71. Después de que me denunciaran y destituyeran

Por Chang Min, China

En diciembre de 2022, por la gracia de Dios, asumí el deber de liderazgo, en el que supervisaba principalmente el trabajo de riego. Un año después, de casualidad, vi una carta de denuncia. Una regadora llamada Lu Xiao había escrito la carta, en la que me denunciaba por no realizar trabajo real. Me tomó por sorpresa y me pregunté: “¿Por qué me habrá denunciado de repente?”. La carta de denuncia mencionaba que no resolvía los problemas de manera detallada, no daba total seguimiento a la puesta en práctica del trabajo y, entre otras cosas, no captaba ni resolvía a tiempo los estados ni las dificultades de los regadores. La denuncia también enumeraba varios detalles sobre mi comportamiento. En ese momento, no me entendía a mí misma y me sentí algo reacia. “¿Cómo puedes tener expectativas tan altas de mí? ¿Cómo podría no tener defectos? ¡Has escrito sobre tantos de mis problemas!”. Me sentí agraviada y entré en un estado de abatimiento, pero, entonces, pensé: “La intención de Dios se debe hallar detrás de esta carta de denuncia, ya que Él nunca hace nada sin un propósito. Que esta denuncia me haya expuesto podría verse como el juicio y el castigo de Dios, y seguro que hay una lección que debo aprender”. Con este pensamiento, me sentí un poco más en paz. Finalmente, después de verificar la denuncia, la iglesia, basándose en mi comportamiento constante, descubrió que yo cumplía mi deber de manera superficial y que no realizaba trabajo real, por lo que me destituyó. En el momento en que perdí mi deber, sentí un vacío repentino en mi corazón. Fue como si se me hubiera puesto el mundo patas arriba y no sabía qué hacer.

Después de regresar a casa, me sentía muy inquieta y pensé: “¡Qué humillante que me hayan denunciado y destituido por no hacer bien mi trabajo en el liderazgo! Además de eso, he trastornado y perturbado el trabajo de la iglesia. Todos estos son hechos verdaderamente malvados. Nunca volveré a asumir un deber de liderazgo; mejor haré cualquier otro deber en la iglesia. Así será más seguro, no quedaré mal y no cometeré transgresiones graves”. Luego, me limitaba a hojear las palabras de Dios y a escuchar himnos cada día. Mi corazón no podía sosegarse y, sin un deber que cumplir, me sentía vacía por dentro, como si mi corazón se hubiera alejado de Dios, Vivía cada día como un zombi. Hasta sentía que la vida no tenía sentido. En ese momento, me di cuenta de lo aterrador que era que mi corazón estuviera alejado de Dios, así que le oré: “Dios, ahora mismo me siento muy negativa y mi corazón está muy alejado de Ti. Sé que mi estado no es correcto; te ruego que me guíes para salir de este estado negativo”. Esa noche, escuché un himno de las palabras de Dios titulado “Lo que más entristece a Dios”: “El esfuerzo que he dedicado al hombre prueba Mi esencia de amar al hombre, y cada una de las acciones y hechos del hombre ante Mí prueban su esencia de aborrecer la verdad y oponerse a Mí. En todo momento me preocupo por todos los que me siguieron; sin embargo, los que me siguen en ningún momento son capaces de aceptar Mis palabras; son incapaces de aceptar siquiera Mis sugerencias. Esto es lo que más me entristece de todo. Nadie ha sido capaz de entenderme y, más aún, ninguno ha sido capaz de aceptarme, aunque Mi actitud es sincera y Mis palabras son amables(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Deberíais considerar vuestros hechos). Las cálidas palabras de Dios ablandaron de a poco mi corazón endurecido. Dios ha pagado el precio más alto para salvarnos. Él comparte sin cesar todos los aspectos de la verdad en detalle y nos guía. Cuando Dios comparte la verdad, usa ejemplos y metáforas, ya que teme que no entendamos y espera que podamos entender la verdad y entrar en la realidad lo antes posible. El amor de Dios por nosotros es inmenso. No importa qué situaciones Dios orqueste para mí, Sus intenciones siempre son buenas y esas cosas son para ayudarme a entenderme a mí misma y progresar en la vida. Yo no fui considerada con las intenciones de Dios y cumplí mi deber de manera superficial, hasta el punto de convertirse en un desastre total. No reflexioné ni me entendí a mí misma y no estaba dispuesta a esforzarme para mejorar, porque sentía que había quedado mal después de que me denunciaran y destituyeran. Me sumí en emociones rebeldes y me opuse a Dios. ¿Cómo no iba esto a causarle dolor? Luego de que me destituyeran, seguí siendo intransigente y rebelde, y no reflexioné sobre mí misma. ¿No estaba rechazando la salvación de Dios al hacer esto? ¡Estaba siendo totalmente irracional! Más tarde, sosegué mi corazón y reflexioné sobre mí misma. Cuando me convertí en líder por primera vez, no sabía nada, pero estaba llena de fe y quería hacer bien el trabajo de riego. Vi que había pocos regadores, que había que cultivar a más personas para que lo fueran, que algunos regadores no hacían trabajo real, a los cuales había que reasignar, y que el estado de algunos regadores no era bueno y que necesitaban plática y ayuda. Me esforcé de forma activa para abordar estos problemas. Con el tiempo, vi que había una gran carga de trabajo diaria y que todas las cosas requerían atención, así que sentía que nunca tenía tiempo suficiente. Pensé: “Trabajar así todos los días es demasiado agotador y siempre hay problemas interminables que resolver. ¿Aguantará mi cuerpo si las cosas siguen así?”. Poco a poco, dejé de ser tan dedicada y diligente en mi trabajo como al principio. Cuando los líderes superiores preguntaban sobre los detalles del trabajo de riego, como hasta qué punto se había regado a los nuevos fieles, qué dificultades y problemas enfrentaban, cuántos nuevos fieles se habían unido oficialmente a la iglesia y cuántos aún no entendían por completo la verdad de la obra de Dios, yo pensaba: “¿Cuánto esfuerzo llevará entender todos esos detalles? La situación en cada iglesia es diferente, por lo que será agotador y complicado comprenderlo todo”. Así que no investigaba los detalles y solo resumía brevemente la situación e informaba de esto a los líderes superiores. En cuanto a cuestiones como las deficiencias que tenían los regadores en cada iglesia, cómo corregir las desviaciones en el riego de los nuevos fieles y cuáles eran las causas de que los nuevos fieles no asistieran con regularidad a las reuniones, solo tenía una idea general del panorama. Solo abordaba los problemas evidentes, pero no investigaba las razones reales por las que el trabajo de riego avanzaba lentamente. De vez en cuando, preguntaba por los estados de los regadores en cada iglesia, pero no captaba los detalles y me limitaba a responder de manera superficial cuando los líderes preguntaban sobre el trabajo de riego. Después de ver esto, los líderes me podaron por mi actitud negligente y hasta compartieron palabras de Dios que exponen que los falsos líderes actúan de manera superficial y no son dignos de confianza. Me sentí mal después de oír esto y dije que cambiaría las cosas, pero seguí con la misma actitud hacia mi deber. Como no abordé mi deber con seriedad y lo hice de manera superficial, no se pudieron corregir las desviaciones y problemas en el trabajo de riego, cada vez más nuevos fieles dejaron de asistir a las reuniones y, al final, me denunciaron y destituyeron. Vi que no estaba dispuesta a sufrir ni a pagar un precio y que consideraba mi carne en mi deber, no había sido responsable con el trabajo de riego, había retrasado el crecimiento en la vida de los nuevos fieles y había perjudicado gravemente el trabajo. Oré en silencio a Dios en mi corazón: “Dios, mi actitud hacia mi deber te repugna. Que me hayan denunciado y destituido es Tu justicia, y te ruego que me guíes para entender mis problemas y poder arrepentirme de verdad”.

Después de orar, recordé un pasaje de las palabras de Dios que un hermano y una hermana con los que había estado colaborando me leyeron cuando estaba pasando por mi destitución, así que lo busqué y lo leí. Dios Todopoderoso dice: “Como los falsos líderes no se enteran del progreso de la obra y son incapaces de identificar con celeridad —y mucho menos resolver— los problemas que surgen en ella, a menudo se producen reiterados retrasos. En ciertos trabajos, dado que la gente no capta los principios y no hay nadie adecuado para hacerse responsable o dirigirlo, los que lo llevan a cabo se hallan a menudo en un estado de negatividad, pasividad y espera que repercute gravemente en el progreso de la obra. Si los líderes hubieran cumplido con sus responsabilidades, si hubieran dirigido el trabajo, lo hubieran impulsado, lo hubieran supervisado y hubieran buscado a alguien que entendiera de ese campo para guiar el trabajo, entonces el trabajo habría progresado más rápido, en lugar de sufrir reiterados retrasos. Para los líderes, pues, es vital entender y captar la situación actual del trabajo. Por supuesto, también es muy necesario que los líderes entiendan y capten cómo está progresando el trabajo, porque el progreso guarda relación con la eficacia del trabajo y los resultados que se pretende lograr con él. Si los líderes y obreros no captan cómo progresa la obra de la iglesia y no hacen un seguimiento ni supervisan nada, el progreso acabará siendo lento. […] Los falsos líderes son descuidados y despreocupados en su trabajo, no tienen sentido de la responsabilidad, no resuelven los problemas cuando surgen, y sea cual sea el trabajo que hagan, solo rascan la superficie y lo abordan de manera superficial, solo sueltan palabras altisonantes, escupen doctrinas y palabrería vacía, y actúan por inercia en su trabajo. En general, este es el estado en el que trabajan los falsos líderes. En comparación con los anticristos, los falsos líderes no hacen nada abiertamente malvado y no obran deliberadamente con maldad; sin embargo, si te fijas en la efectividad de su trabajo, es justo calificarlos como negligentes, decir que no soportan ninguna carga, y calificarlos como irresponsables y como carentes de lealtad hacia su trabajo(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (4)). Dios dice que los falsos líderes no captan ni entienden el progreso del trabajo, que simplemente gritan consignas y hacen las cosas por inercia, lo que suele retrasar y perjudicar el trabajo. Dios exige a los líderes y obreros que se encarguen de dirigir, impulsar y supervisar el trabajo y que resuelvan sin demora cualquier dificultad u obstáculo para que este avance de manera efectiva. Esto es lo que significa cumplir con la responsabilidad de un líder u obrero. Reflexioné sobre mi actitud hacia mi deber y vi que no tenía ningún sentido de carga por la entrada en la vida de los nuevos fieles y que no había cumplido con mis responsabilidades en el trabajo de riego. Cuando los líderes superiores daban seguimiento al trabajo de riego para ver cómo iba, tenía miedo de que me incomodaran y no me ocupaba de las cosas con diligencia, así que daba respuestas precipitadas. Cuando los líderes pedían más detalles, tenía miedo de dedicar esfuerzo mental y simplemente escribía una carta para aparentar que investigaba, sin que me importara si mis acciones eran efectivas o no. Los líderes se dieron cuenta de que estaba cumpliendo mi deber de manera superficial y me dieron recordatorios y ayuda, pero solo me sentía molesta por un momento y después no me lo tomaba en serio y seguía ocupándome del trabajo con negligencia. En apariencia, parecía que estaba ocupada cumpliendo mi deber, pero la realidad es que solo estaba haciendo trabajo superficial. Siempre evitaba dedicar esfuerzo mental y nunca hacía realmente el trabajo esencial. Como consecuencia, los problemas de los regadores nunca se resolvían, el trabajo de riego obtenía malos resultados y muchos nuevos fieles no podían asistir a las reuniones con regularidad y corrían el riesgo de alejarse en cualquier momento. Leí las palabras de Dios: “Digamos que hay un trabajo que una persona podría completar en un mes. Si se tardan seis meses en hacer este trabajo, ¿acaso los gastos de los otros cinco no suponen una pérdida? Permitidme un ejemplo relativo a predicar el evangelio. Digamos que una persona está dispuesta a investigar el camino verdadero y es probable que puedan ganársela en solo un mes, después del cual entraría en la iglesia y continuaría recibiendo riego y provisión, y en seis meses se podrían establecer unos cimientos. Sin embargo, si la actitud que adopta la persona que predica el evangelio hacia este asunto es de desconsideración y superficialidad, y los líderes y obreros también ignoran sus responsabilidades, y acaba llevando medio año ganarse a esa persona, ¿acaso este medio año no constituye una pérdida para su vida? Si afronta los grandes desastres y no ha sentado unos cimientos en el camino verdadero, estará en peligro, ¿y acaso no le habrán fallado estas personas? Semejante pérdida no se puede medir con dinero ni cosas materiales. Si el entendimiento de la verdad de la persona se retiene durante medio año y se ha demorado medio año en sentar unos cimientos y empezar a hacer su deber, ¿quién se responsabilizará de esto? ¿Pueden permitirse los líderes y obreros responsabilizarse de esto? Nadie puede permitirse cargar con la responsabilidad de retener la vida de alguien(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (4)). Tanto regar a los nuevos fieles como predicar el evangelio tiene que ver con la entrada en la vida de las personas. No solo no apoyé a los nuevos fieles, sino que mi falta de trabajo real hizo que más de ellos dejaran de asistir a las reuniones y sus vidas se vieran perjudicadas. Semejante responsabilidad tan grande era demasiado para mí y, en ese momento, me di cuenta del enorme daño que había causado al no hacer trabajo real. Al reflexionar sobre mis años de fe en Dios, vi que había disfrutado del cuidado, la protección, el riego y el sustento de Dios, y que debería haber cumplido bien con mi deber y retribuido el amor de Dios, pero había tratado mi deber con mucha negligencia y solo me había interesado en disfrutar del bienestar físico. Al cumplir mi deber de esta manera, en esencia, estaba tratando de embaucar y timar a Dios. Mi actitud hacia mi deber había afligido profundamente el corazón de Dios, y realmente no tenía humanidad. ¡Las transgresiones que había cometido por considerar mi carne y actuar de manera superficial eran una mancha imborrable!

Después, leí las palabras de Dios: “Los falsos líderes no hacen trabajo real, pero saben comportarse como funcionarios. ¿Qué es lo primero que hacen una vez que se convierten en líderes? Comprar el favor de la gente. Adoptan el enfoque de ‘Los nuevos funcionarios quieren impresionar’. Para empezar, hacen algunas cosas para ganarse el favor de los demás y lidian con ciertos elementos que mejoran el bienestar diario de todo el mundo. Primero intentan causar una buena impresión en ellos, para mostrar a todos que están en sintonía con las masas, para que todo el mundo los elogie y diga: ‘Este líder se comporta como un padre con nosotros’. Entonces, asumen oficialmente el cargo. Sienten que tienen apoyo popular y que se ha asegurado su posición; entonces empiezan a disfrutar de los beneficios del estatus, como si fuera lo que les corresponde. Sus lemas son: ‘La vida solo consiste en comer rico y vestirse bien’, ‘La vida es breve; disfruta mientras puedas’ y ‘Vive hoy sin preocuparte por el mañana’. Disfrutan de cada día tal y como viene, se divierten mientras pueden y no piensan en el futuro, y mucho menos se plantean qué responsabilidades debe cumplir un líder y qué deberes ha de hacer. Predican algunas palabras y doctrinas y desempeñan algunas tareas para guardar las apariencias como una cuestión de rutina; no realizan ningún trabajo real. No están desenterrando problemas reales en la iglesia y resolviéndolos por completo, entonces, ¿qué sentido tiene que hagan tareas tan superficiales? ¿No es esto engañoso? ¿Se pueden confiar tareas importantes a este tipo de falsos líderes? ¿Se ajustan a los principios y condiciones de la casa de Dios para la selección de líderes y obreros? (No). Estas personas no tienen nada de conciencia o razón, están desprovistas de todo sentido de la responsabilidad y, sin embargo, todavía desean ostentar algún puesto oficial, ser líderes en la iglesia: ¿por qué son tan desvergonzadas? En cuanto a algunas personas que tienen sentido de la responsabilidad, si son de escaso calibre, no pueden ser líderes, y eso por no hablar de los inútiles que no tienen ningún sentido de la responsabilidad; son menos aptos aún para ser líderes. ¿Qué grado de pereza tienen estos falsos líderes glotones e indolentes? Incluso cuando descubren un problema, y son conscientes de que es un problema, no se lo toman en serio y no le dan importancia. ¡Son tan irresponsables! Aunque hablan con soltura y parezca que tengan algo de calibre, son incapaces de resolver diversos problemas en el trabajo de la iglesia, lo que lleva a que este se paralice; los problemas no paran de amontonarse, pero tales líderes no se preocupan por ellos e insisten en llevar a cabo con toda normalidad unas cuantas tareas superficiales como una cuestión de rutina. ¿Y al final cuál es el resultado? ¿Acaso no estropean el trabajo de la iglesia, no hacen una chapuza? ¿Acaso no causan caos y falta de unidad en la iglesia? Ese es el inevitable desenlace(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (8)). “La carne del hombre es como la serpiente: su esencia es hacer daño a su vida y cuando consigue completamente lo que quiere, la vida se pierde. La carne pertenece a Satanás. Siempre hay deseos extravagantes dentro de ella; la carne solo piensa en sí misma, siempre desea facilidad y quiere disfrutar de la comodidad, regodeándose en la pereza y la holgazanería. Una vez que la hayas satisfecho hasta un determinado punto, te terminará comiendo. Es decir, si la satisfaces una vez, te pedirá que la vuelvas a satisfacer la próxima vez. La carne siempre tiene deseos extravagantes y nuevas exigencias y se aprovecha de que la complazcas para hacer que la valores aún más y vivas entre sus comodidades y, si no puedes vencerla, con el tiempo, acaba por arruinarte(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo amar a Dios es realmente creer en Él). Vi que Dios pone al descubierto las opiniones de los falsos líderes sobre la supervivencia, como “La vida solo consiste en comer rico y vestirse bien”, “La vida es breve; disfruta mientras puedas”, y “Vive hoy sin preocuparte por el mañana”. Al vivir según estas opiniones erróneas sobre la supervivencia, buscan disfrutar de la carne y creen que así su vida no ha sido en vano. Viví según estas opiniones sobre la supervivencia, me comporté como líder mientras consideraba la carne, disfrutaba de las comodidades, cumplía por inercia el trabajo de riego y, en última instancia, arruinaba el trabajo. La entrada en la vida de los nuevos fieles se vio perjudicada, por lo que me denunciaron y destituyeron. Todas estas consecuencias se debieron a que no logré hacer trabajo real. Al vivir según las opiniones sobre la supervivencia que Satanás me había inculcado, al final, solo arruinaría mi oportunidad de cumplir mi deber y obtener la salvación. ¡Esto era realmente la malévola intención de Satanás! Ahora, Dios está expresando la verdad y obrando para salvar a las personas, mientras el gran dragón rojo está haciendo todo lo posible para capturar al pueblo escogido de Dios y difunde todo tipo de rumores infundados y falacias para evitar que las personas acudan ante Dios. Como líder de la iglesia, no hice bien el trabajo de riego en este momento crítico, lo que impidió que los nuevos fieles entendieran la verdad y establecieran una base sobre el verdadero camino lo más rápido posible. En cambio, tuve miedo de dedicar esfuerzo mental y terminé ocupándome del trabajo de manera superficial, lo que retrasó el trabajo de riego. Terminé haciendo exactamente lo que el gran dragón rojo quería hacer, pero no podía lograr. Creé trastornos y perturbaciones dentro de la iglesia y me convertí en una sirviente y cómplice del gran dragón rojo. Esto fue lo que más dolió a Dios. Haciendo memoria, que me denunciaran y destituyeran fue la justicia de Dios que se manifestó sobre mí. Fue Su recordatorio y advertencia, así como el hecho de que Dios me diera la oportunidad de arrepentirme. Tenía que reflexionar seriamente y cambiar mi actitud hacia mi deber.

Más tarde, busqué una senda de práctica en las palabras de Dios. Leí las palabras de Dios: “Dios no quiere que las personas conviertan los diversos principios de práctica en teorías vacías, que solo hablen sobre ellos sin ponerlos en práctica. En cambio, Él espera que las personas puedan convertir con firmeza estos principios-verdad en una parte de su vida y traigan las palabras de Dios a su vida real. Hablemos de hacer un deber, por ejemplo; ¿qué estándar requiere Dios de las personas a este respecto? El de comportarse de una manera sensata y de acuerdo con su propia posición. Es decir, al hacer tu deber, debes ser sensato, no debes ser superficial o somero, no debes actuar por inercia ni desempeñarlo solo para que otros lo vean ni tampoco debes alardear. Por supuesto, lo que es incluso más importante es que debes actuar de acuerdo con los principios-verdad. Deberías actuar de la manera que Dios te diga y deberías contenerte a la hora de hacer las cosas que Dios te dice que no hagas. Si no puedes refrenarte por completo de hacer esas cosas, entonces empieza por hacerlas menos, por rebelarte contra tus propios deseos y tus propias preferencias, así como poco a poco llegar a refrenarte por completo de hacerlo; ¿no es esto fácil de lograr? (Sí). En el proceso de perseguir la salvación, deberías resolver las diversas actitudes corruptas que las palabras de Dios dejaron en evidencia y desprenderte de ellas. Por supuesto, desprenderse de estas actitudes corruptas no es el objetivo definitivo. El objetivo definitivo es, con la condición previa de desprenderse de estas actitudes corruptas, el de aceptar las palabras y los requerimientos de Dios. Aceptarlos no es en aras de cambiar tu estado de ánimo ni es en aras de facilitarte vivir con dignidad; es en aras de desechar tus actitudes corruptas. Este es el objetivo definitivo, ya que solo puedes lograr la salvación después de que hayas desechado tus actitudes corruptas(La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Cómo perseguir la verdad (3)). Dios nos exige que tratemos nuestros deberes con sinceridad y que seamos responsables y diligentes en nuestro trabajo. Cuando revelamos el carácter satánico de disfrutar de las comodidades mientras cumplimos nuestros deberes, debemos rebelarnos contra la carne, practicar la verdad y cumplir bien con nuestros deberes de manera responsable y sensata. Al darme cuenta de esto, me propuse ante Dios que, a partir de entonces, independientemente del deber que la iglesia me asignara, ya no consideraría mi carne. Tenía que aprender a rebelarme contra mi carne y hacer trabajo real según las exigencias de Dios.

En febrero de 2024, la iglesia me asignó a revisar sermones. Estaba muy emocionada, porque, al fin, podía volver a cumplir mi deber. La carga de trabajo era bastante pesada y tenía la agenda ocupada todos los días. Además, como no captaba los principios, había algunos temas que no entendía del todo, lo que significaba que tenía que dedicar más tiempo y energía. Una vez, mientras revisaba sermones, había un sermón que no entendía del todo, así que quería volver a revisarlo, pero luego pensé: “Es demasiado trabajo volver a revisarlo, quizá debería dejarlo tal como está”. No quería esforzarme más y pensé: “En cualquier caso, mi compañera también lo revisará”. En ese momento, me di cuenta de que mi actitud hacia mi deber no era correcta y que quería volver a ser superficial. Este era un problema de mi naturaleza y, a la larga, retrasaría el trabajo si seguía sin resolverlo. Así que oré a Dios y le pedí que me guiara para cumplir mi deber con diligencia y rebelarme contra mi carne. Después de orar, volví a revisar el sermón y encontré dos cuestiones que eran realmente problemáticas, así que las marqué de inmediato y pensé: “Menos mal que lo volví a revisar, de lo contrario, habría pasado por alto estos problemas”. Después, leí las palabras de Dios: “Resulta crucial cómo cumplas tu deber y la gente debería tomárselo en serio y a conciencia. Debido a que cumplir tu deber está directamente conectado a tu entrada en la vida y a la entrada en las realidades-verdad, así como a grandes cuestiones como la salvación o el ser perfeccionado, debes tratar el cumplimiento de tu deber como la primera y principal tarea a la hora de creer en Dios. No puedes mostrarte atolondrado a este respecto(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. ¿Cuál es el adecuado cumplimiento del deber?). Dios nos exige que tratemos nuestros deberes con seriedad y que, cuando enfrentemos problemas, no los abordemos de manera superficial ni simplemente por cumplir. En cambio, debemos acatar las exigencias de Dios y hacer las cosas conforme a los principios. Solo entonces podremos cumplir nuestros deberes de manera acorde con las intenciones de Dios. Más adelante, cuando me veía tentada a disfrutar de las comodidades y volver a cumplir mis deberes de manera superficial, corregía mi actitud sin demora y me rebelaba contra mí misma.

Ahora, ha habido cierto cambio en mi actitud hacia mis deberes y mi vida ha progresado un poco. Todo esto se debe al juicio y castigo de las palabras de Dios. Si no me hubieran denunciado y destituido esa vez, aún estaría tratando mis deberes de manera negligente y superficial. Si las cosas hubieran seguido así, quién sabe cuánto habría perjudicado el trabajo de la iglesia y, si hubiera cometido demasiadas transgresiones y provocado al carácter de Dios, Él me habría terminado rechazando y descartando. Agradezco a Dios por haber orquestado esta situación para mí, por impedir que siguiera haciendo el mal y por darme la oportunidad de conocerme a mí misma, reflexionar y arrepentirme. Tras experimentar esto, llegué a ver que todo lo que Dios hace es bueno y que todo tiene el propósito de salvarme y transformarme. ¡Realmente agradezco a Dios desde lo más profundo de mi corazón!

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