? Deberías vivir tu vida al máximo. No dejes pasar el tiempo en vano, no vale la pena. Debes saber de qué deberías dotarte. No te creas un sabelotodo; ¡aún te queda un largo camino por andar! ¿Qué más se puede decir si no tienes ni una mínima sensatez humana? ¿No es todo inútil?(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Elevar el calibre es en aras de recibir la salvación de Dios). Las palabras de Dios me permitieron entender que, aunque tenía poca aptitud, entraba en la verdad lentamente y mi trabajo era menos eficaz que el de los demás, no podía darme por vencida, volverme negativa ni retroceder. Debía esforzarme de forma proactiva por la verdad, aprender principios relevantes, mejorar mi aptitud y hacer todo lo posible por cumplir con mis deberes. Si no hubiera sido por esa evaluación de los hermanos y hermanas, no me habría conocido a mí misma. Siempre había pensado que tenía buena aptitud y que era capaz de hacer algunas tareas, y vivía en un estado de apreciación y satisfacción propia. Si hubiera seguido así, nunca habría progresado. Al entender la intención de Dios, me dejó de limitar mi poca aptitud y, no importa cuánto tiempo siguiera cumpliendo este deber, estaba dispuesta a ofrecer mi fortaleza y perseverar en mi deber. Incluso si algún día mi aptitud no bastara y me volvieran reasignar a otro deber, estaría dispuesta a someterme a las orquestaciones y arreglos de Dios. Más tarde, empecé a centrarme en mejorar mi aptitud. Estudié e investigué de forma activa en mi deber, reflexioné y resumí los errores y las desviaciones anteriores en mis deberes y me centré en hacer las cosas conforme a los principios. Sin darme cuenta, empecé a progresar en mis deberes y, a medida que me esforzaba por mejorar, la eficacia de mis deberes también aumentó.

A través de esta experiencia, sentí el amor y la salvación de Dios para mí y vi que Él tiene exigencias distintas para las personas con aptitudes diferentes. No importa la aptitud que tenga una persona, siempre que persiga la verdad con sinceridad y sea fiel y sumisa en sus deberes, entonces, sea quien sea, tiene la oportunidad de obtener la salvación. Esta es la justicia de Dios.

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