44. ¿Perseguir el conocimiento garantiza un buen futuro?
Desde pequeña, mi familia y mis profesores me decían que debía estudiar mucho, que solo si entraba en la universidad podría tener una buena vida; de lo contrario, pasaría mi vida sufriendo y en la pobreza. Como mi familia era pobre y la gente del pueblo nos menospreciaba, pensé que, si lograba entrar en la universidad, después podría encontrar un buen trabajo, y así la gente del pueblo ya no se atrevería a menospreciarnos. Recordé una frase de mi libro de texto de primaria: “En la lectura se encuentran el amor y la riqueza”. Creía que, si estudiaba mucho, obtendría un gran conocimiento de los libros, que cuanto más conocimiento y mejor educación tuviera, más rica sería, y que solo el conocimiento podía cambiar mi porvenir. Cuando mi familia me habló de creer en Dios, acepté de palabra, pero en mi corazón, pensaba: “Ahora lo más importante es estudiar. Ya creeré como es debido cuando entre en la universidad y tenga un buen trabajo”. Así que nunca asistía a las reuniones. De vez en cuando, mi familia me mostraba las palabras de Dios, pero yo solo las leía como si fueran un libro de cuentos, mientras mi corazón estaba centrado en forjarme un futuro brillante entrando en la universidad.
Mis notas eran bastante buenas en ese entonces, y la gente del pueblo me elogiaba por mis buenas notas y mi sensatez, decían que seguro que tendría éxito. Mis parientes también me animaban a menudo a que estudiara mucho, diciendo que de nuestra familia seguro que saldría una universitaria. Al oír esto, me sentí feliz y sorprendida a la vez. Como mi familia era pobre y los demás nos menospreciaban, me sentía muy inferior entre los demás, como si estuviera por debajo de todos. Nunca esperé que la gente me tuviera en alta estima por mis buenas notas, así que me pareció que tener cultura de verdad podía ganarme el respeto y la admiración de los demás. Luego pensé que mis notas todavía no eran las mejores, así que tenía que esforzarme y estudiar mucho para obtener mejores resultados. Más tarde, ingresé a la escuela secundaria más prestigiosa del condado, y sentí que tenía muchas posibilidades de entrar en la universidad, y que para entonces, la gente que me conocía sin duda me vería con otros ojos. Cuando llegué a mi último año de secundaria, mis profesores solían decir: “El examen de ingreso a la universidad define la altura que alcanzarán en la vida”, “En la sociedad actual, la competencia es feroz, es la supervivencia del más apto; solo sobreviven los que pueden adaptarse”, y también: “Si no te esfuerzas de joven, te arrepentirás de viejo”. Me di cuenta de que solo si conseguía un diploma de una universidad de prestigio podría tener un buen futuro, y para alcanzar esa meta, estudié aún con más esfuerzo. A menudo me saltaba el descanso del mediodía para quedarme en el aula haciendo ejercicios; hasta ir al comedor me parecía una pérdida de tiempo. Después de cada examen, me preocupaba mucho por mi nota y mi clasificación. Cuando mi puesto subía, me sentía feliz, pero cuando mi puesto no mejoraba o bajaba, me sentía muy abatida e inquieta. Aunque estudiaba mucho, la mayoría de las veces mi clasificación en la clase rondaba el puesto doce o trece, y sufría mucho, sentía una presión enorme. Pero pensaba que solo entrando a la universidad podría tener una buena vida y no ser menospreciada, así que seguía enterrada en los libros, sin atreverme a relajarme lo más mínimo.
Tres meses antes del examen de ingreso a la universidad, sucedió algo que me impactó profundamente. La escuela organizó un simulacro de examen y un estudiante que repetía año, por no alcanzar por unos pocos puntos la nota de corte para una de las universidades más importantes, se quitó la vida saltando desde un edificio. Cuando me enteré de esto, me sentí sumamente inquieta. Su nota era mucho más alta que la mía, ¡pero por unos pocos puntos de diferencia, terminó con su vida! En ese momento, estaba sentada en el aula, miré a mi alrededor las mesas repletas de libros y a mis compañeros estudiando con diligencia, y de repente me sentí completamente perdida. No pude evitar pensar: “Una vida joven acababa de terminar por unos pocos puntos… ¿vale la pena? ¿Acaso los estudiantes vivimos solo para las notas? ¿Son las notas más importantes que la vida? ¿Puede la clasificación en un examen determinar de verdad el porvenir de una persona? ¿Por qué no pudo ver más allá?”. Pero cuando pensé en la diferencia entre este estudiante y yo, vi que la única diferencia era que yo aún no había llegado al punto de elegir el suicidio. Al igual que él, yo también estaba luchando desesperadamente por sacar buenas notas para entrar en una buena universidad. Me pregunté: “¿Es la universidad mi única salida? ¿Qué pasaría si no logro entrar en la universidad? ¿Puede el conocimiento cambiar de verdad el porvenir de una persona?”. Muchas preguntas sin respuesta pasaban por mi mente. Pensé en mi abuelo. Él tenía mucha cultura y había leído muchos libros, pero pasó toda su vida como agricultor. El conocimiento no cambió su porvenir. Luego está mi prima. Después de graduarse de la universidad, se fue a trabajar a una gran ciudad y la gente del pueblo la admiraba y elogiaba, pero ella igual se quejaba de que el trabajo no era lo suficientemente bueno. No sabía si, después de todos mis esfuerzos, terminaría como mi abuelo, cuyo conocimiento no sirvió de nada, o como mi prima, admirada por los demás, pero nunca satisfecha. Y si de verdad lograba entrar en una buena universidad, me graduaba y conseguía un buen trabajo, y me ganaba la admiración de los demás, y luego me casaba y formaba una familia… ¿haría que mis hijos estudiaran mucho como yo, esforzándose por entrar en la universidad? Cada generación repite este patrón de vida, pero, ¿sería esta realmente la única forma de vivir? ¿No había otra senda? Sentí una confusión sin precedentes sobre la senda que tenía por delante en la vida, y no sabía por qué vivía ni qué debía perseguir que tuviera sentido.
Más tarde, leí las palabras de Dios Todopoderoso y mis dudas se resolvieron. Dios Todopoderoso dice: “En la vastedad del cosmos y del firmamento, innumerables criaturas viven y se reproducen, siguen la ley de la vida en un ciclo infinito y se ciñen a una regla constante. Los que mueren se llevan consigo las historias de los vivos, y los que están vivos repiten la misma trágica historia de los que han perecido. Y así, la humanidad no puede evitar preguntarse: ¿por qué vivimos? ¿Y por qué tenemos que morir? ¿Quién está al mando de este mundo? ¿Y quién creó a esta humanidad? ¿Fue la humanidad realmente creada por la naturaleza? ¿De verdad controla la humanidad su propio porvenir?” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Apéndice III: El hombre sólo puede salvarse en medio de la gestión de Dios). ¿No hablaban las palabras de Dios exactamente de las dudas que yo tenía? Pero nunca había compartido estos pensamientos íntimos con nadie, así que ¿cómo podía saberlo Dios? Parecía que Dios entendía mis pensamientos y, más aún, que conocía el estado actual de la vida de toda la humanidad. En ese momento, sentí la omnipotencia de Dios en mi corazón, y al mismo tiempo, Sus palabras me atrajeron a seguir leyendo. Continué leyendo las palabras de Dios: “Desde que la humanidad inventó las ciencias sociales, la ciencia y el conocimiento ocuparon su mente. Después, estos pasaron a ser herramientas para gobernar a la humanidad, y ya no hay espacio suficiente para que el hombre adore a Dios ni hay condiciones favorables para Su adoración. La posición de Dios se ha hundido aún más abajo en el corazón del hombre. Sin Dios en su corazón, el mundo interior del hombre es oscuro, desesperanzado y vacío. Posteriormente, muchos científicos sociales, historiadores y políticos han saltado a la palestra para expresar teorías de ciencias sociales, la teoría de la evolución humana y otras que contradicen la verdad de que Dios creó al hombre, para llenar los corazones y las mentes de la humanidad. Así, cada vez son menos los que creen que Dios lo creó todo, y son más los que creen en la teoría de la evolución. Más y más personas tratan los relatos de la obra de Dios y Sus palabras durante la era del Antiguo Testamento como mitos y leyendas. En sus corazones, las personas se vuelven indiferentes a la dignidad y a la grandeza de Dios, a Su existencia y al principio de que Él tiene soberanía sobre todas las cosas. La supervivencia de la humanidad y el porvenir de países y naciones ya no son importantes para estas personas, y el hombre vive en un mundo vacío que se preocupa solo por comer, beber y buscar el placer […] La ciencia, el conocimiento, la libertad, la democracia, el disfrute y la comodidad solo le brindan un consuelo temporal al hombre. Incluso teniendo estas cosas, el hombre sigue pecando inevitablemente y se queja de la injusticia de la sociedad. Tener estas cosas no puede entorpecer el anhelo y deseo de explorar del hombre. Esto es porque el hombre fue creado por Dios, y sus sacrificios y sus exploraciones sin sentido solo pueden traerle cada vez más angustia y hacer que esté en un estado de ansiedad constante, sin saber cómo afrontar el futuro de la especie humana ni cómo hacer frente a la senda que tiene por delante, hasta el punto de que el hombre llega incluso a estar aterrorizado por la ciencia y el conocimiento, e incluso más aterrorizado por el sentimiento de vacío. En este mundo, vivas en un país libre o en uno sin derechos humanos, eres totalmente incapaz de escapar al sino de la especie humana. Seas gobernador o gobernado, eres totalmente incapaz de escapar del deseo de explorar el sino, los misterios y el destino de la especie humana, y mucho menos eres capaz de escapar al desconcertante sentimiento de vacío. Tales fenómenos, comunes a toda la especie humana, son llamados fenómenos sociales por los sociólogos, pero no puede aparecer ningún gran hombre que resuelva estos problemas. Después de todo, el hombre es hombre, y ningún hombre puede reemplazar el estatus y la vida de Dios. Lo que necesita la especie humana no es solo una sociedad justa en la que todos estén bien alimentados y en la que todos sean iguales y libres; lo que necesita la especie humana es la salvación por parte de Dios y Su provisión de vida para el hombre. Solo cuando el hombre recibe la provisión de vida de Dios y Su salvación pueden resolverse sus necesidades, su deseo de explorar y el vacío de su corazón” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Apéndice II: Dios tiene soberanía sobre el porvenir de toda la humanidad). Después de leer las palabras de Dios, comprendí que los humanos son creación de Dios, y que la raíz de nuestro vacío e impotencia es que Dios ya no ocupa un lugar en nuestros corazones. Al mirar atrás, yo creía en la existencia de Dios cuando era chica, pero al empezar la escuela, en los libros de texto nunca se mencionaba a Dios. Decían que los humanos evolucionaron de los monos, y también que “El conocimiento puede cambiar tu destino”, “Los libros son superiores a todo afán” y “La ciencia es suprema”. Esas ideas y afirmaciones vienen de Satanás, y llevan a la gente a idolatrar el conocimiento y la ciencia. No sé cuándo, pero yo también llegué a aceptar esas afirmaciones, le di un gran valor al conocimiento y lo vi como algo sumamente importante, y en mi búsqueda del conocimiento, llegué a tratar la fe como algo secundario. Ahora estaba llena de confusión sobre la vida, y muchas veces sentía un vacío inexplicable. En realidad, era porque me había alejado demasiado de Dios. Aunque estudiar había ampliado mi conocimiento y expandido mis horizontes, y había recibido elogios y admiración de los demás, el conocimiento no podía responder a la confusión que tenía sobre la vida ni mostrarme la senda correcta en ella. Mi corazón seguía confundido, impotente y dolido. Leí que Dios dice: “Sin Dios en su corazón, el mundo interior del hombre es oscuro, desesperanzado y vacío”. “Lo que necesita la especie humana no es solo una sociedad justa en la que todos estén bien alimentados y en la que todos sean iguales y libres; lo que necesita la especie humana es la salvación por parte de Dios y Su provisión de vida para el hombre”. Entendí que solo creyendo en Dios y recibiendo Su salvación puede uno liberarse de todo vacío y dolor. A partir de entonces, supe que tenía que creer en Dios con sinceridad y leer Sus palabras, y ya no podía seguir descuidando mi fe. A partir de entonces, empecé a asistir a las reuniones una vez por semana, y poder leer las palabras de Dios me hacía sentir muy en paz.
Después del examen de ingreso a la universidad, tuve más tiempo para leer las palabras de Dios, y a menudo pasaba tiempo con los hermanos y hermanas viviendo la vida de iglesia. Vi que, en la iglesia, rige la verdad, y que no hay distinción de riqueza o estatus social ni de antigüedad o edad entre los hermanos y hermanas. Todos podemos abrirnos, hablar y ayudarnos mutuamente cuando revelamos corrupción, y no nos menospreciamos ni competimos entre nosotros. Disfrutaba mucho este tipo de vida. Pero no mucho después, llegó la carta de admisión a la universidad y empecé a dudar si debía asistir. La verdad es que tenía muchas ganas de ir a la universidad, porque después de tantos años de estudio, mi meta siempre había sido ir a la universidad, encontrar un trabajo respetable con buen sueldo y prestaciones para no ser menospreciada y no tener que sufrir la pobreza. Pero también me preocupaba que, si iba a la universidad, no tuviera tiempo suficiente para asistir a las reuniones y leer las palabras de Dios. En mi incertidumbre, le pregunté a mi familia, y me dijeron: “Deberías orarle a Dios con sinceridad antes de tomar una decisión, para que después no te arrepientas”. Entonces oré a Dios sobre mi dificultad: “Dios, no sé si debo asistir a la universidad. Siento que ha sido tan difícil entrar y de verdad quiero ir, pero tengo miedo de que, si voy, la intensidad de los estudios me impida reunirme con regularidad. Dios, por favor, guíame para tomar la decisión correcta”.
Más tarde, leí las palabras de Dios: “¿Es el conocimiento algo que todo el mundo considera algo positivo? Cuanto menos, las personas piensan que la connotación de la palabra ‘conocimiento’ es positiva y no negativa. Así pues, ¿por qué estamos mencionando aquí que Satanás usa el conocimiento para corromper al hombre? ¿No es la teoría de la evolución un aspecto del conocimiento? ¿No son las leyes científicas de Newton parte del conocimiento? La fuerza de gravedad de la tierra es también parte del conocimiento, ¿cierto? (Sí). ¿Por qué se le incluye, entonces, entre las cosas que Satanás usa para corromper a la humanidad? ¿Cuál es vuestra opinión sobre esto? ¿Encierra el conocimiento un ápice de verdad? (No). ¿Cuál es, entonces, la esencia del conocimiento? ¿Sobre qué base se aprende todo el conocimiento que el hombre adquiere? ¿Se basa en la teoría de la evolución? ¿Acaso no se basa en el ateísmo el conocimiento que el hombre ha obtenido a través de la exploración y la síntesis? ¿Tiene relación con Dios algo de este conocimiento? ¿Tiene relación con adorar a Dios? ¿Tiene relación con la verdad? (No). Entonces, ¿cómo usa Satanás el conocimiento para corromper al hombre? Acabo de decir que nada de este conocimiento tiene relación con adorar a Dios o con la verdad. Algunas personas piensan en ello así: ‘El conocimiento no tiene nada que ver con la verdad, pero aun así no corrompe a las personas’. ¿Cuál es vuestra opinión sobre esto? ¿Te enseñó el conocimiento que la felicidad de las personas debe crearse con sus propias manos? ¿Te enseñó el conocimiento que el porvenir del hombre estaba en sus propias manos? (Sí). ¿Qué tipo de discurso es este? (Es un discurso diabólico). ¡Absolutamente cierto! ¡Es un discurso diabólico! El conocimiento es un tema complicado de exponer. Puedes decir simplemente que un campo de conocimiento no es nada más que conocimiento. Que es un campo de conocimiento aprendido sobre la base de no adorar a Dios y de no entender que Dios creó todas las cosas. Cuando las personas estudian este tipo de conocimiento, no ven que Dios tiene soberanía sobre todas las cosas; no ven que Dios está a cargo de ellas o administrándolas. En su lugar, lo único que hacen es investigar y explorar incesantemente esa área de conocimiento y buscar respuestas basadas en el conocimiento. Sin embargo, ¿no es cierto que si las personas no creen en Dios y, en su lugar, solo buscan la investigación, nunca encontrarán las verdaderas respuestas? Lo único que el conocimiento puede proporcionarte es un sustento, un trabajo, ingresos para que no pases hambre; pero nunca te hará adorar a Dios ni te mantendrá lejos del mal. Cuanto más estudie el conocimiento la gente, más deseará rebelarse contra Dios, someterlo a sus estudios, verificarlo y resistirse a Él. Así pues, ¿ahora qué vemos que le está enseñando el conocimiento a las personas? Todo ello es la filosofía de Satanás. ¿Tienen relación con la verdad las filosofías y las reglas de supervivencia difundidas por Satanás entre los hombres corruptos? No tienen nada que ver con la verdad y, de hecho, son lo contrario a ella” (La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único V). Dios desenmascara cómo Satanás usa el conocimiento como un truco para corromper a la gente. Vi que el conocimiento solo nos ayuda a entender hechos básicos o el sentido común, y que puede ayudarnos en el trabajo y en la vida, pero Satanás incorpora elementos adicionales en nuestro aprendizaje, inculcándonos el ateísmo, el evolucionismo, el marxismo y otras ideologías. Estas nos llevan a negar a Dios cada vez más y a alejarnos cada vez más de Él. Recordé a una hermana que me contó que su hija había creído en la existencia de Dios cuando era joven y que la había seguido en la fe, pero que más tarde, después de que fuera a la universidad, cuando la hermana le habló a su hija sobre creer en Dios, su hija ya no reconoció la existencia de Dios. En realidad, a mí me pasó lo mismo. De joven, creía en la existencia de Dios, pero en los libros de texto y en el conocimiento que se enseñaba en la escuela, la palabra “Dios” nunca se mencionaba, y todo se reducía al materialismo y la teoría de la evolución, que afirmaban que todo en el mundo se formó de manera natural y que los humanos evolucionaron de los monos, lo que me hizo empezar a dudar de la existencia de Dios. Me di cuenta de que Satanás de verdad usa el conocimiento para corromper a la gente. Pero, en ese momento, yo no tenía conciencia de esto y todavía anhelaba el conocimiento, quería seguir nadando en el océano del saber. Cuanto más conocimiento adquiría, más profundamente me envenenaba. Si al final me convertía en alguien que negaba a Dios por tener demasiado conocimiento, entonces ya sería demasiado tarde. ¿No sería eso arruinarme a mí misma? Las consecuencias eran aterradoras.
Un día, leí más de las palabras de Dios: “Desde el momento en el que llegas llorando a este mundo, comienzas a cumplir tus responsabilidades. Por el bien del plan de Dios y Su predestinación, desempeñas tu papel y emprendes tu viaje de vida. Sea cual sea tu trasfondo y sea cual sea el viaje que tengas por delante, en cualquier caso, nadie puede escapar de las orquestaciones y arreglos del Cielo y nadie puede controlar su propio sino, pues solo Aquel que es soberano sobre todas las cosas es capaz de llevar a cabo semejante obra” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios es la fuente de la vida del hombre). Comprendí que el porvenir de una persona está en las manos de Dios y que la gente no tiene la capacidad de cambiar su propio porvenir. Cómo se desarrollará mi porvenir, qué tipo de trabajo haré, qué tipo de vida tendré y si seré pobre o rica… todo esto está bajo la predestinación y soberanía de Dios, y yo no puedo cambiarlo, y mucho menos se puede cambiar solo con conocimiento o un diploma. Igual que mi abuelo; aunque leyó muchos libros, como Dios lo había predestinado a ser agricultor, sus conocimientos no pudieron cambiar su porvenir. Luego está mi padre. Tiene estudios de secundaria e incluso sirvió en el ejército, pero era solo un obrero común. Después de unos años, la fábrica donde trabajaba cerró, y terminó volviendo a casa a trabajar en el campo. A partir de estos ejemplos, me di cuenta de que el porvenir de una persona de verdad no está en sus propias manos, y que tener más educación no necesariamente conduce a un buen trabajo o a un buen futuro. Había querido cambiar mi porvenir a través del estudio, pero esa idea era realmente necia e ignorante. Una vez que me di cuenta de esto, estuve dispuesta a confiar mi futuro al control de Dios, y estuve dispuesta a someterme a Su soberanía y a Sus arreglos.
Durante ese tiempo, también leí más de las palabras de Dios y un pasaje en particular me dejó una profunda impresión. Dios Todopoderoso dice: “Las personas jóvenes no deberían carecer de aspiraciones, de motivación ni de un espíritu vigoroso de superarse y llegar alto; no deberían desanimarse respecto a sus perspectivas ni perder la esperanza en la vida ni la confianza en el futuro; deberían tener la perseverancia de seguir el camino de la verdad que han escogido ahora para hacer realidad su deseo de dedicar toda su vida a Mí. No deberían carecer de la verdad ni albergar hipocresía e injusticia, sino mantenerse firmes en su postura correspondiente. No deberían dejarse llevar, sino tener el espíritu de atreverse a hacer sacrificios y luchar por la rectitud y la verdad. Las personas jóvenes deberían tener la valentía de no sucumbir ante la opresión de las fuerzas de la oscuridad y de transformar el sentido de su existencia. Las personas jóvenes no deberían resignarse a la adversidad, sino que, más si cabe, deberían tener un espíritu de sinceridad, franqueza y perdón hacia sus hermanos y hermanas. Por supuesto, estas son Mis exigencias para todos y Mi consejo para todos. Más aún, son Mis palabras tranquilizadoras para todas las personas jóvenes. Deberíais practicar conforme a Mis palabras. Las personas jóvenes, en particular, no deberían carecer de la determinación para discernir con claridad cómo funcionan las cosas ni para buscar la rectitud y la verdad. Deberíais ir tras todas las cosas bellas y buenas, y obtener la realidad de todas las cosas positivas. Asimismo, deberíais ser responsables de vuestra vida y no tomárosla a la ligera. Las personas vienen a la tierra y es raro que Me encuentren; también es raro tener la oportunidad de buscar y obtener la verdad. ¿Por qué no habríais de valorar este hermoso tiempo como la senda correcta de búsqueda en esta vida? ¿Y por qué sois siempre tan despectivos hacia la verdad y la rectitud? […] Vuestra vida debería estar llena de rectitud, verdad y santidad; vuestra vida no debería ser depravada tan pronto, lo cual os lleva a caer al Hades. ¿No sentís que esto sería un terrible infortunio? ¿No sentís que esto sería terriblemente injusto?” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Palabras para los jóvenes y los viejos). Estas palabras de Dios me ayudaron a encontrar la dirección correcta en la vida. Dios es la fuente de toda belleza y bondad. Creo en Dios y leo Sus palabras, y a partir de ellas, puedo diferenciar entre las cosas positivas y las negativas, y discernir varias tendencias malvadas; también sé cómo vivir una humanidad normal, y así sucesivamente. Todo esto es lo que necesito. Si no persiguiera la verdad y eligiera en cambio seguir persiguiendo el conocimiento, solo sería influenciada por todo tipo de filosofías y venenos satánicos, y me corrompería cada vez más. Es como cuando estaba en la escuela, que sabía claramente que mis notas solo podían ser hasta cierto punto buenas, pero no estaba dispuesta a aceptarlo y estudiaba muy duro para entrar en una buena universidad. Como resultado, me atormenté a mí misma y me alejé cada vez más de Dios. Originalmente, fuimos creados por Dios, y deberíamos creer en Él y perseguir la verdad, pero debido a la seducción y la desorientación de Satanás, yo solo sabía que tenía que ir a la escuela y estudiar, y no entendía que debía creer en Dios y adorarlo, y no entendía que la vida debía tratarse de perseguir la verdad y la salvación. Estaba entregada por completo a mis estudios y perdí mucho tiempo. Vi que Dios había expresado tantas verdades y que todavía había mucho que no entendía, y me llené de remordimiento. Si me hubiera reunido como es debido unos años antes, ¿no habría entendido más verdades? Si siguiera en la universidad unos años más, la obra de Dios podría terminar, y así, definitivamente perdería mi oportunidad de salvación. Después de leer las palabras de Dios, sentí la intención apremiante de Dios. Dios está esperando que la humanidad regrese ante Él y acepte Su salvación para que ya no sufra el daño de Satanás. No podía perder esta oportunidad.
Leí más de las palabras de Dios: “Si tienes una posición alta, una reputación honorable, si posees un conocimiento abundante, si tienes muchas propiedades y muchas personas te apoyan, pero estas cosas no te impiden venir ante Dios para aceptar Su llamamiento y Su comisión, para hacer lo que Él te pide, entonces todo lo que haces será la causa más significativa de la tierra y el proyecto más recto de la humanidad. Si rechazas la llamada de Dios por causa de tu estatus o de tus propios objetivos, todo lo que hagas será maldito y será incluso detestado por Dios” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Apéndice II: Dios tiene soberanía sobre el porvenir de toda la humanidad). Después de leer las palabras de Dios, entendí Su intención con más claridad y me sentí muy animada en mi corazón, porque Dios dice claramente qué tipo de personas recibirán Su aprobación y bendiciones, y qué tipo de personas serán maldecidas y detestadas por Él. Aquellos que vienen ante Dios sin importar los obstáculos y se entregan a Él en cuerpo y mente, son los que recibirán Su aprobación y bendiciones. Si alguien rechaza el llamado y la comisión de Dios por perseguir intereses personales, eso es rebelarse contra Dios y Él desdeña a quien es así. Pensé que, como ser creado, si solo perseguía el conocimiento y no la verdad, entonces estaría desperdiciando en vano el aliento que Dios me había dado. Si pudiera usar los años que habría dedicado a la universidad para cumplir con mi deber como ser creado, contando a más personas la buena nueva de que Dios viene a hacer la obra de salvar a la humanidad, y ayudando a que más personas perdidas como yo regresaran ante Dios, eso sería lo más significativo que podría hacer. Pensé en Pedro. Desde joven, se destacaba tanto en sus estudios como en su conducta, y sus padres esperaban que tuviera éxito académico y se destacara en el mundo, pero Pedro no buscó más conocimiento o una educación superior para obtener fama, ganancia y estatus. En lugar de eso, eligió creer en Dios y predicar. A pesar de la oposición de sus padres, dejó sus estudios a los 17 años, después de terminar el bachillerato. Aunque se ganaba la vida pescando y llevaba una vida común, debido a su anhelo por Dios, continuamente buscaba conocerlo y amarlo, y al final, recibió la aprobación de Dios. La búsqueda de Pedro despertó mi admiración y, al mismo tiempo, me inspiró, dándome la determinación de renunciar a la universidad.
Antes de que me diera cuenta, llegó el día de matricularme en la universidad. Una compañera me llamó para invitarme a que nos matriculáramos juntas, pero le dije que no iba a ir a la universidad. Después de eso, compañeros, amigos y familiares no creyentes vinieron uno tras otro a tratar de convencerme. Algunos decían: “Sin un título, no encontrarás un buen trabajo en el mundo”. Otros decían: “Algunas personas quieren entrar en la universidad y no pueden. Pero mírate tú: ¿has entrado y eliges no ir? ¿Acaso perdiste la cabeza?”. Mi hermano mayor también dijo que si iba a la universidad me daría tres mil yuanes y que me compraría tal y cual teléfono… Estaba un poco triste y débil, ya que sentía que una vez había sido una niña obediente y sensata a sus ojos, una estudiante destacada con excelentes notas y una joven prometedora con un futuro brillante, no obstante ahora me consideraban alguien que había perdido la cabeza y era desobediente. Me sentía un poco incómoda. Pero gracias a la protección de Dios, cuando pensaba en que estaba en la senda correcta de la vida, eligiendo la causa más recta, volvía a llenarme de fe. Podían pensar y decir lo que quisieran; yo seguiría reuniéndome y haciendo mi deber como siempre. En esa época, me gustaba mucho cantar un himno de las palabras de Dios llamado “Debes renunciar a todo por la verdad”:
1 Debes sufrir adversidades por la verdad, debes sacrificarte por la verdad, debes soportar humillación por la verdad y debes padecer más sufrimiento para obtener más de la verdad. Esto es lo que debes hacer. No debes desechar la verdad en beneficio de disfrutar de armonía familiar y no debes perder toda una vida de dignidad e integridad por el bien de un disfrute temporario.
2 Debes buscar todo lo que es hermoso y bueno, y debes buscar un camino en la vida que sea de mayor significado. Si llevas una vida tan terrenal y mundana no tienes ningún objetivo que perseguir, ¿no es eso malgastar tu vida? ¿Qué puedes obtener de una vida así? Debes abandonar todos los placeres de la carne en aras de una verdad y no debes desechar todas las verdades en aras de un pequeño placer. Las personas así, no tienen integridad ni dignidad; ¡su existencia no tiene sentido!
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio
A través de las palabras de Dios, vi que Él espera que vivamos para la búsqueda de la verdad y de lo que es recto, y que si renunciamos a la verdad por un placer temporal, entonces perdemos nuestra dignidad y, más importante aún, el valor y el sentido de la vida. En el pasado, no sabía lo que era una vida con sentido. Pensaba que estudiar en la escuela, entrar en una buena universidad y tener un futuro prometedor me ganaría la admiración de los demás, y que eso significaría que llegaría a ser alguien en la vida. Pero inesperadamente, después de tantos años de estudio, todo eso no solo no me enseñó a conducirme, sino que también perdí el rumbo. Incluso olvidé que venía de Dios y que este aliento de vida me lo había dado Él, y además fui dañada y embaucada por Satanás. Al final, casi me volví como Satanás, me resistí y negué a Dios y viví sin ningún valor ni dignidad. Ahora, elegía caminar por la senda de la fe en Dios y la búsqueda de la verdad. Aunque mi familia y mis amigos no me entendían y me calumniaban, y en el futuro, puede que no viva una vida de riqueza ni gane la admiración de la gente, al creer en Dios y hacer mi deber, puedo entender la verdad y ganar la vida. Esto es lo más significativo, y este sufrimiento no es en vano. Así que no importa cómo intentaron persuadirme, no vacilé, y supe que esta fortaleza me la había dado Dios.
Después de eso, no fui a la universidad, y en su lugar, cumplí con mi deber en la iglesia. A través de la enseñanza y el desenmascaramiento de Dios, gané un entendimiento más profundo de mi búsqueda del conocimiento. Dios Todopoderoso dice: “Durante el proceso en que el hombre adquiere el conocimiento, Satanás emplea todo tipo de método, ya sea explicar historias, darle simplemente un poco de conocimiento individual o permitirle satisfacer sus propios deseos o ambiciones. ¿Por qué camino quiere conducirte Satanás? Las personas creen que no hay nada malo en aprender conocimiento, que es completamente natural. Para decirlo de manera que suene bien, fomentar nobles ideales o tener ambiciones es tener motivación, y esta debería ser la senda correcta en la vida. ¿No es una forma más gloriosa de vivir para las personas poder realizar sus propios ideales, establecer una carrera con éxito? Al hacer todas estas cosas, uno no solo puede honrar a los antepasados, sino que también tiene la oportunidad de dejar una marca en la historia, ¿no es una cosa buena? Esto es algo bueno a los ojos de las personas mundanas y para ellas esto debe ser apropiado y positivo. Sin embargo, ¿acaso Satanás, con sus motivos siniestros, lleva a las personas a este tipo de camino y eso es todo? Por supuesto que no. En realidad, independientemente de lo nobles que sean los ideales del hombre, de lo realistas que sean sus deseos o de lo adecuados que puedan ser, todo lo que el hombre quiere lograr, todo lo que busca está inextricablemente vinculado a dos palabras. Ambas son de vital importancia para la vida de cada persona y son cosas que Satanás pretende infundir en el hombre. ¿Qué dos palabras son? Son ‘fama’ y ‘provecho’. Satanás usa un método muy suave, un método muy de acuerdo con las nociones de las personas y que no es muy agresivo, para hacer que estas acepten sin darse cuenta sus medios y leyes de supervivencia, desarrollen objetivos y una dirección en la vida y lleguen a tener aspiraciones en ella. Por muy altisonantes que parezcan las palabras que las personas usan para hablar sobre sus aspiraciones en la vida, estas aspiraciones están inextricablemente vinculadas a la ‘fama’ y el ‘provecho’. Todo lo que persigue cualquier persona importante o famosa —o, de hecho, cualquier persona— a lo largo de su vida solo guarda relación con estas dos palabras: ‘fama’ y ‘provecho’. Las personas piensan que una vez que han obtenido fama y provecho, tienen capital que pueden usar para disfrutar de un estatus alto y de una gran riqueza, así como para disfrutar de la vida. Piensan que, una vez que tengan fama y provecho, tienen capital que pueden usar para buscar placer y participar en el disfrute excesivo de la carne. En nombre de esta fama y provecho que desean, de buena gana, aunque sin saberlo, las personas entregan su cuerpo, su corazón e incluso todo lo que tienen, incluidas sus expectativas y su porvenir a Satanás. Lo hacen sin reservas, sin dudarlo ni un momento y sin saber jamás reclamar todo lo que una vez tuvieron. ¿Pueden las personas conservar algún control sobre sí mismas una vez que se han entregado a Satanás y se han vuelto leales a él de esta manera? Desde luego que no. Están total y completamente controladas por Satanás. Se han hundido de un modo completo y total en un cenagal y son incapaces de liberarse a sí mismas” (La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único VI). Después de leer las palabras de Dios, finalmente me di cuenta de que Satanás me había atraído a la senda equivocada de perseguir fama y provecho. Satanás es verdaderamente insidioso y perverso: primero usa algo que parece legítimo, haciendo que la gente estudie y aprenda, y luego, en el proceso de aprendizaje, sin que nos demos cuenta, nos inculca en el corazón varios pensamientos y enunciados satánicos, como: “El conocimiento puede cambiar tu destino”, “Los libros son superiores a todo afán”, “Destácate del resto y honra a tus antepasados”, y “Los que se esfuerzan con su mente gobiernan al resto, y los que se esfuerzan con sus manos son los gobernados”. Estas ideas nos hacen adorar el conocimiento y perseguir fama y provecho, pensando que conseguir fama y provecho honraría a nuestros antepasados y nos permitiría escapar de una vida de fatigas. Así que pensé que, yendo a la universidad, podría cambiar mi porvenir y alcanzar lo que la gente llama una buena vida. Empecé a darle mucha importancia a las notas y a mi puesto en los exámenes, y a menudo me sentía frustrada y abatida cuando mis esfuerzos no daban buenos resultados. Aunque muchas veces sentía que la vida de estudiante era vacía y tediosa, o sentía dolor por competir con otros por la clasificación, seguía dispuesta a sufrir y a esforzarme por esta meta, sin saber cómo liberarme y resistir. Pensé en mi compañera de pupitre. A menudo se quemaba las pestañas en su intento por entrar en una buena universidad, pero contrajo una enfermedad extraña por la excesiva ansiedad. Al final, tuvo que pedir una licencia para recuperarse. Luego estaba el estudiante que repitió año y se quitó la vida. Para los demás, parecía solo una pequeña diferencia de puntos, pero él valoraba esa nota más que su propia vida. Al final, decidió saltar. Esto también lo causó la búsqueda de fama y provecho. A partir de estos hechos, vi las siniestras intenciones de Satanás de atraer a la gente a perseguir fama y provecho. Satanás no solo nos aleja de Dios, sino que también nos atormenta y juega con nosotros a su antojo, hasta que finalmente nos devora. Si Dios no hubiera desenmascarado esto, yo nunca habría visto con claridad que la fama y el provecho son trucos que Satanás usa para corromper a la gente, y habría seguido sufriendo todo tipo de penalidades innecesarias por conseguirlos, y además, me habría alejado de Dios y cerrado la puerta a Su salvación. Había estudiado mucho durante más de diez años para ganarme la admiración de los demás, y había descuidado e incluso olvidado el asunto de creer en Dios. Si no fuera por el amor de Dios, por haber dispuesto que los hermanos y hermanas me ayudaran y me llevaran a la vida de iglesia, no sé por cuánto tiempo habría vagado en la confusión.
En estos últimos años, al hacer mi deber y leer las palabras de Dios, he llegado a ver cada vez más que la senda de creer en Dios es la senda correcta en la vida. Dios nos ha revelado todos los misterios de la verdad, por ejemplo, cómo la humanidad se ha desarrollado hasta llegar a donde estamos hoy, de dónde viene la gente y hacia dónde va, la verdad de cómo la humanidad ha sido corrompida por Satanás, cómo resolver el carácter corrupto y vivir una verdadera semejanza humana, cómo conocer y adorar a Dios, cómo convertirse en un ser creado que cumpla con el estándar, y así sucesivamente. En las verdades que Dios ha expresado, he visto la dirección de la vida y he encontrado el valor de mi vida. Estoy verdaderamente agradecida de que la salvación de Dios haya venido sobre mí, permitiéndome regresar ante Él. ¡Gracias a Dios!